Renace el misticismo, o en términos modernos, la locura de Matrix

En las películas de Matrix, el mundo es irreal: Uno puede morir y morir y morir y renacer y renacer y renacer sin límite. Las personas pueden volar sin mas que levantar los brazos, y un niño de teta puede levantar con una mano un elefante.

Y hay gente que piensa que esto es real.

En el siglo XVI, Teresa de Jesús, utilizando técnicas de concentración mental de los gnósticos de Oriente Medio, similares a las que utilizan los lamas budistas, decía que podía escapar de su cuerpo y hablar con dios.  Lo mismo contaba Mahoma. La conciencia es la conexión entre los sentidos, los mensajes de la musculatura humana y las corrientes nerviosas que circulan constantemente en el cerebro. Mediante ejercicios perfectamente sistematizados y conocidos es posible eliminar esas conexiones y dejar funcionar solo al cerebro: Los que las emplean describen esos esquemas mentales como si fueran la realidad. Se puede hacer de manera controlada, o se puede hacer mediante alucinógenos: El resultado es el mismo, la confusión de la realidad con las imágenes construidas por las corrientes  iónicas cerebrales.

La física, la ciencia, fué un esquema de análisis de la realidad siguiendo otro método distinto del de los místicos: Un método basado en el experimento repetido y la observación controlada, con resultados medidos e iguales para todas las personas que realicen las medidas, y  en las normas de William of  Ockham, Roger Bacon y Galileo Galilei.

Las locuras de los místicos, entre los cuales podemos incluir a Agustín de Hipona, una de las personas que mas daño han causado a los seres humanos, jamás han sido capaces de hacer avanzar a estos seres humanos por el camino del bienestar, ni a la sociedad en la vía hacia la riqueza social. La mística, de los frailes y monjas españoles, de los lamas tibetanos, de los iluminados newyorkinos, se queda en ellos mismos. Ellos vuelan por el universo, pero nadie ha sido capaz de volar en la Tierra utilizando las técnicas de la meditación, del aislamiento de los sentidos.  Millones de personas lo hacen todos los días utilizando algo tan prosaico como la ciencia, las teorías y experimentos de la física, la termodinámica que hace funcionar los motores y la mecánica de fluidos que describe como se mueven las turbinas y porque levantan las alas al avión.

Hoy hay una nueva corriente idealista, o mejor, mística, entre algunos que profesionalmente ocupan puestos supuestamente de científicos en ciertas universidades del mundo.  Estas personas describen en sus publicaciones que la realidad del universo se ve desde fuera del mismo, y que la ven ellos.

Teresa de Jesús y sus »Moradas».

¿Cual puede ser la razón de este nuevo despertar del idealismo, del misticismo, y sobre todo en donde debería reinar el realismo mas estricto, en la disciplina de la física?

El ser humano ha querido siempre ser el dios que imagina.  En vez de aceptar humildemente la limitación de sus capacidades, y de su mente, quiere volar por los espacios siderales.  Esto se puede llegar a hacer, y estamos en camino,  es una labor -social- de siglos y milenios. Pero hay quienes quieren volar ya.  Y volar solos.

La filosofía, y las matemáticas, permiten dar rienda suelta a la imaginación. Esto hacían también los teólogos de Salamanca, de Bolonia, de París. Eran la crema de la crema de la sociedad, y los »mecánicos» como Galileo no les llegaban a la suela de los zapatos, según ellos mismos. Estos  teólogos eran capaces de emplear cien años en debatir el sexo, tamaño y apariencia de los ángeles, entidades reales para ellos, pero que jamás ha visto, sentido, o experimentado nadie.  Cuando se rechaza la realidad, se crean , como en la mente de Goya, los sueños, no de la razón, sino de la imaginación.

El misticismo da, a quienes lo siguen, la sensación de ser ángeles, casi dioses. Pocos pueden resistir buscar esa sensación y muchos han muerto buscándola en la heroína y otros alucinógenos.

La física fué, y aún hoy sigue siendo en la gran mayoría de sus practicantes, una disciplina basada en la realidad. Pero como todas las actividades humanas,  la física es una actividad no lineal, con realimentaciones positivas. Si empezamos buscando los electrones en el átomo, acabamos viendo partículas que supuestamente tienen vidas de 10-28 segundos. Terminamos viendo ángeles en nuestros aparatos: Esto da sensación de poder a los que los ven. ¡Han encontrado algo que otros no han visto nunca!  ¡Han conseguido el grial!

Por si alguien que lee esto no lo sabe, salvo el electrón, y el protón que es mucho mas grande, nadie ha visto nunca el resto de las partículas de las que están hechos los sueños de la física moderna, solo se ven rastros en placas fotográficas, rastros como los que dejan tras sí las olas que destruyen un barco en alta mar, cuadernas, trozos de velas, restos de mástiles.  En particular, del Bosón de Higgs solo se han visto rastros de rastros de rastros.  Pero encontrar el Bosón de Higgs lleva al Premio Nobel, por ejemplo.

Si se aceptan estas partículas, se pueden aceptar otras muchas, y la construcción de relaciones entre ellas:  Es posible diseñar un modelo estándar de la vida en las ciudades de los ángeles, cuantos hay, como se unen entre sí, si se llevan bien o no lo hacen, y además construir ángeles de ángeles, es decir, pensar en que los ángeles saben que existen otros universos donde hay otros ángeles que saben que existen otros universos . . .

Lo que nos sugirieron Ockham, Bacon, Galileo esencialmente, es dejar este camino, primero inútil, y segundo, animal, animal en el sentido de que rechaza la razón que es la única característica realmente humana.

La mística nunca ha conseguido avanzar en la explicación del mundo. Decir que la realidad son infinitos multiversos, de órdenes 1,2,3, … en número infinito dentro de cada uno de esos órdenes, es no decir nada. En particular nadie ha conseguido nunca definir el infinito. Por lo tanto esa afirmación de mas arriba carece de significado.

Puedo perfectamente decir: »Digo la verdad cuando digo que miento», o mas breve: »Miento».

La manipulación de los símbolos es como la manipulación de los trozos de madera en una carpintería: Puede hacerse, pero la mayoría de las veces no dice nada.

Tras la creación de la física por Galileo,  Fermat, en el siglo XVII enunció el principio de que la luz »elige», de todos los caminos posibles el de longitud mínima.  Esto es un resultado de otra cosa: Si una bola baja por una colina llena de curvas, de cambios de nivel, de obstáculos, la bola sigue en cada posición y en cada instante la dirección de máximo gradiente –LOCAL–. La bola no explora cien mil caminos para elegir el mas corto en el espacio o en el tiempo, sigue, bajo la fuerza de la gravedad, el máximo empujón en  cada punto.

Si sumamos todos los intervalos, obtenemos el camino que lleva a la bola a tardar el mínimo tiempo posible. Esto es un resultado a posteriori, y no debe nunca elevarse a causa de la trayectoria. Sin embargo científicos de la supuesta talla de Feynman contaron a sus alumnos que la luz ( y las partículas elementales) prueban una infinidad de caminos y eligen el que hace máxima o mínima globalmente una cierta función.  Es un error de lógica, pero que muy pocos científicos son capaces de detectar.

Es el mismo error que cuando una carreta está tirada por dos bueyes lleva a algunos, locos, a decir que la carreta empuja a los bueyes para que avancen en el camino.

La imaginación humana, que es la recombinación arbitraria, y aleatoria de circuitos eléctricos neuronales produce un numero considerablemente alto de imágenes, como minotauros, sirenas, pegasos, centauros, y las figuras que pueblan los cuadros de El Bosco.

Galileo nos dió una fórmula para separar esas imágenes mentales de la realidad del universo: Medir una y otra vez por personas absolutamente desconectadas entre sí. Si 7.000 millones de personas ven volar a los aviones, y cero personas han visto nuca volar a un pegaso, tenemos un argumento para aceptar a los aviones y rechazar la existencia de los pegasos.

Si 7000 millones de personas ven caer una bola de acero pulida desde lo alto de una escalera hasta el suelo, y ninguna ha visto nunca una bola dejada en el suelo subir hasta la ventana desde donde la observa, tenemos un buen argumento para aceptar la teoría de la gravitación universal.

Si solo dos equipos de personas, que no han podido comunicar lo que hacen durante tres años,  que pertenecen a un instituto que si no descubre nada se cierra y despide a ambos equipos, nos dicen que han visto una partícula que desaparece en un tiempo de 10-30 segundos y nosotros no podemos repetir el experimento, tenemos toda clase de argumentos para pensar en que ese experimento es el equivalente del pegaso o del minotauro que nunca vio nadie.

Si nos dicen que la realidad son infinitos multiversos, podemos poner delante del que eso afirma algunos o muchos de los maravillosos cuadros de El Bosco: Esos si son multiversos de verdad.

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