UTILIDAD DE LAS PRUEBAS DIAGNÓSTICAS EN FISIOTERAPIA (y II)
Hicimos en meses pasados una serie de varios artículos sobre pruebas diagnósticas. Además de aprender, recopilar, interpretar y exponer temas que consideramos de gran importancia para la valoración clínica, con un enfoque fisioterápico, pretendemos que sirva para introducir en la práctica cotidiana un modo sistemático de apoyo en la literatura científica para la toma de decisiones.
También escribimos un precedente a esta entrada, con ejemplos de pruebas comunes que la mayoría de los fisioterapeutas conocen, utilizando datos de publicaciones sobre las mismas para su integración en la evaluación de pacientes. Ahora retomamos el tema con alguna que otra prueba que nos sirva para apuntalar el conocimiento de esta cuestión.
Imaginemos que una fisioterapeuta que desarrolla su labor como parte del equipo de dirección de un hospital debe decidir sobre la adquisición de un equipo de ultrasonidos para la práctica de fisioterapia respiratoria. Se piensa en las posibles bondades de su uso para evaluar la eficacia de las técnicas en los usuarios del centro y se apoya en una revisión narrativa publicada en 2016 (1). Tradicionalmente los fisioterapeutas utilizan la auscultación y la radiografía para monitorizar sus intervenciones, aunque los datos de fiabilidad y validez no son muy favorables. Sin embargo, la ecografía muestra valores de sensibilidad y especificidad elevados, además de permitir evaluar los movimientos diafragmáticos. Por ejemplo, en el caso de atelectasia, la sensibilidad y la especifidad son 93% y 100%, respectivamente, comparado con la radiografía. Con esos datos puedo obtener valor predictivo positivo (VPP) de 100, valor predictivo negativo (VPN) de 93´5, cociente de probabilidades positivo (CP+) de infinito , y cociente de probabilidades negativo (CP-) de 0.07. Por lo tanto, el rendimiento de la prueba como tal es óptimo y, tal vez, habría que hacer el esfuerzo por adquirir el equipo y formar a los fisioterapeutas en su uso.