La masacre de Concordia

Este título es el que usaron los medios de comunicación canadienses para calificar los hechos que hoy vamos a recordar en Matemáticas y sus fronteras, pero también podríamos haber dicho que es la consecuencia de las malas prácticas académicas y el abuso de poder.

 

Valery Fabrikant

El 24 de agosto de 1992, un hombre armado abrió fuego en el noveno piso del Edificio Henry F. Hall ocasionando la muerte de cuatro profesores así como heridas a una secretaria. Este hombre era el profesor de Ingeniería Mecánica, Valery Fabrikant, que fue arrestado y sometido a juicio y condenado. Pero, ¿cuáles fueron las causas que lo llevaron a tomar esta tremenda e injustificable acción?

Digamos en primer lugar que Valery Fabrikant era un emigrado de la entonces Unión Soviética, un brillante ingeniero que había tenido muchas dificultades en su país por sus ideas poco ortodoxas con el régimen. Tras una larga historia de desencuentros con las autoridades soviéticas, tomó la decisión de emigrar a Canadá en 1979. También se ha dicho que su trayectoria problemática en la URSS era causada por su carácter, arrogante e intolerante. Fabrikant fue investigado por la KGB y debido quizás a su brillantez intelectual, se le permitió continuar trabajando en diferentes empleos a pesar de sus ideas.

Universidad de Concordia

Fabrikant recibía en Concordia un trato desigual. Su salario era más bajo, y sus solicitudes de empleo fijo (el “tenure”) fueron desatendidas. Las promesas de sus colegas no se cumplían, mientras que algunos firmaban sus investigaciones y recibían méritos por el trabajo que era fundamentalmente debido a Fabrikant. Una prueba de esto es que el Natural Sciences and Engineering Research Council (NSERC) de Canadá congeló los proyectos de investigación de los tres investigadores a los que había acusado Fabrikant; dos de ellos recibieron una suspensión temporal.

 

Fabrikant fue sentenciado a cadena perpetua, condena que cumple en al Archambault Institution in Sainte-Anne-des-Plaines, en Quebec. A sus 79 años, Fabrikant sigue trabajando, y en la afiliación de sus artículos de investigación se encuentra esta:

Prisoner #167932D, Archambault Jail Ste-Anne-des-Plaines, Canada.

Fabrikant trabaja en la teoría de la elasticidad, un campo entre la matemática aplicada y la ingeniería, y su perfil en Google Scholar da cuenta de sus resultados. Su carácter difícil convirtió su juicio en un auténtico circo: despidió a diez abogados, se defendió finalmente a sí mismo, insultó a expertos y jueces. Una vez en prisión, continuó con sus protestas, llegando a ser declarado un querulante («vexatious litigant») por la Corte Federal de Apelaciones, lo que limita sus posibles demandas judiciales. También se le denegaron las salidas temporales, ni siquiera acompañado.

Fabrikant, en 1992 en el tribunal

La masacre de Concordia llevó a que la universidad creara dos comités para estudiar los hechos acaecidos. La primera investigación fue coordinada por John Scott Cowan (Universidad de Ottawa), y el informe es conocido como “Lessons from the Fabrikant Files”, y también como “Informe Cowan”. El segundo lo dirigió Harry A. Arthurs (Universidad de York), y el informe se conoce como “ Integrity In Scholarship» y tambien el “Arthurs Report”.

El objetivo de ambos informes era estudiar los hechos, revisando el historial académico de Fabrikant, y analizando las acusaciones que este había hecho de sus colegas. Una consecuencia de este asunto fue el análisis de las políticas internas y los procedimientos relacionados con la ética de la investigación, y la consiguiente puesta en marcha de iniciativas para mejorar estos temas. También la Universidad de Concordia se unió a la lucha por el control de armas en los ámbitos universitarios.

La historia de Fabrikant arroja una leción sobre la ética académica que debe imperar en cualquier centro de investigación. Las autoridades académicas deben estar atentas a que un problema naciente no se convierta en un auténtico infierno para un individuo y todo el entorno. Las universidades y OPIS suelen tener Códigos de Ética y Comités de Ética que velan por el cumplimiento de esos códigos. Prestemos la atención debida para no tener que lamentar después males mayores, como ocurrió con el caso de Valery Fabrikant.

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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias).

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