La ciencia en Aranda de Duero

Mañana, 21 de noviembre, a las 20:45 tendrá lugar la conferencia «¿Natural? ¿Sintético? ¡Todo es química!» en el Centro Cultural Caja de Burgos en Aranda de Duero.

 

Resumen de la conferencia “¿Natural? ¿Sintético

Una creencia habitual es asociar el término «natural» con algo bueno y saludable; y, además, este término es antitético con el  de «sintético» (como sinónimo de «artificial», lo que no es absolutamente correcto), siendo éste sinónimo de malo e insalubre. Un error común es que los materiales sintéticos son objeto de la química; y esta errónea percepción perjudica la visibilidad social de la química.

En la conferencia se discutirán conceptos como “natural”, “sintético”, “artificial”, aplicados a nuestra vida cotidiana; y se aclararán  desde el punto de vista de la química, demostrando que no hay diferencia entre los términos.  Se expondrán ejemplos de aspectos beneficiosos y perjudiciales de sustancias químicas, ya sean naturales o sintéticas. Incluso se expondrán diversos ejemplos, en los que no es fácil distinguir el origen de una sustancia química y encontramos «sustancias naturales generadas artificialmente» o «sustancias sintéticas que imitan a las naturales» También se discutirá la importancia que los productos naturales han tenido en el desarrollo de la química, especialmente de la química orgánica, especialmente como fuente de inspiración y modelos en los que probar teorías químicas diversas, retos científicos para obtener productos naturales y análogos, y compuestos con actividad biológica interesante que pueden dar lugar al desarrollo de fármacos.

Algunas características de la química es que es “la ciencia que crea su propio objeto”, lo que permite obtener multitud de sustancias químicas que son alternativas eficaces a las sustancias de origen natural. Por otro lado, también podemos considerar que “la química es la ciencia de las cosas cotidianas”. Si analizamos todo lo que usamos a diario (utensilios del hogar, medicamentos y productos para cuidar nuestra salud, cosméticos, ropas, colorantes, materiales para producir energía o artículos para nuestro ocio o el deporte) está fabricado con moléculas o átomos. La química es la ciencia que estudia la estructura, preparación y propiedades de las moléculas y los átomos; por lo tanto, podemos decir que “todo lo cotidiano es química”.

Bernardo Herradón García
CSIC
b.herradon@csic.es
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5 comentarios

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  2. El día 21 de noviembre asistí, en Aranda de Duero, a la conferencia: «¿natural? ¿sintético? ¡todo es química!.
    Tengo que decir que salí con un sabor amargo que me gustaría explicar.
    El Sr. Herradón tal vez me recuerde porque, en el turno de preguntas, mantuvimos una pequeña polémica sobre los productos ecológicos.
    Tengo que darle la razón en cuanto a que en el diccionario de la RAE no se define con concreción lo que hoy en día circula en nuestro lenguaje como productos ecológicos. Sin embargo, en todas las comunidades autónomas existen consejos reguladores sobre productos ecológicos. Lo que quiero decirle es que, a pesar del diccionario, todos tenemos un concepto más o menos aproximado de los que son los productos ecológicos, y que tiene que ver, para los alimentos, por ejemplo, con la prohibición o utilización muy limitada de ciertos productos como pesticidas, insecticidas, antibióticos, a la vez que se actúa de manera respetuosa con el medio ambiente (plantas, animales, utilización hídrica, gasto energético, etc).
    Está claro que todo en esta vida es relativo, y que es difícil poner límites a las palabras, «respetuoso», «gasto energético responsable», «crecimiento sostenible»…pero estoy convencido de que todos nos entendemos cuando hablamos de productos ecológicos.
    Realmente me sorprende que usted se mostrara tan hostil contra todo lo que suene a ecológico, y a la vez tan tranquilo con todas las E-XXX que tienen hoy tantos productos en el mercado. ¿Prefiere usted un pan en el que los ingredientes son sólo harina, agua, levadura y sal, u otro que además tiene 4 ó 5 E-XXX? ¿Y qué preferiría para sus hijos y sus nietos, unas manzanas ecológicas u otras que han sido tratadas con insecticidas, pesticidas, ceras y parafinas?
    Por supuesto que hay gente que hace publicidad engañosa y que intenta aprovecharse, pero como en cualquier otro campo de esta vida. Pero creo que todo esto se evita con cultura científica, como usted decía, y gente como usted podría hacer muy buena labor educando a la gente. Por eso, me pareció poco ético que usted presentara los aditivos alimentarios como algo normal y seguro; y, sólo cuando alguien del público le preguntó de manera directa, reconoció que no tomaría algunos de ellos.
    También me parece poco serio que un científico quiera extrapolar de manera directa a los humanos un estudio que se realizó en ratas: 21000 latas de coca-cola para ridiculizar.
    Soy ingeniero industrial, y tengo la mente educada bajo el razonamiento lógico y el método científico, como usted decía. Me apasiona la ciencia y el conocimiento. Quiero decir con esto que no soy sospechoso de profesar pseudociencias ni de ser un talibán.
    Como usted dijo, con el tiempo se han ido prohibiendo productos que anteriormente habían sido autorizados. Esto significa que debemos ser muy prudentes con lo que tomamos o utilizamos. Aconsejemos, pues, promovamos, utilicemos y consumamos productos ecológicos: estoy convencido de que redundará en nuestro bienestar, en el de nuestros hijos y en el del planeta en general . Confío en que usted puede contribuir a ello.

    Atentamente.

  3. Muchas gracias por asistir a la conferencia y sus comentarios muy respetuosos.

    Si recuerda el título de mi conferencia, tendrá claro que para un químico (y una persona formada) no hay diferencia entre lo natural y lo sintético. ¿O cree usted que la harina (mezcla de polisacáridos, ¡compuestos químicos!), el agua (H2O, una molécula química) y la levadura (una célula, como dije en la conferencia, una fábrica química) no es química? ¡Y no se olvide de la sal (NaCl, sustancia química)!, que en cantidades muy (pero que muy) pequeñas puede ser beneficioso para la salud (y nuestro bienestar a través del sentido del gusto, ¡un sentido químico!), pero que en exceso es muy perjudicial (problemas cardiovasculares, entre los más frecuentes).

    Lo que no puedo soportar como científico es que se manejen términos científicos inadecuadamente, ni que se quiera vender como ciencia lo que no es, ni que una persona supuestamente cercana a la ciencia extienda mensajes quimiofóbicos. Y sobre estas tres cosas, hablé en la conferencia; como a continuación aclararé.

    Antes de hacerlo, permítame recordarle la diapositiva con mis declaraciones «HAY QUE MINIMIZAR EL USO DE LAS SUSTANCIAS QUÍMICAS», y la larga parrafada que solté para explicarlo. Como estuvo allí, no tengo que volver a repetirlo. También recordará que dije que la protección medioambiental comienza en el individuo. En este sentido, me considero el primer ecologista (según una de las acepciones del diccionario de la RAE) del planeta: nunca he fumado (una de las grandes fuentes de contaminación y una industria química a la que «di un palo» en la charla) , nunca en mi vida (en lo que yo recuerdo) he tirado un papel (o cualquier otra cosa) al suelo, de hecho a veces recojo lo que no he tirado, procuro ir caminando cuando puedo, separo todos los residuos separables (orgánico, aceite, metal, papel, vidrio, ….), no malgasto el agua, reuso y reciclo todo lo que puedo, etc…; y, por supuesto, no abuso de las sustancias químicas en mi vida cotidiana.

    Volviendo al primer punto que le mencionaba. Creo recordar que la primera intervención fue algo así como «en qué se diferencia el vino ecológico del no-ecológico (no recuerdo que calificativo usó para este otro vino)». Mi respuesta fue que, por lo que sé, químicamente en nada y, en otros aspectos, en el precio. Luego defendí, como es mi obligación como científico, que el uso del término «ecológico» (un término científico) no debe usarse en la agricultura. Otro asistente (¿quizás usted?) sugirió «redefinir» el término para hablar de una agricultura que no use pesticidas, herbicidas, etc., químicos y me pidió sugerencias para definir. Creo recordar que dije «sostenible» (que yo había usado en la conferencia en el contexto de la química y que definí), pero justo al acabar me vino a la cabeza un adjetivo mejor (se lo comenté a los organizadores), debería usarse el término «artesanal». Pero, posiblemente no se use este término, porque agricultura ecológica vende mejor que agricultura artesanal. La segunda intervención haciendo referencia a los fitosanitarios químicos es dolorosa para un químico, pues ¿qué hace el agricultor cuando se encuentra con una plaga de insectos? ¿deja que se coman el cultivo? Supongo que no. La respuesta es «uso un pesticida natural». Si recuerda en la charla hablé de un pesticida natural aislado del escorpión. Este pesticida puede ser igual de bueno o malo (para la salud) que uno sintético, pues lo que lo hace más o menos perjudicial es su efecto sobre las reacciones bioquímicas de los seres vivos. Si recuerda (si aguantó hasta el final) hice también una mención al caso de la E. coli causante de la crisis de los pepinos el año pasado. El origen fue el uso de abono natural. Usted menciona la utilización muy limitada de ciertos productos como pesticidas, insecticidas, antibióticos…, a la vez que se actúa de manera respetuosa con el medio ambiente (plantas, animales, utilización hídrica, gasto energético, etc). «Utilización muy limitada» no es término científico y sobre el respeto al medio ambiente, cada uno lo interpreta como quiere.

    Por supuesto, que prefiero comer un tomate que haya sido cultivado artesanalmente en vez de uno que haya sido cultivado masivamente; pero no por el hecho de que se haya producido sin productos fitoquímicos sintéticos, sino porque se han «mimado» desde el momento de la plantación. Seguro que hay muchos agricultores artesanales honrados; pero, cuando voy a la frutería, nadie me garantiza que el producto se haya cultivado de esta manera. Otro aspecto importante es si esta agricultura artesanal es capaz de dar de comer a siete mil millones de personas (¿?) y con una perspectivas de nueve mil millones en 30 años. Creo que en mi charla también comenté lo importante que es minimizar el consumo energético. Ya le he comentado mi afición a caminar, pero otra «manía» que tengo es que no compro alimentos que hayan sido producido fuera de España, pues es una aberración ecológica (por desgracia, para otros productos de consumo no hay alternativas).

    Sobre los aditivos alimentarios, voy a repetirle dos mensajes que di en la conferencia. El primero es que la UE (especialmente) y Estados Unidos tienen legislaciones estrictas que nos dan seguridad; pero no se relajan y el proceso siempre está abierto y en revisión. El segundo es que la mayoría (dije la mitad en la conferencia, pero me quedé corto) de los aditivos alimentarios (productos E) son naturales. Aquí vuelvo a repetir el mensaje del título de la conferencia. Y un químico en un laboratorio puede preparar una sustancia natural (por ejemplo, una vitamina, natural pero obtenida por síntesis química) y esta sustancia es exactamente la misma que la de origen natural; y, muy frecuentemente, más fiable, pues se puede controlar mejor la pureza de la sustancia química (al fin y al cabo, la calidad del producto). Mucha gente se sorprendería al saber que todas las vitaminas (excepto la B12) que se comercializan se obtienen por síntesis químicas: esto garantiza un suministro adecuado del producto y una calidad homogénea. Efectivamente, como dije, no soy «amante» de algunos (esto es importante y así lo dije) colorantes alimentarios; aunque en moderación se pueden consumir de manera seguro; pero creo que muchos padres irresponsables dejan que sus hijos tomen demasiadas chucherías y bebidas dulces (estas son más peligrosas por el azúcar y su contenido calórico y sobre la dentadura). Pero los colorantes es el «precio» que los consumidores pagamos porque nos gusta que una paella tenga color de paella o la Coca-Cola color caramelo. Personalmente no me importaría que la paella fuese más pálida ni que el refresco de cola fuese incoloro. Pero no hay que olvidar que los colorantes alimentarios son sólo un grupo muy reducido de aditivos. Gracias a los aditivos conseguimos que los alimentos duren más tiempo evitando el hambre en épocas lejanas a las cosechas o matanzas, evitamos que los alimentos puedan ser colonizados por bacterias, que las grasas se rancien, que se endulcen los alimentos sin aporte calórico o que se salazonen sin causar problemas cardivasculares, etc…

    Sobre el asunto del 4-metilimidazol y el efecto en ratas extrapolables a humanos. Muchas veces encontramos estudios en los que a los animales se les maltrata. Este es uno de esos casos. pero dejando aparte, la bioética, quiero recordarle (lo dije en la conferencia) que la dosis de 4-metilimidazol que California ha puesto como cancerígena en humanos es diez mil veces menor que la que se provocó cáncer en las ratas. Este me parece un margen adecuado de seguridad (y lo veo bien), por lo que las 21000 latas es un número entre 1000 y 10000 veces menor que las que podrían causar cáncer.

    Sobre el segundo punto que comentaba al principio, no puedo soportar que prácticas como la homeopatía, la astrología, los quiromasajes y muchas gaitas como estas, las «vendan» como ciencia. Y es especialmente doloroso que haya médicos (afortunadamente pocos, pero uno sería ya mucho) que receten productos homeopáticos y que haya farmacias cuyo principal negocio sea la venta de productos de parafarmacia; en los que, por cierto, muchas veces se venden sustancias como suplementos dietéticos natuarales, que realmente son medicamentos, y que no han pasado las pruebas como fármacos. Y mejor no comentar lo que se vende en los herbolarios ni el conocimiento «médico-farmacológico» que demuestran los que publicitan este tipo de negocios.

    Por último, no puedo consentir que un personaje como Punset haga la publicidad (además, engañosa) que hace. Creo que en la conferencia lo expliqué con detalle y no hay que insistir más; excepto en el mensaje quimiofóbico que lanza.

    Y finalizo, volviendo a insistir, pero contestando a su última frase («promovamos, utilicemos y consumamos productos ecológicos») ¿cree usted que la agricultura artesanal produciría alimentos para 7.000.000.000 de personas? Y recordando lo que dije y mi actuación personal: «la protección medioambiental empieza en el individuo».

    Espero que se hayan aclarado sus dudas respecto a mis opiniones y comportamiento.

  4. Sin duda alguna, este post aporta mucha información interesante. Es cierto que los alimentos sintéticos o fabricados con compuestos o procedimientos químicos no tienen que ser dañinos necesariamente para el organismo. Sin embargo, contar con productos ecológicos y combinarlos con otro tipo de productos sería lo ideal, ya que podríamos disfrutar de más beneficios.

    Saludos.

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