La enseñanza de las sombras. El Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas y la Escuela Oficial de Cinematografía

Era una ventana abierta en un país cerrado (Josefina Molina)

Pocos años después de que se abriera el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC) Llobet-Gràcia, en Barcelona, filmaba una de las obras malditas más importantes del cine español: Vida en sombras (1949). La película catalana narra una pasión por el séptimo arte. Los protagonistas del film viven enloquecidos con las imágenes cinematográficas, con las sombras.

El  Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC) , que después se llamaría la Escuela Oficial de Cinematografía (EOC), se creó como un centro para crear películas afines al régimen franquista. El estado español inspirado en el modelo italiano, en el instituto que había creado Benito Mussolini en Roma, ideó una lugar para lograr no sólo nuevos directores y cineastas, sino sobre todo nuevos creadores y artistas afines a sus ideas. Sin embargo, sus expectativas fracasaron y ya desde la primera generación la mayoría de los autores fueron disidentes: Luis García Berlanga o Juan Antonio Bardem.

Un grupo de profesores de tres universidades (una española y dos extranjeras) nos hemos unido para lanzar un monográfico en Área Abierta sobre dicha institución. En este texto colaboran Lucio Blanco, Fernando Arenas, Eva García Marcos, Laure Perez y los editores del mism Marta García Sahagún y Luis Deltell. Todos nosotros nos planteamos qué fue este lugar, cómo se enseñó y, sobre todo, cómo lograron aprender una serie importantísima de directores españoles: Pilar Miró, Carlos, Saura, Basilio Martín Patino, Cecilia Bartolomé,  Mario Camus, Víctor Erice, Iván Zulueta…

Aunque compartimos puntos de vista y actitudes distintas todos los investigadores llegamos a dos datos fundamentales: primero que la EOC fue un refugio dentro del franquismo, y segundo, y no menos importante, que es un ámbito de investigación aún no estudiado y abordado.

Empecemos por nuestra segunda conclusión. Tradicionalmente los historiadores de cine español nos encontramos ante la triste situación del abandono total del patrimonio; películas fundamentales de los años cuarenta, cincuenta y hasta los setenta se han perdido. La mayoría de las productoras de los primeros sesenta años de historia del cine en nuestro país no han dejado documentación importante y hasta la creación de Filmoteca Española (llamada primero Nacional) no se conserva nada parecido a un archivo serio de nuestro cine.

Por eso el archivo de la IIEC y EOC es una joya para el investigador. En el se encuentran las cartas de los alumnos, los guiones y los borradores de los discentes, las pruebas de cámara y hasta los partes de cada día de rodaje. Por supuesto, la mayoría de las prácticas se conservan y son accesibles para el investigador. El trabajo de Filmoteca Española, que es quien cuestiona y ha documentado este material, es encomiable. A pesar de las carestía económica que sufre la Filmoteca Española, lo cierto es que su labor y mimo hacia el archivo de la EOC es increíble.

En el monográfico que presentamos hemos utilizado una parte mínima del material del archivo. Hemos investigado sobre la obra de Juan Antonio Bardem, Víctor Erice y Cecilia Bartolomé, además de analizar la labor de los tres grandes directores de fotografía de la EOC: Luis Cuadrado, Luis Enrique Torán y Juan Antonio Baena. Y en todos los artículos se descubre una idea clara: la Escuela Oficial de Cinematografía era un refugio, un lugar para poder crear y aprender de las sombras durante el franquismo.

 

 

 

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