Belle Époque (Fernando Trueba, 1992)

 

Reseña de Beatriz Sanz:

“Fernando Trueba viene a ser lo que los clásicos, de haber tenido noción, hubieran considerado un cineasta. No es solo un director de cine, sino alguien que utiliza con vocación filosófica las imágenes en movimiento para crear revuelo en el interior de las personas”. [1]

Año 1992. Fernando Trueba rueda Belle Époque, cinta por la que obtendría, entre otros muchos galardones[2], un premio Oscar a la mejor película de habla no inglesa. “Con un guión de Azcona y una impresionante interpretación de Fernando Fernán Gómez, uno asiste a esta historia que roza la lógica, acaricia los ojos y rompe la membrana que separa al espectador de la pantalla”.[3]

El director tenía muy claro lo que quería lograr con esta obra: “La sociedad actual es fea, antiestética y con valores deformados (…) Por eso me inclino a hacer películas de época, porque no me gusta retratar la sociedad en la que vivo”.[4] Trueba y su permanente búsqueda de senderos que le conduzcan a la huida, que le guíen hacia una ansiada libertad. El Impresionismo es el camino que utiliza para esa fuga, reflejado perfectamente en el paraíso particular de Belle Époque.

 

El autor de esta cinta creció en una familia muy creativa y no es ningún secreto su afición por la pintura, así como su predilección por esa corriente artística: “Yo iba mucho de pequeño al Prado, en vez de ir al colegio iba allí. (…) Todavía recuerdo los dos países de la Vila Medicis de Velázquez, porque para mí eran impresionistas (…) Hechos tan rápidos, como un apunte.”[5]

Si seguimos el hilo de esta tendencia y hacemos un retroceso al pasado, resulta inevitable hablar de Une partie de campagne (1936) [6]. Esta creación de Jean Renoir era un homenaje a su padre. En ella echa mano de los cuadros de Renoir padre a la hora de elegir localizaciones y encuadres y consigue plasmar la esencia de esta corriente: la fugacidad del tiempo. ¿Por qué hablar de Une partie de campagne?, precisamente porque Fernando Trueba encontró en él el aroma que quería otorgar a su futura obra. Ese sueño impresionista que un genio trasladó del lienzo a la pantalla fue el primer paso del director hacia Belle Époque.

También el cantautor George Brassens influenció a Trueba a la hora de realizar la cinta. Para él el arte bueno debe apostar por la vida. Varios films de nuestro autor están inspirados en una canción o cantante, y Belle Époque tiene la esencia de Brassens: su visión del mundo, de las personas, su sentido del humor y búsqueda de placer, el hecho de intentar hallar siempre el disfrute. El cantautor francés, a quien Trueba considera el mejor poeta del siglo XX, es su filósofo de cabecera.

Tal y como ocurre en el film de Renoir, los personajes de Belle Époque huyen del ruido de la ciudad hacia la naturaleza pura, un ambiente salvaje y libre que favorece el brotar de los instintos, donde no existen prejuicios y las normas brillan por su ausencia. Los días que Fernando vivirá junto con su amigo Manolo y sus cuatro hijas, llenos de amor, amistad y placeres serán los mejores de su vida, su “belle époque”.

Como decía anteriormente en este ensayo, “la huida” mueve esta cinta de Trueba. En primer lugar, el realizador se aleja del presente para trasladarse a un pasado mucho más feliz. Por otro lado, las hijas de Manolo escapan de la ciudad al pueblo, un mundo natural que carece de reglas. Por último, hay un ansia constante por evadirse de los problemas. Todo esto es característico de la mentalidad impresionista.

En Belle Époque el joven desertor seduce y es seducido a su vez, por las cuatro hijas de un pintor ateo y librepensador en la bella época imaginaria de la primavera de 1931, entre el fin de la monarquía y la proclamación de la Segunda República. Una chispa de esperanza invade a los españoles, un ambiente de falso bienestar y afán de liberación inunda el país. Aun así, no es el período que tradicionalmente se entiende como belle époque. “El período real de la Belle Époque fue el fin de siglo. Mi significado literal es ‘una bella época’, incluso un poco al margen del tiempo, con normas diferentes”.[7]

Esta obra es la celebración de un pasado glorioso de libertad absoluta, belleza física y deseo sin ataduras. Es una desilusión ante el presente y un anhelo por recuperar ese tiempo que miramos de reojo con nostalgia. Puede interpretarse incluso, como un intento de olvidar el ayer y construir una nueva historia que se ajuste a los valores contemporáneos dominados por el laissez faire.

Belle Époque es la historia del Paraíso, demasiado bueno para durar. Es sobre el descubrimiento de la vida, pero la vida de verdad: la libertad, el arte, el amor, el sexo, la amistad… Todas las cosas que hacen la vida interesante”.[8]

En ella se celebra el amor libre, la permisividad familiar, la tolerancia política y religiosa, valores que predominaban en la sociedad española de finales del siglo XX. Es un intento de construir una nueva historia basada en la idea de igualdad, aceptación y libertad, algo que está ausente en la memoria de la sociedad española contemporánea. Trueba pretende borrar los conflictos ocurridos en los años treinta, especialmente la Guerra Civil y sus consecuencias. Encubre los problemas sociales y culturales de ese turbio período y embellece el pasado.

Para Trueba representa un rechazo a la realidad existente y una afirmación de la realidad idealizada, invoca la libertad del pensamiento y la imaginación utópica: “Cuando empiezas a hacer una película te das cuenta de que hay algo maravilloso en recrear otra época, darle una luz a ese mundo. Y recrearla no sólo en el sentido de ser minuciosos en la reconstrucción. Hay una parte de reconstrucción minuciosa, pero hay una parte de creación y de invención, y creo que eso es lo bonito”.[9]

Los valores libertarios están personificados en Manolo, según Colmeiro: “El viejo pintor frustrado, anarquista de corazón atrapado en el confort burgués, perseguido por tres frustraciones personales a lo largo de su vida. Sus intentos fallidos se resumen en que no puede rebelarse contra el ejército, contra la Iglesia y contra la institución burguesa del matrimonio cometiendo adulterio por su supuesta impotencia”.[10]

La sensación de libertad, la alegría de vivir, el disfrute de los placeres de la vida, la explotación de los sentidos, la ausencia de problemas…, son valores impresionistas que quedan reflejados perfectamente en la obra. El mismo Trueba decía: “Mi película es sobre la libertad, la alegría de vivir, más que sobre política. En Belle Époque el único comentario político es sobre la gente que está en contra de la libertad. La película para mí simpatiza con las ideas libertarias”.[11]

Sin duda alguna el ambiente se ajusta totalmente a lo descrito: los personajes se encuentran en un entorno natural, de fiesta y paseos a orillas del río donde vivir el momento y disfrutar de los placeres de la vida es lo más importante. Todo este espíritu libertario se ve más claro, si cabe, en las continuas revoluciones que tienen lugar en la película, aunque podemos destacar dos por encima de las demás: una política y religiosa y otra en relación con el papel de la mujer.

En primer lugar vamos a tratar los guiños antimilitares y anticlericales. La primera secuencia, llena de violencia y con cierto humor negro,  representa un cambio de orden: de la siniestra muerte de los guardias civiles se pasa a un entorno paradisíaco, con luz difusa y suave, con colores ricos y vivos como si simbolizara la caída de la monarquía y el inicio de una feliz época protagonizada por la nueva República. Avanzamos ahora hasta el final de la cinta, donde el suicidio injustificado del cura Don Luis marca otro final: el de la Iglesia católica, con todo lo que conlleva. Ambas  instituciones están también presentes en el pasado que Fernando ha dejado atrás: el ejército y el seminario. Él ya se ha liberado de ambas y con ello consigue abrir las puertas a su paraíso.

En lo relativo al papel de la mujer, éste no se corresponde  con  la realidad, sino que el film se adelanta a su tiempo. Para Jeff Simon es una creación “claramente nostálgica de un orden sexual pre-feminista”[12], y Howie Movshovitz dice de ella que “lo que salva a la película es que las mujeres jóvenes tienen voluntades y deseos propios y un delicado sentimiento de rebelión libertina sopla a través de la película”.[13]

En los últimos años de la monarquía todo se basaba en un orden paternalista, y fue con la República ya instaurada cuando se luchó por reconocer derechos como la igualdad de sexos, la protección del trabajo femenino, el matrimonio civil y el divorcio. Estas libertades están presentes en toda la obra, cuando todavía España no ha entrado en la República. La mujer desempeña papeles muy diferentes: hija, hermana, madre, esposa, amante, amiga… y hay un claro cambio respecto al papel tradicional. La mujer es mucho más libre de lo imaginable en aquella época. Incluso no es disparatado decir que ocupa un lugar más importante que el hombre y se erige dominadora en la batalla de sexos. Todas y cada una de las mujeres parecen controlar a los hombres, desde las hermanas en su constante juego con Fernando hasta la madre en su recreo con el amante y su esposo Manolo.

Pero sin duda, quien mejor representa el adelanto a su tiempo es Violeta, una mujer con rol de hombre. Tiene un trabajo fijo y su entorno le apoya en la búsqueda de una mujer que le haga feliz. La aceptación de la homosexualidad no se presenta nunca como un problema en Belle Époque.

También Violeta se cambia los papeles con Fernando la noche de carnaval, y es  quien toma la iniciativa con el joven cuando éste se viste de mujer, lo que acentúa su virilidad, adoptando un rol masculino. El momento del baile entre ambos personajes fue calificado como “la escena más memorable” por el periódico The New York Times[14]. La fiesta de carnaval y lo que ocurrirá después en el granero representa el tiempo de subversión a las normas y la celebración de un orden social invertido. Para Bakhtin el carnaval ofrece “un nuevo modo de relación entre los individuos, que permite revelar y expresar los lados latentes de la naturaleza humana”. [15]

Asimismo, es importante observar el vestuario de la mujer. La mayoría de las mujeres de la época vestían ropas oscuras, mientras que en esta obra predominan los trajes claros y diáfanos, e incluso en el caso de Violeta, los pantalones anchos y camisas masculinas, que contadas mujeres llevaban en ese tiempo. La excelente iluminación de José Luis Alcaine realza la vaporosidad y el color de los tejidos.

Sólo hay un momento en que las libertades de los personajes pueden verse mermadas y es al final de la película, coincidiendo con la vuelta a la realidad. Los protagonistas deben regresar a su vida y olvidar sus experiencias de verano. Casi desconocedores de su identidad, buscan ser libres, pero no tener los pies en la tierra les priva de ello.

Luz y Fernando van a contraer matrimonio, lo cual es totalmente contrario a sus valores ya que no creen en la Iglesia, sino en el amor libre. No se muestra especial entusiasmo frente al enlace, e incluso Manolo afirma que gana un yerno pero pierde un amigo. El matrimonio no se corresponde en esta ocasión con un final feliz. Pero realmente esa boda no se celebra ya que Don Luis fallece, y es el mismo Manolo quien dice eso de “vosotros daos por casados”. El suicidio del padre evita el fin de la libertad de Luz y Fernando.

También hay que tener en cuenta que comienza una nueva época en la que se aprueba la Ley de divorcio. De éste modo queda un final abierto donde no se sabe si Fernando finalmente acabará privado de su libertad ni si Manolo conservará ese amigo que veía en él.

Dentro de la temática del Impresionismo, todas las escenas son momentos de disfrute donde los personajes se divierten y se evaden de los problemas, que quedan relegados a un segundo plano. “Hasta la señora más conservadora sonríe delante de un cuadro impresionista porque se encuentra tranquila y no perturbada”.

Vamos a hacer un breve estudio de los personajes y para ello comenzamos con las hijas de Manolo: Clara es viuda y con apenas 26 años quiebra la memoria de su marido al tener relaciones con Fernando; Violeta, lesbiana y de carácter independiente, se aprovecha del joven y a su vez éste de ella cuando invierten sus roles; Rocío, novia de Juanito y muy caprichosa, utiliza al desertor en su juego como su amante; y por último Luz, que ve en Fernando su primer amor y lo considera un príncipe con quien al final acabará contrayendo matrimonio.

Por otro lado, el protagonista masculino parece olvidarse por completo de su condición de desertor y pasa en el pueblo los mejores días de su vida. Manolo es víctima del abandono de su mujer y al mismo tiempo burlador de quien le reemplaza, dos papeles que se superponen. Elvira, la madre, juega a ser cantante de zarzuela derrochando la fortuna de su amante. Juanito es capaz de cambiar sus ideas políticas y religiosas para conseguir a Rocío y por fin tiene un deseo de ser libre fuera del yugo matriarcal.

Caso aparte es el cura, que parece muy feliz al justificar mediante la tolerancia su discurso liberal, pero es quien peor parado sale en esta historia, ya que acaba suicidándose. Es destacable que en el momento del suicidio tiene en su mano un libro, y no cualquiera, sino “Del sentimiento trágico de la vida” de Miguel de Unamuno. En esta obra Unamuno cuestionaba su fe y veía el suicidio como un escape de la mortalidad. Al fin y al cabo es otra manera de huir de los problemas y los miedos. Como bien dice Manolo: “Quien se quita la vida, se quita ese miedo a la muerte”.

La banda sonora de Belle Époque respira un aire de campiña francesa que tanto evoca el Impresionismo. Obra de Antoine Duhamel, colaborador de algunos films de la Nouvelle vague, aportó música popular y tradicional francesa a la partitura cinematográfica. En lo que a la iluminación se refiere está repleta de tonos típicos de este movimiento, donde el negro desaparece de la paleta de color y no hay blanco puro, sino que la luz carga la imagen de innumerables matices.

La estética es totalmente de esta corriente artística, conseguida gracias a los parajes encontrados en Portugal. Es un lugar no demasiado fácil de identificar y alejado de los tópicos de la estepa castellana: «Tengo la sensación de que en Portugal hay algo que se parece más al pasado; España está más cambiada. A la vez, pretendía escapar de una España tópica y Portugal me permitía un punto de fantasía que me atraía, (…) quise huir de la estepa castellana y situar la acción en un lugar idílico que no se identificara con ninguna región española. Es una España inventada, imaginada».[16]

Un enorme caserón medio destartalado, en un entorno plenamente natural, entre colinas, mieses y viñedos, lleno de polvo y sol y regado por el río, que juega un papel primordial en la obra. En él se desarrolla gran parte de la vida cotidiana de los personajes,  por él pasan la vida y la muerte: allí se ahogó el marido de Clara y es donde ella seduce a Fernando. Junto a él los protagonistas pasean, se reúnen, comen y se aman.

 

            Belle Époque aparenta ser una afirmación de la posibilidad de hallar el cielo en la tierra, del descubrimiento de un paraíso donde se hace realidad la satisfacción de los deseos, cercana al espíritu libertario de la ficción utópica. En ella cuerpos y deseos se mueven sin ataduras en un mundo donde todo es posible con la ayuda de la amistad, el amor libre y el desmantelamiento de los aparatos represivos ideológicos (principalmente la Iglesia y las fuerzas del orden). Temática, estética, colorido y banda sonora impresionistas hacen que esta obra te permita viajar a un mundo lleno de vida y ausente de preocupaciones. De la mano de esta corriente Trueba nos conduce a una España que pudo ser y no fue, la breve belle époque que no pudo durar más y de la que siempre nos quedará ese maravilloso verano.

 

Bibliografía:

BENAVENT, Francisco María. Cine Español de los 90, Editorial Mensajero, Madrid, 2000.

COLMEIRO, Jose F. Memoria histórica e identidad cultural: de la postguerra a la postmodernidad, Ed. Anthropos, Barcelona, 2005.

MEDINA, Pedro. Cortos pero intensos: Las películas breves de los cineastas, Ed. Festival de cine de Alcalá de Henares, Madrid, 2005.

MIRA, Alberto. The Cinema of Spain and Portugal. Ed.Wallflower, London / NY, 2005.

PAYÁN, Miguel Juan. El cine español actual, Ediciones JC, Madrid, 2011.

 

Webgrafía:

1.http://www.ciudadesdepelicula.com/ciudades-de-europa/belle-epoque-una-comica-aproximacion-a-la-guerra-civil-espanola   (Última consulta, 10-04-2013)

2.http://www.fernandotrueba.com/cronica.asp?id=13 (Última consulta,20-04-2013).

3.http://fotograma.com/notas/yodirector/1013.shtml (Última consulta, 17-04-2013).

4.http://www.mcu.es/filmoteca (Última consulta, 13-04-2013).

5.http://mdsnh3540spring2007.blogspot.com.es/2008/03/belle-epoque.html (Última consulta, 13-04-2013)

6.http://www.publico.es/culturas/350220/el-impresionismo-ha-perdido-hierro (Última consulta, 10-04-2013).

7.http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/5845/1/ALT_03_03.pdf (Últ.consulta,17-04-2013).

 

Beatriz Sanz, 2013



[1] RODRIGUEZ MARCHANTE, E. ”Apunta, dispara y da de lleno en la comedia”. ABC, 23-02-1994, pag. 99.

[2] Además del Oscar, Belle Époque obtuvo nueve premios Goya, tres Fotogramas de Plata y un premio de la Unión de Actores, entre otros.

[3] RODRIGUEZ MARCHANTE, E. ”Apunta, dispara y da de lleno en la comedia”. ABC, 23-02-1994, pag. 99.

[4] COLMEIRO, Jose F. Memoria histórica e identidad cultural: de la postguerra a la postmodernidad, Anthropos, Barcelona, 2005, Pag. 198.

[5] RIAÑO, Peio H. “El Impresionismo ha perdido hierro”, Público.es, 05-12-2010 (http://www.publico.es/culturas/350220/el-impresionismo-ha-perdido-hierro)

[6] Une partie de campagne (1936): Obra de Jean Renoir, es un mediometraje basado en el relato con el mismo título de Guy Maupassant.

6 COLMEIRO, Jose F. op. cit, p. 196.

7 PAYÁN, Miguel Juan. El cine español actual, Ediciones JC, Madrid, 2011, p. 185.

8 PAYÁN, Miguel Juan. op. cit, p. 185.

9 COLMEIRO, Jose F. op. cit, p. 198

10 COLMEIRO, Jose F. op. cit, p. 198.

10 COLMEIRO, Jose F. op. cit, p. 201.

11 COLMEIRO, Jose F. op. cit, p. 201.

12 COLMEIRO, Jose F. op. cit, p. 200.

13 COLMEIRO, Jose F. op. cit, p. 200.

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3 comentarios

  1. Es buena la página, aunque me hubiese gustado conocer más sobre la trama de la película o un corto resumen de esta.

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