Lecciones universitarias desde Michigan

Estuve pasando unos días en la Universidad de Michigan, en Ann Arbor, asistiendo aun congreso de la American Mathematical Society, y como acostumbro a hacer cuando visito universidades de otros países, me he detenido en compararla con las españolas, a fin de aprender de lo bueno que ofrecen para tratar de compartirlo, y también de lo malo, para intentar evitarlo.

Ann Arbor es una pequeña ciudad de unos 120.000 habitantes, con más de 40.000 estudiantes. La Universidad de Michigan impregna al completo la ciudad, empleando a casi 30.000 personas y contribuyendo con casi 9.000 millones de dólares a la economía del estado de Michigan. Es una universidad pública, considerada como una de las mejores de los Estados Unidos (y del mundo), con 9 premios Nobel entre sus grandes logros. La universidad tiene un enorme cuidado de todos sus estudiantes (su programa de tutorías es simplemente excelente), con un porcentaje altísimo de éxito en la terminación de los grados, y que distribuye en un curso normal unos 500 millones de dólares en becas. Como es usual en Norteamérica, las instalaciones deportivas son de primera calidad, y el equipo universitario de fútbol americano (los Wolverines) es una de las joyas de la ciudad.

El congreso de la AMS se celebró el sábado y domingo (sí, es interesante levantarse temprano el fin de semana para asistir o impartir una charla con un programa que comienza a las ocho de la mañana), pero eso me ha permitido comprobar como hasta los fines de semana la universidad sigue llena de estudiantes, trabajando en los departamentos o en las cafeterías de sus aledaños. Pareciera que este entorno ciudad/universidad creara un ambiente en torno al conocimiento, y no en vano Ann Arbor pasa por ser la ciudad con el nivel educativo más alto de los Estados Unidos.

Cuando se compara con una universidad española en una ciudad pequeña, como puede ser el caso de Santiago de Compostela o Salamanca, en las que el porcentaje de estudiantes sobre la población total es similar al de Ann Arbor, se observan enormes diferencias. Yo he sido estudiante (5 años) y profesor (10 años) en la Universidad de Santiago de Compostela y, a pesar de que se nota la presencia en la ciudad, me resulta envidiable esta unión ciudadanía-universidad que he visto estos días en Ann Arbor, donde los símbolos de la Universidad de Michigan son portados con orgulo por tantos ciudadanos en sus propias vestimentas.

Estadio de Michigan

Lo que está ocurriendo en España en alguna universidad no es precisamente para que el ciudadano esté orgulloso, y si reparamos en la actitud general de los rectores no queriendo abordar los problemas con valentía tratando de obviar lo evidente, pues tampoco es para alegrarse. Las universidades españolas (al menos sus dirigentes) parecen moverse en una burbuja al modo de lo que lo están haciendo muchos partidos políticos. ¿Cómo conseguir aumentar la apreciación pública de las universidades españolas? ¿Cómo integrarlas más con la ciudadanía? Es un debate que ya se debería estar produciendo. Y no es únicamente una cuestión de presupuesto, que al final, es donde acaban siempre las reivindaciones de las autoridades universitarias en estos casos.

___

Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias).

Compartir:

4 comentarios

  1. Viendo la realidad que se está sucediendo ahora mismo en España, resulta curioso ver como está ocurriendo justo lo contrario. La desconfianza en la Universidad a raíz de los últimos acontecimientos sobre el caso de los master, se ha hecho más patente el problema que existe. Sin embargo que creo que también es verdad que España no tiene la misma experiencia que EEUU de integración de la sociedad en las Universiades Españolas.
    Entiendo también que el presupuesto pueda ser importante para poder fomentar la integración de las mismas, y tampoco veo que a medio plazo vayamos a poder mejorar en este sentido. En resumen yo también siento envidia de esas grandes diferencias, pero no pierdo al esperanza en en futuro cercano sea posible. ¡Buen artículo!

  2. […] En primer lugar, diré que cuando viajo (y lo hago con cierta frecuencia por mi trabajo de investigador) a universidades extranjeras, procuro preguntar a los locales sobre su funcionamiento, tratando siempre de aprender buena sprácticas y compararlas con las que se prodigan en las universidades españolas. Un ejemplo de esto es la entrada “Lecciones universitarias desde Michigan.” […]

  3. […] En primer lugar, diré que cuando viajo (y lo hago con cierta frecuencia por mi trabajo de investigador) a universidades extranjeras, procuro preguntar a los locales sobre su funcionamiento, tratando siempre de aprender buenas prácticas y compararlas con las que se prodigan en las universidades españolas. Un ejemplo de esto es la entrada “Lecciones universitarias desde Michigan.” […]

Deja un comentario