Que estamos sufriendo una recesión económica prácticamente mundial no es ninguna novedad. Que esto va a afectar a todos los sectores tampoco. Pero que la salud y la equidad en su distribución sea uno de los sectores más sensibles y de los que se vean afectados en primer lugar no todo el mundo es consciente.

La Universalidad de la Asistencia Sanitaria, que muchos países disfrutamos, es uno de los logros conseguidos con mucho esfuerzo y hay que defenderla e incluso mejorarla en tiempos de crisis. La OMS se ha dado cuenta a tiempo e incluso nos recuerda que hay que prestar una atención especial a la “prevención de la enfermedad” que al ser una de las actuaciones intangibles puede ser de las primeras afectadas.

Esta vez no he resumido el informe, únicamente he suprimido los anexos. Aunque quien quiera leerlo completo puede pinchar el siguiente enlace:

La crisis financiera y la salud mundial

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho públicas las conclusiones de la reunión consultiva de alto nivel sobre la crisis financiera y su impacto en la salud mundial.

Los objetivos de dicha reunión eran los siguientes:

a) fomentar la toma de conciencia sobre los mecanismos por los que el empeoramiento de la economía puede incidir en el gasto sanitario, los servicios de salud, los comportamientos de búsqueda de atención y los resultados sanitarios;

b) defender la necesidad de mantener las inversiones en salud; y

c) determinar las medidas – incluida la vigilancia de los primeros signos de alarma que pueden ayudar a mitigar el impacto negativo del empeoramiento de la situación económica.

 

Todos los países se verán afectados, aunque no por igual

  • A consecuencia de la crisis financiera en los países de la OCDE, el mundo está expuesto a la más grave recesión económica desde los años treinta. Se calcula que el impacto del aumento en el costo de los alimentos y los combustibles ha vuelto a sumir en la pobreza a más de 100 millones de personas. El reto a que se enfrenta hoy el mundo es el de prevenir que la crisis económica se convierta en una crisis social y sanitaria.
  • Las crisis de los decenios de 1980 y 1990 se iniciaron en países en desarrollo. En el caso actual, la crisis comenzó en el mundo industrializado; por tanto, es posible que aún no se hayan manifestado plenamente los efectos en los países en desarrollo. Ya se está produciendo una grave crisis humana. El problema es que su situación puede hacerse aún peor cuando se vean afectados por la recesión, y por causas de las que no son responsables.
  • Algunos países están particularmente expuestos. Entre ellos figuran los países desarrollados que han necesitado ayuda de emergencia del Fondo Monetario Internacional, en los que tal vez se impongan restricciones al gasto durante el reembolso de los préstamos. Los países que dependen de la financiación de donantes en materia de salud pueden enfrentarse a una disminución de la ayuda que reciben. Los pequeños países insulares en desarrollo, han de afrontar una recesión económica al mismo tiempo que se enfrentan a los efectos inminentes del cambio climático.
  • En los países de ingresos altos o bajos los más afectados serán los pobres y los que han caído en la pobreza por la pérdida de ingresos o de su vivienda.

 

Solidaridad en tiempos de crisis: preservar los avances realizados, respetar los compromisos y cumplir las promesas

  • En los últimos años, los gobiernos de muchos países de ingresos bajos han aumentado el gasto sanitario. La ayuda destinada a la salud se duplicó entre 2000 y 2006, y los compromisos globales en relación con la ayuda para el gasto han aumentado. Muchos países han hecho impresionantes progresos hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Hoy existe una posibilidad real de avanzar de manera efectiva en la reducción de los niveles de pobreza absoluta.
  • Asegurar que las crisis financieras y económicas no minen esas aspiraciones y logros exige un firme sentido de solidaridad:

a) entre los gobiernos donantes y los países que necesitan su apoyo: deben mantenerse los niveles prometidos de asistencia para el desarrollo;

b) entre los gobiernos y sus ciudadanos: debe promoverse una dimensión ética en las políticas públicas y, en particular, mantenerse los servicios sanitarios y sociales básicos, y

c) entre ciudadanos: deben compartirse los riesgos y las responsabilidades, base de unos sistemas de salud sólidos

  • La sociedad civil debe mantenerse alerta en relación con los compromisos de los gobiernos, los donantes y los organismos internacionales.
  • La crisis financiera ha provocado un examen de los valores que sustentan a las sociedades en todo el mundo. La respuesta sanitaria debe ser transformadora y promover un enfoque centrado en la justicia social.

 

Hay muchas vías para mitigar el impacto de la crisis financiera

  • Los efectos de la crisis son cada vez más evidentes: las corrientes financieras privadas están cayendo; disminuyen las inversiones extranjeras directas y las remesas, y las exportaciones de los países en desarrollo se reducen en precio y en volumen. Los efectos consiguientes del desempleo y la disminución de los ingresos ejercen un impacto en los hogares, el gasto público y la capacidad de otros agentes de los sectores privado y no lucrativo para contribuir al esfuerzo sanitario. Todo ello sucede en una época en que las necesidades sanitarias son mayores.
  • Los participantes en la reunión consultiva ofrecieron muchos ejemplos de formas en las que se puede proteger la salud y el gasto sanitario en tiempos de crisis. Aunque se necesitan urgentemente medidas a corto plazo para mitigar las consecuencias negativas de la crisis, también  subrayaron la necesidad de adoptar una perspectiva a más largo plazo cuyo efecto sea hacer que el sector sanitario tenga más capacidad de adaptación en el futuro.

 

Ø      Proteger el gasto sanitario

 

  • A diferencia de lo sucedido en crisis anteriores, varios países informaron de un aumento de los presupuestos sanitarios.
  • Aunque sea necesaria una política de protección global del gasto sanitario, ello no siempre es suficiente. El Banco Mundial destacó la necesidad de velar por que el gasto sanitario esté orientado a los pobres, pues la experiencia demuestra que, de otro modo, los beneficios del gasto en salud pueden ser absorbidos por los hogares más favorecidos.

 

Ø       Salvar vidas y proteger los ingresos

  • Varios participantes señalaron la importancia de la protección social, estableciendo un vínculo entre la necesidad de salvaguardar los ingresos además de la salud, por ejemplo mediante planes de empleo temporal que en sí mismos rindan beneficios sociales, como la construcción de escuelas y dispensarios. La asignación de los recursos tiene una importancia fundamental para asegurar que el gasto en programas de protección social llegue a los que más lo necesitan. Los mecanismos de transferencia de efectivo a las familias pobres podrían utilizarse como medio para promover la aceptación de intervenciones en salud preventiva.
  • La protección social requiere la coordinación de políticas en varios sectores, vinculando políticas que estabilicen los precios, reduzcan el costo de adquirir alimentos, ayuden a las personas a seguir pagando los seguros de salud y mantengan a los niños en la escuela. La protección social sanitaria, es decir, la mancomunación de riesgos mediante sistemas basados en los impuestos o en seguros para la financiación de la salud, es un componente indispensable de esa combinación.

 

Ø      Hacer que el gasto sanitario sea más efectivo y eficiente

  • Hubo un acuerdo generalizado respecto de que, si los presupuestos de los gobiernos pasan a estar sometidos a presiones y los ingresos de los hogares disminuyen, la demanda de servicios públicos aumentará. La experiencia ha demostrado que el gasto en el sector privado tiende a disminuir durante las crisis económicas, pues los pacientes renuncian a la atención por completo o pasan del sector privado al público. En esas circunstancias, a menos que se garantice un apoyo financiero adecuado a los servicios del sector público, es probable que la calidad de la atención se deteriore.
  • Al hilo de la cuestión de la solidaridad, se puso de relieve la importancia de trabajar para lograr la cobertura universal, como parte de un enfoque de atención primaria de salud general. Las estrategias encaminadas a mitigar el impacto de la crisis financiera han de verse como oportunidades para la reforma en la manera en que se financian y se organizan los servicios. Los llamamientos en pro de una mayor eficiencia deberían verse como un estímulo para formas más inteligentes y eficaces de trabajar, y no como sinónimo de recortes.
  • La mayor eficacia del gasto sanitario ha de sostenerse en la importancia de mantener el apoyo a la prevención. La atención curativa atrae más atención política y es tentador sacrificar las actividades de prevención cuando se sufren presiones presupuestarias.

Conseguir el adecuado equilibrio entre el mantenimiento de los servicios curativos esenciales y el apoyo a los programas preventivos, es indispensable en la gestión del sector sanitario en tiempos de crisis.

  • La mejora de la salud es uno de los resultados de realizar actividades en toda la sociedad. La respuesta a la crisis ha de ser multisectorial, y debe buscar mejoras en la salud demostrando la importancia de ésta en todas las políticas. Los organismos internacionales y los bancos de desarrollo han de examinar de nuevo sus propias inversiones teniendo en cuenta cómo abordan los determinantes sociales y económicos de la salud en general.

 

Ø      Colaboración entre los países y dentro de éstos

  • El papel de las organizaciones de la sociedad civil, en calidad de proveedoras y promotoras de servicios, cobra particular importancia en tiempos de crisis.
  • En abril de 2009 los países de la Región de Europa de la OMS se reunirán en Oslo para debatir el impacto de la crisis financieras en la salud.
  • Una característica fundamental de la crisis es la velocidad a la que evoluciona, y la consiguiente incertidumbre a que se enfrentan los planificadores de políticas. Las evaluaciones rápidas, una comunicación efectiva, el intercambio de experiencias y unos mecanismos de trabajo eficaces y flexibles serán elementos indispensables para el éxito.

 

Ø      Informar las políticas mediante la mejora del seguimiento, el análisis y la investigación

  • Las crisis pasadas proporcionan orientaciones en materia de mejores prácticas. Se pidió con firmeza un enfoque más riguroso del seguimiento y el análisis, en el que los datos y los modelos científicos se apliquen a la situación. El análisis debe proporcionar la base para una planificación de contingencia eficaz en relación con aspectos concretos de la atención de salud.
  • El seguimiento de los signos de alerta temprana requiere disponer de información de distintas fuentes. Se instó a las organizaciones internacionales, en particular el Banco Mundial, la OMS y los bancos regionales, a trabajar en colaboración.
  • Las investigaciones no deben considerarse un lujo. La investigación puede ser un instrumento fundamental para elaborar la respuesta sanitaria a la crisis.

 

Ø      Ayuda para la salud

  • En los países en desarrollo, la ayuda será crucial para mantener el gasto en servicios básicos. Además de la necesidad de atender los compromisos formulados por los donantes, la importancia de la cantidad y la calidad de la ayuda.  La búsqueda de fuentes de financiación innovadoras (que actualmente está estudiando el Grupo Especial de Alto Nivel sobre Formas Innovadoras de Financiación de los Sistemas de Salud) puede recaudar fondos añadidos para la salud. 
  • La fragmentación de los diversos agentes y canales de financiación es un problema importante en muchos países receptores de ayuda. Es preciso avanzar más rápidamente mediante iniciativas como la Alianza Sanitaria Internacional, que pretenden llevar a la práctica los principios contenidos en la Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda y el Programa de Acción de Accra en el sector sanitario.

 

Conclusiones: un marco de acción en cinco puntos

En la reunión consultiva se sugirieron cinco esferas en las que la acción en los niveles mundial, regional y de los países, con apoyo de la OMS, ayudará a velar por que el sector sanitario salga de la crisis en buenas condiciones.

  1. Liderazgo

Los dirigentes sanitarios deben estar dispuestos a hablar de forma clara e inequívoca, basándose en datos sólidos, para abogar por la salud en tiempos de crisis. Esto debe suceder en el nivel de los países, donde los ministros de salud y sus funcionarios trabajan con los ministerios de finanzas. Las instituciones regionales pueden ser una gran fuerza  a la hora de unir a los países. En el plano mundial, es imperativo que la necesidad de proteger los progresos realizados en materia de salud y de velar por que los donantes mantengan sus compromisos, sea un tema prioritario en las reuniones de los dirigentes mundiales. La OMS debe ser una voz firme en pro de la salud por medio de su labor de promoción.

  1. Seguimiento y análisis

La planificación de contingencia debe basarse en información de calidad. Es evidente que el impacto de la crisis variará de un país a otro. Por consiguiente, el análisis específico de cada país será indispensable para orientar las políticas y para evaluar el impacto potencial en distintas poblaciones e instituciones. Los sistemas de alerta temprana exigirán la colaboración entre organizaciones con campos de competencia complementarios. Además, la OMS prestará particular atención al seguimiento de las corrientes financieras para la salud procedentes de los gobiernos y los donantes, así como el costo y la disponibilidad de medicamentos y otras formas de atención.

  1. Gasto público a favor de los pobres y de la salud

El gasto público contracíclico ofrece un medio para revitalizar las economías. La ayuda desempeñará un papel fundamental al proporcionar un impulso que muchos países de bajos ingresos no pueden financiar por sí solos. El reto consiste en asegurar que el gasto se haga realmente en favor de los pobres y que, cuando sea posible, tenga un efecto positivo en la salud. Las inversiones en infraestructura son un camino posible, pero también pueden encontrarse otras oportunidades para proteger las vidas y los ingresos. Las medidas a corto plazo pueden proporcionar la base para que el gasto público sea más ético en el futuro.

  1. Políticas para el sector sanitario

La atención primaria de salud ofrece un enfoque global de las políticas en tiempos de crisis financiera. Su pertinencia reside en sus valores básicos, que destacan la importancia de la equidad, la solidaridad y el género; la integración, y el objetivo de lograr la cobertura universal y la mancomunación de riesgos, mediante un enfoque multisectorial para lograr mejores resultados y mediante la utilización de los activos de todos los agentes sanitarios de los sectores privado, no lucrativo y no gubernamental. La OMS debe prestar apoyo, cuando se le solicite, por medio de las oficinas en los países, con el respaldo, cuando proceda, de las oficinas regionales y la Sede.

  1. Nuevas formas de trabajar en la salud internacional

La crisis financiera exige que la comunidad sanitaria internacional se haga varias preguntas fundamentales acerca de su funcionamiento. Entre ellas figuran las siguientes: cómo reducir el solapamiento y la duplicación de la labor de distintos organismos; cómo promover una mayor sinergia entre los distintos programas de salud; cómo garantizar que no se dejen de lado intervenciones clave en materia de promoción de la salud en esferas como la nutrición y el saneamiento; cómo acelerar el avance en la reforma de las Naciones Unidas, y cómo armonizar un número mayor de iniciativas concretas con las prioridades de los países. El avance dependerá de las medidas que se adopten en los niveles mundial, regional y de los países. La OMS también deberá aumentar su propia eficacia y trabajar para mejorar la eficiencia, explorar nuevos y mejores métodos de trabajo y revisar las prioridades.

 

Consuelo Ibáñez Martí

Mádico salubrista

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Un comentario

  1. Sin lugar a dudas los burócratas del OMS no han evolucionado, desde su desacertada definición de la salud en Alma Ata. Saben perfectamente cuales son los factores causales, desencadenares y precipitantes del proceso salud enfermedad en la estructura del tejido social de sus países componentes. Habría que recordarles que la pobreza es el factor más importante de todos ellos y que durante los ciclos de reseción económica de los países hoy llamados Grupo de los G20, al deteriorarse sus variables macroeconómicas y al aumentar su reseción y desempleo aumentan la marginalidad social y la pobreza de los países en proceso de desarrollo y los subdesarrollados y por lo tanto el deterioro de la calidad de vida de sus poblaciones con aumento de las enfermedades mentales, desnutrición y todas enfermedades que dependen de la satisfacción de las necesidades vitales. MENUDA PEROGRULLADA de los funcionarios del OMS, ¿donde están los lineamientos de política, las estrategias , planes y programas concensuados para paliar dichas enfermedades en los países más pobres que sufrirán con mayor dureza el impacto de esta crisis económica sin ser ello los culpables?.

    Chedarlaomer Paz Bartolo Master gestión Sanitaria Proasa 1985.UPCH.OMS. Perú.

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