Presentando el libro sobre el nacimiento de la biopolítica en España (1): De cómo concocí el libro y al autor

Por Javier Segura del Pozo

Médico salubrista

 

El pasado martes, día 13 de octubre, tuvo lugar en Madrid la presentación del libro de Francisco Vázquez García “La invención del racismo. Nacimiento de la Biopolítica en España, 1600-1940” (Akal, 2009), del que ya hemos hablado en varias ocasiones en nuestra serie de “Biopolítica y Salud Pública”.

 

Acto de presentación del libro “La invención del racismo. El nacimiento de la Biopolítica en España (1600-1940)”, el 13 de Octubre de 2009 en Madrid. De izquierda a derecha: Javier Segura del Pozo, Francisco Vázquez García (autor del libro) y Tomás Rodríguez (editor de la Colección Akal Universitaria)

 

Para mi fue una ocasión muy agradable, no solo para reunir a  compañeros y amigos del ámbito de la Salud Pública, junto con otros nuevos del mundo de la filosofía, la historia o la edición, sino especialmente para conocer a Paco Vázquez en persona, con el que inicie una provechosa correspondencia epistolar hace casi un año, tras descubrir su interesante obra “biopolítica” y “foucaultiana”. Paco me hizo el honor de pedirme que preparara un breve discurso sobre mis impresiones del libro, que reproduciré aquí (de forma algo más extendida). Además de algunas reflexiones sobre el saber y el poder del salubristas y su inserción en la gubernar-mentalidad, resaltaré algunas «joyas» del libro, que pueden animar a su lectura: el recorrido histórico por la España del barroco y la ilustración, por el experimento social de la colonización de Sierra Morena, por la regulación de las mancebías, la expulsión de los moriscos, la persecución de los gitanos, o el inicio de la educación sexual a partir de la preocupación por la masturbación. Su lectura nos vacunará contra uan posible nostalgia por la medicina social del XIX y XX,  especialmente cuando veamos su fascinación por la eugenesia o su papel amortiguador de las reivindicaciones obreras. Entre otras cosas, reflexionaremos sobre el «achicado» periodo histórico de la Biopolítica del estado de bienestar social (1975-1985)y  sobre el actual periodo de la Biopolitica neoliberal (1985-?). Además, estudiaremos el papel que ha tenido, y sigue teniendo, la iglesia católica española en las “políticas de la vida”, lo que algunos llaman «la política de los cielos”.

 

Dividiré este relato en dos partes, una primera, en que contaré cómo he llegado a conocer a Paco Vázquez y algunos de sus textos, y porqué como salubrista me interesa la Biopolítica; y otra, para la siguiente entrega, en que os contaré mis impresiones como lector del libro presentado

 

 

I. De cómo he llegado a conocer a Paco Vázquez y algunos de sus textos

 

Reagrupamiento en momentos de crisis

 

Como ya he dicho en otras ocasiones, coincidiendo con la entrada del nuevo siglo, un grupo de profesionales que trabajábamos en la administración de salud publica de la Comunidad de Madrid (médicos, enfermeras, sociólogos, psicólogos, biologos, trabajadores sociales, etc.), sentimos la necesidad de reagruparnos. El objetivo era armarnos intelectual y profesionalmente, en un momento de crisis institucional y profesional, que ponía en cuestión el sentido de nuestro trabajo y de la propia existencia de un dispositivo publico de promoción de la salud y de prevención. El cuestionamiento venia no solo del afuera (cambios políticos e institucionales), sino de nuestra propia perplejidad, confusión y frustración como profesionales de salud pública, con una pobre o inexistente imagen en la sociedad.

 

Los salubristas operamos con conceptos como salud y enfermedad, publico y privado, prevención y promoción de la salud, riesgo y vulnerabilidad, ciencia y causa, lo natural y lo social, el empoderamiento, la participación, la comunidad, la población y lo poblacional, el estado y la sociedad civil, la normalidad, lo anormal y la norma, el azar y la estadística, la epidemiología social, la vigilancia y la policia sanitaria, la comunicación de riesgos, la crisis, los estilos de vida, etc., etc., de cuyos orígenes, arqueología y problemas inherentes (y el origen de su “problematización”) tenemos escasos conocimientos. Manejamos en lo operativo estos términos, como si todos entendiéramos lo mismo. Es decir, sin conocer el denso agregado de significados que se esconden detrás y el contexto histórico, político y social en que surgieron.

 

Ello, nos hace débiles a la hora de enfrentarnos a crisis en nuestras prácticas y nos dificulta adaptarnos a los cambios sociales que impactan en nuestro desarrollo profesional. Tenemos dificultades para enfrentar y entender la frustración que surge cuando a veces nuestras teorías, y “nobles” objetivos e intenciones, no tienen el resultado práctico buscado. Especialmente, cuando vemos que es poco lo que prevenimos, que asustamos más que «emancipamos» a “la población” y que es mucho lo que servimos al poderoso de turno. Dándole argumentos “científicos” para justificar sus políticas, no siempre orientadas al bienestar y la salud de la población, sino, a veces, a todo lo contrario.

 

 

La lectura en común

 

Por eso, nos reagrupamos entonces en un grupo de lectura, debate y pensamiento. Primero con el Seminario de Epistemología y Salud Pública, dirigido por nuestro querido y (recientemente) difunto maestro Armando Bauleo. Durante 3 años, repasamos diferentes conceptos de “lo científico” y revisamos «lo normal» y «lo patologico», ademas de enriquecernos con textos sobre la lingüistica o sobre los signos y los mitos, a partir de autores como Castoriadis, Canguillem, Morin, Gadamer, Deleuze, Bachelard, Pierce, Kuhn, Eco, Barthes, etc.…y el propio Foucault. Este proceso lo continuamos (algunos, incorporándose otros) con la ayuda del sociologo y psicoanalista Adrián Buzzaqui Echevarrieta, que iniciaba su docencia en la Agencia Lain Entralgo, con cursos de investigación cualitativa en salud. Le encargamos a Adrián un curso sobre el concepto de riesgo (que se llamaría Curso de riego y vulnerabilidad en Salud Pública), que estaba descubriéndose como un eje central en nuestra práctica. Por lo tanto, queríamos “deconstruir el riesgo» para entenderlo mejor. Adrián respondió a esta demanda con un curso en que Michel Foucault y la Biopolítica fueron los protagonistas principales, junto con otros autores que giraban en esta orbita biopolítica: Agamben, Espósito, Agnes Heller, Ranciere, Donzelot, Donna Haraway, Baumann, Beck, entre otros. Con el tiempo, he agradecido mucho esta “relectura de la demanda” que hizo Adrían, pues me ha permitido acercarme y empezar a entender (al menos, eso creo) la producción foucaultiana de los últimos años y de sus seguidores. En ella, conceptos como población, territorio, comunidad, seguridad, riesgo, autorregulación, medicina social, policía sanitaria, ciudadano, guberna-mentalidad, vigilancia, etc., tan próximos a nuestra practica de salud pública y tan presentes en nuestra realidad socio-política actual,  tienen un papel central.

 

Así es como llegamos a los textos de Paco Vázquez, que fueron incluidos por Adrián entre la lista de lecturas y autores antes mencionados. Como he hecho otras veces con otras personas (por ejemplo con Naomar Almeida do Filho, otro admirado pensador y, en este caso, epidemiólogo), utilicé las ventajas que proporciona el indiscreto y accesible correo electrónico, para colarme virtualmente en casa del autor, ponerme en contacto con él e iniciar una relación epistolar lector-autor. No se a vosotros, pero a mi me siguen impresionando los catedráticos. Espero encontrarme con sujetos inaccesibles, montados en sus tarimas distantes de poder y saber. Por ello, fue muy agradable encontrarme con una persona amable y cercana como Paco Vazquez, que a pesar de ser catedrático…;),  me ha ayudado en varias ocasiones, proporcionándome orientación y materiales. Por ejemplo, para los artículos de este blog sobre biopolitica o para ampliar mis lecturas y formación sobre el tema. Por ello, cuando me enteré que iba  a publicar parte de sus valiosos textos en un libro, le sugerí la posibilidad de organizar una presentación en Madrid y le ofrecí mi ayuda para ello.

 

 

Los salubristas, el saber y el poder

 

¿Por qué nos fascina a algunos salubristas este tema de la biopolítica y el análisis de Foucault? Gran parte de mi empeño como médico en Salud Pública ha sido el usar mi saber para desvelar la relación de la enfermedad con el poder y con “lo social”. Es decir, cómo las diferentes enfermedades, las diferentes formas de enfermar y la diferente cantidad de enfermos, tienen que ver con el contexto social y político donde se producen, con el momento histórico en el que surgen o con la posición que cada uno ocupa en la escala social. Todo este empeño, ha sido a contracorriente de lo que nos enseñaban en  facultades como la de Medicina, donde aprendes que la enfermedad tiene una “historia natural” y donde para ser “científico” tienes la necesidad de limpiar tu mirada del “contexto” del paciente, e incluso, tapar tus oídos ante su discurso espontáneo.

 

Colocándote en el campo profesional de la salud pública, transicional entre las ciencias biológicas y sociales, entre lo individual y lo colectivo, crees que tienes una buena posición para señalar esta relación (entre la enfermedad y el poder) a la sociedad, a tus compañeros de la clínica, hipnotizados por “la medicina basada en la evidencia”,  e incluso a tus propios compañeros epidemiólogos, fuertemente condicionados por el positivismo del método epidemiológico y limitados por la racionalidad estadística[1]. Además de creer estar bien situado como profesional  frente a la sociedad, a la que pretendes “emancipar”, mediante el señalamiento y “la toma de consciencia” de esta relación de la enfermedad con lo social.

 

Sin embargo, cuando te metes en los textos “biopoliticos” de Foucault, descubres un nuevo reto respecto al poder: una nueva “vuelta de tuerca”, que te deja bastante descolocado. El reto consiste en descubrir, reconocer y estar alerta de la relación de la propia Salud Pública (en este caso, de la administración de Salud Pública y sus acciones) con el poder. Es decir, te das cuenta que el poder no es algo ajeno a uno por ser salubrista o “médico social”: no solo esta en nuestros políticos o en los profesionales y espacios de la clínica (nuestros referentes iniciales), representado por la bata, el lenguaje médico criptico y las odiosas salas de espera, y en los códigos de la propia relación médico-paciente. El poder esta fuertemente asentado desde su origen en la propia genealogía de la Salud Pública, como un dispositivo central de gobierno y sujeción de las poblaciones. La Salud Pública es parte de la biopolitica. Y cada vez más.

 

 

El poder no es bueno ni malo, sino peligroso

 

En mi caso, esta concepción foucaultiana del origen y de la misión institucional de la salud pública o medicina social, me ha llevado, a sentir cierta incomodidad, culpa (según algunos amigos, culpa de base cristiana) y retraimiento, desde visiones maniqueas del poder: “creía que trabajaba para la emancipación y resulta que soy mamporrero del poder”, “creía que estaba del lado de los buenos y resulta que estoy haciendo el juego a los malos”…(ver Biopolitica y Salud Pública (1) Introducción)  Sin embargo, Foucault te enseña que el poder es más complejo de cómo lo pensábamos desde algunos esquemas (por ejemplo, los marxistas), pues esta implícito en todas las relaciones humanas. Además, el núcleo de la cuestión es que el poder no es malo, ni bueno en sí mismo, sino “solo” peligroso. Foucault en una entrevista sobre la seguridad social, publicada en 1983[2], dijo: “Cualquier relación humana, hasta cierto punto, es una relación de poder. Cualquier relación humana no es mala en sí, pero es una hecho que siempre supone un peligro”.

 

Sin embargo, ello no evita que haya diferentes grados de poder, diferentes grados de (poder) ejercer la influencia sobre el otro o sobre los otros. Y por lo tanto, diferentes grados de peligro. Y cuando estas trabajando en Salud Pública, lo haces en un lugar donde hay gran capacidad de influencia, y por lo tanto hay grandes peligros potenciales. Hay grandes posibilidades de que nuestras intervenciones tengan efectos secundarios (¿o primarios?), de hacer yatrogenia (por ejemplo, culpabilizar a la victima, naturalizar lo social, individualizar a lo colectivo, moralizar con argumentos «cientificos», vigilar y castigar al más debil, arrugarse ante el más poderoso, desatender al más vulnerable, manipular la información, asustar a la población, simplificar lo complejo, medicalizar la vida, desviar la atención de la fuente del poder y del origen de la explotación del poderoso sobre el sin poder, etc.). Es decir, te das cuenta que trabajando en Salud Pública, con sus acciones y omisiones, más que luchar contra el peligro, formas parte del peligro. Te reconoces perfectamente en la racionalidad de la “gubernamentalidad” expuesta por Foucault y sus seguidores[3], en la que tu práctica se basa y esta inmersa.

 

Ahora toca no paralizarse por ello, e introducir estas críticas y otras de los seguidores postmodernistas de Foucault[4] en nuestra practica de promoción de la salud y prevención de la enfermedad. Incorporar la complejidad en el pensamiento y en la acción. Aprovecharse de las herramientas que te da Foucault para analizar las relaciones sociales y humanas. Para entender las dinámicas que se dan en instituciones como el hospital, la escuela, la prisión, la universidad, los colegios profesionales, la policía, el ejército, la seguridad social, la iglesia, etc., que forman parte importante de nuestros ámbitos de acción. Incorporar las criticas postmodernas a la racionalidad de la modernidad y a sus excesos, evitando que nos quedemos sin un lenguaje común y sin una voluntad de acción en el campo social por miedo a esta yatrogenia. Sin una praxis social, no podemos pensar nada, ni transformar nada de lo establecido. Ello explica el abundante uso que la derecha ha hecho de ciertos autores postmodernistas como munición teorica e ideológica para disparar contra pensamientos y prácticas sociales que buscan la transformación. La evitación de la parálisis y la incorporación de la complejidad tras la lectura de textos postmodernistas es muy complicado y nada fácil. Pero es una razón y justificación más para seguir reagrupándonos.

 

En la siguiente entrega (pinchar aquí: II. Sobre el libro) os contaré mis impresiones como lector del libro presentado

 


[1] Sobre la influencia de la “medicina basada en la evidencia” y la “salud pública basada en la evidencia” en el mundo de la medicina y la salud pública, y sus orígenes históricos y contexto político, recomiendo la lectura del magnifico artículo (en inglés): NADAV AVIDOVITCH and DANI FILC. “Evidence-based medicine and evidence-based public health in context”. DYNAMIS. Acta Hisp. Med. Sci. Hist. Illus. 2006, 26, 287-306. Accesible en:

 http://www.raco.cat/index.php/Dynamis/article/view/114240/142995

 

[2] Entrevista de Roberto Bono a Foucault, que tengo en su versión traducida al inglés: “Social Security”, capitulo del libro recopilatorio de entrevistas: “Michel Focault. Politics, Philosophy, Culture. Interviews and other writings 1977-1984”. Routledge, 1988. Editado originalmente en “Sécurité sociale;l’enjeu”  (Paris: Syros, 1983)

[3] Graham Burche. “The Foucault Effect: Studies In Governmentality . University Of Chicago Press . 1991

 

[4] Alan Peterson, Deborah Lupton “The New Public Health. Health and self in the age of risk”. Sage, 1997.

 

Compartir:

Un comentario

Deja un comentario