80 años de CSIC o 113 de JAE

Estos días se conmemoran los ochenta años de existencia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que se considera muchas veces como la prolongación natural de la Junta de Ampliación de Estudios (JAE). Ante los diversos orígenes (y funciones) de ambas instituciones convendría una reflexión sobre el actual CSIC a la luz de la antigua JAE. Y, muy especialmente, por los intereses particulares de este blog, lo que ha acontecido con las matemáticas en este más de un siglo.

 

La JAE se funda el 11 de enero de 1907, y se disuelve el 1 de abril de 1939. Por su parte, el CSIC se funda el 24 de noviembre de 1939, y prosigue su existencia habiendo pasado en estos ochenta años por todo tipo de vicisitudes y cambios.

La JAE se creó en el marco de la Institución Libre de Enseñanza, con los objetivos de promover la investigación y la educación científica en España. Es fruto de la iniciativa regeneradora de una España que salía de la crisis del 98. Tal y como ocurrirá 32 años después, esta creación de la JAE se plasma en un Real Decreto el 11 de enero de 1907, decreto firmado por Alfonso XIII. La JAE quería terminar con el aislamiento de la ciencia española, y conectarla con la europea. Para ello, se promovían una serie de acciones, que iban desde la dotación de becas para estudiar en el extranjero hasta la creación de laboratorios y centros de investigación. La institución gozaba también de la suficiente autonomía que la liberara de los vaivenes políticos.

Santiago Ramón y Cajal

Las dos personas que se pusieron al frente de la JAE fueron Santiago Ramón y Cajal, como presidente, asistido en la Secretaría por José Castillejo, y con un elenco de extraordinarios vocales en la comisión científica.  La labor de la JAE fue magnífica, dando lugar a la llamada Edad de Plata de la ciencia española. En matemáticas se creó, el 14 de enero de 1915, el Laboratorio Seminario Matemático, no como un centro nuevo, sino como una actividad incluida en el Instituto Nacional de Ciencias Físico-Naturales, y se puso al frente al matemático Julio Rey Pastor.

 

José Castillejo Duarte

Como es bien conocido, el gobierno de Burgos decretó  el 19 de mayo de 1938 el cese de la JAE, aunque continuaron algunas actividades en Valencia y Barcelona hasta el final de la guerra civil. El 24 de noviembre de 1939 se creaba el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), incluyendo todos los centros que disponía la disuelta JAE. Como presidente del CSIC se nombraba al ministro de Educación José Ibáñez Martín, y como secretario general a José María Albareda. En este contexto, las matemáticas se agruparon en el Instituto Jorge Juan de Matemáticas, cerrado en 1984 y, en cierta manera continuado con el actual Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) que tras mucho esfuerzo y perseverancia conseguimos poner en marcha en 2007.

José Ibáñez Martín
José María Albareda

Así que a día de hoy, el actual CSIC se encuentra entre dos fechas: el pasado 24 de noviembre y el próximo 11 de enero de 2020. Aunque las turbulencias económicas ya han quedado atrás, el CSIC no ha definido todavía su modelo de gobernanza, al estar agotado el de agencia estatal. ¿Qué modelo definirá el nuevo gobierno? ¿Y será una estructura vertical, completamente dominada desde el ministerio al que se adscriba, o tendrá la necesaria autonomía? La España científica de hoy ha cambiado de manera radical, sobre todo por el nacimiento de nuevas infraestructuras autonómicas que compiten con ventaja con los 120 institutos del CSIC. Hay tiempo todavía para que el CSIC no se convierta en una estructura obsoleta, y de hecho, nunca ha sido más necesario su potencial vertebrador. Pero jugar un papel central requiere grandes cambios, que deben venir de mano de los próximos gobiernos. El caso del ICMAT es paradigmático. Estando formado por el CSIC y tres universidades nadrileñas y por lo tanto en el ámbito madrileño de I+D+i, vive a espaldas de estas últimas instituciones. No hay una coordinación estratégica de las plazas que oferta el CSIC con las que las universidades ofrecen en matemáticas, y no existe en cuanto a la investigación para la Comunidad Autónoma. Y, a mi modesto entender, el problema de que esto sea así radica sobre todo en la pérdida de influencia del CSIC.

Estos próximos años van a ser decisivos en nuestro país para modelar la primera mitad del siglo, y me consta que el CSIC está trabajando duro para adecuarse a los nuevos tiempos, pero en lo principal no tiene la última palabra. Esperemos que las cosas se hagan con inteligencia y estrategia porque nos jugamos mucho en el envite.

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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, Real Academia Galega de Ciencias).

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