Mapa (Elías León Siminiani, 2013)

Reseña de: Beatriz Andrade Losada

Mapa es un largometraje de Elías León Siminiani también escrito por él mismo. Estudió Filología hispánica y Dirección de Cine en la Universidad de Columbia, Nueva York. Apasionado por las posibilidades de lo audiovisual, ha investigado distintos formatos y géneros. Este último proyecto pertenece al género de  la no ficción, una forma narrativa que se sitúa entre el documental más puro y la ficción. Siminiani, confía en la tensión que se establece entre un lenguaje de ficción para tratar algo que es puramente real. Para él sería un “relato real” o un “relato hecho de realidad”[1].

El diseño de producción de la película comprendió dos fases muy distintas: una primera de grabación, escritura y montaje, que realizó el propio director y sin limitación de tiempo; y una segunda fase de postproducción en la que contó con profesionales para llevar a cabo el tratamiento de la imagen, el etalonaje y el diseño de sonido.

Es una película-diario sobre cuatro años de existencia, en la que un joven director relata la historia de un momento vital personal por el que está pasando: después de una ruptura sentimental seguida de un despido de su trabajo en televisión, decide marcharse a la India, cámara en mano, en busca de una historia para su nueva película y en busca de un nuevo sentido para su vida.

Una vez allí, se da cuenta de que lo que estaba buscando, no se encuentra en India, sino en Madrid: Luna, la chica de la que está enamorado y con la que desea volver a India para terminar su película. Los planes no salen como esperaba y acabará pasando más tiempo del esperado en España. Pero gracias a ello, finalmente descubrirá lo que estaba buscando en la letra de una canción y volverá a marchar a India dando por terminado su proyecto cinematográfico.

El film se estructura en dos bases que funcionan como metáforas entre sí. Dos caminos diferentes que a la vez van unidos y necesitan el uno del otro: el camino del director que trata de hacer una película y el camino del hombre que intenta superar un desamor. De esta manera, el personaje director que ansía rodar esa película se convierte en metáfora del personaje que intenta superar esa ruptura amorosa.

El director indaga sobre un nuevo Mapa para el amor, y a la vez para la vida. Comienza creando una especie de “Mapa físico” en el que va estableciendo un trayecto determinado para encontrar el final de su película, que en realidad resulta ser un “Mapa humano” que va recorriendo para encontrar el sentido de su vida.

A simple vista puede parecer extraña o poco atractiva una película de un hombre normal y corriente que cuenta su vida a lo largo de cuatro años, grabándose a si mismo, sus reflexiones, en busca de una historia que contar. Pero esto es precisamente lo que resulta más interesante en Mapa; concretamente por la manera tan especial que tiene de conectar con el espectador, para hacerlo reflexionar y preguntarse las cosas que se plantean en el film, al mismo tiempo que lo hace el protagonista. Mapa se construye a sí misma ante el espectador, compartiendo dudas, miedos e inseguridades, y a su vez, esperanzas y revelaciones.

Lo que hace el director es ir de lo particular a lo universal, creando lugares, personas y experiencias en las que el público se reconozca. Por ejemplo, Siminiani comenta, que el personaje de Luna está creado en ausencia, (ya que no aparece visualmente en todo el largometraje), dramatizando alguien que no está, de manera que el espectador pueda crear algo que pueda llenar con su propia vida[2].

Además, para fomentar ese doble Mapa “físico y humano”, también aparece un doble personaje a través de la figura de “El otro” (así es como se refiere a él en la película). Es un juez interno, el que anima a hacer las cosas bien y critica cuando se hacen mal, un personaje introducido precisamente para que el protagonista se pregunte a sí mismo interrogantes que suelen quedar fuera del relato, personificando un juicio contra uno mismo y buscando que los espectadores se sientan identificados con ese juez interno que nos hace ser consecuentes con la vida.

François Truffaut decía que quería hacer películas para que cuando la gente saliera del cine hablara de la vida[3], y también en relación con plasmar la vida propia en una película, afirmaba “No puedo diferenciar entre vida y cine”[4].

Este desdoblamiento en dos personas del protagonista permite integrar la contradicción en la película, que también tiene un papel muy destacado. Por ejemplo, las números escenas en las que graba edificios, inclinando la cámara hacia arriba, son contradictorias con las escenas en las que graba las calles, poniendo la cámara de frente. Las secuencias de edificios son mas observacionales, realiza reflexiones intentando evadirse del mundo y mantiene conversaciones con “El otro” que le impulsa a volver a enderezar la cámara para enfrentarse al mundo real.

La película está repleta de momentos de ironía, que para Siminiani es “una gran herramienta para acercarse al espectador, que sitúa el discurso en el campo de lo subjetivo, un campo en el que todo está permitido” y afirma que con ella se sintió mas protegido de su ignorancia[5].

Una pieza también muy importante de la película es la música. El director la utilizó en su viaje como “autoayuda”, para superar ciertos momentos, y es así como aparece reflejada en la película. Además, las canciones están integradas como si se tratara de un musical clásico, ya que las letras forman parte del guión, produciendo conexiones directas que remueven el imaginario emocional del espectador. La mezcla de audio e imagen genera algo que ambos elementos no pueden conseguir por si solos.

El propio Elías la define como una “película-canción”, principalmente porque gira en torno al tema “Walk out” de Matthew Sweet, que vertebra la historia: la canción habla de que el reflejo sólo nos devuelve lo que hay, no lo que nos gustaría haber sido, y repite en su estribillo “you’re gonna change” (cambiarás) y “when you walk out” (cuando te marches); también declara que quería que ésta fluyese como un tema de pop-rock clásico, para conseguir que el público se enganchara al personaje como se engancha a una canción y, cabe destacar, en relación con ello, la manera tan peculiar de distribución de este proyecto que ha llevado a cabo el director: ha ido presentando su trabajo por distintas ciudades en pequeñas salas donde posteriormente se ofreció un coloquio realizado por él mismo, como si de una gira de un grupo de rock se tratase.

Como he comentado al comienzo, el largometraje se sitúa entre el documental mas puro y la ficción. En un principio, la cinta está algo más marcada por el guión, pero hay un momento en el que cambia completamente de dirección: cuando el personaje descubre en India que está enamorado de una mujer y decide volver a España en su busca. A partir de ahí el personaje deja de ser el conductor de su vida y pasa a ser la vida la que le conduce a él, y por tanto, la que decide los puntos de giro y la que marca el final de la película. Manifiesta Siminiani: “Mapa empieza conmigo escribiendo y saliendo luego a grabar y poco a poco se va yendo a un sitio en el que es la propia vida la que dicta la película”[6]. Y esto se ve igualmente reflejado en la voz en off que acompaña a las imágenes, que arranca siendo muy controlada y poco a poco trata de abrirse a lo que mandan las imágenes. Además, esta voz está muy cuidada, el texto procura no ser ilustrativo sino dramatizar las imágenes, ironizarlas, connotarlas. En definitiva, el autor ha querido trabajar una voz narrativa, que creara un relato en tensión con las imágenes.

Aunque la película trata muchas situaciones verdaderas de la vida del autor, a su vez están tratadas para encajar en un relato y para ello utiliza una serie de herramientas de ficción que son necesarias y  tienen que ver con la puesta en escena que aplica el cineasta a la realidad. Es lo equivalente a lo que viene haciendo Javier Cercas en literatura o el Nuevo Periodismo de Capote o Tom Wolfe[7], algo que tiene que ver con trabajar la realidad desde una perspectiva de relato. De modo que es casi inevitable recurrir a técnicas propias del cine de ficción como por ejemplo, para crear mecanismos de suspense. Hay una parte de la película a la que Siminiani llama “la zona Hitchcock”, cuando el personaje sale a la calle y no sabe qué hacer. La música, las sombras, todo está tratado con elementos de ficción. La idea de crear crescendos musicales o la de utilizar las letras de canciones como parte del guión, también son prestamos del cine de ficción.

Además de Hitchcock y Truffaut, que aparecen incluso citados en la película, se muestra también toda una serie de maestros de este cine de no ficción a los que acude para entender cómo funciona el lenguaje.

En primer lugar, veremos reflejada la obra de Perlov, que decidió girar el eje de la cámara y encuadrar su propia vida, dónde la trascendencia de la individualidad en torno a cuestiones como la existencia, el exilio, la familia y la memoria, quedarían esbozados a modo de diario fílmico, creando un texto audiovisual con voluntad comunicativa. Es muy importante también la obra de Ross McElwee, con su ciclo de cinco películas autobiográficas, aunque con un personaje mucho más creado, más parecido al que crea Woody Allen en sus películas autobiográficas y más alejado del personaje de Mapa, completamente real. Además, observamos otros aspectos de McElwee, como el humor y la naturalidad en el sentido de la narración y la importancia de la audiencia que tendrá después; algo muy importante también para el director de Mapa, no en un sentido comercial, sino en la manera en la que la película se convierte en un acto de comunicación y cuyo éxito se mide si comunica o no frente a quién la está viendo. Asimismo, vemos representado a Chris Marker quién dijo que sería un error considerar un relato en primera persona como un ejercicio de vanidad o narcisismo. Según Siminiani, en realidad es todo lo contrario, puesto que el narrador habla de lo único que realmente conoce. Van der Keuken decía que el cine no se convirtió en su medio de expresión hasta el momento en el que quitó la cámara del trípode y se propuso filmar a la altura de los ojos, a pulso. Éste autor, tenía mucho que ver con el espíritu del Cinéma-Verité[8], y más tarde del Cine Directo[9], que comenzaban a redescubrir el cine como un trabajo en bruto sobre lo real, y a proponer la experiencia de un nuevo discurso cinematográfico que retomaba la tradición de ciertas prácticas del cine de vanguardia y del documental.

Es por la utilización de estas técnicas tan poco comercializadas y comunes en la actualidad, por las que la película ha recibido, desde su estreno, una gran cantidad de críticas positivas por parte de los diferentes medios de comunicación. El diario El País, comentó: Siminiani ha compuesto una obra única; insólita y casi insolente, al poner al espectador en la tesitura de tener (para luego querer, desear) que inmiscuirse en territorio ajeno”; Luis Martínez, del periódico El Mundo declaró “Tan brillante, divertida y consciente que no queda otra que rendirse a su irrefutable y festiva claridad”; El Caimán Cuadernos de Cine, la clasificaba como el reverso de “Annie Hall” y en Cinemanía la consideraron “pura vida”.

En definitiva, Mapa nos cuenta una historia en la que los conceptos “película” y “vida” van íntegramente de la mano, conectando de manera fluida con el espectador y haciéndolo participe de las reflexiones y pensamientos del protagonista para que él mismo se replantee las mismas.

Este maravilloso largometraje de León Siminiani, pertenece a un nuevo modo de producción que trata de combinar la libertad de quien trabaja solo, con los mejores acabados posibles, que más allá de los condicionantes económicos, quiso adaptarse desde un principio al peculiar lenguaje fílmico del director del proyecto.

 

BIBLIOGRAFÍA

PRESSBOOK DE “MAPA”: Productora Avalon, Madrid, 2013.

ORTEGA, MARÍA LUISA Y GARCÍA, NOEMÍ: Cine directo. Reflexiones en torno a un concepto, Madrid, T&B Editoriales, 2008

FATTORE, FABIÁN: Reflexión académica en diseño y comunicación IX (El cine de no ficción: nuevas formas y procedimientos), Buenos Aires, Universidad de Palermo, 2008. Pág. 159-162.

BREU, RAMÓN: El documental como estrategia educativa. De Flaherty a Michael Moore, diez propuestas de actividades, Barcelona, Grao, 2010. Pág. 37-38.

VAN DER KEUKEN: Aventures d’un regard: Films, photos, textes, Cahiers du Cinéma, París, 1998, pág. 57.

WEBGRAFIA

http://www.truffaut.eternius.com/escritos_truffaut_1.htm (Escritos de Truffaut, ‘Téléciné’, número 160, 1970.

http://antoncastro.blogia.com/2013/031003-elias-leon-siminiani-un-dialogo.php (Elías León Siminiani: Un diálogo, con Antón Castro)

http://www.blogsandocs.com/?p=186 (Diary: David Perlov)

http://el-blog-de-la-redaccion.blogs.fotogramas.es/tag/leon-siminiani/ (Blog de la redacción de Fotogramas. Siminiani: El proceso al desnudo)

http://www.blogsandocs.com/?p=87 (John Van der Keuken: La imagen-cuerpo)

 

Beatriz Andrade Losada, 2013.



[1] HERNÁNDEZ, Arantxa: Revista ExPERPENTO, entrevista “León Siminiani: Director, guionista, montador y protagonista de Mapa”, Madrid, Febrero 2013. Número 65. Pág. 16-18.

[2] EZQUERRO, Maialen: Diario Noticias de Guipúzcoa, sección de cultura, ocio y comunicación (Mirarte), País Vasco, Sábado 2 de Febrero de 2013, pág. 64-65.

[3] TRUFFAUT, Françoise: “Siempre he preferido el reflejo de la vida a la vida misma. Si he elegido los libros y el cine desde la edad de once o doce años, está claro que es porque prefiero ver la vida a través de los libros y del cine”.

[4] VARONA, Rosa: François Truffaut (1932 -1984): pura sinceridad en la gran pantalla: http://enmemoria.lavanguardia.com/historia/fransois-truffaut-1932–1984-pura-sinceridad-en-la-gran-pantalla.html

[5] ROMERO SANCHEZ, Rubén: Revista Culturamas, Madrid, 28 de Enero de 2013.

[6] ROMERO SANCHEZ, Rubén: Revista Culturamas, Madrid, 28 de Enero de 2013.

[7] Nuevo periodismo: corriente periodística que surgió tras la publicación de una novela de Truman Capote, donde se combinan elementos literarios con otros propios de la investigación periodística. El padre de esta corriente fue Tom Wolfe.

[8] Cinema-Verité (o Cine de la Realidad): modalidad participativa de representación de la realidad en el documental, inspirada por la idea del cine-verdad de Vertov, que pregunta e interactúa con los sujetos que quiere documentar y también utiliza el metraje de archivo para contextualizar los hechos que documenta. Rechaza lo irreal y tiende a presentar personajes y situaciones de la vida real donde las cosas que pasan no siempre tienen un mensaje o propósito claro.

[9] Cine Directo: nace de la posibilidad de filmar con cámaras más ligeras, del uso del sonido directo, de la urgencia para filmar algo. Se distingue por pretender la no intervención del realizador; se registran los hechos que se observan sin utilizar la voz en off, y tampoco se utiliza música que no tenga nada que ver con la escena, ni títulos ni ningún tipo de reconstrucción.

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