Los ecosistemas son muy complejos y más aun es la biosfera. Personalmente me maravilla la ramplonería con que se habla actualmente sobre el sistema climático. Todo el mundo dice saber mucho, cuando en realidad desconocemos casi todo. Si aun no somos capaces de modelizar la estructura y funcionamiento de un simple ecosistema (me refiero a que los resultados den más o menos cuenta de las evidencias empíricas), ¿como vamos a poder desarrollar otros que den cuenta del conjunto de la biosfera?. En realidad, lo que actualmente se denomina sistema climático debería denominarse sistema biogeosférico, ya que intervienen factores físicos, químicos y biológicos de la más variada índole.  El día 7 de febrero de 2008, leí en el boletín de noticias Terradaily la siguiente nota de prensa: “Study: Nitrogen pollution ups plant growth”, También podéis encontrarla en la página Web de la institución en la que trabajan los autores. En ambos casos, nos informan que el abuso en la aplicación de fertilizantes nitrogenados que polucionan grandes extensiones de terrenos agrícolas y pastorales (y de paso aguas corrientes, acuíferos y ecosistemas marinos litorales) pueden “volar” (ya comentaremos el significado de este vocablo más abajo)  hasta zonas remotas (como los bosques tropicales), ayudando a paliar la deficiencia de este nutriente esencial en sus suelos. Como ya comentamos en otro post, mientras en bastas extensiones de las zonas arables y pascícolas del Planeta el abuso de este tipo de enmiendas resulta ser pernicioso para el medio ambiente (suelos, aguas, biocenosis) e incluso la salud humana, el nitrógeno no abunda de forma biodisponible para la vegetación en muchos ecosistemas naturales.  A consecuencia de este proceso, el aumento de CO2 en la atmósfera no puede traducirse en una mayor producción de biomasa en numerosas biocenosis, como por ejemplo, en los bosques tropicales y la taiga. Sin embargo, investigadores de la Universidad de California en  Irvine sugieren que la polución nitrogenada pueda llegar hasta tales zonas, depositarse en el suelo y corregir sus deficiencias de nitrógeno. De acuerdo a sus cálculos (que no los míos) tal situación colateral podría fomentar la producción de biomasa (y por tanto el secuestro de carbono de la atmósfera). De hecho, para los tropicales proponen un incremento del 20%.

 

 

 

Selva tropical. Fuente: barrameda.com

 

Los autores reconocen que, en realidad, desconocen cuales serían los efectos de esta “teleconexión” a largo plazo. Según sus cálculos, durante este siglo prevén escenarios que insinúan que la polución nitrogenada seguirá creciendo de forma mantenida y gradual, siendo Suramérica, India, África y el sureste de Asia los que comenzarán a hacer más uso de la enmienda aludida. De nuevo, según los firmantes del estudio, parte del exceso de este nutriente de esas zonas sobre-fertilizadas, podrá llegar a otras zonas del globo, más o menos lejanas, debido a que las partículas del suelo arracadas de las zonas de emisión (erosión eólica) se sedimentarían (deposición eólica) en los suelos tropicales. Del mismo modo, los autores plantean otros mecanismos plausibles tales como: (i) (arrastre del nitrógeno en solución, o ligado a las articulas del suelo, por el agua de escorrentía dentro de una misma cuenca de drenaje); (ii) emanaciones gaseosas de ciertas formas de este nutriente por parte de los suelos, que de este modo pasarían a la atmósfera para su posterior “redistribución”; (iii) emisiones directas a la atmósfera generadas en ciertos tipos de industria y las propias prácticas de tala y quema de zonas forestales, que también terminan por emitir nitrógeno gaseoso al aire.

 

 

 

Estratos de la selva. Fuente: Selva Tropical

 

La nota mentada adolece de falta de detalles sobre como se han realizado los cálculos, así como de las evidencias empíricas que les han permitido llegar a tales conclusiones. A priori, ninguna de los mecanismos mentados parece ser improbable. Otra cosa bien distinta son los cálculos. Como ya abundamos en el post titulado Secuestro de carbono, Nitrógeno del Suelo y Justis von Liebig”, todos los investigadores que trabajan sobre las repercusiones del cambio climático sobre los ecosistemas, creen saber de ecología, cuando en realidad desconocen los procesos que se explican en los libros de texto más básicos de edafología y química agrícola. Así por ejemplo, cuando un factor limitante (como en este caso lo era el nitrógeno) deja de serlo, el ecosistema mejora algo (en está caso la producción de biomasa) hasta que el siguiente entra el juego. El margen de los cambios producidos dependerá de cual sea este último, las carencias del ecosistema en el mismo, etc. etc.  Una buena parte (aunque no todos) de los bosques tropicales son tremendamente pobres en nutrientes, microelementos, etc. Por tanto pongo seriamente en duda los cálculos del 20%. Obviamente debo dar también un margen de confianza a estos investigadores. En cualquier caso, la noticia debe tomarse como orientativa de “posibles procesos y cantidades que pudieran ocurrir”. Me gustaría saber si ya se ha detectado un incremento del nitrógeno asimilable en una buen parte de los suelos tropicales (los resultados de un pequeño enclave no son nunca significativos para extraer conclusiones en este contexto). Me cuesta creerlo ya que un muestreo riguroso costaría muchos cientos de miles de euros.

 

 

 

Montando parcelas experimentales en una selva tropical

Fuente: Universidad de Minnesota

 

No obstante, esta noticia que puede dar lugar a realizar ciertas reflexiones. Debemos esperar que ahora no nos quieran vender que la polución por exceso de nitrógeno se encuentra completamente justificada como medida para paliar el cambio climático (¿y los riesgos para los ambientes afectados y la población que habita en ellos?). Pero “hay gente pa to”.

 

Los autores terminan señalando en suahili (artículo publicado en la Revista “Ecology”) que:

 

«We hope our results will improve global change forecasts»

 

La arrogancia de los vendemotos de la ciencia no tiene límites. Dicen que “esperan que sus resultados ayuden a mejorar las predicciones del cambio global”. Pues amigos míos me lo creeré cuando tengáis un inventario o al menos un muestreo representativo de las zonas afectadas por tal colosal regalo. De no ser así, tan solo se trata de una mera conjetura: ni modelizaciones, ni cálculos ni  estudios en unas pocas parcelas experimentales”, que ya se ha barbarizado bastante con este modo de proceder durante las últimas décadas. Y los inventarios y monitorizaciones no están hechos. Costarían una fortuna y ahora estaríamos hablando todos de ello. Pero no es así

 

Juan José Ibáñez

    

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