Estimaciones de la pérdida de edafodiversidad o el ejemplo de cómo los investigadores norteamericanos son más permeables a las nuevas ideas y metodologías. Se habla y se habla sobre la paradoja europea y parece que ningún avezado político tiene idea de cómo solventar el problema ¿Porqué los científicos norteamericanos son más innovadores que los europeos, a pesar de las supuestas bondades de la ciencia básica en el Viejo Continente? En mi opinión, tanto sus gestores como los propios investigadores demuestran tener las mentes más abiertas, no obcecándose en seguir por caminos trillados, por mucho que así se facilite la publicación de sus trabajos.

Llevo 14 años intentando que mis colegas del «European Soil Buro Network of Centers of Excellence in Soil Science» comprendan que la edafología debe abrir nuevos mercados para sus productos. La futura Directiva de Protección de Suelos reclama considerar prioritaria, tanto la conservación del suelo como patrimonio natural, como la biodiversidad que alberga. ¿Y que hacen los edafólogos Europeos ante esta perspectiva? Ni caso, siguen frotándose las manos ante las futuras perspectivas de financiación. Mantienen disputas con vistas a ver que país o institución sacará mayor tajada. Como siempre serán anglosajones y holandeses, más agresivos por necesidad (la tendencia a la privatización o semi-privatización de sus antiguos OPIs e incluso departamentos universitarios). ¿Creatividad? Ninguna. Pónganse ustedes a templar cuando en Europa se habla de redes de excelencia o grupos de expertos. Ni en las redes están los que deben, ni la mayoría de los expertos son tales.

 

En el caso que nos ocupa, y mientras mis palabras y documentos eran soslayados, cayeron en manos de los americanos. ¿Qué hicieron? En lugar de comenzar discusiones bizantinas, como buenos científicos ensayaron. Mis publicaciones son citadas esencialmente por los yanquis, no por los europeos.  Más aun, con ayuda de mano china, (por algo les tememos en Europa) se pusieron manos a la obra. Con independencia de otros trabajos publicados sobre edafodiversidad por estos autores, Amundson, Guo y Gong, P., de la Universidad de Berkeley publicaron en 2003, en la Revista Ecosystems (6:470-482), el artículo titulado Soil diversity and land use in the United States. En este trabajo, usando la base de datos STAGO, mostraron al mundo el primer mapa detallado sobre suelos en peligro de extinción en USA, utilizando la metodología creada por este incomprendido administrador en Europa.  Como buenos yanquis, son algo transgresivos y pretenden publicitar sus trabajos tanto como sea posible, por lo que a pesar de las leyes vigentes, puede encontrar la publicación mentada en la siguiente dirección de Internert Soil Diversity and Land Use in the United States. Esta práctica es bastante común en USA. Parece que los europeos somos un poco timoratos. Disfruten viendo el mapa que llevo intentando que se realice en Europa desde 1992. ¡Que envidia! y que frustración.

 

Lo dicho, si no se prueba no se pueda mostrar la validez de una nueva metodología. Metodología propuesta por este administrador, denostada en su país y en Europa, alabada en USA. Yo no me he fugado, pero como en mi época no había Cajalesl, no soy considerado un «cerebro», sino un incordio.   Más aún, a petición de los yanquis, en el próximo Congreso Mundial de Suelos en Filadelfia (Junio 2006), se celebrará un Simposio Internacional sobre edafodiversidad (en el que se me ha notificado que seré el conferenciante invitado), mientras mis colegas de Europa a por uvas, una vez más. Si dimito del Buro mejor para ellos (¡vaya pelmazo! Este español con la edafodiversidad, tan comoditos que estamos todos aquí, a lo de siempre).

 

En agosto de 2004, presenté una nueva metodología para la formalización matemática de las taxonomías. Mostré como las biológicas y las edafológicas eran exactamente iguales. Ya hablaremos del tema. Personalmente no soy especialista en clasificación de suelos. Pero permítanme que les cuente otra historia sobre la paradoja europea que me concierne personalmente.   

 

En el mentado congreso expuse una metodología novel para analizar matemáticamente si una clasificación determinada es o no un buen sistema de información.  Mi propuesta es universal, es decir, incumbe a cualquier clase de taxonomía y objeto a clasificar. También se debatía quien participaría en el Grupo de Trabajo para la elaboración de la nueva versión de la clasificación de la FAO (que se presentaría a bombo y platillo en el susodicho congreso de Filadelfia: junio de 2006). Junto con Seppe Deckers (Universidad de Lovaina en Bélgica) quedé encargado del Grupo de Trabajo Especial para abordar la racionalidad de la nueva iniciativa (WRB Rationale Working Group). Adelantemos que el Staff de la FAO encargado de la WRB, está compuesto totalmente por europeos, mientras otros colaboramos colateralmente en diferentes temas. A principios de año, se abrió un foro en Internet para hacer público un borrador del nuevo producto y todos los edafólogos del mundo podían inscribirse y participar. Por ausencia de Seppe, tuve que actuar como único moderador.  Se entabló un debate intenso entre Dick Arnold (Del USDA Soil Survey Staff) y el principal ideólogo de la WRB, Freedy Nachtergaele (FAo, Roma). Aunque participaron otros colegas, ellos dos empezaron un combate educado de boxeo al que no pude resistir resistirme. Fue el foro más visitado. 

 

Personalmente hay aspectos que considero muy positivos en esta nueva versión de la WRB. También mostré, mi discrepancia respecto a algunos defectos, uno de ellos era su estructura formal. El debate lo puedo enviar a los interesados que lo soliciten en el apartado de comentarios de esta weblog, por cuanto el foro no era abierto. Tras finalizar este evento, la FAO ha invitado a varias reuniones a expertos en la materia, Arnold y yo jamás supimos más del tema (¡chicos malos!; incordiantes y disidentes, aunque solo fuera un poco). Hace un par de meses, los organizadores del Simposio Internacional sobre clasificación de suelos en el Congreso Mundial de Filadelfia (uno norteamericano y una argentina) me invitaron a dar la conferencia inaugural, a pesar de que no son expertos en sus análisis matemáticos de clasificaciones (no hay tales). Permítanme que les reproduzca la invitación que me envió la organizadora argentina Susana Pazos:

 

Hola Juanjo,

 

Por si no me recuerdas, nos encontramos en Hungría 2001.

 

Quisiera, con mucho placer, invitarte para que seas nuestro Invited Speaker en el Simposio 1.4A y nos hagas vibrar con tus ideas tan renovadoras.

 

Symp 1.4A – Impact of National Soil Classification on Soil Science and Society

Symposium will emphasize the impacts of soil classification on soil science and society. Soil classification systems are critical to technology transfer and an important correlation tool. While soil classification has been a research focus in pedology fostering many cooperative endeavors, it has been argued that research efforts in soil classification are too heavily emphasized at the expense of other research endeavors in pedology. This symposium will provide a forum for such debate and illustrate constructive attributes of soil classification to science and society.

 

Espero sinceramente aceptes esta invitación. Un saludo afectuoso,

Susan

 

Total, que me invitan a la conferencia magistral, que daré en compañía de Dick Arnold  (The Magic Numbers of the USDA Soil Taxonomy) y otra presentación oral (The Fractal Mind of the Pedologists) en colaboración con Bob Ahrens, el «capo de la clasificación Americana». La FAO tiene su propio Simposio y no fuimos invitados después de colaborar varios meses. ¿Fuga de Cerebros? A USA. ¡Como no! Allí aceptan bastante mejor las ideas novedosas. En Europa no. Que coste que mis investigaciones no cuestan dinero. Por mucho que me lloren los biólogos moleculares, biotecnólogos y biomédicos, no se trata tan solo de financiación (que estoy de acuerdo que hay que aumentar ostensiblemente). No se trata de talento, sino también de talante, y en Europa falta más de lo último que de lo primero.

 

Y mientras tanto en mi institución, el CSIC, me tratan como a un perro y no logro ascender en el escalafón por cuanto priman otros intereses. Permítanme en nombre de muchos (y vuelvo a recordar el caso de Antonio Brú, galardonado por la Sociedad Americana de CC. Físicas a quién tácticamente se le expulsó del CSIC por sus ideas para curar el cáncer y vilipendiado por «El Mundo») que me carcajee de las proclamas españolas y europeas sobre evitar la fuga de cerebros. No la impiden sino que la fomentan. Debo confesar que jamás he sido pro yanqui (soy de izquierdas). Los norteamericanos buscan los talentos, aquí se les trata a patadas.

 

Por cierto, tras leer estos trabajos de taxonomía (aun en prensa) y mis aportaciones a la edafodiversidad, Michel Usher, uno de los expertos más afamados en biología de la conservación me ha tanteado para escribir un libro sobre estos temas para Cambride University Press. Mientras tanto una propuesta similar fue rechazada por los Centros de Excelencia del Buro Europeo de Suelos. Así le va a la a la ciencia en Europa, mientras nuestros sacerdotes de la Ciencia y gestores dicen seguir buscando la piedra filosofal y el Santo Grial para sacar a la innovación del viejo continente de su actual postración. Son ellos las que la generan. Dejémonos de monsergas. Luego las propuestas puedan ser acertadas o no. Pero primero hay que probarlas. Aquí ni eso: ¿verdad Antonio?

 

Finalmente, por mucho que la ciencia hable de cerebros, los «Cajales», lo único que han demostrado a priori es que publican mucho. Otra cuestión bien distinta es si tales travajos son de calidad. No vendamos la moto, por favor. 

 

Juan José Ibáñez en un ataque de ¡modestia! sin precedentes

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