Por Javier Segura del Pozo

Médico salubrista

 

Dentro de nuestra serie de “Salud Pública y Biopolítica” [(1) Introducción, (2) Higienismo, (3) La Medicina Social, según Virchow, (4) La Medicina Social según Foucault], hoy trataremos de la influencia de las ideas degeneracionista en la Salud Pública. Durante el siglo XIX y principios del XX va configurándose una teoría que aboga por intervenciones en los procesos vitales (nacimiento, fertilidad, muerte) con el fin de “regenerar” a las poblaciones. Éstas estarían sufriendo, a modo de epidemia transmisible entre grupos sociales y de una generación a otra, de un “proceso de degeneración”, que podría abocar en la destrucción de “la raza” o la nación. Una serie de autores, Galton, Morel, Magnan, Lombroso, Nordau, aportaran la base filosófica para las acciones políticas posteriores, que iran desde campañas de promoción de hábitos higiénicos, esterilización de grupos étnicos o sociales, homicidio selectivo de personas con enfermedades incurables o deficiencias físicas o mentales (eutanasia), hasta el homicidio masivo y planificado de adversarios políticos, homosexuales o grupos étnicos (genocidio).

 

En estas políticas la medicina y los médicos tienen un gran protagonismo, naturalizando la discriminación político-social y el racismo, aportando los recursos y la tecnología necesaria y, finalmente, el argumentario para que los juristas convirtieran en ley y legitimen atroces acciones, que hoy consideramos evidentemente injustas y criminales. Muchas de estas acciones, incluida su forma más espantosa: el genocidio nazi, se realizan en nombre de la higiene, la prevención, la salud, e incluso, el humanitarismo hacia las victimas. Aunque las fuerzas conservadoras y nazi-fascistas fueron las más entusiastas aplicadoras de la teoría del degeneracionismo y de las consecuentes “acciones eugenésicas”, no se libraron de su influjo las políticas progresistas,  socialistas y anarquistas. ¿Cuál es el razonamiento y la filosofía que sustentó esta locura? ¿Podría repetirse hoy la seducción de este pensamiento? ¿Tal vez, en formas más elaboradas, actualizadas y disfrazadas?

 

Eugenesia. Fuente: www.xtec.es

Degeneración

 

Según Benedict-Augustin Morel, el fenómeno degenerativo es un proceso disolutivo, producto de la incorporación de agentes tóxicos, que pueden llegar en el lapso de pocas generaciones, a la esterilidad y, por tanto, a la extinción de línea especifica[1]. Según Magnan y Legrain. “La degeneración (“dégenérescence”) es el estado patológico del ser que, en comparación con las generaciones más cercanas, tiene constitutivamente debilitada la resistencia psico-física, y no es capaz de cumplir sino de manera incompleta las condiciones de la lucha hereditaria por la vida. Este debilitamiento, que se traduce en estigmas permanentes, es esencialmente progresivo, de no mediar la posibilidad de una regeneración; cuando esta no tiene lugar, aquel acarrea con mayor o menor rapidez la aniquilación de la especie”.[2]

 

Dibujo de Daniel Paz. Fuente: blog «Semilla de jolgorio» bp3.blogger.com

 

Según Esposito, lo que caracteriza al degenerado es su distancia de la norma, pero no solo la norma morfogenética, sino la norma de conducta. Las conductas anormales no harían más que traducir esa degeneración biológica. El degenerado, incluso se sale de la condición humana. Merced, al concepto lambrosiano de “atavismo”, “se configura como una suerte de anacronismo biohistórico que revierte hacia atrás la línea de evolución humana hasta ponerla nuevamente en contacto con la animal.” El degenerado, como no-hombre o hombre-bestia, seria difícilmente beneficiario de los derechos jurídicos de los no-degenerados. “La adscripción al tipo degenerado de una cantidad cada vez mayor de categorías sociales-alcohólicos, sifilíticos, homosexuales, obesos, incluso el proletariado urbano-refleja este intercambio incontrolado entre norma biológica y norma jurídico-política: lo que se muestra como el resultado social de una configuración biológica determinada es, en realidad, la representación biológica de una opción política preliminar”[3].

 

R. Esposito. «Bios. Biopoliticas y filosofia». Amorrortu ediciones.

 

Además, en contra de las teorías pedagógicas y sociales de inspiración igualitaria, la diferencia entre los individuos aparece insuperable: tanto los rasgos somáticos como los psicológicos están predeterminados por la herencia, que gobernaría el mundo. El proceso degenerativo se expande mediante la transmisión de los caracteres hereditarios de generación a generación, pero también de forma horizontal (entre sujetos y grupos de la misma generación), a través de un mecanismo de contagio. Herencia y contagio son las vías de la degeneración. Se produce así una interesada confusión entre enfermedades contagiosas (por ejemplo, tuberculosis y sífilis) y enfermedades hereditarias, mediante el argumento de que lo que se hereda es la susceptibilidad o vulnerabilidad frente al contagio.

 

No se puede dejar al proceso de selección natural el destino de la raza, intervenciones artificiales son necesarias para evitar la catástrofe. La intervención sobre los degenerados, no solo de los grupos sociales o razas inferiores, sino de los superiores, ésta así justificada para bloquear su difusión a toda la población no contaminada. Además, se considera éste proceso asociado a las dinámicas de modernización (desde la industrialización hasta el afincamiento urbano) y ligado al destino de las capas burguesas e intelectuales. Autores como Nordau[4], harían una conexión entre locura y genio, por lo que ciertos desarrollos intelectuales, que se apartaban de la norma, se consideraban neurosis degenerativas, merecedoras de intervención.

 

La modernización y la urbanización habrían llevado consigo la supervivencia del débil y la proliferación del degenerado, física, psíquica e intelectualmente. Pero también, el auge de la criminalidad. Se naturaliza la delincuencia. El delincuente lo es por nacimiento (“el delincuente nato” de Lombroso) y como resultado del proceso degenerativo. Por lo tanto, la delincuencia es un fenómeno biológico que amenaza la supervivencia de la población, la raza o la nación. La asociación del aumento de la delincuencia al proceso de industrialización, crecimiento urbano y proletarización, refuerza su consideración como indicadores de la degeneración colectiva. Por cierto, que similares discursos “resuenan” actualmente cuando se convierte a la criminalidad en un fenómeno étnico, al ligar el aumento de la delincuencia en las ciudades con la inmigración.

 

 

Pancartas de una manifestación pro-eugenesia en los Estados Unidos en los años 20. Los carteles son sostenidos por inmigrantes europeos: en aquella época había bastante preocupación en los Estados Unidos por la posibilidad de “contaminación genética” por personas del este y sur de Europa (italianos, polacos, etc.), y en este caso se hizo a los inmigrantes “genéticamente inadecuados” sostener carteles que no eran capaces de leer, en los que se descalificaban a sí mismos. El cartel de la izquierda del todo: “Soy una carga para mí mismo y el estado. ¿Debería permitírseme reproducirme?” El resto de pancartas, de izquierda a derecha: “Necesito beber alcohol para seguir viviendo. ¿Transmitiré mi adicción a otros?” “¿Estarían los manicomios y las cárceles llenos si gente como yo no tuviera hijos?” “No puedo leer este cartel. ¿Con qué derecho tengo hijos?”. Fuente: http://agaudi.wordpress.com/2008/08/20/la-eugenesia/

 

 

Regeneración y Eugenesia

 

Si los pueblos civilizados están expuestos a un destino de progresiva degeneración, el único modo de salvarlo es invertir el rumbo del proceso, arrancar la “generación” al mal que la corrompe para restituirla al horizonte del bien, de lo sano, de lo perfecto. La eugenesia es el camino. Es una intervención artificial sobre la naturaleza para corregir los procedimientos que influyeron negativamente en su discurso: ante todo, las instituciones sociales y los programas de protección de los individuos biológicamente inaptos, a quienes la selección natural de por si hubiera eliminado. Es una reconstrucción artificial del orden natural.

 

Ya desde Francis Galton, se opone a una eugenesia positiva, orientada a mejorar la especie, una eugenesia negativa, cuyo fin es impedir la difusión de los ejemplares disgenésicos. El planteamiento de Galton, según Francisco Vázquez, era que “las clases infradotadas, más pobres y menos inteligentes eran las que presentaban unas tasas de fecundidad más altas, mientras que las élites, las clases directoras, se reproducían en menor número. Este proceso, en opinión de Galton, acababa minando las bases biológicas de la civilización, al proliferar la presencia de individuos tarados y degenerados en detrimento de los más capaces. Para invertir esta tendencia y restaurar la ley de selección natural en las sociedades humanas, era necesario que las autoridades intervinieran sobre los procesos reproductivos fomentando el nacimiento de los mejores y frenando la procreación de los individuos biológicamente inferiores”. [5]

 

 

 

«La amenaza de los hombres inferiores. Los delincuentes masculinos tienen un promedio de 4,9 hijos, una pareja de delincuentes: 4,4 hijos ; padres de hijos mediocres en la escuela (3,5) ; la familia alemana: 2,2 hijos; una pareja de buena extracción , 1,9 hijos» de Otto Helmut, en Volk in Gefahr (Pueblo en peligro), Munich, 1937. Fuente:  www.trdd.org/EUGBR_1S.HTM

 

Según Esposito, la higiene racial seria la traducción alemana del programa eugenésico. Cómo en otras formas de Biopolítica, el poder del estado aparece directamente vinculado ala salud biológica de sus miembros. Pero al ser raza y vida sinónimos, es la higiene racial la Biopolítica a aplicar. El estado deberá prevenir o extirpar los agentes patógenos que ponen en peligro la calidad biológica de las generaciones futuras. Mientras que algunas políticas eugenésicas de origen anglosajón o escandinavo ponen el acento en el sentido económico de la vida, abogando por eliminar los sectores de población de bajo valor productivo (discapacitados físicos y mentales), la eugenesia alemana  tiene un sentido “antropológico” (en los años 40, el 80% de los antropólogos alemanes se inscriben en el partido nacionalsocialista). El hombre no es tanto valorado sobre la base de su productividad económica como de su categorización en raza superior o inferior, mas o menos pura. La acción gubernamental eugenésica esta orientada a separar, e incluso eliminar, las razas inferiores y a proteger la pureza de la raza superior y promocionar su desarrollo. La eugenesia negativa dirigía su vigilancia a todos los posibles canales de contagio degenerativo, desde la inmigración hasta los matrimonios. Las tres armas de la eugenesia serán: las esterilizaciones forzadas, la eutanasia y el genocidio. A los enfermos incurables, se suman, como objetos potenciales de eutanasia, los débiles mentales y los niños deformes.

 

 

«Wir stehen nicht allein» (no estamos solos). Cartel de la Alemania Nazi para justificar su ley de esterilización selectiva para mejorar la raza (1933).

Las banderas que aparecen en el cartel indican los países que según esta propaganda nazi tenían legislaciones o prácticas parecidas. Estas prácticas fueron posteriormente confirmadas, descubriéndose su vigencia, incluso durante décadas posteriores al fin de la Segunda Guerra Mundial y en países tan «democráticos» cómo Suecia o EE.UU.

 

En la siguiente entrega de nuestra serie «Biopolítica y Salud Pública», veremos como las ideas degeneracionistas y eugenésicas fueron muy importantes en el nacimiento de la medicina social como disciplina en España y como estuvieron muy influenciadas por las teorías político sociales del regeneracionismo y el krausismo. «La alianza entre Medicina Social, Regeneracionismo y Eugenismo en España».


[1] B.-A. Morel, Traité des dégenérescences physices, intellectuelles et morales de léspecie humaine, Paris, 1857. Citado por Roberto Esposito. Bios. Biopolitica y filosofia. Amorrortu editores. Buenos Aires/Madrid 2004. Pag 188.

[2] V. Magnan y M.B. Legrain, Les dégénérés, état mental et syndromes épisodiques, Paris, 1895. Citado por Roberto Esposito. Bios. Biopolitica y filosofia. Amorrortu editores. Buenos Aires/Madrid 2004. Pag 189

[3] Roberto Esposito. Bios. Biopolitica y filosofia. Amorrortu editores. Buenos Aires/Madrid 2004. Pag 191

 

[4] M. Nordau, Entartung, 2 vol, Berlin 1893. Citado por Roberto Esposito. Bios. Biopolitica y filosofia. Amorrortu editores. Buenos Aires/Madrid 2004. Pag 196

 

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8 comentarios

  1. Excelente articulo. Muy buen analisis de las ideas eugenesicas y su vinculo con la salud publica.

  2. Señor
    JAVIER SEGURA DEL POZO
    Saludos.
    Excelentes artículos con los que realmente me regodeo de felicidad.
    En relación a este, sobre degeneracionismo y eugenesia, deseo solicitar a Usted la siguiente precisión:
    Según el artículo, una serie de autores aportaron las bases filosóficas para un conjunto de acciones que condujeron a ¨ homicidio selectivo de personas con enfermedades incurables o deficiencias físicas o mentales (eutanasia)¨.
    Aquí, la eutanasia aparece como sinónima de prácticas propias del nazi-fascizmo. La eutanasia aparece como impuesta, como lo más violatorio a la autonomía y a la dignidad humana.
    Por diversas lecturas tengo un concepto diferente de eutanasia. La eutanasia es sinónima de muerte digna u oportuna y para que así se denomine requiere de tres aspectos fundamentales: 1. Persona con una enfermedad en un estado o fasae terminal. 2. Padecer dolor y sufrimientos insoportables y 3. Solicitar voluntaria y concientemente que se le permita, directa o indirectamente, pasiva o activamente poner fin a una existencia indigna y sin calidad de vida alguna. La vida es un derecho que nadie nos puede quitar, pero no es un deber vivirla cuando no vale la pena, en esto creo que se asienta la eutanasia como muerte digna.
    Me preocupa lo anterior porq el descrédito que tiene la eutanasia como muerte digna.
    En espera de comentarios a este escrito,atentamente,
    PIERINO ROCA.

  3. Señor
    JAVIER SEGURA DEL POZO
    Saludos.
    Hago este nuevo envío porque el anterior era una prueba que contiene errores.
    Excelentes artículos con los que realmente me regodeo.
    En relación a este, sobre degeneracionismo y eugenesia, deseo solicitar a Usted la siguiente precisión:
    Según el artículo, una serie de autores aportaron las bases filosóficas para un conjunto de acciones que condujeron a ¨ homicidio selectivo de personas con enfermedades incurables o deficiencias físicas o mentales (eutanasia) ¨.
    Aquí, la eutanasia aparece como sinónima de prácticas propias del nazi-fascismo. La eutanasia aparece como impuesta, como lo más violatorio a la autonomía y a la dignidad humana.
    Por diversas lecturas tengo un concepto diferente de eutanasia. La eutanasia es sinónima de muerte digna u oportuna y para que así se denomine requiere de tres aspectos fundamentales: 1. Persona con una enfermedad en un estado o fase terminal. 2. Padecer dolor y sufrimientos insoportables y 3. Solicitar voluntaria y conscientemente que se le permita, directa o indirectamente, pasiva o activamente poner fin a una existencia indigna y sin calidad de vida alguna.
    La vida es un derecho que nadie nos puede quitar, pero no es un deber vivirla cuando no vale la pena, cuando ya no es un disfrute, y en este momento es cuando creo (haciendo uso del principio de autonomía)que se recurre a la eutanasia como muerte digna.
    Me preocupa lo anterior por el descrédito que tiene la eutanasia como muerte digna, descrédito que prohíja la iglesia católica y la godarria de todos los pelambres.
    En espera de comentarios a este escrito, atentamente,
    PIERINO ROCA.

  4. ¿ Puede existir en España, actualmente, algún modelo biopolítico, dada la esperanza de vida , que permita la sostenibilidad de la relación envejecimiento:capitalismo, desde una perspectiva del produccionismo?.

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