Hace unos días pude visitar la Exposición Objetos de Deseo en la Fundación CaixaForum, tras los ver los objetos expuestos, me vino a la mente que la sostenibilidad medioambiental también es un “objeto de deseo”.

La sostenibilidad medioambiental hace referencia al compromiso de los diferentes agentes implicados – stakeholders con la prevención y el cuidado de medio ambiente. Esto supone que tanto las Empresas, la Administraciones Públicas, instituciones privadas y la ciudadanía, tienen y tenemos una tarea para que nuestro Planeta siga siendo un espacio de vida ahora y en el futuro, haciendo uso de las tecnologías.

Pero este deseo tan legitimo no es solo una proclama o un mantra, y que a fuerza de repetirlo se vaya a cumplir, supone un esfuerzo constante e innovador en el tiempo.  En la década de los 80 -90 la entonces Comunidad Europea acuño el slogan “El que contamina paga”.Esto significa que una empresa que cause daños medioambientales es responsable de los mismos, por lo que debe tomar las medidas preventivas o reparadoras necesarias y sufragar todos los costes relacionados. Y que se incluyo en la Directiva 2004/35/CE sobre responsabilidad medioambiental en relación con la prevención y reparación de daños medioambientales.

La Directiva define daño medioambiental como:

Posteriormente, a finales de los años 90 aparecieron los Sistemas de Gestión Medioambiental, que a través de Normas ISO 14001 ofrecieron a las organizaciones unos protocolos que permiten hacer un uso más responsable de sus recursos desde energía, agua, distintos materiales como papel, etc. y tras la certificación ser la carta de responsabilidad ante sus Stakeholders. En resumen entre los beneficios de las Normas ISO se sitúan:

  • Reducción de costes energéticos, de agua y otros planes de ahorro y reducción.
  • Acceso a ciertas exenciones legales.
  • Posicionamiento competitivo mejorado.
  • Optimización de los procesos internos de trabajo.
  • Acceso a puntos para licitaciones públicas.
  • Eliminación de limitaciones en el mercado global.
  • Mejora de la imagen de la firma corporativa.
  • Aumento de la confianza por parte de clientes, potenciales clientes, proveedores, colaboradores, etc.
  • Aumento de la motivación al esfuerzo colectivo y al trabajo en equipo.

A principio de la década del 2000 las empresas comenzaron a mostrar interés en el Análisis del ciclo de vida de los productos,  que se ha conocido “de la cuna a la tumba”. Y que en cierta medida fue el germen del Ecodiseño,  también conocido como diseño para el medio ambiente, es una metodología que considera la variable ambiental como un criterio más en el proceso de diseño de productos industriales, sumándose así a otros factores previos como los costes económicos o la calidad. El objetivo final es mejorar el rendimiento medioambiental de los productos a lo largo de su ciclo de vida. Se crearon múltiples etiquetas ecológicas que lejos de aclarar al consumidor en muchas ocasiones le generaba más confusión.

Posteriormente el termino acuñado ha sido deCradle to cradle”, que significa literalmente de la cuna a la cuna en castellano, es un concepto acuñado en los años 70 por el arquitecto suizo Walter R. Stahel. Hace referencia a la necesidad de utilizar bienes y materiales durables en el tiempo que no terminen desechados cuando acabe su uso, sino que vuelvan a “la cuna”, es decir, que puedan reutilizarse íntegramente para algo nuevo una vez acabada la función para la que habían sido diseñados. El término fue recuperado y popularizado por los escritores William McDonough y Michael Braungart en su libro ‘Cradle to Cradle = De la cuna a la cuna: Rediseñando la forma en que hacemos las cosas’ (2003), donde abordaban la necesidad de replantear el diseño de productos y abogaban por que la optimización de los productos en el mercado debe comenzar con la optimización de los componentes de que los forman. Todo ello contribuye al avance de la economía circular desde el diseño de los materiales, transporte, uso del producto hasta  su fin, pero que vuelve a entrar en la cadena de producción.

Mientras elaboraba este post, por casualidad me he encontrado con el interesante artículo de Pablo Javier PiacenteTriunfa la ciencia inspirada en la naturaleza en Madri+d donde se indica: “el biomimetismo es la práctica de estudiar la naturaleza y replicar sus estrategias en la creación de nuevas soluciones y productos. Estos diseños han sido protagonistas del desarrollo científico en el último año. La naturaleza sigue motivando a los científicos para desarrollar soluciones innovadoras, que combinen eficacia y desarrollo sustentable. 2020 no ha sido la excepción: frutas para recargar móviles, edificios de bambú, madera luminiscente para alumbrar hogares o polillas para distribuir sensores son algunos ejemplos de una tendencia que año tras año intensifica su impacto.

No cabe duda que la humanidad depende de la naturaleza para desenvolverse en el planeta que nos cobija, pero al mismo tiempo los fantásticos diseños naturales pueden servir de inspiración para toda clase de innovaciones científicas y tecnológicas…”

Para finalizar, como algunas personas han afirmado: «Es imperativo que miremos los planos biológicos que han tenido éxito durante milenios para lanzar ideas innovadoras más rápido», y que yo añadiría de esta forma alcanzaremos el deseo de una sostenibilidad medioambiental en los próximos años. Y como afirmó Albert Einstein: “Mira profundamente la naturaleza y entonces comprenderás todo mejor”, intentemos observar nuestro medio ambiente y sabremos que tenemos que protegerlo.

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4 comentarios

  1. Gracias por el comentario. Me alegro que vuestra labor educativa

    Saludos,
    Carmen Vallejo

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