Este fin de semana he estado «a pie de barrio»: en un barrio de Gijón, llamado La Arena (el que abarca la zona alrededor del bello paseo marítimo y que tiene aproximadamente 15.000 vecinos), aprendiendo de  inconformistas (en el mejor sentido de la palabra), que siguen en la pelea por mejorar su barrio. Tuve la suerte de ser invitado por la asociación de vecinos de La Arena y por la red de promoción de la salud «A pie de barrio», para dar una conferencia («Participación, Medicina Clínica y Salud Pública: del paciente a la población»), que cerraba la semana de las III Jornadas de Consejos de Salud, organizadas por la mesa de trabajo de los consejos de salud de la zona este de Gijón y por la propia asociación de La Arena.  Hablamos del saber y del poder…y de cómo se podía pensar la participación a partir de estos ejes.

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Hablamos (o mejor dicho, hablé) de lo que solemos hablar en este blog. Hablamos de la diferencia entre la mirada de la medicina clínica y la mirada de un medico salubrista. Hablamos de una de las enfermedades sociales que descubre esa mirada: las desigualdades sociales en salud. Hablamos de la alternativa de los salubristas: de ser Pepito Grillo de los individuos o de las políticas públicas. De lo difícil que es actuar «corriente arriba» para reducir estas desigualdades y mejorar la salud. Hablamos del nacimiento de la Biopolítica y del de la Medicina Social. De sus diferentes nombres. Hablamos de los monstruos que engendra (incluido el de la eugenesia) y de su doble filo y dobles posibilidades liberadoras y disciplinarias (en sentido amplio). Hablamos como el poder escoge en cada epoca diferentes formas de gobernar las poblaciones. Y como la promoción de la salud, la atención primaria de salud, la participación y la salud comunitarias también hay que pensarlas como formas sutiles de «regular» las poblaciones. Aunque a la vez, debemos valorarlas como oportunidades para el aprendizaje, las alianzas y el apoyo mutuo en la acción («corriente arriba») contra  las desigualdades sociales en salud.

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También reflexionamos y nos preguntamos por qué la administración abre algunos espacios de participación (sanidad, educación, servicios sociales ….»los espacios sociales», …dirigidos a determinados proyectos…drogas, fracaso escolar, delincuencia, enfermedades infecciosas, mentales,… con determinadas poblaciones: los jóvenes, los ancianos…las situaciones y las edades problemáticas…o usando terminología foucaultiana los espacios, las situaciones y las edades «problematizados») y no otros (¿Por qué no hay un consejo de participación en una oficina de hacienda?).  Participar es tomar parte, compartir. Compartir el saber del profesional (ejemplo, el saber sobre qué estilos de vida son «saludables») con el saber profano (ejemplo, el saber qué modos o condiciones de vida facilitan o dificultan, incluso hacen imposible, el cambio de estos estilos de vida o hábitos “no saludables”). También es compartir el poder, cederlo, quedarse con menos. Con lo difícil que es ceder poder (por los profesionales, por las administraciones, por las asociaciones…)

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Compartimos sentimientos sobre el momento difícil que estabamos viviendo y yo les decía que viniendo de donde venia…ya me conformaba con poco…Algunos me regañaron y me pidieron que subiera el listón…yo les contesté que apreciaran lo que tenían, que lo mimaran, que no se fijaran tanto en las diferencias, sino en lo que les unía…fortalecer los nodos, pero también (o sobre todo) las conexiones entre los nodos…les felicite por lo que habían conseguido, que ojala lo tuviésemos en Madrid (¿o lo tenemos?). Ellos fueron muy generosos y pacientes (aguantando dos horas de conferencia y 60 diapositivas….auuchhh!…soy incorregible!!!!)

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Entre el auditorio de la conferencia, estaban representantes de todos los niveles del sistema sanitario asturiano: Gerencia de atención primaria, Gerencia de atención especializada y Dirección General de Salud Pública y Participación (es la primera vez que veo este prometedor e insólito «matrimonio administrativo»). Era consciente que su presencia se debía más al respeto por los organizadores, que al interés por mi presentación. Pero era todo un síntoma de la autoridad y el terreno conquistados por la red y por la asociación, a nivel institucional. También fue una oportunidad para mi de conocer personalmente al colega bloggero Rafa Cofiño (Salud Comunitaria).

Como ellos dicen en su web: «La Red social «A pie de Barrio» se creó pensando en la Promoción de la Salud. La diversidad de asociaciones y entidades, que actúan en incomprensible fragmentación so pretexto de construir barrios y ciudades saludables, fue el motivo principal que ha contribuido a que surgiera este movimiento ciudadano». 

«Está formada por diversas entidades de muy distinto tipo, vecinales, sociales, profesionales: Asociación Juvenil Abierto Hasta el Amanecer, SEAPA (Sociedad de Enfermería de Atención Primaria), ADSPA (Asociación para la defensa de la sanidad pública de Asturias), Plataforma No Gracias, Asociaciones de Vecinos de Gijón (AVV Arena, AVV Jovellanos, Asociación Hombres por el Bienestar, Foro Asturiano de Políticas Sociales, Asociación de Viudas de Gijón, Centros de Profesores y Recursos de Gijón , Escuela Universitaria de Enfermería de Gijón, Asociación de Bioconstrucción Llar, Grupo de Atención al Inmigrante de la SAMFYC , etc.».  Si queréis saber mas sobre «La ontogenesis, naturaleza y vida de ApB» tenéis un interesante documento con este nombre (pinchar en el vínculo en rojo anterior) que aboga por «una sanidad publica sostenible».

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Detrás de este esfuerzo (la red, la asociación) están las manos, espaldas, corazón y cerebros de mucha gente. Pero entre ellas, destaca el tesón, la tenacidad e incluso diría que la cabezonería asturiana de un curioso hombre (que sé que se enfadará conmigo por mencionarle y sacarle de su buscado anonimato) de voluptuosa glotonería intelectual, intensa trayectoria vital, con vocación y experiencia de «maestro» (en sentido amplio), con hambre insaciable por cambiar el mundo, combatir las injusticias… y condenado a la insatisfacción permanente por el contraste entre la cruda realidad y su elevado nivel de exigencia (consigo mismo y con los que le rodean), llamado Emilio Parajón.

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Emilio Parajón en 2007

Alrededor de él, se han formado muchos mediadores de salud comunitaria de la asociación de vecinos de La Arena. Es por su vocación salubrista y comunitaria (al parecer, fue un introductor temprano de las ideas de Alma Ata y de la salud comunitaria en España) se explica la especial orientación de la asociación hacia la promoción de la salud. Voluntarios que dedican de forma generosa su tiempo libre a ayudar a otros a mejorar su salud y su calidad de vida. Personas que aportan su saber, habilidades y capacidad, y a la vez se dan ánimo y compañía para afrontar la vida de la forma más gozosa y positiva posible. Así es como conocí a las simpáticas, admirables y hospitalarias Dolores (la «muy asturiana»), Nuria (la farmacéutica), Julia (la presidenta), Cuquita (la campeona de las tortillas)…incluso, la brava e inteligente taxista Sonia, que nos transportó al aeropuerto ilustrándonos con su saber sobre la historia y cultura de Asturias. ¡Caray con les mulleres asturianas! Sin olvidarnos del joven Roberto, educador de calle y trabajador social.

Gracias a todas.  Gracias a todos, especialmente a Emilio. ¡Hasta pronto!

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