En una Interesante noticia que hoy escribe Antonio Lafuente, en su bitácora tecnocidanos, que lleva el título: “Silencio, les Estamos Envenenando” muestra la gravedad del problema de la contaminación de aguas por pesticidas. Hoy mismo, en el boletín de Noticias de la CAM aparecía otra noticia relacionada; a saber esta, que afecta a las contaminaciones industriales. Del mismo modo, en otra bitácora “El Agua,” el día 8 de septiembre se editaba también otra interesante nota titulada: “Algunas Cifras en la Crisis del Agua”. Si hablamos de las actividades que multinacionales del primer mundo realizan en otros continentes, como Latinoamérica, constataríamos la inmensa magnitud del problema de la contaminación de aguas: Grave, gravísima (ver, por ejemplo la plétora de ellas que afectan al mencionado continente, en el Portal del Medio Ambiental), causado por actividades mineras, petrolíferas, etc.). Lo que parece olvidarse es que, al margen de algunos accidentes de vertidos tóxicos, que van a parar directamente al agua), lo que principalmente se contamina es el suelo y a partir de este el agua. Por tanto, actuar sobre las fuentes es hacerlo sobre el suelo. Como corolario, una política sobre contaminación del agua por pesticidas y otros contaminantes será siempre incompleta si no se analiza el sistema suelo-agua conjuntamente. Sin embargo, los suelos siguen soslayándose en gran medida de las políticas ambientales con la salvedad del problema de la erosión y desertificación. Gravísimo error que ya denunciamos en más de alguna ocasión en esta weblog.

 

Recordemos que la contaminación industrial suele ser puntual, mientras que la agraria (la que concierne a los plaguicidas, nitratos, etc.) es difusa. Así pues, un inventario de sitios (suelos) contaminados para actuar sobre ellos no nos vacuna contra la ingestión de estos tóxicos, por cuanto sólo ataca parte del problema. Una verdadera política con vistas a evitar este grave deterioro ambiental, con funestas repercusiones sobre nuestra salud, requiere pues la monitorización de nuestros suelos agrícolas y pasturas artificiales.      

 

Debemos recordar que la UNEP, La Agencia Europea de Medioambiente, la futura Directiva de Protección de Suelos y el Consejo de Europa llevan reiterando desde hace varios años que se la degradación de suelos es la política ambiental más desconsiderada por los gobiernos europeos. ¿Porqué seguimos así?. Nuestros políticos tienen la respuesta. Yo tan solo veo obcecación alevosa. Y el tema es más grave de lo que parece, por cuanto también se soslaya que afecta a la denominada agricultura orgánica, por la cual pagamos más en el supermercado e indirectamente mediante las subvenciones estatales. 

 

Como apunta acertadamente Antonio Lafuente, nos están envenenando y, además alevosamente. El crecimiento industrial parece tener un precio más caro del que nos venden y que resulta imperioso encubrir.  Como Dice A. Lafuente, se trata de algo menos “sexy” que la nanotecnología, bioinformática, etc. Empero está ahí, y mientras unos “dicen” que hay que luchar contra las enfermedades apelando al uso de la biotecnología, la verdad es que por el otro nos contaminan. Todo el mundo sabe que, a la larga, la prevención es mejor, más barata y menos peligrosa que la acción sobre el problema ambiental una vez ya generado. Sin embargo nuestros políticos parecer opinar lo contrario. Las nuevas tecnologías generan innovación tecnológica, patentes y puestos industriales, por lo que se destina un buen dinero a tales investigaciones. Empero no garantizan la salud del ciudadano. Resulta paradójico (por decir algo) que, cuando los gobiernos destinan mucha más financiación (de nuestros bolsillos) a todos los temas relacionados con la ciencia que llevan la etiqueta de “salud” que a las restantes ramas del conocimiento en su conjunto (por ejemplo, a los Institutos de Salud Americanos frente a la Fundación para el Progreso de la Ciencia), nos sigan envenenando tranquilamente. ¡No hay que preocuparse! Ya inventarán algo los biotecnólogos asociados a las farmacéuticas, para el lucro de estas, cuando estemos cargados de venenos. Empero la enfermedad (y el dolor asociado) no nos la evita nadie, los medicamentos serán caros, por lo que no todos podrán adquirirlos ¡Qué más da! Morirán preferentemente los “parias del tercer mundo” ¿verdad? Vergonzoso y vergonzante. ¡Menuda moralidad! La nuestra.

 

Y mientras tanto la edafología prácticamente ha desaparecido de los planes de Estudio Universitario de este País (superan la treintena de cátedras cuyos integrantes tienen que impartir en el mejor de los casos otras disciplinas, envejeciendo a pasos agigantados), mientras que los paneles de expertos llevados a cabo por el CSIC con vistas a convertir este organismo en Agencia, han dinamitado todas le edafología y la inmensa mayoría de las CC. del Suelo de sus institutos. ¡Molan! más otras disciplinas: ¡si Antonio son mucho más sexy!. Resulta mejor envenenarse y ser curado que no pasar enfermedad alguna. Es mucho más rentable para nuestro modelo económico. ¡Que le vendan la mota a otro!. Reflexionemos aquí sobre la siguiente nota,  relacionada con el cambio climático, por cuando en el fondo hablamos de la misma ruin filosofía. Las multinacionales a forrarse, nosotros a pagar y a enfermar, que es nuestra tarea en pro del desarrollo capitalista globalizante. Y mientras todos los días nos “contaminan” con noticias de esta guisa. Antonio trabajas o sufres el CSIC. Cuando yo entré a investigar allí, a finales de los 70, casi todo el mundo del actual CCMA trabajaba en CC. del Suelo, mientras que los edafólogos eran numerosos. Hoy tras mi marcha del CCMA, solo queda uno a punto de jubilarse. Empero ya “atesoramos muchos biotecnólogos” que dan lustro a la institución con noticias como esta. Léela por favor. Sabemos sobradamente quienes mandan en el CSIC. Busquen ustedes el origen científico de la inmensa mayoría de sus Presidentes.

 

     

Juan José Ibáñez

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2 comentarios

  1. Gracias Juanjo. Siempre tan amable y animoso conmigo. Nuestros respectivos blogs tienen, creo, algo en común: un intento sincero de entender cómo funciona la ciencia.

    Lo mejor de este esfuerzo es que lo estamos haciendo en público bajo nuestra propia responsabilidad, explorando casos concretos y suministrando a los lectores los links que remiten a los documentos a los que, según nuestro criterio, cabe conceder valor testimonial o probatorio.

    Es verdad que hay muchos políticos que tienen su blog, lo que seguramente les convierte en voraces lectores de otros blogs. Creo, sin embargo, que siguen siendo una excepción y, por tanto, no son ellos los destinatarios de mis pequeños y, con frecuencia tentativos, artículos. Parece que hay un porcentaje importante de blogueros que se auto conciben como vigilantes/defensores de una (siempre amenazada) pluralidad de voces. Los blogueros presumen de haber forzado la inclusión de nuevos asuntos en la agenda política, evitando que las grandes corporaciones mediáticas puedan silenciarlos. También parece muy extendida la idea de que los blogueros no conciben su esfuerzo como un trabajo individual, sino más bien como una actividad de carácter compartido y colectiva. Esto implica que, de una u otra forma, tratan de construir/fortalecer redes que amplifiquan y socializan la palabra escrita. Pero, creo que los blogs académicos tiene su propia especificidad. Para empezar

    parecerían ser expresión de una (inédita?) voluntad de los científicos de comunicar directamente con la ciudadanía, sin la medicación de los periodistas, convirtiéndose en sus propios portavoces. ¿Crees que, por encima de las cuitas personales, también estarían defendiendo otra forma de hacer ciencia o se trata simplemente de una nueva manera de comunicarla?

    En fin que te animo a continuar escribiendo y, en lo que a ambos concierne, a seguir reflexionando públicamente sobre los motivos por los que hacemos este enorme esfuerzo, así como también sobre los lectores a quienes creemos estar dirigiéndonos.

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