Evolución de la Filosofía de la Ciencia de Karl Popper: Del Falsacionismo Radical o Ingenuo al Falsacionismo Sofisticado

Los seguidores de Popper o “poperianos”, pronto comenzaron a darse cuenta de que refutar o falsar una teoría no resultaba ser una tarea nada trivial. En consecuencia, comenzaron a revisar parte de los postulados iniciales de Popper, así como de sus seguidores más acérrimos (radicales). Una de las primeras maniobras fue proponer grados de falsabilidad relativa en lugar de absolutos. Como veremos tras acabar con el falsacionismo, Irme Lakatos, explicó perfectamente este tipo de argucias, las cuales, justamente, van en contra de la filosofía original del “Sir. Kart” Vamos pues a explicar lo que se denomina el falsacionismo sofisticado, utilizando como ejemplo las inconsistencias de la Teoría de la Biogeografía Insular.

 

 

Karl Popper y E.O Wilson

Padre de las Teoría de la

Biogeografía insular y Sociobiología

 

Los falsacionistas más sofisticados se dan cuenta de que resulta difícil refutar una teoría. Por lo tanto no puede utilizarse este criterio radical con vistas a explicar el progreso de le ciencia. Tal requisito, es decir la refutación resultaba a todas luces insuficiente. Por tanto, defendiendo el núcleo de la tesis poperiana, comenzaron a proponer otra condición adicional que iría unida a la necesidad que tiene la ciencia de progresar. Según ellos, cualquier hipótesis debe ser más falsable que aquélla en cuyo lugar se ofrece.

 

Así pues, la concepción falsacionista sofisticada de la ciencia, con su hincapié en el desarrollo científico, traslada el centro de atención de los méritos de una sola teoría a los méritos relativos de teorías enfrentadas. Tal cambio respecto a las tesis iniciales de esta escuela, proporciona una imagen dinámica de la ciencia, en contraposición de la concepción estática de los falsacionistas más ingenuos. En vez de preguntarse de una teoría: “¿Es falsable?”, “¿En qué medida es falsable?” y “¿Ha sido falsada?” les parecía más apropiado preguntar: “La teoría recién propuesta, ¿es un sustituto viable de aquélla a la que desafía?

 

En general, una teoría recién propuesta será considerada como digna de atención por parte de los científicos si es más falsable que su rival y en especial si predice un nuevo tipo de fenómeno que su rival no mencionaba. El hincapié en la comparación de los grados de falsabilidad de series de teorías, que es consecuencia de su empeño en mostrar a la ciencia como un ente de constructos teóricos en continua evolución y ebullición de nuevos conocimientos, les parecía que podría ser útil con vistas a evitar un problema técnico inherente a sus tesis originales, ya que es: muy difícil especificar hasta qué punto es falsable una teoría. En otras palabras, proponen, que no se puede definir un procedimiento cuantificado radical acerca de la medición absoluta de la falsabilidad, apelando simplemente al número de falsadores potenciales. Reconocieron pues que el número de estos últimos puede ser infinito, por lo que una teoría no puede ser refutada para siempre. Sin embargo, pensaban que, a menudo, es posible comparar los grados de falsabilidad de las leyes o teorías. Idealmente, al falsacionista le gustaría poder decir que la serie de teorías que constituyen la evolución histórica de la ciencia está hecha de teorías falsables, siendo cada una en la serie más falsable que su predecesora. Pero como ya podremos comprobar no es así.

 

El lector debe fijarse que los falsacionistas sofisticados trasladan su enfoque radical de refutable y corroborable (lógica radical booleana de blanco o negro), a una suerte de enfoque posibilístico (por no decir probabilístico): unas teorías son más falsables que otras.

 

Puedo entender que las dificultades para corroborar o refutar una teoría les resulte  decepcionante a todos aquellos que piensen que la ciencia ofrece verdades absolutas. Nunca ha sido así y jamás lo será. Expliquémoslo con un ejemplo: Si la ciencia progresa, lo hace en base a desbancar concepciones previas. Las Teorías actuales desplazan a las antiguas. En consecuencia, las leyes y teorías que hoy damos por válidas serán reemplazadas en el futuro. La ciencia solo puede considerarse acumulativa desde ciertos puntos de vista. Sin embargo, desde otros ángulos, cambia la concepción del mundo. Lo mismo le ocurre a la propia filosofía que da cuenta de ella. Del mismo modo, los defensores de una escuela, no se dedican a intentar refutar (desacreditar) las ideas por la que se guían. Muy al contrario, la defienden con uñas y dientes hasta que la rival ofrece tales muestras de superioridad que no tienen más remedio que abdicar a regañadientes. Y aún así, las batallas son muy cruentas, llevándose víctimas por delante. Casi siempre se intenta desprestigiar al rival, por cualquier medio. Sin embargo,  a veces el acoso llega ser tan grande que estos últimos (a menudo defensores de la mejor teoría) acaban con sus vidas, como lo hizo el padre de la termodinámica en la bucólica ciudad de Triste (por citar tan solo un ejemplo). ¿Mundo idílico? Solo para los miembros del establishment y sus aláteres. Quien sea transgresivo, que se prepare a sufrir y mucho.   

 

El universo de Popper es una guisa de “mundo feliz” en el que la objetividad y la razón guían la actividad científica. Empero Popper se olvidaba de que la ciencia es un constructor social, es decir humano, y como tal se encuentra sujeta a muchas de nuestras debilidades. Si realmente la condición humana fuera como la que presuponía Popper, no existirían guerras, ni pobreza, ni fraude científico, etc., etc. Simplemente Popper estaba en la inopia. Y resulta difícil de entender tal obcecación como judío que tuvo que sufrir una Austria nazi que le obligó a emigrar. Ahora bien aun sigue teniendo buena prensa y correligionarios. En cualquier caso, no les restemos méritos, por cuanto enterró el trasnochado ideal induccionista que defienden gran parte de mis colegas.

 

La “aparente imposibilidad” de falsar la Teoría de la Biogeografía Insular

No puedo, ni debo repetir que es la teoría de la Biogeografía insular. En este post explicamos sus fundamentos. Tan solo reproduciremos un párrafo de aquel post:

 

La teoría de la biogeografía insular [Theory of Island Biogeography] propuesta por McArthur y Wilson entre 1963 y 1967, parte de la premisa de que el número de especies que residen en una isla (o en un hábitat aislado) es el producto  de un equilibrio entre las tasas de extinción y migración de especies que ocurren en ella, así como de su distancia a los continentes del )o de los que) que recibe los propágulos que darán lugar a las especies que potencialmente puedan establecerse en ella. El objetivo de la teoría consiste en explicar la dependencia del número de especies de un archipiélago respecto a aquellos factores ambientales que lo condicionan.

 

Una de las principales predicciones de la teoría consistía en que el número de especies de una isla debería ser conforme a una ley de potencial, de tal forma que el exponente de tal formulación matemática obligatoriamente rondaría el valor de 0.25. Y efectivamente así ocurría. Se acumularon numerosas evidencias empíricas, dando por corroborada tal teoría, aunque siempre hubiera algún insensato que mostrara datos que podrían refutarla. Y efectivamente era así, en cientos de trabajos se obtenían valores del exponente que rondaban el 0.25. En cualquier caso, uno debe tener en cuenta de las premisas propuestas por  McArthur y Wilson: “migraciones, extinciones, llegadas de nuevos propágulos, distancia a los continentes, etc”. Pues bien, nunca se pudo demostrar empíricamente, por ejemplo, que la distancia a las masas continentales tuviera alguna relación con el número de especies de una isla. Del mismo modo, quedarse “cientos de años sentado” en una de esas islas, inventariando una y otra vez tal solo es viable en alguna mente calenturienta. En principio la teoría es refutable, pero no en la práctica (hecho harto frecuente). De aquí los problemas de los falsacionistas.

 

 

Pues bien este impresentable administrador analizó los tipos de suelos (edafotaxa) de diversos archipiélagos (Egeo, Canarias, Islas Británicas) y obtuvo el mismo misterioso valor del susodicho exponente, es decir “0.25” (el valor exacto, raramente es alcanzado en biogeografía, –rarísimamente puede encontrarse en la bibliografía sobre el tema- lo encontramos en el primer y tercer grupo de islas mentadas). Los suelos son entidades abióticas, tal como se clasifican. En consecuencia, ni se extinguen, ni llegan nuevos suelos de continente alguno (como mucho algunas partículas de el). Por tanto personalmente concluía (sigo en mi postura) que había refutado la famosa teoría, que resulta ser uno de los núcleos centrales de la biogeografía y la biología de la conservación.

 

Ni corto, ni perezoso, aun a sabiendas de lo iba a ocurrir, envié un manuscrito a uno de los miembros del consejo editorial (“un tal Lomolino”) de la Revista Journal of Biogeography. Tal publicación resulta ser el cuasi-órgano oficial de los expertos en biogeografía. Este investigador quedó fascinado y me animó a que remitiera oficialmente el artículo a la revista, por cuanto como mínimo, era digno de debate. Tras varios meses de espera todos los referees evaluaron negativamente el trabajo. El argumento principal era que “a los  biogeógrafos no les interesaba lo que ocurriera en el ámbito de la edafología”. Ellos tan solo se preocupaban de los organismos vivos: ¡tremendo! Remití los resultados y la carta del editor a Lomolino, quien me respondió que había sido como “colocar perlas delante de cerdos” (palabras textuales en inglés). El paper fue finalmente publicado en otra revista pero, hasta la fecha solo ha despertado el interés de los edafólogos y geomorfólogos (hay una relevante excepción que omito aquí). Como era de esperar, y como he narrado líneas arriba, ni resulta fácil rebatir a menudo una teoría (por muchos datos que aportes), ni sus defensores aceptarán que su “religión” haya sido refutada sin plantar guerra. Si mis tesis son ciertas, tarde o temprano tendrán que hacerlo, empero retrasarán el momento tanto como esté en sus manos, a la espera de lo que Lakatos denominó cambio de las hipótesis auxiliares que rodean al núcleo central de la teoría (ya hablaremos de ello más adelante). Más aun, los referees aludidos cayeron en un grave error epistémico al equiparar, tácitamente una teoría de bajo nivel con otra superior (la que se incluía en mi trabajo, pero que ya explicaré en otro momento) lo cual resulta inadmisible desde el punto de vista del reduccionismo epistemológico. Ya hablaremos de este interesante tema en otro post, aunque abajo os incluyo un enlace.

 

¿Vemos como trabaja la revisión por pares? ¿Vemos como los científicos no son los santurrones que la burbuja que rodeaba la mente de Popper le impedía reconocer? Obviamente mi caso no es único, se trata de uno más entre otros muchos. Desde otra escuela, como es la de Thomas Kuhn, se aludió en los años 70 a que muchas teorías refutadas seguían proporcionando datos útiles al conocimiento científico. ¡Cierto!. Ya abordaremos los cambios de paradigma de Kuhn tras terminar el falsacionismo y narrar la interesantísima propuesta de Lakatos.  ¿Entendéis lo que le pasó a Lynn Margulis cuando se ha enfrentado al Neodarwinismo, como os expliqué en este y este otro post? Nada nuevo bajo el Sol.

 

Y mientras tanto los “Sacerdotes de la Ciencia” a vueltas en su defensa de la objetividad, realidad científica y revisión por pares. Para ellos la ciencia es una nueva religión y la defienden con fe, no con argumentos rigurosos, como demandan los cánones de lo que dicen defender. Así es la ciencia. Y sin embargo Funciona (…) Resulta lamentable que la mayoría de nuestros héroes actuales de la ciencia tuvieran que padecer tales vejaciones. El sistema de revisión por pares fomenta la mediocridad, no los saltos cualitativos en ciencia.  La historia de esta empresa está plagada de ejemplos, tal solo hace falta molestarse en leerlos.     

 

Juan José Ibáñez

 

Sumario de los post editados en “Curso Básico sobre Filosofía y Sociología de la Ciencia hasta este post

 

¿Qué es esa cosa llamada Ciencia?

El Método Científico

Curso Básico sobre Filosofía y Sociología de la Ciencia

Reduccionismo Epistemológico

Ciencia e Inducción [1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13,]

Filosofía de Kart Poper: El Falsacionismo [14, 15, 16, 19, 20]

Filosofía de la Teoría de la Evolución y Sociedad   [17, 18],

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