La ciencia en el teatro: el juicio de Dayton.

 

Ayer asistí a la representación de la obra El juicio de Dayton, en el teatro La cuarta pared en Madrid. Fue una recomendación de Carlos Elías, amigo, químico y catedrático de periodismo de la Universidad Carlos III. La recomendación de Carlos fue muy acertada. La obra es excelente: el texto, la interpretación de los 8 actores participantes (algunos con 3 y 4 papeles), la puesta en escena y la dirección escénica. Después de la obra, los espectadores fuimos invitados a un vino de La Ribera del Duero (patrocinadores de la obra) en la que pudimos charlar con los actores y el director.

La obra ha sido realizada por azar teatro, una compañia de Valladolid que representa obras de muy diversa índole por toda España. Como me comentó César Martín, uno de los actores, el texto de la obra ha sido adaptado a partir de informaciones de la época y de la película Inherit the wind de Stanley Kramer, interpretada por Spencer Tracy, Gene Kelly y Frederick March; estrenada en 1960 en Estados Unidos y prohibida en su momento en España (como era de esperar en la España franquista).

La obra narra los hechos acaecidos en la pequeña localidad de Dayton (Alabama) en 1925; en la que John Scopes, un profesor de educación secundaria enseño la teoría de la evolución de Darwin a sus alumnos; violando una de las leyes del Estado de Tenessee, que prohibía la enseñanza de la teoria de la evolución; pues sólo se podía enseñar el creacionismo, o lo que lo que ahora se llama modernamente, el diseño inteligente. Esto de que los legisladores vayan en contra de la ciencia (motivado por motivos religiosos, pseudocientíficos o supersticiosos) no ha sido raro en los últimos siglos (en España lo hemos sufrido bastante), aunque el caso más famoso (junto con el de Dayton) fue la propuesta del Congreso del Estado de Indiana de establecer un valor exacto al número pi.

Aunque el juicio de Dayton se ha puesto como el origen en favor del movimiento evolucionista en Estados Unidos, éste fue un camino aún muy largo y tortuoso y hasta los años 1960s no se logró el reconocimiento de la evolución como motor de la creación de especies. Hay que recordar que la ley de Tenessee (Butler Act) perduró hasta 1967. Y de hecho, en los últimos años (especialmente durante los mandatos de Bush, Jr.) las teorías del creacionismo y de la evolución han tenido el mismo peso y categoría en muchos sitios de Estados Unidos.

La sinopsis de la obra de teatro se puede descargar aquí. Es una excelente reflexión sobre el pensamiento humano, confrontando el racionalismo de la ciencia con el fanatismo de la religión. Para evitar esta situación, mi recomendación es siempre la misma: MAS, MAS Y MAS…. CULTURA (CIENTÍFICA Y GENERAL).

En definitiva, un buen ejemplo de ciencia en el teatro (con connotaciones filosóficas-religiosas), lo mismo que otras obras ya comentadas en este blog, como Oxígeno (de Hoffmann y Djerassi), Estáis hechos unos elementos: Una historia de la tabla periódica (de Marchal) y Teatro de la química (de Pou).

Nota: Este post participa en la III Edición del Carnaval de Humanidades que aloja el magnífico blog El Cuaderno de Calpurnia Tate, que gestiona Luis Moreno Martínez (@luisccqq), el futuro de la divulgación científica española.

Bernardo Herradón García
CSIC
b.herradon@csis.es

 

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