Huracanes, deshielos y estupidez

El ártico se deshiela.

El ex presidente Al Gore señala el calentamiento global como la verdadera crisis del planeta.

Nos llegan huracanes a Galicia y el planeta se calienta sin remisión, mientras que los humanos jugamos a soldaditos y a asuntos tan trascendentales como que si uno dice que otro, que es violento, es violento, o si lo importante es el amor entre los hombres. Como en 1914 y 1939 y otras muchas ocasiones, cuando lo que está en juego es nuestra supervivencia, lo único que parece importar es un palmo más de tierra que no sirve para nada.

Pasa  lo mismo en nuestro país, donde las discusiones son bizantinas (por ejemplo, sobre cuantos ángeles caben en la cabeza de un alfiler) o en la universidad, en donde, cuando estamos quedándonos sin estudiantes, los intereses no son la calidad de la enseñanza sino construir más edificios.

El ser humano se ha caracterizado por su miopía a lo largo de su historia.

Y sin embargo hoy tenemos todas las herramientas en nuestras manos para superar el problema. Hoy podemos dejar de lado unas rencillas que no nos aportan nada y ponernos todos a trabajar por nosotros mismos.

Hasta California se ha puesto las pilas. ¿Y nosotros?

¿Seremos capaces de ponernos las gafas y echarnos al tajo de una vez, sobre todo aquí, en  España?