Síndrome del Edificio Enfermo (SEE): la maldición de los edificios inteligentes


Los que hemos tenido el “dudoso privilegio” de trabajar en estos edificios sabemos el descalabro para nuestra salud que supone pasar muchas horas en ellos.

 

Arquitectónicamente son preciosos, supuestamente funcionales y muchos de ellos han conseguido premios a su diseño. Pero la realidad que se esconde en su interior no es tan glamourosa.

Un ejemplo

De entrada, consisten en enormes plantas diáfanas,  en su mayoría con cristal de suelo a techo, totalmente expuestas a las inclemencias del tiempo, herméticamente cerradas  y que producen, según el ángulo del sol, reflejos en todas las direcciones, o sobre tus ojos o sobre la pantalla del ordenador; con un sistema de climatización cerrado (calor en invierno y frío en verano) situado pegado a los ventanales para intentar neutralizar la temperatura exterior y cuya regulación es general para la planta, lo que se traduce en que mientras unos se asan de calor otros se hielan.

Para maximizar el espacio unas mesas han de situarse pegadas a los ventanales con lo que los chorros de aire caen directamente sobre su nuca y espalda, genial ¿no?. El resto de las mesas quedan en el interior sin posibilidad de acceder a la luz natural., aunque eso no debería de preocuparnos porque la luz artificial permanece siempre encendida.

 

Bueno, pues lo que suele igualarlos a todos es que estos maravillosos sistemas de climatización no suelen limpiarse, al menos con la frecuencia requerida, con lo que se respira un aire viciado, lleno de contaminantes y alergenos como se explica más adelante

La OMS, en 1982, definió el “Sick Building Sindrome” o “Síndrome del Edificio Enfermo” (SEE) como: un “Conjunto de molestias y enfermedades originadas o estimuladas por la mala ventilación, la descompensación de temperaturas, las cargas iónicas y electromagnéticas, las partículas en suspensión, los gases y vapores de origen químico y los bioaerosoles, entre otros agentes causales identificados. que produce, en al menos un 20% de los ocupantes, un conjunto de síntomas inespecíficos, sin que sus causas estén perfectamente definidas”.

 

Es característico que los síntomas desaparezcan al abandonar el edificio. Entre estos malestares las alergias ocupan un papel importante.

 

Los síntomas detectados son:

  • Irritación de ojos, nariz y garganta.
  • Sequedad de piel y mucosas.
  • Eritema cutáneo.
  • Fatiga mental, somnolencia.
  • Cefaleas, vértigos.
  • Mayor incidencia de infecciones de vías respiratorias altas.
  • Dificultad respiratoria, jadeo, ronquera, asma, disfonía, tos.
  • Alteraciones del gusto y del olfato.
  • Náuseas.

 

La OMS estima que el síndrome afecta entre un 10% y un 30% de los ocupantes de un 30% de los edificios modernos

Los síntomas se suelen confundir con gripes o resfriados, dolor de cabeza, sinusitis, congestión, mareos, nausea, cansancio, irritación de los ojos, la nariz y la garganta. Se asocian al lugar de trabajo, solo si afecten simultáneamente a varios empleados o si tienen una persistencia no razonable. En algunos casos se relacionan fácilmente a la jornada laboral, pues aumentan con la estancia en la oficina y mejoran al abandonar el trabajo, llegando a desaparecer durante las vacaciones.

Otro ejemplo

Para diagnosticar la existencia de un SEE tiene que efectuarse una investigación cuidadosa entre el personal afectado, teniendo en cuenta los síntomas reseñados. La OMS diferencia dos tipos distintos de edificio enfermo. El que presentan los edificios temporalmente enfermos, en el que se incluyen edificios nuevos o de reciente remodelación en los que los síntomas disminuyen y desaparecen con el tiempo, aproximadamente medio año, y el que presentan los edificios permanentemente enfermos cuando los síntomas persisten, a menudo durante años, a pesar de haberse tomado medidas para solucionar los problemas.

Por lo general los síntomas no son severos, no obligan a la baja, Es frecuente que la sintomatología se presente con variaciones según la época del año, dependiendo de la temperatura, humedad, grado de funcionamiento de los sistemas de refrigeración, calefacción, etc. Toda esta sintomatología tiene una cronología muy concreta, aparece cuando se comienza a trabajar en el edificio y se va incrementando a medida que la jornada laboral se alarga, desaparece los fines de semana o en época de vacaciones.

Las fuentes sospechosas de contaminantes en edificios de oficinas suelen ser de 4 tipos:

  • Químicos: formaldehído, polvo o fibras de compuestos orgánicos, dióxido de carbono, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, ozono…
  • Biológicos: bacterias, hongos, esporas, toxinas, ácaros.
  • Físicos: iluminación, ionización, ruido, vibraciones, temperatura, humedad relativa, ventilación.
  • Psicosociales: stress, ansiedad, agresividad contenida, contagio psiquico.

Los contaminantes también pueden originarse fuera del edificio y penetrar por las entradas de aire exterior o, en los casos en que la cantidad de aire extraída del edificio por el sistema de climatización es mayor que la cantidad de aire suministrada, fluyendo dentro del edificio por cualquier brecha disponible.

Mala calidad del aire

En el grado que se conoce, el síndrome se debe a la mala calida de aire respirado. El aire adecuado está libre de olores, polvo, no hay corrientes ni se queda zonas estancadas sin ventilar y debe tener una temperatura y grado de humedad correctos. Los equipos mecánicos y las superficies del edificios deben mantenerse en buenas condiciones sanitarias y de limpieza, deben estar aisladas y separadas las fuentes de emisión contaminante y controlar con rapidez las contaminaciones accidentales, sin que las actividades de mantenimiento y conservación lancen elementos contaminantes al aire.

Contaminantes internos

Otras fuentes potenciales son el polvo; el mal mantenimiento de los sistemas de aire acondicionado; los materiales de limpieza; los pesticidas; algunos materiales de construcción; los muebles; los desechos metabólicos de los ocupantes (respiración y transpiración); y los cosméticos.

El polvo, el agua estancada y la humedad potencian el crecimiento de hongos y bacterias. Las esporas de moho y otras partículas que lleva el aire, pueden producir reacciones alérgicas..

Se sospecha que los sistemas centralizados de ventilación tienden a reciclar en exceso el aire viciado creando situaciones que favorecen la concentración de agentes contaminantes. El sistema de climatización debe proveer un entorno cómodo, la percepción de aire estancado, olores, corrientes de aire o temperatura y humedad incorrectas producen incomodidad.

Medidas preventivas

Hay tres medidas que reducen la probabilidad de problemas con la Calidad de Aire Interior,

  • un buen diseño del edificio,
  • un mantenimiento eficaz del sistema de climatización y
  • una remodelación inteligente.

 

Se recomienda que se inspeccionen las distintas áreas del edificio en busca de puntos de mal funcionamiento de la climatización, un diseño defectuoso o una contaminación obvia; y que se determine el flujo de aire, la temperatura, la humedad, las concentraciones de bióxido de carbono, y las diferencias de presión en diferentes áreas del edificio.

La información recopilada, puede revelar problemas locales de funcionamiento del sistema de climatización que pueden ser corregidas con poco esfuerzo. Aparte el sistema de climatización debe ser inspeccionado y mantenido con regularidad.. También se requiere una cuidadosa limpieza y control de insectos de todo el edificio.

 

Pautas generales para lograr una buena calidad del aire interior

Ventilación de acuerdo con las pautas establecidas por la Norma 62-1989 de la American Society of Heating, Refrigerating and Air-Conditioning Engineers (ASHRAE).

  • Los factores de comodidad (temperatura, humedad, movimiento de aire) han de ser aceptables para la mayoría de los ocupantes.
  • Los equipos mecánicos y las superficies de edificios han de ser mantenidos en condiciones sanitarias.
  • Las fuentes de emisión importantes deben estar aisladas del espacio ocupado.
  • Las fuentes principales de contaminación han de ser controladas rápidamente.
  • Las actividades de operaciones, mantenimiento y construcción tienen que ser realizadas de manera que minimicen la exposición de los ocupantes a contaminantes llevados por el aire.  

 

Consuelo Ibáñez Martí

Médico salubrista

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5 comentarios

  1. Buenos días Consuelo

    Soy Alejandra Fernández, redactora del Magazine de El Mundo. Preparo un artículo sobre la gripe A en el trabajo y quería hacerle una consulta: ¿estaremos más expuestos a contagiarnos de ella los trabajadores que trabajamos en uno de estos edificos inteligentes en los que resulta imposible la ventilación?

    Gracias

  2. Creo recordar haber efectuado algún comentario a otro escrito suyo de similar contenido. No estoy, sin embargo, seguro de ello. Así pues, si me repito,le ruego me disculpe.
    Su escrito, correcto a rasgos generales, no se encuentra del todo actualizado. Nueva normativa y recomedaciones, especialmente en materia de Certificación de Calidad Ambiental Interior, están tratando de mejorar las situaciones que tan precisamente Vd. describe.
    En cualquier caso es de agradecer la aparición de escritos como el suyo en los medios.
    vicente m. picó
    director general
    ambientcare.es/blog

  3. Gracias Vicente,
    No se si cuando escribí la entrada ya existía esa nueva legislación.
    Espero que con ella se solucionen algunos de los los problemas que genera este diseño maldito.
    Yo, de momento, en mi lugar de trabajo no he notado ninguna mejora.
    Un cordial saludo

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