Unión Europea y Migraciones

La cuestión de la inmigración se halla en el centro de las preocupaciones políticas de todos los responsables europeos. Siempre que la Unión Europea decide abordar este problema se reúnen los ministros del Interior como si la inmigración se considerara un peligro para la seguridad de los ciudadanos, una amenaza de invasión a sus mismas puertas. Por otra parte, estudios solventes a cargo de economistas y sociólogos nos dicen que la Europa del 2012 necesitará diez millones de trabajadores inmigrantes para seguir funcionando y también pagando las pensiones de los jubilados, cuya esperanza de vida no deja de aumentar. La complejidad del asunto requiere una política mucho más integral, que aborde todas sus variadas dimensiones. Ahora, con ocasión de la Conferencia Euroafricana sobre Migraciones y Desarrollo, se ha vuelto a hablar de poner en marcha una auténtica política europea común en materia de migraciones. No se trata de un mero asunto con el que los políticos europeos y los euroburócratas puedan justificar sus sueldos, sino de una necesidad cada vez más perentoria. Por su creciente relevancia debería ser integrada como una variable estructural de la política europea.

Pese a la importancia de la cuestión, las perspectivas para una cooperación real entre los Estados integrantes de la Unión Europea no son, sin embargo, esperanzadoras. Dos episodios de rescate de inmigrantes a bordo de embarcaciones a la deriva acaecidos durante este mes de julio, uno en aguas mediterráneas próximas a Malta, otro en aguas atlánticas cercanas al Sáhara Occidental, no sólo han puesto una vez más en evidencia la ausencia de una política común europea de inmigración, sino la dificultad de articular una respuesta concertada, rápida y efectiva, a incidencias concretas de emergencia humanitaria.

Nota (añadida 31/10/2006).- Al menos desde el Consejo Extraordinario de la UE celebrado en octubre de 1999 en Tampere (Finlandia), que supuestamente puso en marcha una política común sobre migraciones, hasta la reciente cumbre de octubre de 2006 en Lathi (Finlandia), la cuestión migratoria ha estado presente en la agenda europea, pero con eso y con todo no cabe aún hablar de una auténtica «política común» sobre migraciones. En lo que respecta a esta materia, cabría hablar gráficamente de que ha de darse por bueno el ‘mito del eterno retorno’: se habla una y otra vez de la necesidad de comenzar de una vez por todas a trabajar en común sobre la materia.

Sobre este mismo asunto, el asiduo colaborador de este blog, Esteban Greciet, redactó un comentario (15/07/2006), en principio dirigido a un mensaje anterior titulado “Migraciones y codesarrollo”, que por su interés se reproduce a continuación:

 

Al final es la otra cara de la moneda. La Unión Europea que nació hace medio siglo como Mercado Común se encuentra ahora con el reto de acoger la mano de obra que posibilita el nivel de desarrollo de los países de la Unión Europea, esto es, los trabajadores provenientes de la orilla sur del Mediterráneo.


La inmigración es una realidad transnacional que sobrepasa las tradicionales competencias de los Estados para la regulación de la extranjería, expresión de la soberanía nacional sobre la admisión de quienes no comparten la nacionalidad del país receptor. La Conferencia Euro-Africana es reflejo de esta realidad, y, en este aspecto, continuación de la recuperación del Proceso de Barcelona, reabierto a iniciativa del Gobierno español con la Conferencia habida el pasado noviembre.

La dimensión euromediterránea aparece así como uno de los ejes de la política exterior de nuestro país. Incluso Euromed figura entre las instancias supranacionales a las que se dirige la actual diplomacia parlamentaria, al mismo nivel que la O.S.C.E., la O.T.A.N. o el Consejo de Europa, como puede comprobarse con un vistazo rápido a la web del Congreso de los Diputados.

Con todo, que la Unión Europea tome la inmigración entre sus prioridades más allá de la visión de la misma dentro del ya viejo «tercer pilar» sigue siendo acaso necesario pero no suficiente. La ayuda al desarrollo debe constituir el otro puntal. En España, ya desde finales de los 90 pero mucho más ahora con especial atención, todas las Administraciones Públicas han querido implicarse en una política de cooperación, que sólo ahora empieza a aportar pequeños frutos comunes. Una política comunitaria europea de cooperación habría de ser el propósito (y el instrumento final). Sólo el «poder blando» de la U.E. parece en condiciones de promover el desarrollo de los países más desfavorecidos.

Procurar en ellos condiciones de vida y trabajo dignas sería el objetivo definitivo. En los paises europeos receptores, la precariedad laboral y la inseguridad de los inmigrantes siguen estando pendientes de atajar por las autoridades. En Madrid, el estremecedor y reciente caso del albañil colombiano muerto en una nave en Loeches a las 4 horas de entrar en su nuevo puesto de trabajo es la muestra desgarradora de lo que queda por hacer.


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2 comentarios

  1. En principio habria que ver como se hace para que desaparezca el alto indice de racismo existente en europa, que se entienda que la diferencia de color, costumbres, etc. no limitan a las personas y no habria que verlas como extraterrestres. Para ello necesitarian tener mas roce humano, social y tener la oportunidad de visitar los paises del tercer mundo para que se den cuenta que son personas como cualquier otras, que existen igualmente personas con niveles sociales y educativos altos, que los que emigran no siempre son delincuentes, sino personas dignas de respeto a las que hay que darles apoyo humano y a las que llegan a un pais sin recurdos como los que vienen en pateras, ademas de apoyo humano, ayudarlos a sobrevivir.

    Los Legisladores tienen que disponer de su tiempo para regular esta materia sin dejar atras la responsabilidad que tienen los mandatarios de los paises de donde salen desesperadas las personas que emigran bajo condiciones infrahumanas.

    Interpretense mis palabras con la mejor intensión.

  2. En principio habria que ver como se hace para que desaparezca el alto indice de racismo existente en europa, que se entienda que la diferencia de color, costumbres, etc. no limitan a las personas y no habria que verlas como extraterrestres. Para ello necesitarian tener mas roce humano, social y tener la oportunidad de visitar los paises del tercer mundo para que se den cuenta que son personas como cualquier otras, que existen igualmente personas con niveles sociales y educativos altos, que los que emigran no siempre son delincuentes, sino personas dignas de respeto a las que hay que darles apoyo humano y a las que llegan a un pais sin recurdos como los que vienen en pateras, ademas de apoyo humano, ayudarlos a sobrevivir.

    Los Legisladores tienen que disponer de su tiempo para regular esta materia sin dejar atras la responsabilidad que tienen los mandatarios de los paises de donde salen desesperadas las personas que emigran bajo condiciones infrahumanas.

    Interpretense mis palabras con la mejor intensión.

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