Conservar el suelo y el agua = Asegurar nuestro futuro común
Con este lema se celebra este año el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación, conmemorando la adopción de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) en París el 17 de junio de 1994.
[ELENA DE LA PARRA. Grupo de Fisicoquímica de Procesos Industriales y Medioambientales, FQPIMA. Universidad Complutense de Madrid]
En este Día Mundial
Según
La desertificación y la sequía amenazan seriamente los medios de subsistencia de más de 1.200 millones de personas en todo el mundo, que dependen de la tierra para satisfacer la mayoría de sus necesidades. Estos fenómenos deterioran la productividad de los ecosistemas terrestres, afectando a la prosperidad de las poblaciones en más de 110 países. Y, aunque la desertificación afecta en mayor medida al continente africano, el problema no se localiza únicamente en las tierras secas de ese continente, ya que una tercera parte de la superficie terrestre se encuentra amenazada por problemas de desertificación, incluidos los países del Mediterráneo.
Este avanzado proceso de desertificación se está convirtiendo en un grave problema, ya que cada año, según las estimaciones del Instituto para
Los procesos de desertificación, que representan una extrema degradación de las zonas más secas del planeta, están estrechamente ligados al destino del agua, y muchos de ellos se producen debido al manejo inadecuado del recurso hídrico, donde la sequía es sólo uno de los componentes de los procesos de degradación terrestre. La variabilidad de las precipitaciones a corto y medio plazo se acepta como una restricción natural, sin embargo, un uso racional de los recursos es la clave para mitigar los efectos de escasez de agua en las zonas con mayor índice de aridez.
En España la situación no es muy diferente al resto de los países europeos.
Fig.1. Mapa de aridez en España (Fuente: Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino).
La ratificación por parte de España de
No puede pensarse en una gestión sustentable de las tierras secas sin tener en cuenta el manejo integrado de los recursos hídricos. En todas partes, pero especialmente en este ámbito, el agua es un bien indispensable y su correcto manejo constituye un aspecto fundamental en la lucha contra la desertificación, que empieza con el conocimiento del recurso que compone la oferta, su regulación y la demanda.
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