Reforma Universitaria y la Resiliencia de la Universidad

Es este un artículo que desarrolla un post de mi blog Clima en El Mundo.

Viene esto a cuento de otro artículo publicado por el suplemento ‘Campus’ del 30 de Enero de 2013, de El Mundo, en el cual se asumen las ideas de un profesor español en los EEUU que parece desconocer tanto el funcionamiento de la universidad española como el de la estadounidense.

El problema de la universidad española, cómo el de muchas otras instituciones de nuestro país estriba en el olvido de sus definiciones. Si queremos saber si algo funciona o no, debemos preguntarnos qué es, cual es su definición.

La universidad -no- es una oficina de formación para el empleo. Es lógico que los profesionales bien capacitados dirijan empresas e institutos, y algo de esta capacitación la proporciona la universidad, pero la universidad no es eso. La universidad es una institución que crea, conserva e imparte ciencia. Crea la ciencia mediante el estudio y la investigación, de sus profesores. La conserva para la posteridad en sus bibliotecas, y la imparte en sus clases. Estas tres cosas, indefectiblemente unidas e inseparables, se pueden conseguir de multitud de maneras posibles, sin existir un corsé rígido, anglosajón, teutónico, galo o ibérico que sea -el mejor- para ello.

Analicemos someramente los puntos del artículo de ‘Campus’ mencionado arriba. En él, comentando sobre la selección de profesorado,  se cita a ese profesor español radicado en los EEUU: »todo el sistema de baremos para la selección de aspirantes es una ridiculez que no existe en el mundo civilizado». Suponemos que el mundo »civilizado» se refiere a las universidades americanas, y que las universidades francesas, por ejemplo, no forman parte del »mundo civilizado».  Empecemos diciendo que la idea de »las universidades americanas» es, cuando poco, engañosa. Hay miles de esas universidades, desde las más pijas, como Harvard, a las que producen ciencia como Stanford y Caltech, a universidades privadas con 200 alumnos. ¿Cuales son las »civilizadas»? ¿Son »civilzadas» las universidades francesas, prestigiosas, que utilizan un sistema de baremos para la selección de sus aspirantes?

En los EEUU se evalúa, en realidad, a los candidatos, mediante sistemas tan cuantitativos como en España, quizás distintos en distintos estados, como son distintos en Francia, Inglaterra y España, pero los baremos existen, vaya si existen. Y es tradicional en las universidades estadounidenses que si alguna de ellas quiere potenciar una línea de investigación, contrata a un profesor y a los ‘amiguetes’ de éste, es decir a quien éste seleccione para desarrollar de la mejor manera la investigación deseada. ‘Amiguetes’, que en realidad son los mejores investigadores para el desarrollo de una tarea, los hay en todo el mundo. Porque es claro que si un profesor quiere seguir una línea de investigación que él dirija, debe poder ser él quien seleccione a los que la desarrollen, es decir, a sus ‘amiguetes’.  ¿Quien los va a elegir? ¿Un comité de ‘sabios’ que del tema no saben nada?

Una diferencia importante, no solo entre la universidad ibérica y la gala, sino entre nuestras universidades, digamos sureñas, y las teutónicas y anglosajonas, es la libertad de salarios en éstas últimas, salarios que se negocian entre universidades y profesores, libremente. Esto sí sería interesante implantar en España. Pero para ello también debería ser libre el coste de la matrícula de cada universidad. Ahora bien, ¿Es pensable este sistema en España, no en la universidad española, sino en el estado que se llama España? Si fuera posible, se podrian contratar también funcionarios de Hacienda con salarios negociados, jueces y fiscales que negociarian sus salarios con el ministerio de Justicia, etc. etc.  El sistema funciona como un todo, no solo es la universidad la que funciona de una manera, sino que la universidad esta dentro de España.

Una de las diferencias reales entre las universidades estadounidenses y las españolas es la financiación, pero ésta no es peculiar de la universidad, como digo, sino de la sociedad en la que la universidad está inmersa. Si queremos cambiar ésto, tenemos que cambiar las reglas sociales. En los EEUU una parte substancial de la financiación universitaria fué, durante décadas, el ejercito americano. Hoy sigue siendo el estado federal a través de proyectos de investigación la institución que financia en buena medida la investigación en la universidad. Otra parte, muy importante de la financiación es la matrícula de los estudiantes, que pagan de verdad su enseñanza, tanto en universidades públicas como privadas. Estas dos cosas no son ‘la universidad’ sino la sociedad en la que está inmersa. ¿Queremos en España cobrar 20000 euros anuales a los estudiantes universitarios?

La movilidad de los estudiantes es también esencial, pero …. en los EEUU jóvenes de 16 años se mudan a esa edad de Nevada o Wisconsin a California para optar por una plaza en alguna de sus prestigiosísimas universidades públicas. Hay movilidad, en los EEUU, pero menos. Y ¿cómo elegimos a los estudiantes en cada universidad? ¿Cómo atraemos a »los mejores » (suponiendo que sepamos lo que son »los mejores»)?

Hay universidades de los EEUU que tienen premios Nobel entre su personal. Lo tienen por el procedimiento de pagar a un premio Nobel un salario por figurar en el cuadro docente, aunque solo imparten una conferencia anual, y es claro, no dan ‘clase’. Estos premios Nobel sirven de gancho para atraer alumnos. La universidad de Villapampanos de Abajo podría atraer a los ‘mejores’ alumnos de Medicina si pagase a 3 premios Nobel de medicina para que figurasen en su cuadro docente. ¿Estamos dispuestos a hacer ésto?

En cuanto a los precios de las universidades ‘publicas’ se reclama en el artículo en cuestión libertad para fijar precios. Aqui tenemos dos problemas. A) Las universidades privadas españolas ya tienen ese sistema de libre fijación de precios, y ni atraen a los ‘mejores’ estudiantes, ni tienen los ‘mejores’ cuadros docentes. B) Las universidades pueden poner precios muy elevados, y perder casi todo el alumnado, o proponer precios bajos y conseguir 100.000 estudiantes. El sistema de mercado es algo tremendamente ineficiente, cómo vemos hoy en día en España: Las empresas de coches no venden coches. ¿Bajan los precios las empresas de coches? ¿Donde esta la ley de la oferta y la demanda? Fiemos algo a las ¿leyes? de mercado. pero tomémoslas con un poquito de sal y pimienta.

En cuanto a la foto del artículo, las procesiones de Doctores vestidos con la toga, la muceta y el birrete no son muy distintas de las ceremonias de graduación de los estudiantes americanos vestidos de la misma manera, o las lecturas de tésis en las universidades holandesas. Se puede mantener una tradición y ser punteros en, digamos recombinación de ADN.

La ‘Reforma Universitaria’ no va por esos caminos. Los profesores universitarios se matan, casi todos, por hacer investigación y docencia, trabajando 7 dias a la semana 8 horas reales de trabajo diario. Para una gran calidad universitaria no hace falta una nueva ley. Basta con apoyar sinceramente a quienes en la universidad trabajan por la misma, basta, realmente, con aceptar lo que es una universidad: Una institucion para crear, conservar y enseñar la ciencia. Si, con la ley existente, se hace eso, la universidad española llegará a los puestos altos de los ‘rankings’. Si se desprecia la creación de ciencia, y su enseñanza, en la ley actual, o en cualesquiera leyes futuras, seguiremos en la universidad que corresponde al país en el que está.

 

 

 

 

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