El Parque de las Tablas de Daimiel podría dejar de ser reserva de la biosfera

Diversos organismos y particulares (Gobierno de Castilla-La Mancha, Patronato Rector del Parque Nacional, científicos del CSIC) han expresado en estos días su total oposición a que este parque nacional sea descatalogado como Reserva de la Biosfera, asunto que se debatirá el 13 de junio en la reunión que mantendrá el Consejo Científico de la UNESCO. La petición de su desclasificación ha partido de varias organizaciones ecologistas por la degradación que este espacio natural ha sufrido en las últimas décadas por la falta de lluvias y, sobre todo, por la sobreexplotación de sus acuíferos.

 

[Grupo de Ingeniería Química de la Universidad de Alcalá]

La polémica se remonta a septiembre del pasado año, cuando las principales asociaciones ecologistas de España instaron al organismo internacional a retirar el estatus protegido a las Tablas de Daimiel. Sus argumentos son sólidos: en los últimos treinta años los sucesivos gobiernos han permitido la instalación de 70.000 pozos acuíferos, —muchos de ellos ilegales— que han dejado seca la zona. Un caso paradigmático es el del acuífero 23, un vasto pantano subterráneo que ha perdido casi 3.000 hectómetros cúbicos de agua. Hace trece años Las Tablas se secaron por primera vez en su historia. Hoy la situación es aún peor; los ojos del Guadiana no existen, y el aledaño río Cigüela apenas tiene caudal en la temporada de mayores precipitaciones. Para Miguel Ángel Hernández, de Ecologistas en Acción, la petición a la Unesco ha sido un mal trago: «Buscamos crear presión internacional sobre España. No ha sido fácil. Nosotros solemos pedir protección para los espacios, no lo contrario».

 

El informe ha sido realizado después de que las principales asociaciones ecologistas denunciasen a la ONU la sobreexplotación del paraje y ha sido dirigido por Javier Viñuela, investigador del Centro de Recursos Cinegéticos del CSIC. El texto da dos opciones: o retirar hasta 2015 la protección o dar un ultimátum a España y fijar que si entonces no está recuperada, La Mancha húmeda perderá la protección. En medio, las Tablas saldrían de la zona de máxima catalogación.

 

Sin embargo, son muchos los que se han alzado contra esta posibilidad. La directora del Organismo Autónomo de Espacios Naturales de Castilla-La Mancha, Ana Terol, afirmó que perder la condición de reserva de la biosfera en La Mancha Húmeda «supondría para los castellano-manchegos perder unas figuras muy importantes de protección que, aunque ahora hayan perdido algunos de los valores que motivaron la declaración, son susceptibles de recuperarse», por lo que la Junta «obviamente confía en que no se va a descatalogar nada». En la actualidad, detalló que el Consejo Científico del Parque está elaborando un informe que dará respuesta a todas estas asociaciones ecologistas, por lo que, desde la Consejería de Medio Ambiente, dijo, no se hará ninguna valoración hasta ver el resultado de dicho informe. Las razones que argumentó fueron la gestión «unificada y coherente» que se está haciendo de la reserva, y la puesta en marcha del Plan Especial del Alto Guadiana (PEAG), que es «súper ambicioso en metas y recursos económicos, ya que pretende recuperar hídricamente todos los acuíferos de La Mancha Húmeda a través de medidas como la compra de los derechos del agua a los regantes o la reforestación agraria, por lo que confiamos que el plan pueda ayudar en la recuperación de los humedales de La Mancha».

 

Por otro lado, científicos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han remitido un comunicado en el que advierten de que ‘no parece ni lógico ni racional’ pedir la descatalogación de La Mancha Húmeda como Reserva de la Biosfera.
El
texto esta firmado por Santos Cirujano, del Real Jardín Botánico, Miguel Alvarez Cobelas y Salvador Sánchez Carrillo, del Centro de Ciencias Medioambientales de Madrid, miembros del Grupo de Investigación del Agua del CSIC.


Estos científicos recuerdan que la Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda no es solamente el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, sino un conjunto de humedales de muy diferentes tipos, entre ellos las Lagunas de Ruidera, que siguen teniendo un valor ambiental indiscutible.


Algunos de estos humedales, aseguran, han desaparecido en los últimos años o están bastante degradados, otros están bien conservados y algunos pueden recuperarse en un corto espacio de tiempo.


Por este motivo, argumentan que, si se retira la calificación de Reserva de la Biosfera, ‘hay que ser conscientes de que se retira para todos estos humedales, muchos de los cuales no dependen directamente de los sobreexplotados acuíferos 23 y 24’.

Recuerdan que desde hace años se viene demandando un Plan Especial para abordar la racionalización del uso del agua en el territorio del Alto Guadiana ‘y ahora que se aprueba -señalan en alusión al Plan Especial del Alto Guadiana (PEAG)- tras un notable esfuerzo de la Confederación Hidrográfica, se pide desde las organizaciones esta revisión’.Añaden que lo más adecuado sería demandar y concretar el seguimiento serio de dicho Plan y establecer las medidas correctoras cuando sean necesarias.

‘Afirmar de forma gratuita que el PEAG no va a funcionar, como se desprende de la solicitud de descatalogación, parece poco serio y carente de lógica, si tenemos en cuenta que no existen datos que justifiquen esta afirmación’, sostienen los científicos.

Recuerdan que manifestaciones similares se realizaron cuando se puso en marcha el Plan de Regeneración Hídrica de Las Tablas de Daimiel en los años 80 que, entre otras actuaciones, contemplaba el trasvase de agua procedente del acueducto Tajo-Segura.
De no haber existido este Plan, afirman, ‘el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel hace años que habría dejado de funcionar como zona húmeda’.

 

Además el consejero de Medio Ambiente de Castilla-La Mancha, José Luis Martínez Guijarro, no quiere planteárselo: «Sería injusto que ahora que hay un plan para poner en orden el acuífero y explotarlo de forma sostenible, la Unesco no fuese sensible». Guijarro se refiere al Plan Especial del Alto Guadiana, recién aprobado, un ambicioso proyecto de 3.000 millones de euros para recuperar la zona en 20 años. «La administración del agua ha mirado para otro lado durante décadas. Éste es un problema heredado que ahora vamos a solucionar», añade.

 

El problema no tiene una solución sencilla. Sobre las 500.000 hectáreas del acuífero vive un tercio de la población de Castilla-La Mancha. El regadío ha estabilizado la población y creado riqueza. Cerrar los pozos es conflictivo. No es fácil oponerse. No lo hizo el Gobierno, que en 2006 anunció «una moratoria» en las sanciones y aparcó 5.000 expedientes. Con esos antecedentes, los ecologistas dudan de que el plan del Alto Guadiana vaya a funcionar. El consejero asegura que los agricultores son los primeros interesados: «Si se sigue sobreexplotando el acuífero no habrá agua que sacar para regar».

 

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