¿Una Ciencia y Dos Paradigmas?: Los Problemas de Comprensión de la Filosofía de Thomas Kuhn y las Teorías Cosmológicas

Ya hemos hablado en otras ocasiones, en nuestro Curso Básico de Filosofía y Sociología de la Ciencia de la propuesta de Thomas Kuhn [ver post 33, 34, 35, 36, 37]. Sinceramente, se trata de uno de mis modelos favoritos de comprender la “dinámica de la ciencia”. Aunque su teoría sigue interesando a muchos, también son numerosos los filósofos que la atacan. En este post presentaré una defensa de las tesis de Tomás basada en lo que denomino problemas de escala. Con tal motivo, apelaré a una mera nota de prensa (ésta parece estar bien tratada, para variar un poco) que recientemente apareció en el rotativo el País y que llevaba por título ¿Y Si No Hubo Principio? Se trata de una excelente narración, pero que yo habría titulado como “Una Ciencia y Dos Paradigmas”.  En otras palabras, en principio, si se admite que una ciencia puede trabajar durante décadas bajo el paraguas de dos paradigmas incompatibles podría alegarse que la dinámica de las revoluciones científicas que propone Kuhn se encontraría refutada, o como mínimo bajo sospecha. ¿Existen tales disciplinas? ¡Pues va a ser que sí! ¿Cuáles? Como mínimo la Física. Pero entonces, ¿que paradigmas cohabitan?: Estos serían la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica. Sin embargo, no creo que tal dilema ponga en riesgo la propuesta de Kuhn acerca de los cambios de paradigma científicos.  Veamos cual es el tema, ya que tiene su enjundia.

 

 

 

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Vengo reiterando que ante los recalcitrantes y bizantinos debates que surgen entre los defensores de las diferentes escuelas de filosofía de la ciencia, yo defiendo un saludable pluralismo epistemológico. En otras palabras, diferentes perspectivas ofrecen una imagen más amplia y holística que pertrecharse tan solo en una descalificando las demás. Y así os he ido presentando las propuestas más populares de esta rama de la filosofía. 

 

La noticia que tomamos prestada hoy del rotativo El País explica brevemente como la física actual pivota sobre dos paradigmas incompatibles. Si la Teoría de la Relatividad es cierta, no pueden serlo los principios sobre los que se sustenta la mecánica cuántica actual, y viceversa. ¿Como debe entonces reaccionar la comunidad científica?. Los físicos han abordado el tema de una manera eficaz y sin estridencias (lamentablemente, no podríamos decir lo mismo de otras ramas de la ciencia ante tal tipo de debates). Vayamos pues a la nota de prensa para continuar después mostrando nuestro punto de vista. Pero antes os incluimos los post precedentes sobre la obra de Kuhn, que si bien no es necesario repasarlos, si es más que recomendable.

 

1.        La Filosofía de la Ciencia de Thomas Kuhn: Las Teorías como Estructuras Paradigmáticas

 

2.       Thomas Kuhn: Los Paradigmas y la Ciencia Normal

 

3.       Los Cambios de Paradigma en Ciencia: Las Crisis y Revoluciones de Thomas Kuhn

 

4.       Función de la Ciencia Normal y las Revoluciones Científicas en la Filosofía de Thomas Kuhn

 

5.       ¿Existe Progreso Acumulativo en Ciencia?: Una Afirmación Puesta en Entredicho por Thomas Kuhn con su Dilema de la Inconmensurabilidad

 

 

 

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¿Y si no hubo un principio?

Javier Sampedro – Madrid – 28/12/2008

 

La cosmología cuántica de bucles suma argumentos frente a la teoría del Big Bang – Nuestro universo pudo surgir del colapso de otro preexistente.

 

El Big Bang no es la única noción del origen del cosmos compatible con la física actual. La denominada cosmología cuántica de bucles (loop quantum cosmology) está sumando argumentos a favor de una segunda posibilidad: que nuestro universo emergiera del colapso de un universo preexistente. La teoría ha llegado ahora al punto de madurez necesario para hacer predicciones que pueden someterse a prueba experimental. De confirmarse, el Big Bang habría sido en realidad un Big Bounce (o gran rebote), y el cosmos no vendría de un punto de infinita densidad, sino de una sucesión de expansiones y contracciones tal vez eterna, sin principio ni final.

 

La cosmología cuántica de bucles tiene la capacidad, al menos en principio, de iluminar aquellas regiones del pasado hasta donde ni siquiera alcanza la gran teoría actual del espacio, el tiempo y la gravedad, que es la relatividad general de Einstein. Las ecuaciones de Einstein se deshacen en el origen del universo, que por ello constituye una «singularidad» matemática, un punto de densidad infinita que no puede explicarse por la teoría de la relatividad de Albert Einstein.

 

La relatividad general es uno de los dos pilares en los que se fundamenta la física actual. El otro es la mecánica cuántica. En rasgos generales, la primera describe las grandes escalas -el comportamiento de planetas, estrellas, galaxias y sus interacciones gravitatorias-, y la segunda rige en el mundo subatómico. Ambas son teorías de enorme capacidad predictiva, que han superado las pruebas experimentales más exigentes a las que se han sometido en sus respectivos ámbitos.

 

Pero son incompatibles entre sí, y los físicos han ensayado dos grandes aproximaciones teóricas para superar esa discrepancia, es decir, para agrupar la relatividad y la mecánica cuántica bajo un marco más profundo capaz de acogerlas sin contradicciones. Una de ellas, es la teoría de cuerdas, y otra la gravedad cuántica de bucles, en la que se basa la nueva cosmología del gran rebote.

 

La gravedad cuántica de bucles ha sido desarrollada por Abhay Ashtekar, Lee Smolin, Carlo Rovelli y otros físicos desde la década de los años ochenta. Su principal cualidad es que el espacio no es un continuo a pequeña escala: al igual que la materia y la energía, el espacio está formado por cuantos indivisibles si uno lo examina muy de cerca.

 

Cada uno de esos paquetes de espacio mide sólo unos 10^-35 (10 elevado a menos 35) metros cuadrados, una magnitud inapreciable a las escalas habituales, pero suficiente para evitar las paradojas matemáticas de la «singularidad»: espacio cero implica una densidad y una gravedad infinitas en el origen del universo, pero si el espacio no puede llegar jamás a ser cero, la gravedad tampoco tiene que ser infinita allí. Eso permite a las ecuaciones de la gravedad cuántica de bucles explorar las regiones del pasado que estaban prohibidas para la relatividad de Albert Einstein.

 

Cuando Ashtekar y su equipo desarrollaron hace dos años unas detalladas simulaciones por ordenador del universo descrito por las ecuaciones de la gravedad cuántica de bucles -es decir, desarrollaron la cosmología cuántica de bucles-, ocurrió algo inesperado. «Me quedé sobrecogido», narra Ashtekar en el último número de la revista New Scientist.

 

El físico estaba observando la simulación correr hacia atrás en el tiempo, con el universo volviéndose cada vez más pequeño y denso en energía mientras se aproximaba al momento del Big Bang. Eso era lo esperable. Pero, en lugar de colapsarse en un punto de densidad infinita -la singularidad del Big Bang-, la simulación del cosmos rebotó y empezó a expandirse de nuevo. Si las ecuaciones eran correctas, nuestro universo no venía del estallido de un punto, sino del rebote de un universo anterior en proceso de compresión: un Big Bounce.

 

La cosmología cuántica de bucles no pinta un universo eterno salvo por unas oscilaciones de tamaño a las que pudiéramos llamar «convencionales» en ningún sentido tranquilizador. Si la teoría resultara ser correcta -lo que está por ver-, el universo anterior al nuestro se habría contraído hasta alcanzar una densidad monstruosa, de 5×10^96 kilogramos por metro cúbico (la llamada densidad de Planck), antes de rebotar y dar lugar a la fase actual de expansión.

 

Ninguna civilización podría sobrevivir a una cosa semejante, por ejemplo. Lo que hace notable a esta teoría es su capacidad para sortear los infinitos de la singularidad, o para esquivar las paradojas matemáticas derivadas del espacio cero. Por lo que se refiere a la metafísica, un Big Bounce no parece muy distinto de un Big Bang de pleno derecho. Y sólo la gravedad podría detener y revertir la actual expansión del cosmos para dar lugar a un nuevo ciclo cósmico. La materia del universo no parece ser suficiente para ello, y la mayoría de los modelos siguen prediciendo una expansión acelerada e irreversible.

 

¿Rebotará nuestro cosmos?

Que el universo invierta o no su tendencia actual, para iniciar una compresión que pueda conducir al próximo rebote, depende críticamente de dos profundos misterios: la materia oscura y la energía oscura, que constituyen el 95% de lo que existe.

 

La materia normal consiste en estrellas y -sobre todo- gas incandescente situado entre las galaxias que forman cada cúmulo galáctico. Pero la suma de las galaxias y el gas no da la masa suficiente para mantener el cúmulo unido por la atracción gravitatoria entre sus partes. De ahí la necesidad teórica de la materia oscura (el 20% del universo).

 

El otro misterio, la energía oscura que forma el 75% restante del cosmos, tiene la más curiosa de las historias en la física teórica. Según la relatividad general -la teoría de la gravedad que Albert Einstein descubrió en 1916, tras 10 años de lucha intelectual-, los objetos deforman el espacio y el tiempo (el espaciotiempo) de su entorno, como una bola de petanca deforma una cama elástica. Si hay otra bola de petanca rodando por las proximidades, la deformación hará que caiga en espiral hacia la primera (y viceversa). Esas danzas geométricas de los objetos en caída libre por las curvaturas del espaciotiempo son la gravedad.

 

Pero la relatividad general tenía un problema grave que Einstein no pudo ignorar: si los cúmulos de galaxias deforman la cama elástica del espaciotiempo, el universo debería colapsarse pendiente abajo. Como en 1916 el Universo era estático, Einstein inventó una fuerza o presión repulsiva (imaginen un ventilador situado debajo de la cama elástica) que viniera a compensar las deformaciones causadas por las bolas. La llamó constante cosmológica, y eligió su magnitud de manera arbitraria y cuidadosa para que el universo pudiera seguir siendo estático a gran escala.

 

‘La trampa’ de Einstein

La trampa de Einstein equivale a pedir a una pelota que se quede parada sobre el aro de la canasta (no es una metáfora: la ecuación es exactamente la misma). Es casi seguro que la pelota entrará o se saldrá, y lo segundo equivale a la expansión cósmica que observamos.

 

La energía oscura -el motor de esa expansión acelerada- parece ser justo esa constante cosmológica inventada por Einstein, sólo que sin la trampa de la canasta. La constante fue descartada por el físico alemán -«el mayor error de mi carrera», dijo- cuando se descubrió la expansión del universo, pero ha sido recuperada en tiempos recientes al saberse que ésta era acelerada.

 

Sinceramente no de cuentas veces se ha puesto en boca de Einstein (con acierto o desafortunadamente) frases de la guisa: “el mayor error de mi carrera”. Pero si diera todas por válidas, parecería que el pobre Don Alberto sentía que iba de resbalón en resbalón. Pero vayamos al grano.

 

El Problema del Árbol de las Ciencias

Tanto la relatividad, como la mecánica quántica parecen aportar los dos puntos extremos de la escala de tamaños que hoy reconoce la física actual. Desde lo más diminuto hasta las dimensiones globales del cosmos. Curiosamente la que concierne al mesocosmos, es decir la más cercana a nuestras percepciones se encuentra muy poco articulada. Ambas partieron de empresas científicas distintas, y casi coincidiendo en el tiempo. Las dos has sido enormemente fructíferas y siguen atesorando un gran poder predictivo. Es decir siguen siendo útiles para el progreso de la ciencia, a nivel teórico y práctico. Tanto una como otra funcionan aisladamente, formando la mayor parte de los físicos dos comunidades distintas de intereses. Pero la física es la ciencia más madura y ordenada que atesora la ciencia en la actualidad. En consecuencia, hubiera sido irracional que sus respectivos practicantes se hubieran dedicado a darse de bofetadas (como ocurre en otros dominios del saber con exasperante frecuencia).  Ellos han actuado de un modo mucho más pragmático y efectivo. Mientras que la mayor parte de los investigadores se vuelcan en el avance de sus respectivas disciplinas, unos cuentos aventureros hacen de puente, analizando como resolver tal anomalía. Descubrir una Teoría unificada que abarque al macrocosmos y microcosmos. Ojalá se actuara del mismo modo en otras ciencias menos duras y maduras. ¿Pero puede existir dos paradigmas para una misma ciencia? ¡Alto!. ¿Hablamos de una misma ciencia? He aquí uno de los meollos de la cuestión: ¿en parte sí y en parte no? Resulta, que el árbol de las ciencias es un tanto difuso: repleto de ciencias, disciplinas, subdisciplinas, ramas, especialidades, subespecialidades, y bla, bla, bla. Empero nadie se ha dedicado a poner orden, de tal modo que la jerarquía deviene en anarquía conceptual. Cada uno utiliza los vocablos como le viene en gana. Por ejemplo, ¿es la nanociencia una subdisciplina de la física o una ciencia en sí misma? Por tanto, a la hora de debatir esta “aparente paradoja kunhiana”, habría que precisar los términos del debate.

 

 

 

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Dos Patrones Conocidos en la Gravedad Quántica de Bucles

Una de las premisas y otra de las predicciones fenomenológicas de la teoría mentada, han sido tratadas profundamente en esta bitácora, por cuanto conciernen a ámbitos del conocimiento muy dispares, a saber:

 

  • El dilema continuo discreto de materia y emergía
  • La pauta o regularidad de las pulsaciones

Sobre el primer ítem hemos hablado hasta la saciedad y lo seguiremos haciendo. Pero expliquemos un poco a que nos referimos. ¿Son los pedotaxa o tipos de suelos una realidad, o un fraccionamiento subjetivo de la mente humana? ¿Puede la vegetación fragmentarse en unidades discretas (como la hace la fitosociología; entre otras escuelas) o se trata de nuevo de un artefacto y varía de forma continua. Obviamente existen muchos ejemplos más. Pues bien, la gravedad cuántica de bucles, al reemplazar el continuo por unidades discretas (reificar o cosificar), obtiene también resultados discretos desde ciertos puntos de vista. En efecto, un universo en el que alternan procesos de expansión y contracción, difiere conceptualmente de una tendencia continua, ya sea estabilidad, contracción o expansión del cosmos. Y de este modo emerge la pauta de las pulsaciones.

 

La imagen mental que personalmente abstraigo de la narración aquí plasmada consiste en un universo que funciona a golpes de latidos. Desde el punto de vista de las ciencias de la complejidad, diríase que pasamos de un atractor puntual a otro de ciclo límite, lo cual también resulta interesante. En cualquier caso, las predicciones, como vemos son francamente diferentes de las que nos venía proponiendo la física actual. Tal patrón de pulsaciones” aparece como conjetura en otros ámbitos del saber. Pongamos un mero ejemplo (entre otros muchos) más acorde con el contenido de esta bitácora.   Hablamos del Ciclo de Wilson en el contexto de la Teoría de la Tectónica de Placas.

 

Wilson, propone que los continentes se fragmentan y fusionan, hasta alcanzar un único supercontinente de forma más o menos cíclica. De ser así, el corazón de La Tierra, es decir el núcleo terrestre también se comportaría como los latidos de un corazón, es decir, mediante pulsaciones. No hay todavía datos que corroboren tal conjetura, ya que tan solo conocemos (eso creo) dos supercontinentes en el pasado. Si el final del sistema solar acaece en unos 4.500 millones de años más, y la propuesta de Wilson se corrobora, desde luego el corazón tectónico atesora de una vida muy corta. ¿4, 5 pulsaciones?. En cualquier caso, tal brevedad no invalida el patrón, ya que este abarca desde el origen casi su origen hasta el final de una Tierra (sistema) regida por la mentada tectónica de Placas. Se trata de su “ciclo de vida”.

 

La Filosofía de Kuhn No se Encuentra Refutada por los Dos paradigmas Actuales de la Física

Don Tomás defiende que un paradigma vigente, es decir bajo el paraguas en el que trabajan los científicos durante los periodos de ciencia normal, comienza a acumular anomalías pronto. Sin embargo, la comunidad científica se resiste a cambiarlo (y aun así a regañadientes) hasta que las anomalías son tan numerosas y palmarias que sus partidarios tienen que claudicar. Ahora bien, para que tal hecho ocurra debe existir una alternativa rival muy bien corroborada. Este no es el caso que nos ocupa. Hasta el presente, ni la Teoría de Supercuerdas, ni la  Gravedad Quántica de Bucles han sido corroboradas suficientemente como para constituirse en verdaderas alternativas y desplazar a los dos antiguos paradigmas incompatibles. Más aún, estos últimos siguen atesorando un gran potencial heurístico, es decir, produciendo nuevas predicciones exitosas. E aquí lo que he convenido en denominar en numerosas ocasiones la irracionalidad de la racionalidad científica. A menudo, teorías que se sabe deben ser falsas (en el caso que nos ocupa una de ellas o las dos al mismo tiempo) sostienen su utilidad, mientras que las nuevas, aun en fase seminal no (incluso aunque fueran mejores que las actuales). Por tanto, la comunidad científica reacciona manteniéndose en el paradigma que da lugar a su ciencia normal, a la espera de novedades.

 

Dicho de otro modo, no se puede achacar fallo alguno a la teoría de Kuhn en este caso, sino más bien todo lo contrario. Los físicos se encuentras comportándose de acuerdo a la Tesis de Don Tomás. Empero la Física, como ciencia muy madura, atesora cualidades de las que carecen otras, como la biología, sin ir más lejos. Ellos saben que deben esperar nuevos resultados, así como que estos posiblemente tan solo aterricen cuando se disponga de nuevos dispositivos experimentales (telescopios mucho mejores, etc.). Empero aquí el Gran Colisionador de Hadrones, posiblemente, de los frutos apetecidos, al profundizar en la textura de la materia-energía y por tanto también del espacio-tiempo.

 

Ojalá otras ciencias funcionaran con tanto orden y cordura. Sin embargo, la forma actual en que deviene la indagación científica, sometida al nefasto lema de “publish or perish” comienza lamentablemente a hacer estragos en la comunidad de expertos implicados. Ya hablaremos de ello en otro post.  Una vez más me he extendido demasiado. Lo lamento.

 

Juan José Ibáñez  

Sumario de los post editados en “Curso Básico sobre Filosofía y Sociología de la Ciencia hasta este post (pinchar en los números para desplegar los post)

 

¿Qué es esa cosa llamada Ciencia?

El Método Científico

Curso Básico sobre Filosofía y Sociología de la Ciencia

Reduccionismo Epistemológico

Ciencia e Inducción [1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13]

El Círculo de Viena y el Positivismo Lógico [41]

Filosofía de Karl Poper: El Falsacionismo [14, 15, 16, 19, 20, 21, 23, 24, 25, 26]

Filosofía de la Teoría de la Evolución y Sociedad   [17, 18],

Naturaleza y enseñanza de la Ciencia [22]

Las Teorías Científicas Como Estructuras Complejas

La Filosofía de Imre Lakatos  [28, 29, 30, 31, 32]

La Filosofía de Thomás Kuhn [33, 34, 35, 36, 37, 71]

Filosofías Radicales de la Ciencia: Feyerabend y más  [38]

Filosofía de la Ciencia versus filosofías científicas [39]

¿Es la mente fractal? [40]

¿Filosofía Cuántica? [42]

Seredipidad o Serendipia y la Lógica de los Descubrimientos Científicos [43]

El Dudoso Estatus de los Ciencia Modelos de Simulación Predicativos [44]

Filosofía de la Tecnología y Ortega y Gasset [45]

Los Conceptos y Sus Limitaciones: Vivir en la Incertidumbre [46]

Nominalismo, Realismo y Conceptualismo: Sobre el significado de concepto [47]

Pensamiento Analógico y Pensamiento Digital: Acerca de lo Continuo y lo Discreto [48]

El Discurso Científico, Conceptos Contrarios y Jean-Marc Lévy-Leblond [49]

Sobre Ciencia, Filosofía de la ciencia y religión: [50]

Clasificaciones, la Percepción del Mundo y el Progreso Acumulativo de la Ciencia [51]

El Concepto de Especie, Tipos de Suelo y la Filosofía de la Ciencia: Realismo Promiscuo [52]

Números mágicos [53]

Bruno Latour y los Estudios Sociales de la Ciencia [54, 55, 58, 59, 60]

Reduccionismo epistemológico y ontológico (las teorías del todo) [56]

Sobre lo continuo y lo contiguo  [57]

Tipos de Conceptos Científicos: [61, 62, 63]

Leyes, teorías, conjeturas e hipótesis en Ciencia [64]

Concepto y tipos de Modelos Científicos [65]

La Crisis de las Ciencias Taxonómicas  [66]

Las Incertidumbres de la Ciencia: Ajustes a los Modelos de Regresión Estadística  [67]

Los Fracasos Experimentales y Su Valor en Ciencia  [68]

Relaciones Causa-Efecto en la Práctica Científica  [69]

La Mente Humana Como Reflejo del Mundo Natural (y Viceversa)  [70]

Clasificación de las ciencias (el caótico árbol del conocimiento)  [72]

Sociología de la Ciencia: Verdades y Falsas Verdades en Ciencia: Los Tópicos Impregnantes  [74]

Pensamiento Cualitativo y Pensamiento Cuantitativo en la Práctica Científica  [75]

Concepto de clasificación para los más jóvenes [73]

 

 

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3 comentarios

  1. Existen de 3 ecuaciones tensoriales, que equivalen a 24 (4+10+10) ecuaciones escalares, que permitirán que la física escape del laberinto en el que aún permanece atascada en la actualidad.

    Desde Galileo-Newton, e incluso hoy en día, se suele usar la "ingenua" expresión ‘movimiento aparente del sol’. Se recurre con frecuencia a la dicotomía ‘movimiento verdadero-movimiento aparente’, o equivalentemente, ‘sistema inercial-sistema no inercial’. Para Newton un movimiento verdadero sería aquel que tiene lugar con respecto al "espacio absoluto", y sus sistemas inerciales son, ante todo, unos sistemas que permanecen en reposo (o en movimiento rectilíneo uniforme) con respecto a ese "espacio absoluto". Por tanto, para Newton sería verdad, si tan sólo consideramos el sistema sol-tierra, que el movimiento del sol es aparente: debido a su enorme masa comparada con la de la tierra, sería el sol el que permanece en "reposo verdadero" con respecto al "espacio absoluto", mientras que la tierra presentaría un "movimiento verdadero" a su alrededor (con más exactitud, dado un conjunto de cuerpos lo que en realidad tendría derecho a considerarse en reposo o inercial sería, según Newton, el centro de masas de tal conjunto).

    Pero en 1905 Einstein eliminó, aunque por lo visto no consiguió la plenitud de tan loable objetivo, el espacio absoluto de Newton. Por tanto, en la actualidad ya no tiene (o no debería tener) el menor sentido hablar de referencias absolutas o inerciales con respecto a las cuales se observaran los "movimientos verdaderos", mientras que en las restantes referencias tan sólo se observarían "movimientos aparentes". Ningún movimiento es absoluto o verdadero en sí, sino relativo al cuerpo de referencia que por libre elección se decida considerarse en reposo. El movimiento es absolutamente relativo, y cualquier cuerpo, sin excepción alguna, tiene el libre derecho a autodefinirse en reposo (la velocidad de cualquier cuerpo con respecto a sí mismo es nula) y considerar que son los restantes astros del universo los que se mueven con relación a él. Hace falta, pues, refutar el principio de inercia clásico y sustituirlo por un nuevo "principio de inercia generalizado", que permita que incluso los cuerpos libres puedan estar acelerados (la aceleración de un cuerpo con respecto a otro se obtiene a través de la métrica del espacio-tiempo, que es una métrica de naturaleza relacional: es relativa a ambos cuerpos. Así, dado un sistema de referencia cualquiera, algunos cuerpos libres tendrán movimientos rectilíneos uniformes con respecto a él, pero los restantes cuerpos libres podrán estar acelerados de cualquier modo, todo ello en función de cómo sea la métrica relacional entre cada cuerpo particular y dicho sistema de referencia). Algo se mueve…

    El conjunto de ecuaciones que arriba le citaba permiten, por fin, instaurar la absoluta relatividad del movimiento. Además suponen la única alternativa posible a la relatividad general de Einstein que generaliza la relatividad especial (la velocidad local de la luz en el vacío es siempre "c") para hacerla compatible con la gravedad y con las aceleraciones relativas.

    Las he presentado al público a través de un libro (el "tractatus", que puede encontrarse en bubok.com) que consta de dos partes diferenciadas. En la primera prescindo de cualquier fórmula matemática. Hay también un extracto de la segunda parte que pueden someter a su buen juicio, siempre que renuncien a toda suerte de prejuicios en:http://www.bubok.es/libro/detalles/6346/Extracto-de-la-Teoria-Conectada así como en http://xaterri.bubok.com/)

    Yo creo…

    Xavier Terri Castañé.

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