El misterio llega hasta la ciencia

Se me ocurrió, hace dos semanas, analizar un artículo nuevo en el que se considera el clima, el sistema climático, como un sistema dinámico caótico. Y me metí a revisar las técnicas desarrolladas durante los últimos 30 años para estos sistemas, muchas de las cuales se deben a David Ruelle. Y me desesperé. Los artículos están escritos de forma cabalística, de manera que casi hay que hacerse un iniciado para entenderlos. Y cuando finalmente puede uno quitar las telarañas, lo que queda es tremendamente simple, pero ningún artículo, y he consultado alrededor de un centenar, es capaz de decirlo.

Ruelle desarrolló un sistema de funciones de probabilidad para medir donde se encuentra un sistema que evoluciona caóticamente. Y cuando uno trata de ver cuales son esas funciones se encuentra con definiciones tales como »Son las únicas funciones que son contínuas a lo largo de la parte inestable de la evolución, y singulares a lo largo de la parte estable».

Muy bien. Y ¿Cuales son esas funciones? Tras días de navegar por los artículos aparece la solución, inmensamente sencilla. Si la evolución se asimila a una escalera, la derivada de la escalera es cero en los escalones, es infinita, (una delta de Dirac, una »singularidad»), entre los escalones. La medida de Ruelle, denominada SRB, es una colección de deltas de Dirac y funciones suaves tipo gaussianas. Asi de sencillo. Pero no se especifica ésto en absolutamente ningun sitio, ningun libro, ningún artículo.

Lo anterior lo entiende y visualiza cualquier persona que sepa lo que es una derivada, y cualquier persona que no sepa ésto entiende que nos movemos suavemente en cada escalón, y tenemos que dar un salto entre escalones. Esta explicación resuelve de un plumazo todos los problemas de la definición de Ruelle, pero es imposible encontrarla de manera explícita en ninguno del centenar de artículos y un par de libros estudiados.

Como en Salamanca y Bolonia a finales de la Edad Media, cuando Cisneros quiso una universidad (Alcalá) en la que las cosas se entendiesen, la ciencia de hoy se ha encerrado en el arcano.

La razón es clara y diáfana:  Si el dinero que gana un científico, su puesto académico, los proyectos que obtiene, se basa en la pertenencia a un club cerrado en el que pocos pueden entrar, entonces la ciencia se hace obscura y densa, se oculta tras la cábala, y desaparece como ciencia.

La ciencia es la explicación, para que lo entienda cualquier persona, de los misterios de la naturaleza, del universo. Si por encima de los misterios del universo sobreponemos los misterios de la cábala, la ciencia deja de ser explicación y solución de misterio, y se convierte en un misterio aún mayor que el que trata de resolver.

Me eduqué en la época de Franco, en la cual para saber lo que pasaba habia que girar las noticias 180 grados y creerse muy poco de lo que aún con ese giro se vislumbraba. Hoy estamos de nuevo en esa situación:

»Lean mis labios: No más impuestos»

Y estamos fritos a impuestos. Hoy casi todo lo que leemos y escuchamos sobre política y economía es mentira. O es, simplemente, falso. Y es una inmensa desgracia que la ocultación haya llegado hasta donde debería reinar la claridad más absoluta, a la ciencia, que se ha convertido en recetas de gremios, que las ocultan para que nadie sepa como se hacen zapatos, o si a eso vamos, cómo explica la física los problemas del universo.

Se espera hacer dinero en vez de servir al país, al menos aquí (el presidente de Finlandia viaja en vuelos de bajo coste, sirve a su país, en vez de reclamar que el país le sirva a él). Y el problema ha llegado a la ciencia, donde se oculta lo que se sabe para garantizar una parte del botín disponible.

¡Para llorar!

 

 

 

 

 

 

 

 

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