«open access»: 15 preocupaciones comunes -y clarificaciones

Alicia López Medina

Os voy a traducir un documento (una traducción bastante libre y con añadidos míos) que está publicado en la web de SHERPA (os pongo la dirección para los que queráis leerlo directamente en inglés),  porque me parece que plantea (y aclara) algunas de las preocupaciones que más nos plantean los profesores cuando les pedimos que pongan sus documentos en nuestros repositorios institucionales.
 
Pero antes, quiero contaros muy brevemente qué entendemos nosotros, los bibliotecarios, por “repositorio institucional”, porque estamos muy acostumbrados a dar por hecho que todo el mundo sabe lo que es y a qué nos referimos y nos encontramos con que en muchos casos los profesores nunca han oído hablar de semejante cosa (el término “repositorio” les suena fatal), y además no es exclusivo de las bibliotecas; otros ámbitos están desarrollando este tipo de archivos, por ejemplo los  archivos de objetos de aprendizaje que son desarrollados en el contexto del “e-learning” y que tienen características, objetivos, procedimientos y estándares diferentes o los repositorios de “datasets” (relacionados con la tecnología Grid y la e-ciencia)… Me gustaría, en otro momento, que habláramos de este tipo de repositorios y de los problemas que plantean para el “open access”.

Un repositorio institucional  es un conjunto de servicios que una Universidad ofrece a su comunidad para que puedan guardar, conservar, distribuir y permitir el acceso (no necesariamente ni siempre en abierto) a los contenidos, en formato digital, generados por su actividad científica, académica o de otro tipo. Estos servicios implican la posibilidad de tener un lugar –un archivo, un repositorio- donde poner esos contenidos, gestionarlos, reutilizarlos, hacerlos accesibles, conservarlos en el tiempo y además la posibilidad de buscarlos de forma centralizada.

 El principal objetivo de un repositorio institucional es pues permitir y mejorar la gestión, la conservación y la difusión/acceso de la producción intelectual en soporte digital generada por la actividad de la comunidad de una Institución.

 En el contexto del “open access” se recomienda (en algunas Universidades es ya un trámite obligatorio) que se utilicen  estos repositorios institucionales para hacer accesibles en abierto los resultados de la investigación científica, es decir, son uno de los vehículos para lograr el acceso abierto a la información científica (junto con la publicación en revistas en acceso abierto, colgar el artículo en la propia página web del investigador o difundirlo en un blog o en una wiki, por ejemplo). También sería interesante que habláramos precisamente de las diferencias-ventajas-inconvenientes de cada uno de estos procedimientos en relación con los objetivos del “open access”. Lo apunto para los próximos días.

 En fin, en el contexto de nuestras bibliotecas, los repositorios institucionales quieren ofrecer una plataforma para que los investigadores puedan difundir sus trabajos a mucha más gente, eliminando las barreras a su acceso y aumentando de esta forma su impacto. El problema es que, al mismo tiempo que los investigadores quieren que se lean sus trabajos, necesitan también que esos trabajos tengan reconocimiento “oficial”, es decir, que “cuenten” en términos de “currículo”. Por eso nos plantean algunos de estos problemas:

 [Ahora os voy a traducir –con bastante libertad- el documento:]

Deben usarse los repositorios institucionales como medio de publicación en lugar de publicar en revistas científicas tradicionales.
Todo lo contrario, los autores deben seguir publicando en sus cauces tradicionales de publicación. Los repositorios institucionales no pretenden, al menos por el momento, sustituir la publicación científica, sino complementarla y mejorarla.

El material que se guarda en los repositorios no pasa por el proceso de “revisión por pares”
Los repositorios institucionales hacen una clara distinción entre los contenidos que han sido revisados y los que no lo han sido. Un autor puede depositar un artículo que ya ha sido aceptado para su publicación (“peer reviewed” postprint) o bien puede guardar una versión no revisada todavía (preprint versión) – algunas disciplinas utilizan este procedimiento para intercambiar ideas entre colegas o desarrollar sus ideas-, pero esta distinción estará siempre claramente marcada en nuestros repositorios. Otra de las preocupaciones [esto es un añadido], relacionadas con este punto es la siguiente: si cualquiera puede poner un documento en un repositorio, ¿cómo estoy seguro de que esos trabajos tienen la suficiente garantía de calidad científica?. La respuesta, en primer lugar, es que no “cualquiera” puede distribuir sus trabajos a través de un repositorio institucional sino exclusivamente la comunidad científica y académica de la Institución. En segundo lugar, el hecho de que el repositorio especifique claramente qué trabajos han sido revisados y cuáles no lo han sido, debe responder también a esta preocupación.

Si los contenidos son accesibles libremente aumenta el peligro de plagio
De hecho, es todo lo contrario, el problema de plagio disminuye. Es mucho más fácil detectarlo si el original está fechado y accesible a todo el mundo en lugar de estar escondido en una revista difícil de localizar.

Los autores deben ceder sus derechos de copyright a la Universidad
El uso de repositorios institucionales está ligado a una tendencia que da más control a los autores sobre sus trabajos y la forma en que quieren que sean usados ya que las Universidades defienden y promueven el que los autores que autoarchivan en sus repositorios conserven los derechos de distribución de sus trabajos y no cedan –como sucede frecuentemente- en exclusiva estos derechos a sus editores.

Los editores no permiten a los autores que publican en sus revistas que archiven sus artículos en los repositorios institucionales.
Recientemente importantes editores –Springer, Elsevier y otros- han adoptado políticas favorables a los repositorios. Ello sumado a los editores que siempre han permitido a sus autores distribuir en línea sus trabajo significa que el 64% de los editores científicos permiten el auto-archivo en repositorios institucionales de los postprints (el porcentaje aumenta al 90% si consideramos el número de revistas en lugar de editores). Podéis consultar la base de datos de SHERPA/ROMEO para ver las políticas de los distintos editores y revistas.

 
Los autores de libros y obras de referencia perderán sus “royalties”

Los repositorios institucionales permiten el acceso abierto a los documentos de autores que no esperan recibir ningún beneficio económico a cambio de su distribución; su objetivo es sólo la información científica que los autores quieren difundir lo más ampliamente posible.

Si se difunden en abierto inventos “patentables” o materiales susceptibles de comercialización será como regalarlos.
Nadie ha sugerido tirar por la borda este material. Si el material es confidencial o puede comercializarse entonces no se pone en el repositorio, de la misma manera, por otra parte, que no se publicará en una revista. De nuevo, los repositorios institucionales sólo permiten el acceso abierto a los materiales que el autor quiere ver difundidos, citados y hechos públicos lo más ampliamente posible.

¿Qué pasa con el control de la versión: habrá una versión del artículo en el repositorio y otra versión publicada diferente –la publicada en la revista?
Muchas de las versiones depositadas en los repositorios son la versión definitiva del autor, la que es finalmente enviada al editor para su impresión. Algunos editores permiten el uso del fichero pdf final que aparecerá en la revista, en cuyo caso las versiones serán idénticas. Si no es así de todas formas lo único que cambiará será el estilo y las fuentes, porque el texto del documento seguirá siendo idéntico, salvo los cambios menores que pueda hacer el editor en el documento. Otro tema [esto no sale en el documento, lo añado yo] es el control de versiones en el sentido de que un artículo vaya reflejando las distintas fases de la investigación (el primer borrador, el siguiente borrador, etc.). Este es un problema que se están planteando ahora en  los desarrollos de los programas que usamos  para los respositorios. Algunos ya lo permiten.

El uso de repositorios institucionales significará la desaparición de las revistas científicas tradicionales.
La experiencia disponible sugiere lo contrario. La comunidad la Física ha estado usando un archivo digital –arXiv- para guardar sus trabajos durante más de 13 años al mismo tiempo que los enviaban a las revistas tradicionales: y, sin embargo, estas revistas continúan vendiéndose. ArXiv contiene en la actualidad más de 300.000 documentos y representa alrededor de 1/3 de la investigación científica mundial en Física. El uso de arXiv no ha supuesto la pérdida de suscripciones a las revistas. La experiencia demuestra que el uso de repositorios no significa la desaparición de las revistas y que los repositorios pueden existir como una forma estable, complementaria y muy ventajosa de difusión científica.

Poner documentos en un repositorio implica una sobrecarga de trabajo para los autores.
Auto-archivar un artículo en un repositorio no requiere una pesada sobrecarga de trabajo para los autores. Partiendo de que ya existe la copia digital del trabajo, la que va a ser enviada a los editores, el proceso es bastante sencillo. Una vez registrado el autor en el repositorio institucional de su Universidad, la tarea consiste básicamente en rellenar un formulario y dar a la tecla de “enviar”. Una vez que el autor lo ha hecho por primera vez, las veces sucesivas no deben de suponer más de 10 minutos por documento. Si lo comparamos con el tiempo que requiere conseguir la subvención, realizar la investigación y escribir el artículo, 10 minutos de trabajo es un coste mínimo en relación con el incremento que ese esfuerzo va a suponer en términos de exposición del trabajo y sus citas.

Si el documento ya está en la página web del investigador (y, por lo tanto, es accesible libremente a través de la web), ¿por qué necesita ponerla en un repositorio?
En primer lugar el documento va a ser más fácil de encontrar: los repositorios institucionales están basados en un estándar internacional (OAI-PMH) que permite que todos los contenidos de todos los repositorios puedan ser buscados desde un único punto como si se tratara de una única colección, en lugar de tener que localizar cada repositorio y después buscar la información uno a uno. Dado que los únicos resultados que se pueden obtener de esa búsqueda en repositorios institucionales son de carácter científico, la recuperación de la información será mucho más pertinente y libre de “ruidos” que si la búsqueda se realiza en cualquier sitio web no conforme con el protocolo OAI-PMH. Por otra parte, Google o Google Scholar ya recuperan los documentos de los repositorios institucionales y normalmente los colocan en los primeros puestos del ranking, antes que páginas web individuales. Los repositorios presentan otras ventajas: por ejemplo la conservación de los trabajos, lo cual supone que el artículo –y su enlace- permanecerá estable, legible y accesible. Otra ventaja es que los documentos depositados en un repositorio van acompañados también de metadatos que van a facilitar su identificación y protección. Además de facilitar la gestión, preservación y asegurar la estabilidad de su acceso, el repositorio ofrece una serie de servicios que permiten la reutilización de los documentos: generar bibliografrías, estadísticas de uso, reutilización del documento para diferentes propósitos sin tener que rescribirlo cada vez, etc.

 Es mucho mejor un repositorio temático (únicamente recoge contenidos científicos especializados en un ámbito o ámbitos relacionados): qué sentido tiene que artículos de química estén en el mismo repositorio que artículos de lingüística?
Para alguien que está buscando un artículo en particular el hecho de que esté en un repositorio institucional es irrelevante. El sistema OAI  permite unir los repositorios institucionales y temáticos en un archivo virtual masivo. Un servicio de búsqueda encontrará los artículos que respondan a los criterios de búsqueda; el punto de acceso o la ruta a través de la cual hemos accedido al artículo es independiente de dónde está almacenado.

Hacen la competencia los repositorios institucionales a las revistas en acceso abierto, a los repositorios temáticos o a cualquier otro procedimiento posible de acceso abierto?
En el contexto del acceso abierto a la información científica no puede existir competencia entre los distintos procedimientos para conseguirlo, ya sean repositorios institucionales, temáticos, páginas web departamentales o personales o cualquier otro sistema: si el objetivo es la difusión, cuantos más jugadores haya, mejor.

El problema “Free Rider” [No sé cómo traducirlo, pero me parece un punto muy interesante]
Uno de los argumentos en contra del “open access” es la idea de que el sector privado puede actuar como “free rider” [los que se benefician de recursos gratuitos y no comparten en igual medida], beneficiándose sin contribuir a los costes. Uno de los argumentos para el acceso abierto es que los contribuyentes han financiado gran parte de la investigación científica, pero el sector privado también paga impuestos. De hecho, contribuye tanto directamente (pagando los impuestos) como indirectamente (creando puestos de trabajo; sus empleados pagan impuestos). Gran parte de la investigación se produce en las universidades. Algunas empresas participan financiando programas en las universidades. Los beneficios del acceso abierto supondrían a las empresas privadas incluso un mayor incentivo para este tipo de contribución. Muchas corporaciones están también trabajando estrechamente con universidades, tanto en relación con la investigación como con  la educación. Parte de la investigación se lleva a cabo en las empresas. Parte de esta investigación es investigación aplicada y por lo tanto no puede ser compartida, sin embargo, sí es posible compartir otro tipo de investigación y la gente de la industria también publica. Si puede ser publicada, puede ser publicada en acceso abierto. El impacto OA es aplicable de la misma forma, tanto se si trata de un investigador de una institución pública o una empresa privada. De nuevo, una mayor y más rápida difusión de los últimos resultados científicos sólo puede suponer innovación, desarrollo y crecimiento industrial y económico.

Espero que todos estos temas susciten una buena «conversación», porque estoy segura de que todos tenéis opiniones al respecto y estoy deseando conocerlas.

 

 
 

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

Compartir:

Un comentario

  1. Gracias por el recurso, y la traducción y tu glosa. Una gran ayuda para hacerse con argumentos a la hora de defender el acceso abierto y convencer a los autores.

    Ayer Alvaro Roldán sugería la apuesta por el acceso abierto para la REDC (Revista Española de Documentación Científica), pero no hemos obtenido mucho debate al respecto, espero que consigas una buena "conversación" aquí (he hecho referencia desde los <a href="http://blog.sedic.es/?p=76"comentarios del blog de SEDIC</a> por si eso ayuda un poquito a difundir tu post).

    Saludos

Deja un comentario