La actitud ante los inmigrantes y la integración social

“En el capítulo de las actitudes, lo que requiere la justicia es un cierto tipo de cultura pública que reconozca a los inmigrantes como miembros legítimos de la sociedad y los trate con respeto. Se podría aducir que esta situación queda resuelta con la concesión de la igualdad de derechos; no obstante, lo que está en tela de juicio aquí es el comportamiento de las personas, en especial de los funcionarios públicos, pero también los ciudadanos corrientes. El valor de la igualdad formal se reduce considerablemente si los representantes del Estado y el resto de la ciudadanía tratan al inmigrante como un intruso que no pertenece a la comunidad y que de algún modo ha adquirido una posición que es realmente inmerecida”.

(Joseph H. Carens: “La integración de los inmigrantes”, en G. Aubarell y R. Zapata, eds., Inmigración y procesos de cambio, Icaria, Barcelona, págs. 414-415)

Joseph Carens, uno de los analistas internacionales más reputados en cuestiones migratorias y especialista en filosofía moral, sostiene que en el caso de una sociedad que conoce bien, Quebec (Canadá), la integración de los inmigrantes está contribuyendo a la transformación de la identidad y de la autoconcepción de esta provincia canadiense francófona como comunidad política. Esta reconceptualización es muy positiva porque implica un esfuerzo de adaptación a las nuevas circunstancias y una nueva configuración de la propia identidad sin mermar, a su vez, el núcleo duro de su especificidad. Esto no quiere decir que la integración de los inmigrantes sea fácil, que ésta no sea vista como una amenaza -y no como fuente de enriquecimiento- o que no existan tensiones alrededor de cómo articular la acomodación de los inmigrantes. En este sentido, aparentemente los inmigrantes tendrán incentivos para integrarse a al cultura mayoritaria o dominante ya que les ofrecería una mayor movilidad social y mejores oportunidades económicas. Esto siempre será de este modo si no se implementan políticas correctoras o compensatorias destinadas a la integración de los recién llegados en la cultura nacional minoritaria.

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3 comentarios

  1. Un aspecto sorprendente del proceso de globalización, al menos en España (ignoro lo que sucede en Quebec), es que el flujo constante de emigrantes coincide con el refuerzo de los nacionalismos locales. Por ejemplo, hace unos años Marta Ferrusola, la mujer de Jordi Pujol (entonces presidente de la Generalitat) hacía en público unas declaraciones bastante bochornosas sobre los inmigrantes que llegan a Cataluña, y sobre el peligro que la emigarción supone para la identidad local. Es obvio que estas opiniones no son infrecuentes. Creo que desde el punto de vista de la teoría política plantean una cuestión interesante e importante. ¿Es verdad que en un mundo globalizado económica y culturalmente las identidades locales tienden a difuminarse y a fundirse (o a transformarse y redefinirse en un nivel más abstracto, como sugiere, por ejemplo, el concepto de "identidad postnacional" de Habermas)? ¿No sucede, más bien, que en el seno de las sociedades multiculturales se tiende a subrayar las diferencias y los particularismos? Aparte de las razones históricas que las sustentan (en unos casos más que en otros, desde luego), ¿no son las nuevas identidades nacionales y regionales una reacción al proceso imparable de pérdida de identidad y de soberanía que trae consigo la globalización económica? Me parece que estas cuestiones son importantes cuando se discute el problema de la integración social de los inmigrantes.

  2. A veces el probelma de la integraci´on es que nadie sabe exactamente de lo que hablamos como si esto fuera un mantra, nadie define que modelo de estado somos ¿plurinacional? LOS INMGRANTES HAN DE APRENDER LOS IDIOMAS DE CADA COMUNIDAD AUTONOMA O S´OLO EL CASTELLANO Y NOS CARGAMOS LA POL´ITICA LINGUISTICA DE LAS AUTONOMIAS.

    La mayor´ia de inmigrantes son gente muy ocupada que trabaja todos los d´ias de la semana y a veces 11 o 12 horas pedirles que estudian un idioma es pedirles un gran esfuerzo pedirles que aprendan dos o tres en un año es de locos hagamos una prueba cursos subencionados o gratis para españoles de chino y urd´u un año dos horas al d´ia y si lo consiguen un premio ¿a ver qui´en es capaz?

    Lo que no se puede es dar clases de castellano a los inmigrantes y exigirles luego el catal´an

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