Por Javier Segura del Pozo

Médico salubrista

 

Al igual que ocurrió en las primeras décadas del siglo pasado, han vuelto a coincidir en el tiempo una pandemia de gripe con una gran crisis financiera, social y política del sistema capitalista. Ambos fenómenos no solo comparten época, sino que tienen vínculos múltiples. Algunos son aparentes, como la tremenda potencialidad de generar miedos en la población, confusión sobre las causas de la situación, incertidumbre sobre el mañana  y desesperanza en el futuro. Sin embargo, otros nexos de unión entre ambas “crisis”, la epidemiológica y la financiera, permanecen ocultos o pueden ser atribuidos a elucubraciones paranoicas de los mismos sectores ideológicos interesados en criticar constantemente el orden establecido, la globalización y las estrategias priorizadas de vigilancia y control internacional. Lo que parece claro, al leer los periódicos y al escuchar las noticias y los comentarios en la calle, es que ambos fenómenos parecen situarse en el orden de lo natural, más que en el de lo social. Al igual que las pandemias de gripe son cíclicas (se repiten cada 15 o 20 años) y esta cadencia se interpreta como un fenómeno “ecológico” (la ruptura de un equilibrio “natural” entre agente y susceptibles: periódicamente aparecería una nueva cepa a la que no estamos inmunizados, por lo que es inevitable su difusión y el pago del coste en vidas), así también, seria “natural”, y casi inevitable, que el capitalismo sufriera crisis cíclicas, que seria el coste que “tendríamos” que pagar (¿todos por igual?) por “disfrutar” de su enorme capacidad de generar riqueza (¿para todos por igual?).

 

Izquierda: Granja de cría intensiva de ganado porcino

Frente a esta inevitabilidad de las crisis, el preguntarse por sus determinantes, por sus causas, queda en un segundo lugar, pasando a primer plano la discusión sobre las estrategias de contención, de vigilancia, de minimización de daños y de introducción de leyes, normativas, consensos para aumentar la regulación colectiva, bien sea de los bancos o del control de los viajeros y turistas. Por supuesto, que en esta discusión también queda en un segundo plano la idea de que la vulnerabilidad frente a ambas crisis no se reparte aleatoriamente entre la población mundial y entre los ciudadanos de cada país. Esta diferencia en quién tiene más “papeletas” para ser arrasado por la crisis financiera o por la gripe, no solo tiene que ver con el diferente acceso, tanto a los créditos y ayudas públicas o a los antigripales, como a la próxima vacuna, sino que esta relacionado con dónde hay más masas de población sin defensas frente a estos ataques. Es decir, no solo no nos preguntamos suficientemente sobre quién es y dónde esta la población vulnerable, sino sobre cuáles son las causas y quienes son los causantes de estas crisis.  

 

En los años 60 se desarrollaron en EE.UU. grandes empresas multinacionales agropecuarias, cuyo modelo se extendió en los 70 a Tailandia, China y, mas recientemente, Latinoamerica. El modelo de algunas de sus instalaciones de cría intensiva y canales de distribución de algunas de estas empresas fueron relacionadas en algunos análisis de riesgos con los primeros brotes de gripe aviar en China y de gripe porcina en Mejico, según el libro y el articulo de Mike Davis que mencionamos

 

 

Logos de algunas de las empresas donde se origino la última crisis financiera de impacto global

 

 

El insertarlas en el orden de lo natural, de lo inevitable, nos lleva a tomar posturas pasivas (dejar que “pase el chaparrón”) y a confiar en que nuestros gobernantes, sin cambiar las reglas del juego (del juego del sistema social, económico, político llamado capitalismo), consigan erigir nuevas barreras, nuevos muros, nuevas fronteras, contratar nuevos vigilantes, para protegernos del ataque; que al parecer siempre es externo, pues se origina mas allá de nuestras fronteras del mundo occidental o desarrollado. Desde el imaginario geográfico, estas amenazas generalmente vienen del oriente (gripe asiática, crisis financieras de los tigres asiáticos, etc.) o del “sur” (por ejemplo, las crisis asociadas a las enfermedades importadas o a la “avalancha de inmigrantes” de África). Raras veces se relaciona el origen de estas crisis con “la mano” del “mundo occidental” en estas llamadas “economías emergentes” y en como nuestro “bienestar”, asociado a nuestra capacidad de consumo, esta directamente relacionado con el sistema de producción y explotación promocionado en estos países asiáticos. Curiosamente, esta vez la amenaza ha venido del “norte”. Del norte menos desarrollado, en el caso de la gripe porcina (Méjico, que por ello, no deja de ser “el sur” en muchos sentidos) y del más desarrollado, en el caso de la crisis bancaria (EE.UU.).

 

Arriba: Cola ante las oficinas de desempleo en Madrid. Abajo: Algunas farmacias del centro de la ciudad de México ofrecieron mascarillas de quirófano y desde los primeros días de la alerta se formaron largas filas para adquirir el producto«> Foto María Luisa Severiano en “La Jornada”, 29 de abril de 2009.

http://www.jornada.unam.mx/2009/04/29/index.php?section=opinion&article=012a1pol

 

En salud pública, nos enseñaron a distinguir diferentes tipos de estrategias de intervención. No es lo mismo la vigilancia que la prevención. Ni la protección que la promoción de la salud: el “empoderamiento” de los vulnerables. En las crisis actuales parece que se ha fomentado la estrategia de vigilancia frente a la de prevención. Al igual que parece no  contemplarse que se pueda prevenir una inevitable futura crisis financiera (solo cabe introducir regulaciones en el mercado bancario para minimizar su magnitud), así también en el caso de las previsibles sucesivas alertas por la inevitable introducción periódica de un nuevo virus de gripe, solo cabe reforzar los mecanismos de vigilancia epidemiológica. En ambos casos, la estrategia es contener el contagio (poner “cortafuegos”) a partir de los primeros casos detectados, sean estos activos tóxicos o casos importados de enfermos de gripe y ganar tiempo, hasta que el estado inyecte el dinero publico en el lugar adecuado o que seamos capaces de encontrar la nueva vacuna para este nuevo virus.

 

Parece pues darse por supuesto que tanto las crisis por pandemias de gripe, como las crisis del sistema capitalista son inevitables. Y esta inevitabilidad se basa en que tanto la introducción periodica de nuevos virus a partir de animales, como el propio sistema capitalista son inevitables. Son el mal menor. En todo caso, escuchamos alguna critica al sistema, basada en una supuesta preponderancia o exceso del capitalismo especulativo sobre el productivo, de la banca de inversión sobre la banca de credito, etc. Reconozco mis escasos conocimientos en economia, en economia politica, pero pregunto:¿pueden separarse ambos aspectos o estrategias, el especultaivo y el productivo, del sistema? En un sistema con una lógica de maximización del beneficio y minimización de costes, ¿pueden regularse o desincentivarse las inversiones especulativas sobre las productivas? ¿O es el propio sistema capitalista y su evolución «natural» (je,je,je) el que esta en el origen del problema?

 

De la misma forma, si uno de los determinantes de la introducción periodica de nuevos virus gripales de origen animal es el modelo de cria intensiva de animales para la alimentación humana, en paises con mano de obra barata y pobre regulación y control estatal de riesgos, cabe preguntarse si no hay formas alternativas de producción para responder a la creciente demanda universal de proteinas de origen animal, que la que el propio sistema capitalista y su modelo de globalización ofrece en la actualidad: maximización de beneficios y reducción de costes, aun a costa de los graves riesgos inherentes para la salud global.

 

Lo que hemos visto es que en ambas situaciones, las acciones, tanto sobre el origen de los activos tóxicos, como sobre las fabricas de producción de virus de origen animal, son mínimas y tímidas. Se prima la vigilancia sobre la prevención. Pero también se habla más del riesgo que de la vulnerabilidad. Así, en las estrategias de protección, se pone el acento en descubrir el instrumento de protección mas eficaz, dejando en las sombras el acceso a la protección y el análisis de a quien debe protegerse especialmente. Se trabaja para una protección supuestamente indiscriminada: la vacuna o la ayuda pública. Aunque sepamos todos que algunos, los de siempre, tendrán grandes barreras para acceder a estas protecciones. ¿Las grandes poblaciones vulnerables de las megaurbes africanas, asiáticas o latinoamericanas tendrán acceso a los antigripales o a la vacuna? ¿Las nuevas masas de parados recibirán el mismo nivel de ayudas públicas que los grandes banqueros y corporaciones (por ejemplo, la industria automovilística)? ¿Tenemos alguna estrategia de discriminación positiva con las poblaciones más vulnerables, tanto desde la intervención en políticas sociales como desde el reparto de antigripales o vacunas?

 

Barriada de infraviviendas en Bombay (India)

 

Incluso, desde la vigilancia epidemiológica, cabe preguntarse, ¿Cómo estamos vigilando, contando los casos de gripe en África y como tenemos previsto proteger a su población? ¿Tienen los “organismos-vigías”, como el CDC estadounidense o el ECDC europeo, una estrategia en este sentido? Hablando de otra cosa y de lo mismo: ¿estamos invirtiendo lo mismo en vigilar y controlar las amenazas de salud pública presentes dolorosa y activamente en África en el momento de escribir este texto (ejemplo, los decenas de miles de muertes por meningitis en los últimos meses en el cinturón africano, los millones de “muertes crónicas” anuales por malaria, tuberculosis o VIH, que también parecen haberse situado en el orden de “lo natural”) que lo que invertimos en reforzar nuestras frontera epidemiológicas de la Unión Europea? ¿Estamos relacionando la magnitud y el impacto humano de la crisis financiera que se originó en EE.UU., y se extendió a Europa y el mundo, con la crisis humana, económica y social en África, que es una herida crónica abierta y fuente del interminable éxodo de los más fuertes y jóvenes hacia Europa y la muerte de los más débiles de su población?

 

Pero volvamos a la gripe porcina y a lo natural y lo social. ¿Podemos hablar de determinantes sociales de la gripe porcina? Hace un año y medio escribí un articulo en este blog titulado “Determinantes sociales de la gripe aviar” , que se limitaba a hacer un resumen amplio del magnífico libro de Mike Davis “El monstruo llama a nuestras puertas”. Hace menos de un mes salió un articulo suyo en el que volvía a aplicar sus mismos argumentos al análisis de esta pandemia de gripe porcina. Os recomiendo vivamente que lo leáis, tanto en su versión inglesa (The Guardian: The swine flu crisis lays bare the meat industry’s monstrous power ) como en su traducción en castellano (titulado “Los cerdos peligrosos usan corbata”). Como veréis, sitúa de nuevo los determinantes de esta pandemia en las nuevas formas de explotación agropecuaria intensiva (identifica una concreta en Veracruz), que son una bomba de relojería para la recombinación genética de nuevos virus y su transmisión desde los cerdos o las aves al hombre, en el juego de intereses e inversiones de la economia globalizada, en el movimiento de personas a nivel planetario, en la escasa inversión en la vigilancia viral animal a nivel de estas megagranjas y en la débil vigilancia epidemiológica y la escasa capacidad de intervención en salud publica a nivel de las grandes urbes de “los países emergentes” (China, India, Brasil, Nigeria, Méjico, etc.), donde se concentra las poblaciones mas vulnerables subsidiarias de protección. Pero esto seria la discriminación positiva de los desheredados frente a los privilegiados. Y eso, amigo, son palabras mayores, tanto para la salud pública, como para el capitalismo.

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8 comentarios

  1. despues de leer el articulo en castellano de los cerdos que usan corbata, he recordado una breve pelicula de animacion, sobre la produccion de carne en granjas intensivas, que seguramente habreis visto pero os la recomiendo si no la conoceis,

    http://www.themeatrix.com/spanish

    muestra en 3 minutos lo mismo, se trata de si tomas la pildora azul o la pildora roja…

    Elena

  2. Reflexiones muy interesantes e ignoradas. Preguntarse por las relaciones entre "epidemias" e intereses comerciales asociados es un tabú, y por supuesto no entra en el discurso de lo políticamente y, lo que ya es el colmo, de lo científicamente correcto. Rápidamente te pueden calificar de conspiranoico si planteas la necesidad de investigar las relaciones entre las industrias de la carne y las mutaciones de los virus gripales. Con este tipo de epidemias pasa algo similar a los ciclos económicos, nos dicen que son cosas que pasan "inevitablemente" cada tantos años. No nos damos que cuenta que la inevitabilidad esta controlada por alguien, habitualmente situado en un lugar de la cadena epidemiológica al que no se quiere mirar, al que no te dejan ver o al que ni tan siquiera se considera que forme parte de tal cadena. Se asume que estas epidemias son expresión de ciclos “naturales” inevitables. Como si lo natural en estos campos se asemejará a la ley de la gravitación universal. Es terrible esta aceptación de lo inevitable. La desmovilización que genera es inmediata, solo nos queda esperar a que nos salven las vacunas. Mientras tanto mascarillas, cuarentenas y recuento de casos. Con la inestimable ayuda de la nueva salud pública.

  3. El efecto del desarrollo sin control del “capitalismo salvaje”, es decir, la manipulación del hombre de la “naturaleza” hace que ésta, con capacidad de respuesta, responda y “se rebele”. Los virus, bacterias, como elementos vivos, mutan, cambian, desaparecen o reaparecen con variaciones, surgen otros nuevos, se adaptan al medio. Su versatiliadad y movimiento inteligente acompaña la vida y sociedad humana, en todas sus formas de desarrollo desde el origen más remoto. El control que se pretende realizar desde la salud pública se escapa de las manos a científicos, políticos y técnicos a la misma velocidad que crece la producción capitalista sin control, en cuyos países el “desarrollo sostenible” ni desarrolla nada y sólo sostiene el ansia desmedida de poder y lucro de élites, oligarquías o empresarios que ni siquiera viven en esos países. Y tampoco los Estados en muchos países pretenden en realidad ejercer ningún control en las pandemias al permitir el lucro de empresas farmacéuticas que impiden el acceso a tratamientos a millones de personas.

    Entonces, ante una rebelión de las bacterias y virus, como el surgimiento de la nueva gripe, ¿qué puede hacer y controlar el hombre?. Probablemente, sólo se puede controlar aquello que podría ser controlable y los virus y bacterias no siempre lo son y su constante cambio, a veces “de motu propio” y muchas veces inducido por nuestra forma de vida, convierte en muy difícil el objetivo de control.

    Hay una parte en la naturaleza de la que nunca nos vamos a poder librar porque formamos parte de ella, y forma parte del azar biológico, simplemente. Pero ¿Nos podemos librar de un sistema económico capitalista globalizado e injusto que provoca desigualdad social y enfermedades?.

    La vieja propuesta del marxismo era que el valor del objeto producido por el productor vuelva a éste, porque los beneficios se reparten directamente entre los obreros, o porque el Estado los restituye indirectamente al productor en la forma de otros bienes de los que puede disfrutar (carreteras, educación y sanidad gratuitas, subsidios de desempleo, o de vejez, …).

    Quizás cuando ese “ejército de pobres”y enfermos amenace gravemente nuestro estilo de vida y se rebele, cuando un azar natural y vertiginoso de los microorganismos, obligados por la manipulación productiva del hombre, haga ineficaces incluso las vacunas, puede que alguien empiece a cuestionarse la validez del modelo económico en el que todos vivimos y participamos.

  4. Muy interesante este análisis. Si todos lograramos leerlo, quizá, ese "miedo", esa "confusión", esa "incertidumbre sobre el mañana", esa "desesperanza sobre el futuro" como tu lo mensionaste, podrá desaparecer de nuestra mente; tomaremos esta cuestión no de una forma caotica como hemos visto hasta hoy, sino que con más tranquilidad y precausión.

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