Ciencia y sociedad

Los seres humanos queremos muchas cosas: Queremos sobrevivir, propagarnos, propagar nuestras ideas, queremos justicia, libertad, seguridad, ….., y queremos conocer.

 

Durante miles de años de historia humana muchas respuestas a estas ansias fueron proporcionadas por la ilusión. Puesto que la muerte es un hecho innegable, surgió la ilusión de la vida tras la muerte. Los hijos proporcionaban una fuerza muy barata de trabajo a las familias, pero el crecimiento de la población destruía los recursos de la sociedad. Compartir y propagar ideas estructuras culturales aumentaba el poder de los que lo buscan por imperativo genético. La justicia se refiere a la igualdad de oportunidades, la libertad a la capacidad de cada cual para buscar su propia supervivencia y su propio placer.

 

Pero para todo ello es preciso conocer: Conocer lo que nos rodea, los que nos espera, conocer a los que con nosotros conviven y a nosotros mismos. Hay muchas formas de conocer, y muchas de ellas representan distorsiones de la realidad, como por ejemplo, que es el Sol el que da vueltas entorno a la Tierra.

 

Durante mucho tiempo los conocimientos se transmitían vía mitos, leyendas y arte. Pero esta forma de conocimiento tenía un problema: No era verificable ni falsificable. Sin embargo era ilusionante, como se ilusiona un niño  al pensar que puede volar batiendo los brazos.  

 

La ciencia cambió esto, pero cambió también las esperanzas. Hoy sabemos que no podemos volar simplemente batiendo los brazos, pero que podemos volar de otras muchas formas. Hoy sabemos que morimos, pero también sabemos que podemos dejar un mundo mucho mejor tras nuestra muerte.

 

La ciencia es un esquema de conocimiento en el que pueden y deben participar todos los seres humanos, pues, aunque parezca difícil, no lo es tanto, y se puede entender. La ciencia ha tenido y tiene inmensos éxitos, pero hoy día está un poquito amenazada por un leve resurgimiento de los antiguos modos de pensar.

 

Se lee cada vez con mayor frecuencia que hay que encontrar formas de resolver los problemas  de los seres humanos y de sus sociedades. Se lee que la ciencia a veces entra en conflicto con ciertos valores y creencias humanas, con ciertos grupos sociales. Por ejemplo, la realidad de la evolución de la vida puede ser mal interpretada por aquellos que mantienen la ilusión de un esquema  de creación por el equivalente de la sublimación de un paternalista y bien intencionado jefe de tribu. O en otros casos a la ciencia puede reprochársele la no curación instantánea de una enfermedad que sin embargo no tiene cura por ningún otro medio.

 

Es claro que la ciencia no tiene la solución inmediata de cualquier problema social, y es claro también que describir las realidades, como la realidad de la muerte, provoca por lo general un rechazo, y una búsqueda de esquemas de ilusión que ayuden a rechazarlas.

 

Pero si la ciencia no tiene soluciones inmediatas a los problemas, sí ofrece el camino para avanzar hacia esas soluciones, siempre que aceptemos la realidad.

 

 

¿Existe algún otro camino para avanzar hacia ellas?  En los esquemas ilusionantes  se parte de irrealidades, irrealidades del mismo tipo que la de que es el Sol el que gira entorno a la Tierra. Mientras que en la ciencia los avances son pequeños pero constantes y continuos, en los esquemas de ilusión las soluciones serán bruscas, totales, pero mientras llegan debemos vivir como siempre hemos vivido, esperando ese milenio que nunca acaba de llegar.

 

Empezaba esta serie de blogs describiendo cómo es una ciudad hoy, y comparándola con una ciudad de hace 200 años.  Independientemente de los valores que asignemos a estas cosas, ayer no había luz, no había transporte, no había comunicación, la vida duraba 40 años, la comida estaba, en general, podrida, se vivía con las aguas residuales y sin letrinas, con insectos como compañeros de vida.

 

Hace 200 años los asesinatos, la caridad o la falta de caridad eran los mismos que ahora.

Ahora, en Europa, llevamos 60 años sin guerras, algo que no había ocurrido durante 2000 años.

 

Necesitamos la ciencia, la necesitamos para vivir y para conocer.

 

¿Qué es la ciencia, como se hace?

 

Ciencia es abrir los ojos: Es preguntarse por lo que nos rodea y es probar, verificar e intentar falsificar las respuestas a esas preguntas. Las preguntas de Newton y de Einstein son  la base de la  ciencia: La Luna está cayendo constantemente sobre la Tierra ¿Cómo es que no choca con ella? Si yo caigo libremente desde un avión hacia la superficie de la Tierra, no experimento gravedad. ¿Qué es, pues la gravedad?

 

Si estas preguntas parecen tontas a personas cuyo interés son las demás personas, podemos preguntarnos también ¿por qué  actúan esas otras personas como actúan?

La respuesta no puede ser «por que así está mandado», o «porque son malas o buenas», ya que inmediatamente surge una nueva pregunta ¿por qué son malas?, y así indefinidamente. Las preguntas nos las hacemos todos, pero solo la ciencia nos proporciona un camino sistemático para encontrar las respuestas, un camino siempre abierto y que no choca con una pared final que dice «así está escrito».

 

¿Cómo trabaja un científico? Seguiremos.

 

 

¿Qué es un científico?

 

Un científico es una persona razonablemente ordinaria, a la que le suele gustar algún tipo de deporte,

 

Quizá la mayor diferencia entre un científico y, digamos, un empresario, un abogado, es que el científico no se ve nunca como adulto. En el fondo de su mente es siempre un chiquillo, siempre se pregunta ¿por qué?, siempre quiere aprender.

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