Las partículas minerales del suelo pueden ser clasificadas de diversas maneras. Así, por ejemplo, podemos emplear criterios mineralógicos, densidades, formas, volúmenes, etc. Sin embargo, el tamaño es una de las más comunes. De hecho, los triángulos texturales son indispensables para la caracterización y clasificación de los suelos. El problema estriba en que muchos de ellos también poseen gravas, cantos y bloques de gran tamaño. Estos últimos también son contemplados por los expertos, existiendo unos criterios para su descripción, a la par que otros de diagnóstico con vistas a dar cuenta de los suelos muy pedregosos en las taxonomías edafológicas. Generalmente, suele decirse que las piedras (clastos sería un vocablo más preciso), en el sentido más amplio del término, se comportan como “materiales inertes”. Sin embargo, el criterio básico que utilizamos mayoritariamente consiste en analizar las fracciones minerales de menor tamaño, es decir estimar los porcentajes de arena, limo y arcilla. Una vez conocidos, hacemos uso de los triángulos texturales aludidos. No obstante, con independencia de que los tamaños más gruesos sean considerados inertes, cabría objetar que tal calificativo es en cierta medida ambiguo y confundente. Veamos a lo que nos referimos antes de mostraros dos clasificaciones distintas de “todas las fracciones minerales del suelo” en otro post.

 

 

Suelos pedregosos. Fuente: Historia de la Gastronomía

 

Los suelos pedregosos son muy abundantes a lo largo y ancho del planeta. Obviamente, algunos tipos contienen pocos fragmentos mayores de 2 milímetros (que es el límite superior de tamaño sobre el que se calculan los porcentajes de arena, limo y arcilla). No obstante, otros los poseen en abundancia incluso con bolos o bloques de miles de quilos de peso, que llegan a contactar entre si, haciendo incluso muy difícil la extracción de muestras para realizar los análisis de laboratorio y más aun el uso de las denominadas “cajas de Kubiena” (o artefactos similares), con vistas a obtener muestras inalteradas sobre las que analizar su estructura finamente (microedafología o micropedología).

 

Es cierto que desde diversos puntos de vista, los aguijaros, gravas, etc., pueden considerarse inertes, es decir “no reactivos”, para la mayor parte de los procesos morfogenéticos. Sin embargo, tal apreciación puede dar lugar a confusiones a todos aquellos que no son profesionales. Ya os comentamos en varios post relacionados con la biomasa y necromasa de los suelos, así como en otros relacionados con su física, que incluso las raíces de la planta y su biota determinan la estructura del suelo. Por ejemplo, en las zonas de contacto de las raíces circula generalmente más agua, y se infiltra a mayor velocidad. Por tanto, estimar el comportamiento hidráulico de los suelos en laboratorio resulta ser una tarea francamente difícil, mientras que los resultados obtenidos son de dudosa validez. Lo mismo ocurre con las fracciones pedregosas. Así, por ejemplo, no es inusual que por los bordes de muchos de estos clastos circule más agua y penetre más rápidamente en los suelos que aquella que permea por la matriz mineral de tierra fina (incluyendo por tanto en este último caso los porcentajes de arena, limo y arcilla).

 

 

 

Suelos pedregosos. Fuente: Wynboer

 

Por otro lado, el espacio útil de un suelo para la exploración radicular, en su búsqueda constante de agua y nutrientes, no es la misma en un edafotaxa sin piedras que en otro en donde estas ocupan el 80% de su volumen (por citar tan solo una cifra).  Por las mismas razones, tal pedregosidad (junto a la textura estimada como os hemos comentado) también es importante con vistas a poder determinar el potencial que tiene un medio edáfico para almacenar agua, materia orgánica y nutrientes, así como albergar a una nutrida biota, etc. Ya os hablamos de estos temas el los siguientes post:

 

¿Cuanto Mide un Metro Cuadrado de Suelo?

Cómo la roca se convierte en suelo: Las Propiedades de las rocas y los Suelos (El Esponjamiento)

El Dilema de la Medida de la Superficie de Un Suelo y el Concepto de Capacidad de Carga

 

Por todo ello, es lógico que os preguntéis porqué no se estiman con más rigor y precisión las fracciones gruesas. La razón es más que obvia, y de naturaleza logística. Cuando se recogen muestras de suelo (uno o varios kilos), suele evitarse incluir las fracciones más groseras, por cuanto en tal caso necesitaríamos muchos más material con vistas a extraer la matriz sobre la que llevar a cabo los análisis de laboratorio, ya que de no hacerse así, deberían acarrearse cientos de kilos, en ciertos casos. Más aun, imaginaros un perfil del suelo que tiene un 90% de bloques (o bolos) de gran tamaño (a veces de cientos de kilos): ¿Cómo nos los llevamos al laboratorio? De hecho, algunos de tales edafotaxa son imposibles de abrir con azada, ya que esta rebota en piedras o pedruscos descomunales, por lo que debemos cavar calicatas con el auxilio de maquinaria pesada (excavadoras) o de instrumentos fabricados “ex profeso”.  Una vez abiertas, lo único que se puede hacer es estimar someramente el volumen de las diferentes fracciones groseras a partir de una apreciación visual del perfil. Tal procedimiento no deja de ser una cuantificación muy prosaica en un plano de lo que acaece a nivel tridimensional en el medio edáfico. En consecuencia, nos vemos obligados a resignarnos y proceder como os he narrado.  Eso si, nunca debemos olvidarnos de tal limitación a la hora de investigar la estructura y dinámica del medio edáfico, o su capacidad de uso.

 

 

 

Viña en un perfil muy pedregoso

Fuente: WineWares

 

Generalmente, los suelos muy pedregosos eran difíciles de labrar y aun lo son si no hacemos uso de un despedregado (eliminar las fracciones más gruesas, como los cantos grandes y en especial los bolos o bloques de piedra). Es habitual al arar, y en especial con maquinaria, que vayan aflorando a la superficie los mencionados clastos. No es inusual ver por las mesetas de España, apilamientos de grande piedras en medio de los campos de cultivo. Obviamente, no se acumulan solos, sino que el agricultor lo hace al ir despedregando la tierra (también en profundidad), amontonándolos en sitios seleccionados.

 

 

 

Suelo pedregoso de tipo canchal.

Fuente: Contenido de escolar

 

En cualquier caso, resulta importante entender y caracterizar toda la fracción de elementos minerales groseros, por lo que en un próximo post os incluiremos dos de las clasificaciones más utilizadas. La cantidad y tamaño de las piedras es un aspecto muy importante para determinar la capacidad de uso de los suelos, siendo consideradas, cuando abundan en demasía, un serio factor limitante para su puesta en cultivo.  Pero del mismo modo, si leéis el contendido de los tres post que os mostramos con anterioridad, entenderéis hasta que punto pueden afectar también a la dinámica del suelo, capacidad de albergar vida, retener agua y nutrientes, etc.  

 

 

Viñedos sobre suelos pedregosos, Fuente: Todo Vino

 

Para finalizar, debemos comentaros que las piedras o clastos, al mojarse, también absorben una cierta cantidad de agua. ¿Cuánta? Depende de la naturaleza, volumen y porosidad de las mismas. Su grado de alteración también suele ser importante (cuanto más lo estén más porosas suelen volverse). Así, por ejemplo, no es lo mismo un gran bolo de cuarcita compacta no alterada, que otro mucho más poroso, como una arenisca o la propia cuarcita muy intemperizada o meteorizada. De todo ello, ya os hablaremos en otros post.  Para finalizar, digamos que comienza a pensarse que los agregados de átomos que no llegan al tamaño de arcilla y que competen a los “nanomundos” (los estudiados por las nanociencias y nanotecnología), pueden atesorar una gran importancia, aunque aun sabemos muy poco de ellos.

 

 

Juan José Ibáñez

 

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14 comentarios

  1. Juanjo, en muchas ocasiones la existencia de piedras es un factor de demérito en las clasificaciones de Capacidad de Uso de los Suelos. Sin embargo para algunos agricultores su abundancia es una forma de acolchado, que ayuda a al conservación de la humedad, como es el caso de los productores de Jitomate, conocido en otros países como España como tomate, de la región de Actopan en el Estado de Veracruz.

    También es el caso de los suelos pedregosos poco profundos de lomerios denominado Tsek’el entre los mayas, que son preferidos por su elevada fertilidad. Estos en contrapartida con el K’an Ka’ab, suelos rojos profundos, pero de baja fertilidad. Estos últimos considerados como suelos de primera clase en los sistemas de clasificación de suelos, para la agricultura intensiva con agroquímicos y maquinaria.

  2. Juanjo: Ayer traté de complementar mi comentario sobre la pedregosidad. Pues bien en suelos arcillosos como son dominantes en los terrenos agropecuarios mexicanos. La pedregosidad y gravosidad cumplen la función de facilitar el intercambio gaseoso CO2 Y O2, así como el movimiento del agua. Así que cuando se practica el despedrado la estas funciones se ven disminuidas sustancialmente. Por lo que en ocasiones el despedrado no es tan benéfico para las plantas.

  3. Hola Régulo,

    Yo no soy un "agrónomo" que odia las piedras. Pero como sabes bien todo depende del tipo de suelo y otros factores, así como de los sistemas de gestión de la tierra. Este es un post que pretendo que sea didácico. Hablo en el sentido más general posible. Obviamente a este tipo de contenidos habría muchas cosas que matizar. Ya mostraré un caso, por ejemplo, en donde el agua circula por el interior de las cuarcitas alteradas en lugar de por la matrix excesivamente arcillosa que las rodea. ¡expectacular!. Pero eso es otra historia. El despedregado no creo que sea ni bueno ni malo, depende de en que suelo, para que, etc., etc.

    Saludos

    Juanjo Ibáñez

  4. no es lo pedido pero me gusto su informacin lo que yo pedi fue fracciones (propias impropias o aparentes) y la explicacion

  5. que tal, me gustaria favor me ayudaran a obtener informacion sobre suelos arcillosos con moderada cantidad de grava, si estos suelos posseen buena aptitud agronomica para explotacion racional de forestales como balsa y teca…. el suelo presenta ligera oxidacion por la coloracion amarilenta y rojiza que presenta superficialmente posse buena cantidad de materia organica, pero a los 20 y 30 cm existe la pedregosidad lo que dificultaria el la penetracion de la raiz al suelo el anclaje resulltaria superficialmente….

    me gustaria recibir informacion sobre este tema

  6. Levier, te sugiero revises literatura sobre los luvisoles y leptosoles, puede serte mas útil que lso que envie a vuela pluma

  7. tengo una consulta, yo estudio turismo y ahora estoy trabajando en mi tesis tengo un problema con mi sitio dee studio es un yacimineto arqueologico y m eesta costando identificar el tipo de suelo, la pregunta e sla siguiente puede haber suelos arcillosos con algo de pedregosidad??? la verdad nose mucho de este tema, quisiera q me recomineden bibliografia para poder leer mas sobre este aspecto
    se les agradece

  8. Daniel, hay paises como México donde predominan los suelos arcillosos. La pedregosidad es independiente de la existencia de arcillas. Sugiero busques un mapa de suelos de la región y por eliminación escojas dos o tres que se le parescan mas y entónces profundices un poco en cada uno de ellos.
    Suerte.

  9. Me gusto el contenido ya que soy Ingeniera agronoma y Msc en Ciencias Agricolas y gusto mucho de los estudio sobre los suelos, quisiera siempre mantener el contacto porque fue de mucha utilidad par mi revisar su contenido

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