Acción Sanitaria en crisis y desastres (recomendaciones de la OMS)

Antes de desarrolar los diferentes puntos presentados en el Informe de la OMS para el año 2007, presentamos un documento previo de la OMS: Acción Sanitaria: Crisis y desastres

Hay tres tipos de factores desencadenantes de las crisis y desastres: 

  1. catástrofes súbitas, como terremotos, huracanes, inundaciones y accidentes industriales, o el uso deliberado de agentes biológicos o químicos con el fin de causar daño a una población. 
  2. emergencias complejas y continuas, relacionadas con conflictos, que  afectan actualmente a millones de personas, muchas de las cuales se encuentran desplazadas de sus hogares.

 El término emergencia compleja se ha definido como una crisis humanitaria en un país, una región o una sociedad donde hay un derrumbamiento de la autoridad debido a un conflicto interno o externo y que exige una reacción internacional que va más allá del mandato o la capacidad de un solo organismo y/o del programa en curso de las Naciones Unidas para el país […] las emergencias complejas suelen caracterizarse por: gran violencia y numerosas pérdidas de vidas, desplazamientos masivos de personas, daños sociales y económicos generalizados, necesidad de ayuda humanitaria a gran escala y en múltiples aspectos, obstaculización o impedimento de la prestación de ayuda humanitaria por coacciones políticas o militares, e importantes riesgos para la seguridad de los trabajadores que prestan socorro humanitario en algunas zonas.

 

  1. amenazas crecientes, a menudo insidiosas, como el envenenamiento por arsénico del delta del Ganges, la prevalencia creciente de la infección mortal por el VIH, o la desertificación.

La falta de atención a las necesidades básicas en las crisis suele poner en peligro la salud de la población expuesta y conlleva un aumento del sufrimiento y la mortalidad. Uno de los indicadores para definir las condiciones de crisis es una tasa de mortalidad superior al uno por 10 000 por día. El aumento de los riesgos obedece al hecho de que las personas carecen de lo indispensable para vivir. Los sistemas locales que brindan seguridad y protección a las personas, y que prestan atención sanitaria, no funcionan, y los sistemas nacionales son incapaces de remediar la situación.

 

PREPARACIÓN, RESPUESTA Y RECUPERACIÓN EFICACES

 

Preparación:

La preparación específica para las crisis mitiga su impacto en los sistemas de salud y reduce el sufrimiento, la propagación de epidemias y el número de muertes gracias a una planificación eficaz.

 

Para el sector de la salud, generalmente la preparación significa asegurar la capacidad de recuperación de los servicios de salud, la disponibilidad de servicios hospitalarios prioritarios que han de estar centrados en los traumatismos, la salud de la mujer, la atención pediátrica y las afecciones crónicas, la atención masiva y el selección de las víctimas, la evacuación de los heridos, los procedimientos de cuarentena, y la capacidad para llevar a cabo operaciones de búsqueda y rescate y para instaurar rápidamente medidas de vigilancia y control de las enfermedades. El requisito fundamental es que quienes deben responder estén preparados para hacerlo; desde luego, la preparación para responder a las crisis debería ser una prioridad de todos los programas de desarrollo en entornos propensos a las crisis. Es imprescindible una planificación cuidadosa con el fin de asignar responsabilidades, determinar los desafíos, aplicar procedimientos especiales y establecer mecanismos alternativos.

Se debería tener en cuenta la contribución de la sociedad civil, el gobierno y las organizaciones internacionales.

La preparación y la formación deberían centrarse en la definición del personal esencial, la confección de listas de personal, la evaluación de procedimientos y el acopio de suministros esenciales.

 

La Conferencia Mundial sobre la Reducción de los Desastres, que tuvo lugar en Kobe (Japón) en enero de 2005, se centró en las opciones para reducir al mínimo los riesgos y las consecuencias de los desastres.

Los Estados Miembros examinaron el impacto de los desastres naturales y estuvieron de acuerdo en los beneficios que pueden proporcionar los sistemas de salud seguros y con capacidad de recuperación, empezando por los edificios que albergan hospitales y otras instalaciones sanitarias, especialmente en las regiones propensas a terremotos y huracanes.

 

Respuesta:

La respuesta rápida a una crisis deberá garantizar la supervivencia y la protección de la población afectada. Ello requiere el suministro suficiente de agua salubre, saneamiento, alimentos y abrigos, así como protección contra la enfermedad y la violencia. Las mujeres, especialmente las embarazadas, los niños pequeños, los ancianos y las personas discapacitadas o con enfermedades crónicas son las más vulnerables: deben tener prioridad absoluta.

Los ministerios de salud de los países deben coordinar las acciones sanitarias emprendidas por las instituciones nacionales, los organismos internacionales y las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas. Durante la crisis, estos organismos externos ayudan evaluando rápidamente la situación sanitaria de las personas en riesgo, determinando las prioridades urgentes, y poniendo a disposición de la población la atención sanitaria esencial. Cuando sea necesario, se repararán los servicios dañados. La respuesta incluye sistemas de suministro, el despliegue de personal cualificado, la previsión de las necesidades a largo plazo y el seguimiento periódico de los progresos realizados. 

Durante las crisis las oficinas de la OMS en los países deben encargarse del apoyo a la evaluación de la situación así como de la coordinación y el suministro de servicios esenciales en el sector de la salud.

La oficina en el país debe hacer frente a los peligros a que tenga que enfrentarse el personal de socorro y a las interrupciones de las comunicaciones y las cadenas de suministro que a menudo obstaculizan los trabajos de socorro. La Secretaría de la OMS ofrece colaboración especializada, por ejemplo, la investigación de brotes de enfermedades, o apoyo psicológico. 

Las organizaciones humanitarias internas, junto con las autoridades locales y nacionales, hacen una contribución fundamental para la eficacia de la respuesta. Debe aportarse rápidamente competencia técnica de fuera de la comunidad afectada. Para ello es necesaria una respuesta rápida, coordinada y eficaz, al servicio de los Estados Miembros. Se espera que la OMS preste ayuda en relación con las evaluaciones (lo ideal sería mediante la vigilancia de las enfermedades), las medidas prioritarias (como la investigación de brotes y el asesoramiento sobre el control de enfermedades, junto con la planificación y supervisión de la atención sanitaria o los servicios hospitalarios), y la coordinación de la ayuda externa.

 

Recuperación:

Desde una perspectiva sanitaria, las crisis se resuelven cuando se han reparado y reconstruido los sistemas de salud esenciales, cuando las principales necesidades sanitarias de las poblaciones más vulnerables reciben atención, y se ha logrado un entorno sanitario conveniente tanto para los pacientes como para el personal. 

Los ministerios de salud de los países deben coordinar las acciones sanitarias emprendidas por las instituciones nacionales, los organismos internacionales y las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas. Durante la crisis, estos organismos externos ayudan evaluando rápidamente la situación sanitaria de las personas en riesgo, determinando las prioridades urgentes, y poniendo a disposición de la población la atención sanitaria esencial. Cuando sea necesario, se repararán los servicios dañados. La respuesta incluye sistemas de suministro, el despliegue de personal calificado, la previsión de las necesidades a largo plazo y el seguimiento periódico de los progresos realizados.

 

De los equipos de la OMS en los países se espera que cumplan cuatro funciones específicas:

 

• evaluar los aspectos sanitarios de las poblaciones en riesgo de crisis, antes de que éstas se produzcan y mientras duran, para que todas las partes interesadas puedan establecer prioridades y vigilar los progresos

 

• colaborar con las partes interesadas del ámbito de la salud con el fin de fomentar una comunicación abierta y la actuación conjunta en torno a los objetivos prioritarios

 

• determinar las deficiencias de la respuesta a las crisis y remediarlas

 

• mejorar la capacidad de preparación, respuesta y recuperación de los sistemas de salud locales y nacionales ante las crisis; rehabilitar las instituciones fundamentales, y capacitar al personal sanitario.

 

 

Consuelo Ibáñez salubrista y epidemiólogo

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3 comentarios

  1. Consuelo, Buenoas noches, conoce Usted sí existe un programa de Vigilancia en salud pública en Desastres, donde haya formas de "predecir la probabilidad de Brotes o epidemias ante la presencia de un desastre natural por ejemplo? le agradezco su respuesta, soy Médico Epidemiólogo y concidero que la Epidemiología juega un papel importante en estos casos pero la experiencia es poca, tal vez esté equivocado. Gracias por lo que me pueda aportar. Cordial Saludo.

  2. Buenos días Orlando,

    Efectivamente existen programas sobre las medidas que hay que tomar ante la presencia de un desastre natural.

    La predicción ha de basarse en el conocimiento de:

    el tipo de desastre: cada tipo de desastre tiene unos riesgos asociados.

    el acceso a la zona para poder recibir ayuda

    los servicios sanitarios disponibles en esa zona y limitrofes.

    te mando un enlace del CDC donde se amplía la información desglosada para cada tipo de desastres naturales.

    http://www.bt.cdc.gov/disasters/

    Nosotros, desde aquí, abordaremos esos temas más adelante.

    Un cordial saludo

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