Microbiólogas

El pasado 11 de febrero se celebró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Entre los días 6 y 19 de febrero se van a estar realizando diferentes actividades y eventos con el objetivo de visibilizar el papel de la mujer en el avance científico.

Desde hace un tiempo, Mercè Piqueras ha sido la responsable de la sección «Femenino Singular» en la revista de la Sociedad Española de Microbiología. Dicha sección está dedicada a la biografía de varias microbiólogas que han dejado su huella. Aquí tenéis los enlaces a sus interesantes artículos.

 

Ruth Patrick la señora de las diatomeas. Si uno ha estudiado geología sabrá que las diatomeas son uno de los mejores marcadores paleoecológicos para conocer los cambios climáticas de los tiempos pasados. Fueron precisamente las observaciones de Ruth Patrick las que abrieron dicho campo de conocimiento. También fue ella la que estableció que ante un evento de contaminación, la biodiversidad del ecosistema afectado disminuía. Es lo que se conoce como el principio de Patrick que correlaciona el impacto ambiental y la biodiversidad.

 

Rebecca C. Lancefield, ordenadora de los estreptococos. Decir «Lancefield» en Microbiología es como decir «Linneo» en Botánica. Fue la persona que encontró la forma de clasificar a los estreptococos en diversos grupos, atendiendo a los diferentes antígenos de superficie que presentaban. En un tiempo en que no había las herramientas de biología molecular que tenemos hoy, sus resultados fueron un avance esencial para las técnicas de diagnóstico.

 

Ida Albertina Bengtson y las rickettsias. Ida es un ejemplo de vocación tardía pero fructífera. Era una bibliotecaria que decidió estudiar bacteriología a los 30 años. Empezó trabajando con el Clostridium botulinum e identificó la toxina C. Después investigó la causa del tracoma y finalmente trabajó en un procedimiento para cultivar rickettsias de manera eficiente y poder así desarrollar una vacuna efectiva contra el tifus exantemático.

 

Esther Lederberg, pionera de la genética bacteriana. Se habla mucho de la injusticia que se cometió con Rosalind Franklin, pero a mí personalmente me parece mucho más sangrante el caso de Esther Lederberg. Esta mujer descubrió el fago lambda, el plásmido F, y desarrolló la técnica de la réplica de placa que se usó en el famoso experimento de los Lederberg que demostraba que la mutación era preadaptativa. Sin embargo todo el mérito, e incluso un premio Nobel, se lo llevó su marido. Se divorciaron en 1966.

 


Giuseppina Cattani y el tétanos. La historia de Giuseppina Cattani y de Guido Tizzoni es la historia de muchos científicos que realizan grandes descubrimientos de forma paralela a otros, pero que quedan eclipsados por estos últimos. En 1889 anunciaron en una reunión científica en Turín que habían aislado al bacilo del tétanos creciéndolo en ausencia de oxígeno. Simultáneamente, se publicaba en Alemania el artículo de Shibasaburo Kitasato. Al haberlo hecho en lengua italiana su descubrimiento no tuvo tanta difusión como el artículo de Kitasato. Aprendieron la lección porque muchos de sus siguientes artículos se publicaron en lengua germana. En 1890 publicaron su descubrimiento de la toxina del tétanos… a la vez que Knud Faber lo hacía desde Dinamarca. Y en 1891 desarrollaron un suero antitetánico y publicaron su hallazgo… a la vez que Kitasato y Behring también describían su suero antitetánico.

 

Lynn Margulis. The sense of wonder. Mercè Piqueras llegó a colaborar con Lynn Margulis, así que en este artículo no sólo se describe su trabajo y la importancia que tuvo para entender la importancia de la endosimbiosis en el origen evolutivo de los eucariotas. También se da una visión de la estrecha relación que tuvo Margulis con un gran número de microbiólogos españoles y latinoamericanos.

Son solo unas pocas que representan a muchas.

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