Sequía en el Reino Unido

Ante la escasez de precipitaciones que sufre la capital londinense y el sur-este de la isla británica, las autoridades proponen medidas para disminuir el consumo de agua potable en una ciudad donde la sequía no ha sido un problema habitual hasta ahora.

 

[Grupo de Fisicoquímica de Procesos Industriales y Medioambientales, FQPIMA.

Universidad Complutense de Madrid]

El alcalde de Londres, Ken Livingstone, ha invitado recientemente a sus conciudadanos londinenses a seguir unas pautas de ahorro de agua en un período de sequía que ya se acerca a los dos años en el sur y este de Inglaterra, siendo el segundo periodo más seco de los últimos 74 años.

 

Según recientes declaraciones del propio Livingstone al diario inglés The Independent, éste ha confesado que “tanto él como su familia no han tirado de la cadena del retrete tras orinar durante los últimos quince meses” y ha invitado a sus conciudadanos a llevar a cabo esta y otras prácticas dirigidas a disminuir el excesivo consumo de agua.

 

Con independencia de la anécdota del retrete, es cada vez más evidente la importancia que adquiere la escasez de agua potable y que, posiblemente como consecuencia del cambio climático, no sólo afecta a zonas que durante décadas han sido muy castigadas sino que ya es un problema evidente en regiones que no han tenido la escasez de precipitaciones por periodos largos de sequía como situación de preocupación a tener en cuenta. Es por ello que, según los sondeos, el cambio climático figura junto a la delincuencia y la carestía de la vida entre las máximas preocupaciones de los ciudadanos ingleses.

 

Las declaraciones del regidor londinense se han interpretado como una llamada de atención a una opinión pública posiblemente sensibilizada con el ahorro energético pero que no ha tenido motivo para preocuparse por un motivo tan apreciado en otras regiones del globo, como es el agua potable. De hecho, la capital del Reino Unido es una ciudad que derrocha diariamente millones de litros de agua potable para lavar los coches, regar los céspedes u otros usos. Hay un dato muy aclaratorio al respecto ya que los londinenses usan un 30% más de agua que el consumo medio de las ciudades francesas o alemanas de importancia.

 

Ante este tipo de noticias es fácil concluir que la escasez de agua potable es una amenaza que nos afecta a todos y, aunque no por igual, muchas de las zonas hasta ahora consideradas libres de sequías continuas, ya están sufriendo periodos largos de escasez de lluvias, amenazando el bienestar general, arriesgando el crecimiento económico y la calidad de vida.

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