Las matemáticas (no tan) escondidas de James Maxwell Coetzee

John Maxwell Coetze es un escritor sudafricano universalmente conocido, ganador del Premio Nobel de Literatura en 2003, y el primer escritor en conseguir dos veces el prestigioso Premio Booker: en 1983 por Vida y época de Michael K, y en 1999 por Desgracia. Lo que no es tan conocido es que Coetzee es licenciado en matemáticas y que su primer empleo estuvo intímamente relacionado con esta disciplina.

 

J.M. Coetzee

La vida de Coetzee es bien conocida, por dos razones. Su fama como escritor es evidente y le ha llevado a ganar el más prestigioso galardón en literatura, el Premio Nobel. Pero, además, Coetzee escribió una suerte de autobiografía dividida en tres libros: Infancia, Juventud y Verano, que en un estilo muy intimista, relata su vida y milagros, sin dejarse nada en el tintero.

En Infancia, Coetzee narra su vida en Sudáfrica, en Worcester, una pequeña localidad al norte de Ciudad del Cabo. Siente desprecio por su padre, abogado que pierde su empleo y se dedica a estar en casa bebiendo sin parar. A la vez, mantiene una ambigüedad sobre su madre, a la que ama pero a la vez detesta por sentirse demasiado apegado a ella. En su casa se habla el inglés, aunque su familia son boers, descendientes de los holandeses que ocuparon Sudáfrica en el siglo XVII. Con otros parientes, John habla en afrikaner. En este libro, Coetzee revela su inadaptación en esa sociedad, se encuentra a gusto solo cuando pasea por el veld, la meseta sudafricana. Coetzee es bueno en matemáticas, y hasta jugando al críquet recuerda la paradoja de Zenón sobre la flecha que no debería alzanzar nunca el blanco.

J.M. Coetzee, 1955-56

Coetzee se licencia en matemáticas e inglés en la Universidad de Ciudad de El Cabo. Pero su ilusión es llevar una vida de artista, como poeta, y solo hay tres ciudades interesantes para lograr sus objetivos: París, Viena y Londres. Viaja a Londres em los años 60, y esa etapa es la descrita en su segundo libro autobiográfico, Juventud. No entraremos en todos los detalles, pero consigue un trabajo como programador en IBM. En su libro, Coetzee habla de la incompatbilidad entre su vida como programador y sus aspiraciones como poeta. Finalmente, se despide y consigue un empleo en  la empresa International Computers.

Esta empresa está en las afueras de Londres, y ahora tiene además que visitar con frecuencia la Universidad de Cambridge. Se entusiasma con este trabajo, con gente a su alrededor que encuentra mucho más interesante que la de IBM. Coetzee llega a escribir:

Así que, sin saberlo, ¡se estaba preparando para esto! ¡Esto es a lo que le conducían las matemáticas!

Coetzee coge el tren a Cambridge cada dos o tres semanas, y allí trabaja en el superordenador Atlas, de 6 de la tarde a 6 de la mañana. A veces tiene que quedarse por la mañana para hablar con los matemáticos, “porque todo lo innovador del software del Atlas no procede de International Computers, sino de un puñado de matemáticos de Cambridge”. Hasta se hace amigo de su Ramanujan particular, el indio Ganapathi.

Este trabajo, que le permite disponer de un supercomputador como el Atlas 2, destinado a la investigación atómica, lo programa por las noches para escribir lo que llama “poesía de computadora”. Lo que hace es escribir un programa con un algoritmo que selecciona palabras de una lista y crear así líneas repetitivas.

 

 

Coetzee lo cuenta en este video

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No acaba aquí su relación con la computación y los algoritmos. En 1969 se doctora en lingüística computacional por la Universidad de Texas en Austin, con un trabajo en el que desarrolla un análisis computerizado de la obra de Samuel Beckett.

Coetzee se dedicó luego a dar clases de Lengua y Literatura Inglesas en la Universidad Estatal de Nueva York en Búfalo (EE. UU.) hasta 1983. Tras un paso como profesor en la Universidad de Adelaida (Australia) como profesor de Inglés. De hecho, allí adquirió la nacionalidad australiana.

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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias).

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Un comentario

  1. Es una suerte tener este tipo de genios en la historia, me gustan mucho las matemáticas
    Siempre me daban muy buena nota.

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