Los Tsunami pueden ser generados por terremotos, erupciones volcánicas y colapsos de las estructuras volcánicas cerca del mar o en islas, entre otros procesos. Como ya comentamos al hablar de la necesidad de desarrollar una edafología de los desastres naturales, muchos eventos catastróficos pueden afectar seriamente a la edafosfera y a los sistemas superficiales terrestres en general. En estos casos, pueden darse tanto procesos de erosión y deposición, como de removilización de materiales edafizados, regolitos y rocas. Todo dependerá del tipo, magnitud y frecuencia. En cualquier caso, la bibliografía que aparece en Internet es más que escasa desde el punto de vista de la ciencia del suelo.  También es cierto que la presencia de paleosuelos enterrados por sedimentos son frecuentes y ayudan a datar la fecha en la que se produjo la catástrofe. Algunos geólogos denominan tsunamitas a los sedimentos depositados tras estos eventos. Sin embargo no he encontrado el vocablo en castellano en Internet, aunque sí en inglés. De acuerdo al siguiente enlace,  no existe consenso entre los expertos a la hora de definir lo que es denominado “Tsunamite”. En este otro parece intentar precisar más el término de Tusunamite, indicando como se puede distinguir de las famosas turbiditas. Por lo tanto, cabría pensar que los suelos enterrados tras estos eventos lo son por las tsumanitas. Pero la cosa es más complicada.

 

 

 

Efecto del Tsumani local sobre el relieve y

formaciones superficiales de la isla de hawai. Fuente: Kohala

 

No obstante como los tsumanis generan tanto deposiciones (principalmente de materiales marinos cerca de la línea de costa) como procesos de erosión (de los suelos, regolitos y rocas terrestres) y removilización de materiales de toda clase, cuantificar con exactitud todo lo que ha sido afectado, parece ser una tarea que no se ha abordado nunca, o en contadísimas ocasiones (no he encontrado ninguna, pero cabe tal posibilidad). Aunque los suelos enterrados por secuencias de tsumanitas en secuencias sedimentarias sean de gran valor a la hora de saber la magnitud y frecuencia de estos eventos catastróficos, no aportan la información necesaria como para conocer con exactitud todo el “revolcón” que sufren las zonas afectadas. Por tanto, expondremos algunos datos más al objeto de que sepáis algo del tema  que para sistematizar lo poco que aun se sabe.

 

 

 

Tsunamite layer cutting through the eolian dunes

of the Sidi Salem Formation at Lella Meriame. Plain oblique

lines underline the eolian foresets, dashed line shows the

erosional surface, and the dotted line shows the normal

stratigraphic contact with the overlying lithified dunes.

 

El Tsunami de 1755 en el Algarbe portugués, así como el de lugares más exóticos como el Mauna Loa en Hawai, pueden ayudarnos a entender las variadas causas y efectos relacionados con estos eventos. En el primer caso, los autores señalan que no se produjeron serios procesos de erosión o sedimentación, sino una redistribución del material previamente existente. Para el segundo caso, cuyo origen parece proceder de una enorme avalancha de derrubios de rocas y suelos hacia el mar, tras el colapso de parte del volcán de Muma Loa, la magnitud de tal desprendimiento de los materiales isleños hacia el océano superó los 5.000 km3, generando un tsunami local de enorme margitud. Del mismo modo, se detectaron depósitos sedimentarios cerca del litoral que se encuentran en posiciones que debían elevarse en el momento de la catástrofe a 350 metros sobre el nivel del mar. Un caso parecido se ha detectado en las antillas. Pero también tenemos otros reconocidos de superficies erosivas que cortan a cuchillo depósitos sedimentarios anteriores (dunas) en Túnez, a consecuencia de la erupción del Monte Etna hace unos 8000 años. Del mismo modo, tsunamis asociados a las erupciones en la isla del egeo (mar Mediterráneo) denominada Santorini y que afectaron a las civilizaciones minoicas, han sido estudiados haciendo uso de paleosuelos enterrados (ver enlace en el ñie de figura de la foto correspondiente). Como detalle anecdótico cabe señalar que algunos “aventurados” relacionan estos últimos eventos (al parecer el primero alrededor de hace 3.900 años) con el hundimiento del supuesto continente de las Atlántida.

 

 

Efecto de un Megatsunamy en Hawai

Fuente Kohala

 

 

 

Paleosuelo enterrado en la Isla de Santorini

Fuente: Ver enlace en el Texto

 

Resumiendo, poco podemos resumir. Un Tsunami puede producir efectos devastadores de muy diversa índole sobre la cobertura edafológica. Con toda seguridad, existen muchos más de los aquí expuestos. Otra cosa es llegar a cuantificar con precisión todo lo que implica. Así por ejemplo, como veremos en otro post, gran cantidad de materia orgánica terrestre es exportada al mar, lo cual induce una serie de modificaciones interesantes, tanto en los ecosistemas marinos, como en sus ciclos biogeoquímicos. Algunas notas de interés (tanto en inglés como en Español) son expuestas a continuación.

 

 

 

Sedimentos arrastrados por un tsunami

en Hawai sobre un paleosuelo

Fuente: Koala

 

Juan José Ibáñez

 

 

Nature 455, 1183-1184 (30 October 2008) | doi:10.1038/4551183a; Published online 29 October 2008

 

The scale of the 2004 tsunami that devastated shores around the Indian Ocean has no precedent in written histories of the region. But evidence of similar events has been unearthed from the geological record. The huge earthquake and ensuing tsunami in the Indian Ocean on 26 December 2004 killed more than 220,000 people in 11 countries. Hundreds of years of accumulated stress in the Sunda Trench was released within a few minutes and drove the Indo-Australian tectonic plate an average of 13 metres beneath the Burma–Sunda plate1.

 

Stein Bondevik is in the Department of Geology, University of Tromsø, Norway, and the Faculty of Engineering and Science, Sogn og Fjordane University College, NO-6851 Sogndal, Norway.
Email: stein.bondevik@hisf.no

 

 

Nature 455, 1228-1231 (30 October 2008) | doi:10.1038/nature07373; Received 6 March 2008; Accepted 27 August 2008

Medieval forewarning of the 2004 Indian Ocean tsunami in Thailand

Kruawun Jankaew1, Brian F. Atwater2, Yuki Sawai3, Montri Choowong1, Thasinee Charoentitirat1, Maria E. Martin4 & Amy Prendergast5

Correspondence to: Kruawun Jankaew1 Correspondence and requests for materials should be addressed to K.J. (Email: kjankaew@yahoo.co.uk).

 

Recent centuries provide no precedent for the 2004 Indian Ocean tsunami, either on the coasts it devastated or within its source area. The tsunami claimed nearly all of its victims on shores that had gone 200 years or more without a tsunami disaster1. The associated earthquake of magnitude 9.2 defied a Sumatra–Andaman catalogue that contains no nineteenth-century or twentieth-century earthquake larger than magnitude 7.9 (ref. 2). The tsunami and the earthquake together resulted from a fault rupture 1,500 km long that expended centuries’ worth of plate convergence2, 3, 4, 5. Here, using sedimentary evidence for tsunamis6, we identify probable precedents for the 2004 tsunami at a grassy beach-ridge plain 125 km north of Phuket. The 2004 tsunami, running 2 km across this plain, coated the ridges and intervening swales with a sheet of sand commonly 5–20 cm thick. The peaty soils of two marshy swales preserve the remains of several earlier sand sheets less than 2,800 years old. If responsible for the youngest of these pre-2004 sand sheets, the most recent full-size predecessor to the 2004 tsunami occurred about 550–700 years ago.

 

Sobre la portada en nature se dice:

 

Sands of time: Traces of recurring tsunamis on Indian Ocean shores Nothing known from written history gave reason to expect the Indian Ocean tsunami that took nearly a quarter million lives on 26 December 2004. That tsunami entered geological history by laying down centimetres of sand on the coastal plains that it overran. Jankaew et al. have now found such sedimentary records of earlier tsunamis preserved in the dark soils of marshy swales at Phra Thong, a barrier island in western Thailand. The cover shows an example from a pit dug there in 2007: the topmost light-coloured layer represents the 2004 tsunami, while a similar layer below records a tsunami in the fourteenth or fifteenth century AD. The ruler divisions are 10 cm long. In a separate study in Aceh, Indonesia, Monecke et al. found the 2004 sand sheet preceded by the deposits of three tsunamis from the past 1,200 years. One of these earlier deposits may match the medieval one found in Thailand. The combined findings suggest that the 2004 tsunami is neither the first nor the last of its kind.

 

 

 

 

Un gran tsunami arrastró bloques gigantes de coral

al interior de la isla de Tongatapu. Fuente: El Mundo.es

 

Otra Noticia en El Mundo.es

Un gran tsunami arrastró bloques gigantes de coral al interior de la isla de Tongatapu. Fuente: El Mundo.es

 

La serie de enormes bloques de roca coralina yace a lo largo de tres kilómetros en la orilla oeste de la isla de Tongatapu, en el archipiélago de Tonga, en el Pacífico, y pueden ser la evidencia de uno de los más potentes tsunamis producidos por una erupción volcánica que se conocen.

 

«Pueden ser los bloques de roca más grandes desplazados por un tsunami en todo el mundo», ha declarado al servicio de noticias científicas Eurekalert Matthew Hornbach, del Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas, quien expondrá sus teorías en el próximo encuentro de la Geological Society of America. Los investigadores del equipo de Hornbach viajaron a isla de Tongatapu en noviembre de 2007, como parte de una campaña de estudio de tsunamis. Partían de la base ya conocida de que algunas grandes ‘rocas errantes’ que se encuentran junto a ciertas costas han sido arrastradas allí por maremotos.

 

Roca desplazada por el tsunami que produjo la explosión del volcán Krakatoa en 1883. (Foto: SGA)

De hecho, existen casos bien documentados, como las enormes bloques que fueron movidos por el tsunami que se produjo tras la explosión del volcán Krakatoa en 1883, en aguas del estrecho de la Sonda, junto a Indonesia. Ese evento volcánico, sucedido en época histórica, estremeció al mundo. Se estima que liberó una energía como la de 10.000 bombas atómicas y que murieron unas 40.000 personas. Las olas que provocó el colapso del edificio volcánico alcanzaron 40 metros de altura y algunas rocas movidas por el tsumani en la orilla llegaron decenas de metros tierra adentro.

 

A raíz del maremoto que asoló Asia en 2004, ha explicado Hornbach, ha habido un esfuerzo para «encontrar, documentar y analizar grandes bloques erráticos de roca que puedan ser restos depositados por tsunamis pasados con la intención de calcular el tamaño, la frecuencia y la localización de esos eventos».

 

Con esa idea en la cabeza, su equipo viajó al archipiélago de Tonga tras haber oído hablar de las ‘extrañas’ rocas del interior de la isla. La expedición les sirvió para comprobar que esas rocas, mayores que una casa muchas de ellas, se alineaban durante tres kilómetros y que en ocasiones llegaban a estar hasta 400 metros dentro de tierra firme. Habían encontrado, según defienden, «los mayores depósitos movidos por un tsunami en toda la Tierra«.

 

Datación del ‘paleotsunami’

¿Cuándo ocurrió aquel fenomenal tsunami? La conclusión del estudio es que data del Holoceno, es decir, desde los últimos 10.000 años hasta nuestros días. Para llegar a esa conclusión, los investigadores llevaron a cabo un estudio radiométrico de la edad de las rocas y una interpretación estructural y sedimentaria de su entorno.

 

Para empezar, se descartó la posibilidad de que el origen de ‘las piedras del dios Maui‘ no fuera un tsunami. Pero había multitud de evidencias que lo probaban. En primer lugar, los bloques de coral no pueden haberse formado en su actual localización ya que el sitio donde se encuentran es de origen volcánico. Tampoco pueden haber sido movidos por ‘tormenta’ o ciclón de ningún tipo, pues no los hay capaces de liberar tanta energía. Las erupciones volcánicas submarinas pueden provocar los más potentes maremotos

 

Puesto que la isla es plana, no es posible, además, que puedan haber rodado desde ninguna otra localización. En realidad, los bloques están hechos del mismo material coralino que rodea la isla, que es volcánica. Como es sabido, el coral tiene un origen biológico y crece formando anillos rocosos en torno a algunas islas del Pacífico, sean estas del material que sean. Algunas de ellas pueden ser totalmente de coral, pero Tongatapu es distinta: tiene un centro volcánico rodeado de un círculo coralino. Después hubo que averiguar la edad de las rocas: 122.000 años aproximadamente, tras llevar a cabo diversas mediciones por los procedimientos establecidos de datación. De modo que el tsunami no pudo ocurrir lógicamente, antes de esa fecha.

 

Los investigadores piensan que las rocas llegaron a tierra bastantes después de formarse. Para sostener ese argumento, hacen notar que apenas están cubiertas por una fina capa de tierra en su parte superior. Además, el el profundo suelo volcánico que cubre buena parte de la isla es muy fino precisamente en el entorno de los bloques de roca. Esto sugiere, según los geólogos, que el área fue ‘lavada’ por olas en el pasado reciente, entendido en términos geológicos de cómputo de tiempo y que no ha habido tiempo para que nuevas erupciones volcánicas repusieran el suelo en ese área. Los investigadores creen que un tsunami sacó las rocas del agua en los últimos 10.000 años

 

Además, no hay una base de residuos calizos al pie de los bloques de coral, como debería haber ocurrido si hubieran sido expuestos a la lluvia durante mucho tiempo, con lo que la conclusión del equipo de Hornbach es que aunque los corales datan de hace 120.000 años, fueron sacados del mar en los últimos miles de años.

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