La ciencia – 2.06

Me pregunta una lectora, Shirley, que qué opino de un tal Horgan, que sugiere que la ciencia ha acabado y solo faltan algunos detallitos sin importancia.


Parece ser que se pregunta  este Horgan qué es lo que falta por descubrir en la ciencia.

La pregunta, si es de Horgan, denota una ignorancia total sobre la ciencia, y a un tal ignorante no puede uno responder con  otra cosa más que con  guardar su libro en el rincón mas lejano de la casa.

La ciencia es aventura, es avanzar por un territorio desconocido para descubrir lo ignoto. Si conociésemos que es lo que nos falta por descubrir sería que lo habríamos descubierto ya.

Cómo ya he contado en otro blog, hace unos 10 meses pedí un proyecto de investigación a nuestro maravilloso MEC. Me lo rechazaron hace un par de meses con el argumento de que «los resultados no estaban garantizados». Imaginemos a Newton: ¿Se puso a «descubrir» la gravitación universal? ¿Cuando se puso a trabajar, estaban «garantizados los resultados»?

Si alguien le hubiese dicho «Descúbrame la gravitación universal», si ese alguien sabía que existía tal concepto, no necesitaba a nadie que lo descubriese, y si no lo sabía, no podía pedir a nadie que se lo descubriese.

Todo esto deriva de una visión comercial de la ciencia. Suponen muchos autores de los que escriben esas cosas que la ciencia es un taller mecánico, donde se contrata a trabajadores formados en una escuela de FP y se les pone a descubrir cosas, porque sino es así, ¿cómo pagar a alguien que no consigue resultados?

Para Horgan y colegas, la ciencia es un gran almacén donde hay que vender tantos productos al año, sino, ¡despedido!

Pues no, la ciencia no es nada de eso. La ciencia es la aventura intelectual. Es salir de casa sin saber qué encontraremos en nuestro camino, y volver muchos días sin ningún resultado, pero algunos días con resultados, imprevisibles, que cambian el mundo.

La ciencia es como un gas: las moléculas chocan contra las paredes del recipiente y ejercen presión al cambiar su cantidad de movimiento. La presión es real, pero no sabemos nunca cual de las 10²³ moléculas está actuando para conseguir esa presión. La ciencia vale todo el dinero que se invierta en ella, aunque muchos proyectos individuales no produzcan resultados, porque el RESULTADO general, la presión del gas, ha cambiado y cambia constantemente el mundo para mejor.

¿O debemos seguir iluminándonos con candelas de cera, viviendo con moscas en la cara, moviéndonos en carretas de bueyes, y muriéndonos de viruela y de cólera a millones?

Cuando Faraday se puso a jugar en el sótano de la Royal Society con plomo y sulfúrico y cables de cobre, ¿Sabía que un día tendríamos luz eléctrica? ¿Cuando Fleming experimentaba en su laboratorio sabía que quería conseguir antibióticos?

No, la ciencia no es una actividad comercial con resultados garantizados (por demás que ninguna actividad humana, como no sea rellenar formularios en una oficina de la administración, tiene resultados “garantizados”; en mi barrio hay diez casas con el letrero de “Se Vende”, colgado de sus balcones desde hace años).  La ciencia es la aventura del pensamiento que abre caminos por donde luego discurre toda la humanidad.

La ciencia no está acabada ni lo que faltan son “detalles”. Nos quedan mundos por descubrir.

¿Aceptamos el reto?

Compartir:

3 comentarios

  1. No sé quien fue el que en torno al año 1900 dijo que "en la física ya estaba todo hecho y sólo faltaban correcciones al 4 decimal"……pues nada, nada, depués de semejanta intervención Planck postuló que la energía estaba cuantizada, luego Einstein dijo que el espacio y el tiempo no eran absolutos, luego hizo la teoría general de la relatividad, se hizo el modelo atómico, la mecánica cuántica, se descubrió el neutrón, se inventó el transistor, se unificaron 3 de las 4 interacciones de la materia……y todo eso por no hablar de la radio, la televisión, el transporte, los ordenadores, la tecnología espacial, internet, los móviles, la radioterapia, etc, etc, etc…….Y eso que ya estaba todo hecho.

  2. Estimado Antonio,

    Te recomiendo que leas el libro de Horgan antes de comentar “que el tal Horgan” es un Ignorante. Yo lo he leído dos veces y te pregunto: ¿una persona que en 1996 trabajaba asiduamente para Scientific American, New Scientist o Science, entre otros es a priori un ignorante? ¿Un libro basado entrevistar a muchos de los grandes científicos de nuestra época está basado en la ignorancia científica? ¿Tú crees?

    Posiblemente la persona que ha leído el libro no entendiera muy bien un texto cargado de ironía y sátira. Comparto parte de sus ideas y otras no. Pero llamar ignorante a Horgan es ciertamente imprudente, por decir algo. Te recomiendo como responsable de un Blog que intenta hacer divulgación de la ciencia entre los ciudadanos que seamos un poco prudentes. Y esto debe ser una reflexión para todos, incluido este servidor.

    Más aun en el comentario anterior al mío, otro lector; “Manuel” relata muy correctamente como científicos de gran prestigio van soltando unas sandeces escandalosas. Sobre esto y más versa el libro de Horgan. Pero constata como las sandeces las dijeron grandes científicos. Horcan muestra como sigue siendo una práctica habitual. Muchos son premios noveles. El tal Horgan habla de ello. Por favor seamos serios a la hora de criticar y a quién criticar.

    Por cierto, hace unas semanas hablaste de la ignorancia de los paisanos que labran en surcos. La ciencia ha demostrado que tiene su razón de ser en muchos ambientes y que ha sido la arrogancia de los expertos, al no reconocer el valor del conocimiento campesino, la que ha llevado muchas veces a generar catástrofes ecológicas. La FAO mantuvo esta actitud durante tiempo. Ya no lo hace, y en varios de sus manuales la defiende e intenta mejorar que no denostar tal práctica. Te remito a una nota que escribí sobre este tema en mi weblog. Llevaba por título: Haciendo Oídos Sordos del Conocimiento Campesino: El Problema de cómo Labrar en Laderas

    Enviado el jueves, 06 de abril de 2006 20:20.

    Un cordial saludo.

    Juanjo Ibáñez

  3. Perdó Antonio, me refería a surcos no perpendiculares, sino paralelos a la máxima pendiente de las laderas.

    Juanjo Ibáñez

Deja un comentario