Quo vadis Universitas?

En la película «El club de los poetas muertos» se recrea la lucha entre dos maneras de enseñar. Evidentemente la enseñanza tradicional está caricaturizada frente a la novedosa enseñanza «experimental» desarrollada por el personaje interpretado por Robin Williams (Origen de la imagen: Wikipedia)

Uno de los frutos del famoso mayo del 68 fue el intentar crear un nuevo modelo de universidad que rompiera con la tradicional relación profesor-alumno. Se intentó implantar un modelo mucho más abierto, sin jerarquías, con contenidos pluridisciplinares, en el cual los profesores y los estudiantes eran considerados como colaboradores y en el que primaría la enseñanza experimental sobre la enseñanza teórica. Por supuesto los exámenes fueron abolidos y sustituidos por “debates” con los tutores. Así nació en 1971 la que sería conocida como Universidad Experimental París-8 y durante unos pocos años se consideró como la avant-garde de la modernidad en la educación.

Un sueño muy bonito sobre el papel que acabó en 1980 cuando el gobierno francés tomó la decisión de no reconocer sus títulos, cerrar el campus y rehacerla por completo en otro lugar. La razón básica es que aquello se había convertido en un auténtico desmadre en el que nadie iba a las clases y donde los edificios del campus estaban totalmente vandalizados. La anécdota más famosa es la protagonizada por Judith Miller Lacan, que se vanaglorió en una entrevista de radio de haber firmado un crédito docente a una persona con la que conversó en un autobús. En su opinión, la universidad era una creación capitalista y ella como buena maoísta debía procurar su destrucción. El ministerio de educación francés decidió degradarla a profesora de instituto.

La universidad de Vincennes París-8 en los años 70 del pasado siglo. Origen de la imagen: L’OBS)

La historia de París 8 es el extremo de una situación. El otro extremo son aquellos docentes que todavía dan sus clases leyendo directamente un texto de su libro, a la usanza de las universidades del siglo XIII. Como suele decirse, ni tanto ni tan calvo. Sin embargo cuando hablo con miembros de la comunidad universitaria tengo la sensación de que nos sentimos algo frustrados ya que la manera tradicional de dar clase es la que parece funcionar mejor en cuanto a relación coste/beneficio. Me explico, preparar una clase magistral en la universidad exige un determinado esfuerzo: actualizar el tema, repasar las notas y los libros, comprobar las diapositivas, etc. Pongamos que ese esfuerzo es el mismo que se requiere para preparar una clase práctica. Sin embargo, la clase magistral la impartes igual para 10 que para 100 estudiantes, mientras que en una clase práctica el grupo de alumnos no pasa de 20 (bueno, ese es el número óptimo, seguro que más de uno ha dado grupos de prácticas de 40). Así que si tienes 100 estudiantes, necesitas dar 5 clases prácticas pero te basta 1 clase magistral.

A mí personalmente me gustaría que mis clases fueran sobre todo de contenido práctico, pero cuento con dos limitaciones: Tiempo y Manos. Se necesita más tiempo para enseñar una determinada disciplina de manera práctica. Pero quizás el factor más importante sean las manos: hay pocos profesores (e instalaciones) para tanto alumno. Así que al final uno hace las cestas con los mimbres que tiene, y hay que decir que a pesar de las limitaciones creo que las cestas nos salen bastante bien.

Pero la universidad está cambiando. Y está cambiando de manera parecida a lo que ocurrió en el año 1439. A partir de ese año el invento de Guttenberg permitió que los libros fueran accesibles a todo el mundo. El conocimiento ya no estuvo limitado a las abadías y las casas nobles y pudo comenzar a hacerse global. Bueno, pues ahora tenemos internet, con lo que el acceso al conocimiento no solo es global, es instantáneo. Creo que no soy el único profesor al que un alumno le hace una pregunta en clase mientras consulta en su smartphone el último artículo publicado sobre el tema. En algún caso el alumno te pregunta de buena fe, pero debo decir que más de uno te preguntan porque “quieren pillarte”. Es decir, a los profesores ya no nos basta con conocer nuestra materia, tenemos que demostrar que la dominamos.

Las dos invenciones que más han contribuido a extender la cultura a nivel global: la imprenta y la internet (Origen de las imágenes: Wikipedia)

Esta nueva situación es lo que está precisamente obligando a cambiar el modelo de enseñanza y que vuelvan a retomarse ideas sobre lo que podría llamarse “dar clases sin clases”. Un botón como muestra. En el próximo mes de julio, Christine Ortiz, decana de grados en el MIT durante los pasados seis años, va a fundar una nueva universidad en la que los estudiantes no tendrán que asistir a clase y no habrá departamentos. La idea es que los alumnos tengan un proyecto a desarrollar y trabajen en problemas prácticos (lo que se conoce en inglés como Problem Based Learning o PBL). Si tienen alguna duda deberán consultar la internet y no a un profesor. Se potenciará la investigación transdisciplinar y el uso de plataformas tecnológicas de aprendizaje. Tampoco habrá un tiempo mínimo o máximo para desarrollar la “carrera” ya que todo dependerá del grado de desarrollo que haya alcanzado el proyecto. Y finalmente es importante que el proyecto que desarrolle el estudiante esté integrado en lo que la sociedad demande en ese momento. Ahora mismo está recaudando fondos, reclutando profesores y completando el papeleo burocrático. Espera que los primeros alumnos se matriculen dentro de 5 años.

 

Christine Ortiz, antigua decana del MIT que se ha embarcado en la creación de un nuevo modelo de universidad. (Fuente de la imagen: Edscoop)

Aunque la nueva universidad estará focalizada en la Ciencia y la Tecnología, para Ortiz el estudiante ideal no debe de obviar las humanidades y las artes, sino que debe de interesarse por la intersección entre esas áreas tan distintas. Lo que van a potenciar sobre todo es que los alumnos disfruten aprendiendo por si mismos mediante el desarrollo de su propio proyecto. En resumen, lo que se busca es desarrollar un nuevo “Espíritu del Renacimiento” en el que los egresados de las universidades sean capaces de integrar lo que encuentran cuando bucean en todo ese vasto repositorio de conocimiento que es la internet, para aplicarlo en resolver los problemas del futuro.

Pero ¿y el presente? porque lo del aprendizaje basado en problemas no es nada nuevo.  Bueno, comentaré algo de eso en el próximo artículo.

Actualización 27-07-2016: Entrevista a Roger Schank sobre la implantación de la docencia «learning by doing».

 

Blog del día en notiweb 30 de junio de 2016

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