Salud comunitaria: Botiquines comunitarios

Los denominados botiquines comunitarios, son servicios de venta de medicamentos, autofinanciables, sostenibles y no lucrativos que se encuentran ubicados en poblaciones dispersas y están gestionados por líderes y promotores comunitarios. Cuentan con un listado de medicamentos esenciales.

En Nicaragua, los medicamentos esenciales eran proporcionados por los centros de Salud y eran gratuitos, pero un alto porcentaje de población no tenía acceso a estos  medicamentos, generalmente porque los centros de salud se desabastecían,  lo que suponía que la población tuviera que acudir a farmacias privadas  donde los precios son los más elevados de Centroamérica.  Según Farmacéuticos Mundi se estima que el 54,7 % de la población acude al sector privado donde el costo de los medicamentos es en promedio 400 % veces mayor que en el sector público, o bien adquirirlos en pulperías  o mercados donde la calidad y eficacia no está garantizada. Las pulperías son pequeñas tiendas de ultramarinos en las que se vende de todo, incluidos medicamentos de todo tipo a precios más elevados en ocasiones, que en las farmacias privadas y vendidos por personal sin ningún conocimiento en salud.

Este problema se agrava en las zonas rurales donde el acceso a medicamentos tanto económica como geográficamente está restringido. La realidad en estas zonas es dramática, muchas comunidades rurales carecen de consulta médica serios problemas para poder conseguir medicamentos: por un lado los precios son elevadísimos y muchas veces no sólo no pueden hacer frente a este gasto, sino que es muy difícil su acceso, lo que hace que sea necesario viajar a la ciudad vecina para conseguir medicamentos, aunque el transporte también es demasiado caro.

El elevado precio de los medicamento en relación con el bajo poder adquisitivo de la población implicaba que los pacientes generalmente no pudieran comprar los medicamentos o compraran sólo una parte no finalizando el tratamiento. Se daba el caso de que los pacientes compraban la cantidad de medicamento dependiendo del dinero que tuvieran, si pasada una semana o dos conseguían más dinero compraban el resto del medicamento. 

 En el proyecto que desarrollamos en Nicaragua,  aparte de la formación de promotores y líderes comunitarios,  se construyeron casas base de salud en cada una de las comunidades (se construyeron en total 28 casas base de salud). Las casas base de salud eran unos edificios de 25 metros cuadrados que disponían de una sala de espera, una sala para “pasar consulta” y un almacén para la instalación del botiquín comunitario. En estas “casas” realizaban actividades relacionadas con la salud los promotores de salud comunitarios.

Los botiquines comunitarios se dotaron de los siguientes medicamentos y productos de higiene.

Paracetamol 500 mg                  Analgésico

Acetaminofen 100 mg

Mebendazol/Albendazol              Antiparasitario

Miconazol crema                       Antifúngico

Amoxicilina de 500 mg              Antibiótico (sólo se daba si lo recetaba un médico )

Ibuprofeno de 400 mg               Antiinflamatorio

Trimetrophin Sulfa                Antibiótico para los catarros con calentura.

Sulfato ferroso                        Sólo para mujeres embarazadas.

Alumin                                   Para la acidez de estómago.

Pulmo calcio                           Para los catarros sin fiebre .

Suero oral                              Para las diarreas.

Zepol (marca comercial)     Para los dolores de músculos y articulaciones.

Vita malta                              Vitaminas.

 

Para curar heridas

 

Alcohol medical

Tiritas

Vendas de gasa

Violeta de genciana

 

Para la higiene personal

 

Cepillos de dientes

Pasta de dientes

Champú

Jabón de baño

liendreras

 

Diferencia entre fiebre y calentura: En la zona en la que trabajamos Se llamaba a fiebre a la elevación de temperatura en una persona medida por un termómetro. Calentura era la Expresión que usaba la población para definir la sensación de estar caliente, de sentirse mal, de por la mano en la frente de una persona y notar que estaba más caliente de lo normal.

 

De cada medicamento se hizo una ficha dónde se indicaba, de forma sencilla, para qué enfermedades estaba indicado, en qué dosis había que darlo y que resultados se podían esperar.

Se hizo una primera donación de medicamentos. Las cantidades se calcularon en función del número de habitantes, de la estructura de la población y de la morbilidad más un 25%. Éramos conscientes que pacientes de comunidades cercanas no dotadas de botiquín comunitario desearan aprovechar las ventajas de poder medicamentos a bajos precios

Los medicamentos se cobraban a precio de coste más una cantidad adicional para que los promotores comunitarios pudieran viajar hasta dónde tenían que comprar nuevos medicamentos para su reposición.

En la elección de los medicamentos para los botiquines comunitarios, tuvimos  dudas acerca de la inclusión de placebos en los mismos. En las reuniones para el control y regulación de medicamentos esenciales, nos  convencieron de que los placebos cumplen una función tan importante como un antibiótico y que es justamente la de no tener que dar antibióticos indiscriminadamente.  Otras organizaciones que también gestionaban botiquines comunitarios tenían placebos.

Lo que sí hicimos fue quitar las vitaminas ya que eran consumidas por los varones porque  creían que les daba vigor sexual; eran caras y el presupuesto familiar sufría una merma innecesaria

Se incluyeron en los botiquines sales de rehidratación oral pero sin precio.  Consideramos que debía de haber en todas las comunidades este producto, pero son muy caras y en Nicaragua las financia UNICEF por lo que se indicó a los promotores que las sales se dieran de forma gratuita y después se repusieran con las que había en los centros de salud.

 

 

 

Isabel Méndez

Socióloga Salubrista

 

 

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