Necesitamos una nueva teoría económica – 2.

La idea del expolio como parte esencial de la conquista de riqueza deriva de la evidencia tanto de la historia como de la evolución económica mundial a partir de 1800. En Egipto los Faraones se hicieron ricos concentrando en si mismos (y su aparato de control) el surplus de los campesinos del Nilo, y adicionalmente, en cuanto hubieron dedicado una parte de ese surplus a montar un ejército, mediante robo directo de sus fronteras sur (Nubia) y Este (Palestina, Libano, Siria).

En Sumer se puso en marcha la agricultura. En cuanto se hubo acumulado surplus suficiente, los que rodeaban Sumer empezaron a robar: Akkad, Babilonia, Asiria, los persas, Alejandro Magno, aunque este, cosa rara, y por eso es ‘Magno’, mas que robar, extendió la civilización, la democracia, al menos la de los ciudadanos como la de Atenas,  y la cultura.

Lo de los romanos fue, sin embargo, un expolio querido y buscado, un robo sistemático para tener al mundo como esclavo.

La misma idea de robo, conquista, expolio, esclavos, se extendió por el mundo a partir de Mahoma, que escribe en su libro que todos los que no sean islámicos pueden ser esclavizados, no son personas.  Las tribus de Siberia aceptaron el islamismo y se lanzaron al robo descarado de todo lo que les rodeaba.

En Europa, los castellanos y aragoneses hacían sus fortunas robando a los reinos bereberes de la Península, y fue la continuación de este esquema de latrocinio lo que marcó que cuando llegaron a América decidieran hacerse ricos robando a los pueblos amerindios. Los ingleses no les fueron a la zaga y decidieron robar a los españoles y a los indígenas del continente americano en lo que hoy son los EEUU, al mismo tiempo que robaban personas negras para que les cultivaran el azúcar, luego el tabaco y el algodón.

Llevamos imbuido en el cerebro, llevamos como background mental, como estructura ignota de nuestro pensamiento la idea del robo, la idea de que para hacerse rico la única posibilidad es robar. Y se sistematiza y se racionaliza, como entre los »lobos» de Wall Street, que consideran »comme il faut», lo normal, ganar un millón de euros al mes por traspasar dinero de unos bancos a otros.  O por personas en España que consideran que »trabajar» es cobrar decenas de miles de euros al mes por tirar de agenda telefónica.

Es preciso, es urgente sacar ese pensamiento, ese marco mental, de su estructura implícita, desconocida, a una visión explícita. Es preciso que los modelos matemáticos de la teoría económica se rehagan explicitando esta idea de robo como robo, y no que este robo quede diluido dentro de hipótesis y razonamientos especiosos que los disimulan hasta hacerlo desaparecer de la vista.

Si explicitamos el robo (por ejemplo, describiendo las ganancias del imperio inglés en la India como las de un sistema de narcotraficantes protegidos por la armada inglesa, las ganancias del imperio español en Perú y México como el expolio de millones de amerindios y esclavos negros para extraer la plata de las minas de Potosí y Zacatecas, y así uno por uno todos los sistemas organizados de latrocinio) podemos clarificar hasta hacerlos útiles los modelos económicos actuales.

Por ejemplo, cogiendo una página al azar en la Web, »The Creation of Wealth», de www.digitaleconomist.org/wth_4020.html, aparece que el crecimiento económico es la suma del ritmo de crecimiento de la tecnología sumado con un promedio del ritmo de crecimiento de la población y el ritmo al cual se acumula el capital. Adicionalmente se considera la creación de riqueza como producción de bienes, y quizás su reparto.

Sin embargo, si observamos cuidadosamente la historia de las naciones, y la acumulación de riqueza actual, vemos que esto del párrafo anterior se debe referir a Marte, o Alfa-Centauri, porque en la Tierra la riqueza no se ha conseguido produciendo, sino robando lo que otros han producido, o el suelo, o extrayendo hasta el agotamiento los minerales de las minas del planeta.  Incluso hoy, las mayores fortunas no tienen nada que ver con la producción, sino con la acumulación de capital, entrando el trabajo y los recursos materiales con coeficientes cero en las ecuaciones expuestas en los manuales.

Lo que se cuenta, por ejemplo en la referencia citada arriba, no es la creación de riqueza, sino la supervivencia de empresas y personas. Pero esto se cuenta explícitamente, mientras que la riqueza real que ven todos los ciudadanos es el esquema implícito del robo de recursos existentes independientemente de su producción.  Las ideas de equilibrio, ajuste de precios, oferta y demanda, competitividad, productividad, tecnología, etc. no tienen cabida en la economía del mundo real, aunque son lo único que se estudia y debate en el mundo académico y lo que configura los modelos matemáticos que se utilizan para regular la economía de los países, con un fracaso claro y evidente para todos salvo para los que los enseñan y utilizan.

Necesitamos hacer explícita en los manuales de economía, en los textos universitarios, esta forma real de absorción de riqueza y concentración de la misma en pocas manos.  La alternativa es una teoría económica ajena a la realidad del planeta Tierra.  Necesitamos modelos de la evolución natural de cualquier economía hacia el monopolio excluyente. Estos modelos no existen en la actualidad, y al no existir, ni se enseñan, ni se manejan por la clase política. Puesto que oficialmente no existen, no pueden deshacerse, y las demanadas de los ciudadanos se oyen por los gestores sociales como  locuras de aquellos que desconocen la realidad, aunque es claro que quienes  dicen conocer la realidad son los que esgrimen los modelos matemáticos erróneos que controlan nuestras vidas.

 

 

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