¿Estamos protegiendo adecuadamente la I+D+i? (primera parte)

Se atribuye al famoso político británico Sir Winston Leonard Spencer-Churchill (1874-1965) la frase “I only believe in statistics that I doctored myself” (“Sólo me fío de las estadísticas que he manipulado”). La estadística, como rama de la matemática, es una herramienta necesaria para el tratamiento de datos, conocer tendencias, y ayudar a prevenir escenarios inciertos o poco propicios. Como en cualquier campo de la actividad humana, el uso inadecuado de los conocimientos puede tener consecuencias  desastrosas; la manipulación de datos estadísticos es un claro ejemplo de ello. Sin embargo, el correcto tratamiento de esos datos puede aportar claridad ante situaciones de incertidumbre. Este artículo pretende tratar ciertos datos estadísticos, obtenidos de fuentes oficiales, para hacer seguidamente algunas reflexiones relacionadas con la investigación, la innovación, y su protección en España mediante los diferentes títulos de propiedad industrial.

La tabla 1 muestra datos relativos a España entre 2000 y 2016 sobre su población, renta nacional disponible (RND), y RND por habitante. Estos datos pretenden mostrar la evolución demográfica nacional junto con la RND, considerando este parámetro como un indicador relevante a la hora de cuantificar la riqueza nacional.Tabla 1 – Datos de población, renta nacional disponible neta (en millones de euros), y renta nacional disponible neta (en euros) por habitante en España (elaborada de datos obtenidos de la página web del Instituto Nacional de Estadística, de las encuestas de población y de contabilidad nacional). * Los datos sobre RND de 2015 y 2016 son estimaciones.

Las referencias que aparecen en la tabla 1 provienen de distintos datos estadísticos del INE (http://www.ine.es/): población, y contabilidad nacional. En la serie, que comprende el periodo 2000 a 2016, se observa un aumento de población en más de seis millones de personas; sin embargo, la evolución de la renta nacional disponible ha sido variable en el periodo considerado a consecuencia de la crisis económica de la década de 2000, con claras influencias en los valores de renta correspondientes a los primeros años de la década siguiente.

La tabla 2 muestra datos relativos a España entre 2000 y 2016 sobre su población, inversión en I+D, personal de I+D, y ratio de dichos investigadores por millón de habitantes.Tabla 2 – Datos de población, inversión en I+D (en miles de €), personal de I+D, y relación de personal de I+D por millón de habitantes (elaborada de datos obtenidos de la página web del Instituto Nacional de Estadística, excepto la quinta columna por la izquierda, obtenida de dividir resultados de la cuarta columna entre la segunda).

Los datos que aparecen en la tabla 2 provienen de distintas estadísticas del INE (http://www.ine.es/): población, gastos internos totales en I+D, e investigadores en I+D. Sin embargo, la columna derecha de esa tabla se ha obtenido dividiendo los datos de la cuarta columna (empezando por la izquierda) entre la segunda, y multiplicando por un millón. Las cifras que aparecen en la columna de personal investigador reflejan exclusivamente este tipo de profesionales, y en ella no se han incluido otras categorías laborales como técnicos o auxiliares; dichos datos engloban investigadores de la administración, la educación superior, empresas, e instituciones privadas sin fines de lucro. Se podría adoptar una actitud crítica sobre los valores de la columna de la derecha, de manera que no pueden considerarse válidos al no proceder directamente de una fuente oficial (aunque su origen sí lo sea); no obstante, sí son orientativos.

En la serie de la tabla 2, que comprende el periodo 2000 a 2016, se observa la evolución de la inversión en I+D y el número de investigadores en España en el periodo mencionado. Según la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT, véase en su página web https://icono.fecyt.es/informes-y-publicaciones/indicadores-bibliometricos-de-la-actividad-cientifica-espanola la información relativa a 2016), España se encuentra en el décimo lugar internacional por su producción de publicaciones científicas. Alcanzar estas posiciones ha supuesto un gran esfuerzo de la comunidad científica y técnica durante las últimas décadas, y España debería continuar su contribución en el aumento del acervo científico global. En cualquier caso, a pesar de la reciente crisis económica, la inversión en I+D ha permitido que España siga ocupando puestos destacados en la producción mundial de literatura científica y técnica. La tabla 2 muestra que la inversión en I+D y el número de investigadores en España casi se ha multiplicado por dos en el periodo objeto de estudio. La figura 1 permite visualizar la evolución que han experimentado tanto la inversión económica en I+D, así como el número de investigadores en España.

Figura 1 – Evolución de la inversión monetaria y del personal investigador en España, en el periodo 2000-2016 (fuente: representación gráfica de ciertos datos de la tabla 2).

El hecho de haber seguido invirtiendo en políticas de I+D en una época de recesión económica (como la mostrada en la tabla 2, aunque a un menor ritmo de lo que se hizo en la época de mayor bonanza) muestra la conciencia que existe en España por apostar a favor de estas políticas. No obstante, España es un país en el que el número de solicitudes de patentes nacionales no sigue una tendencia de crecimiento, como cabría pensar a la vista de los incrementos de inversión y de personal en materia de I+D que se han presentado en la tabla 2 y la figura 1. Seguidamente, en la tabla 3, se recogen los datos de distintas modalidades de protección de invenciones en España en el periodo 2000 a 2017.

Tabla 3 – Solicitudes de patentes y modelos de utilidad nacionales, entradas en fase nacional de solicitudes PCT ante España, solicitudes internacionales de patentes PCT presentadas ante la OEPM, y validaciones de Patentes Europeas concedidas presentadas ante la OEPM, en el periodo 2000-2017 (fuente: elaboración propia a partir de información obtenida de la base de datos OEPMESTAD, accesible a través de la URL http://consultas2.oepm.es/ipstat/).

En la tabla 3 se recogen datos sobre el número de solicitudes de patentes presentadas en España en el periodo 2000 a 2017; también se incluyen solicitudes de modelos de utilidad, entradas PCT en fase nacional en España, solicitudes internacionales de patentes PCT presentadas ante la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), y validaciones en España de Patentes Europeas concedidas. Las figuras 2 a 4 muestran diversos datos relativos a la tabla 3.

Figura 2 – Evolución de solicitudes de patentes y modelos de utilidad nacionales en el periodo 2000-2017 (fuente: representación gráfica de ciertos datos de la tabla 3).

Observando la evolución de la figura 2, entre los años 2000 a 2014 se aprecia una tendencia de solicitudes de patentes españolas, relativamente constante en un rango entre 3.000 y 3.500 solicitudes de patentes anuales; a partir de ahí, los siguientes años de la serie hasta 2017 suponen caídas en el número de patentes. Los modelos de utilidad han experimentado, entre 2000 y 2017, una evolución decreciente entre las 3.000 y las 2.500 solicitudes anuales respectivamente. En general, el número de solicitudes de patentes ha sido mayor que el de modelos de utilidad, excepto en 2000, 2001, 2002 y 2017, años en los que se solicitaron más modelos de utilidad que patentes. Por tanto, se aprecia que el número de solicitudes de patentes y modelos de utilidad ha venido decreciendo, especialmente desde 2008 para el caso de patentes.

Cuando se analizan las solicitudes PCT que entran en fase nacional en España en el periodo 2000 a 2017 (tabla 3 y figura 3), se observa un número variable entre un mínimo de 76 solicitudes (en 2002) y un máximo de 170 (en 2014); a la vista de estos valores, puede deducirse que la vía de entrada de fase nacional PCT en España es usada por un máximo de alrededor del 6% de los solicitantes de patentes. El número de solicitudes internacionales de patentes PCT presentadas en España creció en el periodo 2000 a 2010 alcanzando un máximo de 1.415 solicitudes, para ir decreciendo desde ese valor hasta las 1.013 solicitudes de 2017 (datos de la tabla 3 y figura 3).

Figura 3 – Evolución de entradas PCT en fase nacional en España, así como de solicitudes internacionales PCT presentadas en España ante la OEPM en el periodo 2000-2017 (fuente: representación gráfica de ciertos datos de la tabla 3).

No obstante, cuando se compara el número de solicitudes de patentes y modelos de utilidad presentados en España, con el número de validaciones en España de Patentes Europeas concedidas, se aprecia cómo el número de estas validaciones se ha multiplicado por un factor de 2,3 en 2017 respecto los valores de 2000, tal y como se aprecia en la tabla 3 y se observa en la figura 4.

Figura 4 – Evolución de solicitudes de patentes y modelos de utilidad nacionales, así como de las validaciones en España de Patentes Europeas concedidas, en el periodo 2000-2017 (fuente: representación gráfica de ciertos datos de la tabla 3).

¿Qué se puede inferir de los datos que se plasman en la tabla 3 y la figura 4? De una forma paradójica, al contrario de lo que se deduce al ver la figura 2, al analizar la figura 4 puede concluirse que la protección de la I+D+i en España en general ha ido en aumento en el periodo 2000 a 2017, si se exceptúan los años 2007 a 2009. Pero el auténtico responsable de esta tendencia son las peticiones de validaciones en España de Patentes Europeas concedidas; ¿qué quiere decir esto? Pues básicamente que España es un país atractivo para la protección de la innovación… si bien, curiosamente, ese atractivo lo encuentran mayoritariamente las empresas e instituciones extranjeras que amplían a España la protección que les otorga su Patente Europea, una vez que ésta se concede.

Efectivamente, analizando la tabla 3 y la figura 4 se comprueba que, aunque el número de solicitudes de patentes y modelos de utilidad en España tiene una tendencia decreciente, el número de validaciones de Patente Europeas en nuestro país se ha multiplicado por más de dos en el periodo 2000 a 2017. Las empresas e instituciones extranjeras que tienen interés por proteger sus innovaciones en España lo hacen mayoritariamente (e incluso de forma aplastante) a través de validaciones de Patentes Europeas. Si se consideran los datos de 2017, las solicitudes en España de patentes, modelos de utilidad, y entrada en fase nacional PCT, sumaron un total de 4.808 invenciones, frente a las 25.953 validaciones de Patente Europeas, con un total anual de 30.761 invenciones; es decir, que prácticamente el 85% de las invenciones protegidas en España durante ese año llegaron a través de Patentes Europeas validadas como nacionales.

La vía de cómo llegue una invención a ser protegida en una nación puede ser una cuestión relativamente poco destacable. Lo que probablemente deba ser objeto de reflexión son los datos españoles que se han presentado. La mayoría de las patentes europeas que se validan en España proceden de otros países; de hecho, el porcentaje de Patentes Europeas de origen español puede considerarse bajo. En 2016 se presentaron un total de 159.353 nuevas solicitudes de patente ante la Oficina Europea de Patentes, de las que 1.558 fueron de origen español (el 0,9777%). Estos datos (obtenidos de https://www.epo.org/about-us/annual-reports-statistics/statistics.html) resultan especialmente chocantes cuando se comparan con los resultados que se han ilustrado en la figura 1 sobre inversión y personal de I+D en España.

¿Por qué las empresas extranjeras han aumentado durante los últimos años la protección de sus innovaciones en España con más validaciones de Patentes Europeas, mientras que el número de patentes nacionales sigue disminuyendo? ¿Cómo puede explicarse que la inversión en I+D y el personal investigador casi se haya multiplicado por dos en el periodo 2000 a 2017, cuando el número de patentes y modelos de utilidad presentados en España tiene una tendencia claramente decreciente? ¿Estamos protegiendo adecuadamente la I+D+i que se hace en España? Los datos mencionados al principio de este artículo sobre publicaciones científicas y técnicas españolas dados por la FECYT son buena muestra de la calidad y cantidad del trabajo investigador en España, pero probablemente ese trabajo no se culmina con unas adecuadas prácticas de protección de la I+D+i, lo cual no es fácilmente comprensible.

Al adquirir una vivienda, o un bien inmobiliario en general, además de hacer la escrituración pública del mismo y pagar los impuestos correspondientes, es habitual proceder a su inscripción en el Registro de la Propiedad; ¿por qué? Para que nadie pueda realizar la venta de ese bien a terceras partes sin nuestro consentimiento. Sin embargo, a la vista de los datos que aquí se han presentado, no parece que hagamos lo mismo con los resultados de la investigación. ¿Por qué ocurre esto? Responder a esta pregunta no resulta sencillo, y sin duda existen muchos factores; quizás uno de ellos sea la falta de cultura de protección de la innovación, debido en buena parte a la reducida (y prácticamente nula) existencia de planes de formación en materia de Propiedad Industrial en los diferentes curriculums del sistema educativo español en general, y en la educación secundaria y universitaria en particular.

Las actividades relacionadas con la I+D+i deben proporcionar a los expertos en estos campos los conocimientos necesarios para planificar las correspondientes estrategias de protección; en general, los actuales planes de estudio españoles (especialmente en carreras científicas y técnicas, pero también en las de ámbito jurídico, económico, y de gestión empresarial) no ofrecen formación al respecto. Por eso, completar curriculums educativos en la universidad en materia de Propiedad Industrial ayudaría que, tanto los investigadores del futuro como los directivos de los centros en donde cumplan sus funciones, tuviesen un claro conocimiento de las implicaciones de una adecuada protección de la innovación. No tendría sentido jugar al ajedrez sin unas ideas básicas sobre estrategia del juego y sin conocer los movimientos que pueden realizar las distintas piezas; similarmente, resulta paradójico comprobar que, en España, las prácticas de I+D+i no culminen con una mayor protección (nacional e internacionalmente) de su titularidad a través de las distintas modalidades de Propiedad Industrial. Ello es especialmente importante cuando se considera el retorno económico de la investigación, retorno en el que una protección apropiada con las figuras adecuadas de Propiedad Industrial puede ser básica a la hora de litigar por la infracción de esos derechos en general, o debido a posibles plagios. Esta reflexión no sería relevante si sólo se deseara hacer investigación per se; ahora bien, cabe preguntarse ¿puede cualquier institución que se dedique a la investigación obviar las implicaciones de los retornos económicos de dicha investigación? Es decir, ¿podemos como sociedad convertirnos en mecenas de la investigación sin considerar sus retornos económicos globales? Este artículo no es el lugar adecuado para tratar la respuesta a esta pregunta dado que, además, cada lector posee su propia opinión al respecto.

¿Qué ocurre a la hora de valorar la variación de la protección de la innovación en España con otras figuras de Propiedad Industrial? Este análisis es objeto de la segunda parte de este artículo, que será publicada próximamente en este blog.

 

R. Rubén Amengual Matas

 

 

 

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