Migraciones y transnacionalismo

En el contexto de los procesos de globalización, los movimientos migratorios contemporáneos presentan rasgos en cierta manera novedosos que resultan de una confluencia de factores que favorecen una movilidad más flexible, eliminan parcialmente la noción de fronteras y permiten mantener con regularidad lazos a través de las mismas. Un conjunto de rasgos que en los estudios especializados se conoce, con algunas fluctuaciones en la denominación, como transnacionalismo migratorio.

El enfoque transnacional se ha mostrado útil para abordar diversas dinámicas transfronterizas sostenidas de manera duradera por actores no institucionales, como, por ejemplo, diversas formas de empresariado o de activismo político, aunque es en el terreno migratorio donde su fecundidad más ha descollado. De hecho, se ha convertido en una perspectiva analítica fundamental para examinar las causas y las implicaciones socio-culturales de los flujos migratorios actuales, sobre todo, para estudiar de forma más integral estos flujos tanto en los contextos receptores como emisores.

Esta perspectiva, cultivada desde hace al menos un par de décadas por numerosos sociólogos, antropólogos y politólogos, choca con los estudios migratorios tradicionales centrados en problemáticas que afectan a la recepción de los inmigrantes en el Estado anfitrión. Supone, en definitiva, una ruptura con las visiones ancladas en el nacionalismo metodológico y nos proporciona “una herramienta para evitar la complacencia con un sistema que nos coloca en el polo privilegiado, como sociedad receptora de migración y no forzada a emigrar” (Liliana Suárez 2008, 933).

En un plano más descriptivo, y no estrictamente metodológico, por transnacionalismo migratorio se entiende un conjunto de procesos por los cuales determinados migrantes generan y sostienen relaciones y actividades sociales recurrentes que vinculan las sociedades de procedencia con las de destino. A partir de esas relaciones y actividades se construyen espacios sociales discontinuos y, por ende, desterritorializados, espacios que cruzan fronteras geográficas, culturales, y políticas. En los estudios empíricos se constata que cada vez más son los migrantes y sus descendientes que participan en redes sociales cuyas ramificaciones se asientan en dos o más países.

No todos los inmigrantes son transnacionales, pero éstos conforman ya una significativa masa crítica. Se han construido así nuevos espacios transnacionales, que crecen en detrimento de los nacionales de base estrictamente territorial. Cabe hablar entonces de espacios transnacionales con vínculos en ámbitos plurilocales vs. territorios estatales con una localización muy determinada. La existencia de estos nuevos espacios invita a reformular las nociones de sociedad y vida social, de modo que ya no queden restringidos al territorio limitado por las fronteras de un único Estado nacional.

Para captar el sentido del término transnacionalismo migratorio es preciso tener en cuenta las innovaciones introducidas en las actuales condiciones materiales de existencia, muchas de ellas inconcebibles hace apenas unas pocas décadas. En unos pocos años se han registrado avances tecnológicos que inciden de manera directa y relevante en la vida de todos aquellos que viven en un país diferente al propio. Nuevas condiciones materiales que posibilitan que los migrantes mantengan vivos lazos con su país de origen de una manera bastante intensa y cómoda, a la vez que económica, lazos que se sustentan en formas de intercambios que resultarían inimaginables sin la revolución de los transportes y las comunicaciones: el contacto telefónico frecuente, los viajes de avión a bajo coste, el correo electrónico, el chateo, las redes sociales virtuales, las remesas internacionales de dinero o las inversiones vía telemática, etc. Con la ayuda de estos medios, que permiten actuar, producir, consumir y comunicarse a distancia, en red y a tiempo real.

Con la multiplicación de las opciones de comunicación y desplazamiento se han derribado barreras que entorpecían las relaciones transfronterizas. Es ilustrativo, en este sentido, comparar estas nuevas condiciones con los medios que estaban al alcance, p.ej., de los emigrantes españoles que a mediados de la pasada centuria se asentaron en la próspera Europa o en la acogedora Sudamérica: viajes de varias jornadas y a altos precios, cartas por correo ordinario y lento, giros postales, costosas conferencias telefónicas con operadoras, periódicos con varias fechas de retraso, etc.

Todos estos recursos e instrumentos permiten que sean numerosos los grupos y, en particular, las familias que se despliegan conforme a patrones de una enorme movilidad física y con variadas estrategias adaptativas. En el plano económico, por ejemplo, conforman unidades de producción territorialmente dispersas que son enormemente ventajosas para los negocios. El mantenimiento de vínculos permanentes entre las áreas de origen y destino permite tejer redes sociales relativamente invisibles, pero no por ello menos tupidas, que impulsan importantes cambios en ambas áreas. Sus integrantes actúan en múltiples espacios físicos y virtuales, conformando sólidos lazos que se retroalimentan y que sirven para amortiguar el choque afectivo y cultural que supone la experiencia migratoria.

Extraído del artículo de Juan Carlos Velasco “Transnacionalismo migratorio y ciudadanía en mutación”, publicado en Claves de razón práctica, nº 197 (noviembre de 2009), págs. 32-41.

Compartir:

6 comentarios

  1. Excelente post y excelente artículo en Claves. Muchas gracias por colgarlo en la web del CSIC. Como historiador que investiga sobre el papel del Estado en las migraciones contemporáneas me ha parecido muy revelador. Enhorabuena.

  2. Muy buen artículo. Real e idealista a la vez. Recomiendo su lectura en "Claves".

    Sobre todo, destaco la finura y la maestria con la cual se pasa del transnacionalismo (que tiene varias lecturas e interpretaciones) a los derechos de ciudadanía que deberían tener los inmigrantes. Con o sin nacionalidad española. Por el mero hecho de vivir en España, trabajar, y cumplir con las leyes.

    Enhorabuena.

  3. Sobre lel transnacionalismo y la globalización de las migraciones os dejo dos artículos que me han parecido interesantes:

    – "Teoría transnacional: revisitando la comunidad de los antropólogos", Yerko Castro Neira (Política y Cultura, primavera 2005, núm. 23, pp. 181-194)

    – "Inmigración y diversidad humana Una nueva era en las migraciones internacionales", Joaquín Arango.

    Saludos

  4. Si todos buscamos una vida mejor, ¿por qué impedirlo? Hay que lograr ver mas allá de lo que uno puede hacer. Este círculo vicioso hay que hacerlo más sencillo, pues de lo contrario nadie pasará.

  5. Me parece muy interesante el artículo; al democratizar la comunicación y hacerla accesible a los emigrantes, se establece el transnacionalismo, que les permite preservar las relaciones con sus orígenes, algo natural y lógico. Me parece que ésto lo viene realizando el pueblo judío por mucho tiempo y por lo ello ha sido muy atacado por una supuesta “doble lealtad” con respecto a su país, por un lado, y a su apego a sus tradiciones ancestrales anteriormente y al Estado de Israel actualmente por el otro. Me imagino que la globalización va a ayudar a entender y a aceptar este tipo de fenómeno social, que es inherente a la condición humana.

Deja un comentario