Nunca me había encontrado con tantas dificultades para recabar documentación científica sobre una enfermedad y mucho menos sobre esta epidemia que fue trascendental para la transformación de la salud pública y la epidemiología española.

Solo recurriendo a las circunstancias históricas puedo encontrar una explicación que no justificación. La realidad es que los estudios realizados en esos momentos no solo no fueron publicados si no que en su mayoría fueron silenciados.

Transcribo aquí parte de lo que escribieron Andreu Segura y José Oñorbe en la Revista de Administración Sanitaria Siglo XXI, en 2006:

 

Hacía apenas dos meses del intento de golpe de estado del 23 de febrero y el apoyo parlamentario del gobierno era particularmente débil. La epidemia significó, pues, una oportunidad para la oposición que condujo a una abrupta confrontación política, involuntariamente alimentada por las autoridades sanitarias que, para evitar el escándalo, perseguían a toda costa explicaciones verosímiles. De manera que la motivación primordial de la investigación tenía un propósito claramente político

De ahí que, descartada la legionella, se optara por atribuir la epidemia a Micoplasma pneumoniae, «el bichito que si se cae se mata», en la desafortunada expresión del ministro de Sanidad, el catedrático de física Sancho Rof. Una conjetura que no ajustaba bien a la distribución por edades de la población afectada, donde los neonatos estaban ausentes, entre otras características ajenas a la naturaleza eventualmente contagiosa del problema.

Así pues, el desconcierto era grande, incluso para los salubristas profesionales. Uno de ellos, el socialista Antonio Muro, que trabajaba en el Hospital del Rey en condiciones de relativo aislamiento, se apuntó primero a la hipótesis de una supuesta nueva infección, el agente de la cual, a pesar de no haber sido aislado, llegó a proponer que se denominara Laborella muri. La portada del semanario Garbo retrataba al médico de sanidad nacional con un frasco en el que una tortuga difunta albergaría el nuevo germen, contaminante de las verduras distribuidas en los mercadillos de los alrededores de Madrid, a los que le había llevado una indagación epidemiológica somera y en los que había concentrado sus pesquisas iniciales. Mercadillos en los que se distribuían muchos otros productos, entre otros, aceite envasado en garrafas de 5 l, sin marca registrada y que, según los testimonios posteriores, olía muy mal. También Muro habría fisgoneado la pista oleosa que descartaría sin profundizar, lo que probablemente «despertó la liebre» entre los mercaderes del aceite fraudulento.

Pero cuando el día 10 de junio se comunicaba oficialmente que un aceite de procedencia incierta era el vehículo de la intoxicación, sin facilitar datos empíricos en los que se sustentara la explicación, el escepticismo de muchos competía con el alivio de las autoridades sanitarias. La búsqueda de explicaciones verosímiles había presidido la investigación hasta el momento, lo que aunque comprensible a menudo conduzca al error. La aproximación científica consiste más bien en poner a prueba las hipótesis explicativas, pero lo que ocurría era precisamente lo contrario, una carrera para dar directamente con la causa.

Disponer de una explicación factible permitía orientar las medidas de control con las que recuperar la iniciativa gubernamental para atajar la epidemia que, debido a la insuficiencia de los servicios de salud pública, se había concentrado en la atención a los enfermos. Los precarios recursos de la sanidad oficial, dispersos entre las distintas administraciones, y la debilidad política, incapaz de aprovechar la oportunidad para desarrollar un sistema de vigilancia y control adecuado, limitaron las actividades epidemiológicas por un lado al recuento de los nuevos casos, mediante la creación de un dispositivo de notificación telefónica desde los centros hospitalarios a los que llegaban los pacientes que cumplían la definición de caso elaborada con propósitos epidemiológicos y, por otro, a investigaciones aisladas en algunas localidades donde se concentraban afectados.

 

A falta de documentación científica más relevante hago una reconstrucción de lo que puede que sea la epidemia más importante de la historia española en los últimos años.

 

En Mayo de 1981 apareció en España un brote epidémico de una enfermedad que se manifestaba como una neumonía atípica que no respondía a ninguno de los tratamientos antibióticos conocidos. Esta enfermedad emergente muy pronto adquirió proporciones epidémicas en parte del territorio español.

Esta epidemia se cobró, en las fases aguda y subaguda, más de 400 vidas, provocó más de 12.000 hospitalizaciones, enfermó gravemente a unas 2.500 personas y, en conjunto, afectó en mayor o menor grado alrededor de 20.000 personas.

La enfermedad, que más tarde se conocerá como «Síndrome del Aceite Tóxico» (SAT) o Síndrome tóxico, se manifestó en sujetos que consumían un aceite de colza adulterado, vendido como aceite  de oliva.

 

Historia:

Aproximadamente en mayo de 1981 aparece un número inusual de casos con una    sintomatología consistente en: neumonía atípica con tos no productiva, dolor torácico y disnea. En la radiología se observa un infiltrado intersticio-alveolar uni o bilateral, con/sin derrame pleural, con silueta cardiaca normal.

 

Con esta sintomatología se sospechó de una enfermedad respiratoria de etiología infecciosa y vía de transmisión aérea, pero la exhaustiva investigación practicada resultó negativa.

 

La distribución geográfica de los afectados abarcó la zona centro y noroeste del país. Prácticamente la totalidad de los casos aparecieron durante los meses de mayo, junio y julio. Los casos presentaban agrupación familiar, pero no en otro tipo de colectivos como colegios, establecimientos militares y conventos. La enfermedad no presentaba una transmisión persona a persona típica de las patologías respiratorias.

La repetida negatividad de las pruebas microbiológicas de todo tipo, la variedad  de la sintomatología y la constatación de que la difusión de la epidemia no seguía la lógica de un patrón de vía aérea hicieron postular la hipótesis de una toxiinfección de origen alimentario, vehiculizada a través de uno o varios alimentos por determinar.

Tras el anuncio de la implicación del aceite, los estudios que pretendieron poner a prueba la explicación oficial, no consiguieron descartarla, ya que el valor de la odds ratio que asociaba la presencia de aceite sospechoso con la existencia de casos era de 14, una asociación muy intensa a pesar de que, lamentablemente, el conocimiento público de la implicación de ese aceite introducía un sesgo inevitable a favor de la hipótesis.

Una odds ratio de 14 quiere decir que las personas que habían consumido el aceite en estudio tenían 14 veces más probabilidades de padecer la enfermedad  que las que no lo habían consumido

El periodo de latencia de la enfermedad es de alrededor de 10 días afectando más a las mujeres que a los hombres, en una proporción de 1,5 a 1 afectando má a las personas entre los 30 y 40 años de edad. También en estas edades la afectación era más grave.

La incidencia alcanzó su punto máximo al mes de haber sido diagnosticado el primer caso, descendiendo luego rápidamente. Este descenso era atribuible a dos factores: en primer lugar, el anuncio oficial de los peligros que entrañaba el aceite y su consiguiente retirada del mercado; y, en segundo lugar, la dilución de los aceites implicados, llevada a cabo en las propias industrias aceiteras, días antes de publicarse dicho anuncio oficial. 

Los estudios que se realizaron a continuación, incluido algún estudio epidemiológico, orientaron hacia que el vehículo de transmisión de la enfermedad era un aceite de colza desnaturalizado con anilina, vendido ilegalmente a través de vendedores ambulantes en mercadillos. Estos vendedores se desplazaban de pueblo en pueblo. El análisis de las botellas de aceite tóxico recuperadas ha permitido identificar un circuito en el que una empresa de Madrid distribuyó el aceite procedente de una refinería de Sevilla, que fue la única que produjo la segunda familia de compuestos. La imposibilidad de reproducir experimentalmente las condiciones que llevan a la formación de estos compuestos, hace pensar que durante el proceso de refinado sucedió un accidente en la temperatura, tiempo de refinado o cualquier otra variable, que originó un tóxico tan potente.

La demostración de la elevada toxicidad de este aceite es que el primer lote de aceite de colza es del 14 de Abril de 1981 y, los primeros  afectados conocidos empezaron a aparecer 15 días después.

 

Sintomatología  y diferentes fases clínico evolutivas:

Pasados de dos a cuatro meses desde el inicio de la enfermedad el 60% de los afectados presentaron alguna de la siguiente sintomatología, también conocida como fase subaguda o intermedia: hipertensión pulmonar, más frecuente en niños y adultos jóvenes, y fenómenos tromboembólicos Asimismo se observaron alopecia y mialgias intensas, junto con debilidad muscular, y alteraciones de la sensibilidad superficial y profunda, disfagia, gran pérdida de peso, hipertensión arterial en los pacientes jóvenes, fenómeno de Raynaud y alteraciones endocrinológicas como hiperglucemia, hipertricosis y amenorrea.

 

La fase intermedia evolucionó, en algunos pacientes, entre el cuarto y sexto mes de de la enfermedad, a la llamada fase crónica, las manifestaciones más importantes son: hipertensión pulmonar, atrofia e induración de la piel, que da lugar a un cuadro esclerodermiforme y debilidad y atrofia muscular, con hiporreflexia o arreflexia insuficiencia respiratoria por alteración neuromuscular, deformaciones de los miembros e intensas contracturas.

 

Ø      en algunos pacientes evoluciona hacia una incapacidad creciente y a veces a la muerte por complicaciones secundarias,

Ø      en otros casos la sintomatología remite y los pacientes recuperan un ritmo de vida más aceptable.

 

Los compuestos investigados (unos 60) estaban divididos en anilidas de ácidos grasos y derivados del fenilamino propandiol. En ambos casos se ha demostrado efecto dosis respuesta, más acusado con los derivados del fenilamino propandiol.

 

Las investigaciones sobre el agente etiológico, los pacientes y el curso de la enfermedad han generado un gran volumen de trabajos científicos. Destaca, recientemente, la publicación de los resultados de un grupo de expertos de diversos centros españoles, revelando la susceptibilidad genética de los afectados, con mutaciones específicas en el gen NAT2.

 

La conclusión fue que el síndrome estaba inducido toxicológicamente, por la ingesta, presumiblemente, de algún agente presente en el aceite

 

El SAT ha sido calificado de catástrofe de origen alimentario. Quedan aún muchos interrogantes y permanecen abiertas varias líneas de investigación en el área química y epidemiológica.

El drama del envenenamiento ha tenido, como aspecto positivo, el desarrollo de un sistema de vigilancia epidemiológica prácticamente inexistente en España hace 20 años, y un mayor bagaje científico para identificar nuevas enfermedades.

 

¿Qué es el aceite de Colza?

 

¿Qué es la anilina?

 

Consuelo Ibáñez médico salubrista y epidemiólogo

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11 comentarios

  1. solicito información de curso sobre epidemiología, que me pueda certificar en el área de epidemiología, soy master en salud pública y próximo a concluir doctorado en farmacología, de preferencia curso a distancia

    saludos

  2. Estoy realizando un trabajo sobre la información en salud pública para fisioterapia, quisiera saber el papel de dicho sector durante esta epidemia.

  3. hola yo soy uno de los afectados por el sindrome de aceite toxico te puedo comentar que yo empeze con fiebre ha primeros de junio de 1981como si fuera una gripe despues muchos dolores musculares y articulares con calambres en manos y pies despues caida del pelo con fiebres de 38,5 ha 40 asi unos 4 meses mucha perdida de peso dolores de estomago con ingreso por hemorragia el tratamiento fue nolotil corticoides lexatin y lo tipico de un resfriado y tratamiento para el estomago hoy en la actualid sigo con calambres contracturas y mucha perdida de fuerza y dificultad para dormir y muy cansado he estado tomando nobritol durante 25 años y paracetamol en la actualidad estoy tomando eferalgan miorelax y coldrosulf cada dos meses y alguna vitamina y sigo trabajando con muchas difi cultades yo nose si fue del aceite del mercadillo o los tomates pero puedo asegurar que estaba en la ensalada por que los que comiamos en casa al medio dia y con ensalada fuimos los mas perjudicados esta es la historia que se un saludo AGUSTIN

  4. hola, a mi afecto con 4 años de edad, y a dia de hoy sigo con los sintomas que mencionas como problemas de estomago,apetito, calambres y cansancio…, mas un cuadro de pesadillas nocturnas del trauma sufrido al privar a un niño de su familia en la soledad de una habitacion de hospital durante meses y someterle en la oscuridad de la noche a pruebas de no se que tipo, y reintegrarlo despues de nuevo en preescolar con mis antiguos compañeros pero marcado con una X en un ambiente del todo raro,viviendo luego algo parecido en las primeras etapas de la escuela.Y sin ningun tipo de apoyo psicologico.y me dieron el alta porque mis padres vieron que cada dia estaba peor a base de servir de conejillo de indias para los medicos, y forzaron el alta, si no, nose que habria pasado.

  5. Soy una periodista de ABC. Estoy haciendo un reportaje para este fin de semana sobre el 30 aniversario de la intoxicación por el aceite de colza. Me gustaría contactar con afectados. ¿Podrían pasarme los correos electrónicos de los que han participado en este blog? Muchas gracias

  6. Soy una peridista de ABC. Estoy realizando un reportaje con motivo del 30 aniversario de la intoxicación, y me gustaría contactar con afectados. ¿Podrían pasarme los correos de los que han participado en este blog? Pretendemos publicarlo este fin de semana. Muchísimas gracias

  7. Estoy afectado del sindrome toxico,nunca he recibido ayuda ninguna y cada vez estoy mas cansado por que me afecto alos musculos ,a medida que pasn loa años noto un cansancio mayor en el cuerpo ,y es debido a eso estoy totalmente seguro,nose a quien ni a que institucion deberia de ponerme en contacto para que me dieran alguna solucion,no puedo trabajar durante muchas horas xq el cansancio es terrrible,si alguien me pudiera decircon quien ponerme en contacto se lo agradeceria enormemente.
    un saludo
    Jose Luis Esgueda Llamazares

  8. estoy haciendo un curso de toxicologia y necesito informacion de brotes epidemiológicos por intoxicación con antinutrientes y manejo que las autoridades le dieron a cada uno de los casos.

  9. Un saludo desde Sonora, México.
    Actualmente estoy haciendo mi doctorado en investigación. Mi propuesta de tesis es sobre la calidad de los aceites de fritura en los restaurantes de la zona donde vivo y su posible riesgo para la salud. Me interesa saber qué sucede allá en España en relación a este asunto. Supongo que a partir del SAT, el gobierno hace algo para monitoreo de los restaurantes. Eso está en una legislación o es una iniciativa de alguien?. Muchas gracias por su ayuda.

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