Una Noticia sorprendente. ¿Sabían que existe al menos un organismo marino que devorara islas hasta hacerlas desaparecer? Sinceramente, no creo que exista otra referencia como esta en la bibliografía científica.  Leí la noticia en el boletín electrónico gratuito de Nacional Geographic, fechado el 3 de enero de 2008, y que llevaba por Título: Crustacean «Swarm» Destroying Small Hiroshima Island. No se trata de que devore el suelo, sino que su actividad en tierra emergida acelera su erosión a una velocidad inusitada. Pero no es una especie terrestre, sino un crustáceo diminuto que se alimenta del ¡fitoplancton!. Al parecer, su proliferación puede haberse generado por el calentamiento de las aguas marinas. El enclave resulta ser una pequeña isla denominada Horobo, al sur de Japón y cerca de Hiroshima. La velocidad de su erosión es tal que resulta visible como mengua. Los expertos predicen que de proseguir el proceso desaparecerá en menos de 100 años, en lugar de los miles que normalmente se requerirían. Veamos pues este nuevo tipo de Bioerosión, por su singularidad y rareza. Esperemos que el “bichito” no se convierta en plaga, ya que de hacerlo (….)  

 

 

 

El “bichito” en Cuestión: anatsuba-kotsubumushi

Top photograph by Yuji Okimura, Kenta Tsuchioka,

Yuji Funakoshi; bottom photograph and inset courtesy

Yuji Okimura. Fuente: National Geographic

Abajo en 1928, arriba en el presente

 

Millones de individuos este diminuto crustáceo, que posee una forma entre un cangrejo y una quisquilla, son los causantes de este fenómeno sorprendente. Localmente se le denomina “nanatsuba-kotsubumushi”. Al parecer, el calentamiento de las aguas circundantes de las zonas más protegidas del islote ha inducido la proliferación del plantón, y con él de uno de sus depredadores, que no es otro que el canijo crustáceo mencionado. Yuji Okimura, profesor emérito de la Universidad de Hiroshima, explica más o menos del siguiente modo lo que está sucediendo.

 

 

 

Nanatsuba-kotsubumushi (es que son muchos, ¿vale?)

Fuente: National Geographic

 

Nanatsuba-kotsubumushi sube a tierra para desovar en un sedimento volcánico muy deleznable y blando, dejando en los huecos que excava para depositar los huevos que aseguren su descendencia. Según Okimura, este proceso de escavado acelera la alteración mecánica y biogeoquímica de las rocas (y suelos suprayacentes) por lo que el material desprendido es mucho más susceptible a la erosión costera y eólica. La isla, o mejor dicho islote de Harobo, se encuentra a unos 500 metros de la Prefectura de Hiroshima y más concretamente de las islas de  Honshu, Kyushu, and Shikoku, de las que las separa un somero brazo de mar. En 1928 el islote tenía una longitud de unos 120 metros y una altura máxima de 22 sobre el nivel de mar. En 1960 se tenía ya constancia de su “contracción”. Hoy en día, tan solo permanece “en pie” un diminuto promontorio de 6 metros, prácticamente recubierto en su totalidad en las mareas altas.  Akihiro Kano, otro profesor de la Universidad de Hiroshima, comentó que jamás había visto nada igual (yo tampoco). La litología de la isla no coincide con las de las colindantes, por lo que se sospecha que este factor puede ser decisivo para la masiva salida del bichito a dejar su descendencia. Ambos investigadores japoneses coinciden en que un proceso natural de erosión tardaría unos cuantos miles de años en erosionar completamente la isla ¿Este no lo es? Sin embargo, sus cálculos dicen que esta “demolition creature lo reducirá a la nada, aproximadamente a 100 años.  Habitantes de las islas vecinas alegan que ven disminuir la masa de tierra con cada tormenta de cierta intensidad que acaece por esos lares. 

 

Lo dicho, esperemos que no pase de ser una mera singularidad auspiciada por el tipo de substrato, ya que si no fuera así e invadiera otros archipiélagos (..) las empresas turísticas que nos invitan a ir a las paradisíacas islas del pacífico se arruinarían en poco tiempo.  Esta visto que por Hiroshima no ganan para sustos. La atacan los gigantes desde el cielo y los enamos por el mar  ¡Porca miseria!

 

Juan José Ibáñez

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3 comentarios

  1. Estos bichitos tragaldabas ¿no serán unos mutantes herencia de las bombas de Hiroshima?

    Porque el fenómeno es raro, raro, raro, pero alguna explicación tiene que haber.

    Saludos

  2. Consuelo,

    Es una hipótesis plausible, pero puede también explicarse por otros mecanismos. Si sus presas crecen por eutrofización o aumento de la temperatura del agua hay más comida. Al subir a tierra a dejar su descendencia suben por tanto mucho más que antes. El hecho de que en islas colindantes no ocurra lo mismo y que la litología de esta sea singular (más blanda y fácil de escabar para dejar su descendencia) podría ser el problema. Pero de una o doa páginas no se puede extraer mucha más información. Tampoco descarto tu hipótesis.

    Besos

    Juanjo

  3. saben es la paguina mas interesante que e encontrado almenos me da una sierta tranquilidad que ayan personas como ustedes que si les preocupa la naturaleza

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