Mamá está pintando otra vez en el suelo

Hace casi cuatro años, el mundo matemático se alborozaba con la concesión de una medalla Fields, por primera vez a una mujer. Instauradas en 1936, el balance era demoledor: de 56 medallistas con 55 hombres solo una sola mujer, en 2014. Las circunstancias eran además muy especiales, porque Maryam Mirzakhani había estudiado matemáticas en Irán, un país teocrático en el que las mujeres no gozan actualmente de muchos derechos. En julio de 2017 nos conmovimos con la trágica muerte de Maryam, víctima de un cáncer de mama. Maryan ya se había convertido en un modelo para muchas chicas amantes de las matemáticas con su medalla, pero las circunstancias de su fallecimiento la han elevado a símbolo.

Maryam Mirzakhani, con su esposo y su hija

En esta entrada, en un día tan especial como este 8 de marzo, donde las mujeres de todo el mundo reivindican la igualdad con los hombres en todos los ámbitos, y muy especialmente el laboral, nada mejor que recordar a la muchacha persa.

Recuerdo a Maryam, a su esposo Jan Vondrák, matemático y colaborador, llevando de la mano a su hija entonces con tres años, Anahita, por los amplios pasillos y salas del COEX, el centro de conferencias de Seúl donde se celebraba el Congreso Internacional de Matemáticos (ICM) de 2014.

Maryam trabajó en el estudio de las superficies hiperbólicas, un tema que mezcla geometría diferencial, análisis complejo y sistemas dinámicos.

Su marido describía su trabajo en casa de una manera muy gráfica. Maryam extendía grandes hojas de papel por el suelo, y los llenaba de esferas con asas,  toros, etc. que a él le parecían el mismo dibujo una y otra vez.

“Mamá ya está pintando otra vez”, era la frase habitual de Anahita cuando veía a su madre en el suelo, ocupada en esos dibujos y escribiendo extraños símbolos en sus hojas de papel. Y Maryam pensaba que su hija creería que se dedicaba a la pintura y no a las matemáticas.

No sé si Mirzakhani habría hecho hoy huelga, pero su ejemplo es esencial para muchas jóvenes matemáticas, porque saben que pueden aspirar a lo más grande. Comentaba en una entrevista Jan Vondrák que cuando salían a hacer deporte con Maryam, menuda y aparentemente frágil, se sorprendía de su resistencia, y cuando él ya estaba agotado, su esposa podía seguir corriendo. Muchas mujeres pueden aparentar fragilidad, pero su coraje es inagotable y han dado continuamente muestra de ello.

Hoy debe ser un día de reflexión para todos, para que los hombres analicemos si estamos contribuyendo adecuadamente a conseguir esa igualdad, pero sobre todo para que las jóvenes que quieran seguir una carrera científica persistan en su objetivo; las necesitamos.

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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, ICSU).

 

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