Una España Atrasada: El Acuerdo de Bolonia y las Universidades Españolas

Llevábamos arrastrando en España, durante los últimos tiempos, una agria polémica sobre la adaptación de las Universidades Españolas al Espacio Europeo de Educación. Se trata de un acuerdo alcanzado en 1999 por el cual todos los países deben adoptar un modelo compatible que garantice que los títulos sean equiparables y convalidados a lo largo y ancho de toda la Unión Europea. Esta iniciativa se conoce popularmente como el Acuerdo de Bolonia. Empero las Universidades Españolas miraron durante muchos años hacia otro lado y ahora vienen las urgencias, conflictos y disgustos. Del mismo modo, las autoridades del Ministerio competente tampoco han estado a la altura de las circunstancias. Más aun, parte del profesorado Universitario, ha desinformado al alumnado que ha comenzado a tomar las aulas de algunos campus para mostrar su protesta. Estos jóvenes tienen mucho de que quejarse respecto al funcionamiento de la educación superior en España y sus expectativas de futuro. Pero se han equivocado de bando. Se que en España este post no lo van a leer ni mis más íntimos amigos. Todo el mundo esta aburrido a estas alturas de la miríada de notas de prensa que se vienen publicando un día sí y otro también sobre el tema. Sin embargo, quiero dejar constancia de mi opinión por escrito, mal que les pese a algunos. España sigue muy a la zaga en muchas materias respecto a las grandes potencias europeas, pero esta vez se trata de un  “retraso mental colectivo” que muestra las miserias endémicas de la estructura universitaria del país. Parece que seguimos sin querernos enterar de cómo funciona Europa. Todo parece apuntalar el viejo y lamentable dicho de que “Europa termina en los Pirineos”. Al margen de la deficiente y tarda reacción ministerial, existen dos colectivos universitarios que intentan vanamente confundir a los alumnos, con vistas a mantener sus privilegios. Hablamos de algunas facultades de humanidades y muchas Escuelas Politécnicas Superiores. Una vez más, voy a ganar más enemigos que amigos, pero alguien tiene que “poner el cascabel al gato”. No soy el único, pero probablemente este post será de los más contundentes.

 

 

 

Bolonia: Una Ciudad Universitaria Italiana de

Impresionante Belleza. Fuente: Documentos CEITOP

 

El que en la UE un título universitario logrado en un país no tuviera validez en otro resultaba absurdo. Y de eso trata del “Acuerdo de Bolonia”: alcanzar unos mínimos consensos con vistas a que las titulaciones atesoraran un valor a escala continental. Una vez que en 1999 se logró tal objetivo, llegó el obligado momento para que todos los países iniciaran el proceso de modificación de sus estructuras y materias docentes. Reitero que hablamos  de casi todas las Universidades Europeas, aunque como veremos en algunas mucho más que en otras.  ¿Qué pretendo señalar?

 

Una vez más, los anglosajones (incluidos Holanda y países nórdicos) nos ganaron la batalla como resultado de su diligencia, combatividad y habilidad diplomática. Es decir, impuso su modelo a todos los demás, incluyendo a las poderosas Francia y Alemania. Por tanto, no estamos hablando de un producto realmente consensuado, sino de la extensión del de unos países a otros, con la anuencia de los últimos. ¿Resulta negativo? Por un lado podemos decir que sí, por cuanto tal hecho constata que algunos Estados (y no solo España) no se encuentran interesadas en estas nimiedades. Sin embargo, para todos aquellos que hayan viajado, estudiado o investigado en universidades anglosajones (en sentido amplio) no nos resulta negativo en absoluto.

 

Conozco este modelo, y de hecho he inducido a que algunos antiguos estudiantes predoctorales bajo mi cargo, y otros de amigos y familiares, probaran sus bondades y debilidades. Y he te aquí que la mayoría se han divertido, además de haber aprendido otro modo de entender de docencia. Más aun, un número determinado de estos jóvenes, que en la Universidad Española no habían finalizado su carrera con buenas calificaciones, han logrado allí “ponerse las pilas” y mejorar ostensiblemente su rendimiento y aptitud. Como resultado, lograron encontrar trabajo con cierta facilidad, y lo que es más importante,  en su ámbito de interés en España.  ¿Cuál fue la razón? ¿Qué atesoraban un master en uno de aquellos países? Pudiera ser. Sin embargo, me inclino a pensar, que aquellos sistemas educativos son más divertidos,  y aprender con agrado no tiene precio. Del mismo modo, también fomentan el imprescindible trabajo en equipo, lo cual es otro valor añadido. El número de clases presénciales es ostensiblemente menor. Tal detrimento deviene a favor de una mayor carga de trabajo en equipo y intensas tutorías por parte del profesorado. Obviamente, cualquier docente Español (o de otro país) que impartiera sus clases y se dedicara a sestear, o ausentarse el resto del día de su lugar de trabajo, se encontrará molesto con “Bolonia”. No obstante, los contribuyentes no le pagan con vistas a que lleven una vida tan acomodaticia, sino al objeto de que enseñe adecuadamente a nuestros jóvenes. Empero la endogamia y otros males endémicos de la Universidad española siguen ahí.  Obviamente, no debemos generalizar tales problemas al conjunto del colectivo docente universitario, ya que las reacciones han sido muy dispares según la naturaleza de los estudios.

 

En las carreras de ciencias, que no en las de las ingenierías, los profesores jóvenes se vieron generalmente obligados (con la salvedad de aquellos departamentos en donde la endogamia sigue incrustada como un cáncer cuasi imposible de extirpar) a realizar estancias en el extranjero de unos dos años como mínimo, con vistas a lograr una posición estable en las plantillas de sus facultades. En consecuencia, la mayoría conocen sobradamente el estilo anglosajón y como corolario han informado debidamente a sus alumnos. Obviamente no todos, pero si una buena parte de ellos.

 

No ha ocurrido generalmente lo mismo en las facultades de humanidades, así como en muchas politécnicas, por lo que es en precisamente ellas en donde profesores de boina (las primeras) o los que defienden intereses colegiales decimonónicos (las segundas) presentan más batalla, al soliviantar a los estudiantes con sus miedos y mezquindades, en un desesperado intento de torpedear el proceso, siempre que esté en sus manos. Reitero que hablo en términos relativos, por cuento habrá muchas y honrosas excepciones. Pero la prensa da una y otra vez cuenta de descabellados argumentos “antibolonia”.

 

Quizás ha llegado el momento de recordar que las universidades españolas son de las que más trabas oponen para convalidar las titulaciones obtenidas en otros países, con independencia de su procedencia. Algunos jóvenes latinoamericanos consideran que hay discriminación contra ellos, pero no es así. Lo mismo ocurría con los que se licenciaron en Europa o EE.UU.  

 

Para todos aquellos que no conozcan el modelo anglosajón tan solo decir, que se da más importancia al aprender a conocer que a los conocimientos que uno atesora en un determinado momento. Este hecho ha inducido a que cierta parte del profesorado alegue que, los estudiantes de intercambio (becas Erasmus) que llegaban de otras universidades europeas a España durante una temporada, mostraran ser más ignorantes que los de aquí. No me detendré aquí a rebatir tamaña estupidez. Memoria y capacidad de aprender no son sinónimas. Cuanto menos contenido “borrable” se introduzca en el disco duro de los estudiantes tanto mejor para ellos y para todos. El sistema de clases presénciales y exámenes da lugar a primar la memoria respecto a las habilidades.   

 

Los títulos al estilo anglosajón son muy diferentes que los de otros países del continente, con menos carreras y más generales. La infundada alarma de que un título desaparece debiera matizarse cuando se entiende esta filosofía. Empero no hay más ciego que el que no quiere ver, ni más ignorante que el que no quiere ni escuchar ni informarse. Y ahí nos encontramos. En el mundo anglosajón la preparación del alumno y las materias estudiadas (junto con las calificaciones obtenidas) priman sobre el título en si mismo. Tal situación es la que parece que muchos profesores y colectivos no quieren entender. Pero es su problema.

 

En el caso de las demandas de muchas politécnicas, sus quejas devienen de la “posible” pérdida de unos privilegios medievales impropios de la sociedad en donde vivimos. El hábito no hace al monje. Es decir, que por ser ingeniero no te encuentras más capacitado que por ser licenciado. Las habilidades ni se determinan por decreto ley: el alumno las atesora o no. Y tanto la Universidad, como la empresa, y la sociedad en su conjunto necesita demandar a los jóvenes más preparados, no a los que atesoran un determinado título. Por tanto las protestas estudiantiles recientes van por tal camino. Es nocivo pretender mantener  su indecorosa posición de dominancia por decreto ley. Pero hay más. Son muchos los presuntos docentes de las politécnicas, los que tras impartir sus clases, abandonaban la facultad para trabajar en la empresa privada (cuando no eran los dueños de sus propias consultorías) alcanzando así un doble sueldo que mantenía un estatus ya fomentado por su poder colegial. Obviamente, al exigirles ahora que publiquen ISI papers, así como cumplir con su obligación a dedicar mucho más tiempo a las tutorías con los alumnos, ven amenazado el doble juego que ejercían y disfrutaban. Más aun, un amigo profesor en algunas de estas politécnicas me comentaban amargamente como hacían uso en sus trabajos privados del material de la universidad, alguno del cual desaparecía tras ser solicitado. Y no estoy hablando de casos singulares, sino de actitudes muy extendidas.

 

Con independencia de estos asuntos, existen algunos privilegiados en ciertas facultades y politécnicas que tras impartir sus clases se dedican a hacer sus tesis durante decenios, despilfarrando el dinero de los contribuyentes. En otras palabras, que para llevar a cabo su tesis doctoral parecen requerir 15 o 20 años. ¡Increíble!. Lo único que puedo pensar de ellos, sin apenas currículo, es que nos topamos con vagos y/o incompetentes. Sin embargo, un sistema endogámico les mantiene a costa de jóvenes científicos muy preparados tras investigar varios años en países punteros. Personalmente conozco a uno indirectamente que a sus 47 añitos sigue que dale que dale con su tesis (eso si, no se pierde vacaciones algunas, al contrario que muchos otros que no pueden permitírselo por necesidades de la propia investigación. Trabaja sobre el mercado de trabajo y dice ser politólogo. ¡Hombre de Dios!, si el primero ha variado tanto en las últimas décadas, que mientras tu sesteas con ”El País” bajo el brazo, a penas empezar debes cambiar todo el guión, una vez y otra también. La sociedad cambia más deprisa que el objetivo de su Tesis. Pues tampoco es un caso singular. Alguien debía  elaborar estadísticas a este respecto.

 

Debe quedar claro que no defiendo la obligatoriedad de investigar en el extranjero cuando el currículo avala que se trata de un buen profesional. Defiendo que no se puede uno pasar 20 años impart8endo la clase y luego….. Eso, ¿Y luego que? No me dejan decir el nombre y le tengo unas ganas……..

 

Dicho todo esto, indiquemos que son tales elementos (los tres colectivos mencionados no solo los últimos) los que intoxican a los alumnos señalando que “Bolonia” mercantiliza el conocimiento a favor de las empresas y multinacionales, anulando la posibilidad del libre pensamiento. ¡Falso! ¡Rotundamente falso!. ¿libre pensadores o alegres vividores?. El libre pensamiento procede de la personalidad y de la cultura, que hoy en día deviene en aprendizaje continuado y convicciones firmes. No vamos a negar que los defensores de la “Bobalización Económica” (así nos va ahora) lanzan este tipo de propaganda nauseabunda: la Universidad al servicio de los empresarios, por que es cierto. Ahora bien, se ha tratado de un proceso sincrónico con Bolonia por el puro devenir socioeconómico de los acontecimientos: el creciente imperio del capital sobre los ciudadanos. Sin embargo, a “Bolonia” no le atañen tales asuntos sangrantes. No existe relación causa-efecto. Reitero que son dos tendencias que han coincidido, y debiera ser la obligación de estos “intelectuales” separar el grano de la paja, ya que si no terminan por hacer válido el dicho español de “dime de que presumes y te diré de que careces”.

 

Finalmente, algunos alumnos confundidos tendenciosamente por alguna de estas tres tendencias (por no hablar de castas en un caso concreto que se sobre entiende), se han lanzado a una protesta sin fundamento. Y lo lamentable de todo este asunto es que los chavales tienen mil y una razones para salir a la calle y protestar ante el panorama que les ha deparado esta “Bobalización globalizada” durante los últimos 15 años. Terminar una carrera universitaria para cobrar un salario mínimo o cercano a él, y un empleo precario (temporal), no deja de ser una ignominia. En España les llamamos “mileuristas”, pero muchos se darían con un canto en los dientes si cobraran 1000 euros, debido a que no suelen sobrepasar los 600. Pues bien, con esa fortuna es imposible vivir en este país y formar una familia, por lo que a menudo se encuentran obligados a vivir “con papá y mamá”. Y eso si que es un drama social. España atesora el dudoso honor de ser uno de los Estados de la UE en donde un universitario recibe menores remuneraciones económicas. Y mientras tanto, nuestros empresarios que “de los más retrasados en materia de innovación y desarrollo tecnológico” claman que no hay vacaciones y que falta personal cualificado. Habría que recordar a estos egoístas cicateros (“en términos generales, una vez más”) que para percibir 600 euros, es mejor dedicarse a ser obrero o limpiar casas, ya que se gana mucho más. Por tanto nuestros universitarios tienen todos los motivos para protestar y yo lo haría. Ahora bien, se han equivocado de bando.

 

Existen otros problemas reales que acompañan a “Bolonia” más peliagudos. Un profesorado muy envejecido y numeroso (en términos de ratio por alumno) no va a adaptarse a la nueva forma de impartir docencia. Son necesarias muchas prejubilaciones anticipadas y un personal docente más rejuvenecido y de mentalidad abierta. Del mismo modo, las Universidades necesitan imperiosamente una financiación más generosa para poner en práctica el “espíritu de Bolonia” con garantías. Una vez más, los gobiernos de este país vuelven a  alcanzar el dudoso galardón de pertenecer al grupo de la OCDE que menos recursos libera por alumno universitario. Estas dos trabas, en conjunción con la crisis económica, el descenso del número de universitarios, la desmesurada proliferación de universidades regionales (aquí llamadas guardería) amenazan con hacer naufragar las reformas que demanda el espíritu de Bolonia. Y mientras tanto, nuestros jóvenes deben aprender a identificar con mayor precisión, tanto a sus enemigos como a sus amigos, porque razones para clamar al cielo si las tienen y muchas, pero fuera de “Bolonia”.

 

Obviamente no puedo hacer frente a la enorme cantidad de aclaraciones que debería abordar con vistas a desmentir a los “antibolonios”, cuya actitud detesto. Pera emprender tal laborar requeriría un libro, no un modesto post. Bolonia, es una cuidad maravillosa. Nadie de allí pensaría que en este y algún otro país, pronunciar su nombre generaría tanta inquina y/o desasosiego.

 

Juan José Ibáñez                      

 

 

PD. No albergo la menor inquina en contra de los colegios profesionales. De hecho soy colegiado fundador del de Biólogos. Más aún, escribo una columna habitual para la Revista Biólogos del COBCM. Sin embargo, debo añadir que luchamos durante años para que fuera reconocido, con vistas a que otros Colegios con gran fuerza y muchos recursos económicos no siguieran impidiendo que los licenciados de esta carrera pudieran acceder a plazas y concursos para los que estábamos más capacitados que ellos mismos. El día que el COBM luche para entorpecer las legítimas exigencias profesionales de otras licenciaturas, estar seguros que me borraré tras denunciarlo. Ahora bien, tengo algunos amigos que se encuentran en las directivas de algunos de los poderosos, y lo que me han narrado me parece espeluznante. Si no hablo es por no perjudicarles ya que se trata de comentarios confidenciales. Porque si por esta boquita comenzaran a salir informaciones….. Una cuestión es agrupar a un colectivo para que debata su problemática y defienda sus legítimos intereses y otra bien distinta es generar poderosos lobbies de presión política y mediática, utilizando tácticas de dudosa legitimidad, como mínimo ética.  Y son justamente los que defienden las denominadas “carreras regladas” los más peligrosos e influyentes: gran número de ingenierías, medicina, arquitectura, etc.   

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8 comentarios

  1. Desde una escuela politécnica de una universidad de provincias (una cuasi-guardería), coincido plenamente en el análisis. Aquí no hay ingenieros de esos que trabajan en la empresa y despistan material público, quizá por eso me parece un poco histriónica la descripción, pero no dudo de que el autor estará bien documentado y en otras escuelas existirán esos personajes.

    Es tremendo cómo la concreción de los ideales de la declaración original ha devenido en legislación opuesta a lo que se pretendía, con lo que la reforma que se está aplicando realmente es casi seguro que consiga resultados opuestos a los deseados. El demonio está en los detalles. Ese proceso ha estado enormemente marcado por los ingenieros (tanto los colegios como las confederaciones de directores de escuela).

    Una institución milenaria, que ya ha subsistido a momentos peores, ya saldrá de este marasmo. Las generaciones de jóvenes que se vean pillados en ella no tengo tan claro su futuro.

  2. Gracias Joaquín por tus comentarios.

    Te puedo asegurar que lo de la substracción del material existe, aunque como dices el control de la Dirección de la Escuela puede y debe impedirlo, por lo que habrá casos y casos.

    Una puntualización: si en lugar de discutir a última hora lo indiscutible y ya demasiado tarde hace, 10 años Ministerio y Asociaciones de Escuelas Politécinas y Universidades se hubieran dado un viajito por inglaterra u Holanda (por ejemplo) analizando las bondades y debilidades del sistema, hoy no habría polémica y el proceso hubiera concluido sin mayores problemas. Pero solo mirarse al ombligo parece ser la norma. Por eso hoy estamos como estamos (tarde, mal y nunca).

    Un cordial saludo

    Juanjo Ibáñez

  3. Juanjo, ante todo gracias por el blog y por esta entrada. Soy ingeniero y docente, sin ninguna relación con la edafología y lo leo a menudo (o sea que algo tendrá).

    Centrándonos en esta entrada creo que te has desviado del problema boloñés para acabar en el problema de los estudios de ingeniería y la perturbación que suponen los colegios profesionales en los mismos.

    En cuanto a los antibolonios, se dan principalmente en universidades donde las ingenierías tienen muy poca representación por lo que creo que son otros los docentes que "incitan" a la revuelta.

    Suelen coincidir más bien con áreas cuyos estudios han pasado de cinco a cuatro años y que no se ven suficientemente atractivas como para que sus alumnos cursen un master en la especialidad.

    Son también áreas, y estudios, que llevan ya algunos años con una disminución drástica en su número de estudiantes (en parte por la "bobalización" imperante y en parte porque no han sabido ni querido retocar esos estudios para hacerlos más atractivos) y que quieren echarle la culpa a Bolonia de la falta de "clientes".

    Son también áreas que consideran que la única función de la universidad es crear y transmitir conocimiento y a las que les pone muy nerviosas esa línea de la declaración de Bolonia que dice que los estudios de grado deben permitir la inserción laboral.

    Creo que las ingenierías no están en ninguna de esas categorías por lo que nuestros problemas con Bolonia vienen más bien del cambio radical que supone para la profesión, y por lo tanto para los colegios profesionales, la nueva ordenación de los estudios de ingeniería, y, sobre todo, por la larga indefinición del ministerio en estos temas.

    Yo también ejerzo mi profesión, que es la docencia (aunque sea ingeniero), en una escuela politécnica periférica que no es el MIT, pero que tampoco es una semiguardería. También conozco bien el resto de la universidad (que no es politécnica), y te aseguro que mi escuela resiste perfectamente la comparación, y que el número de "irregularidades" es bastante homogéneo. (Eso sí cambia el tipo de "irregularidades").

    Problemas tenemos muchos, por ejemplo:

    Contrariamente a lo que ocurre en otros estudios, nosotros sí tenemos alumnos, con lo que eso supone de tiempo dedicado a la docencia que no se puede dedicar a otros menesteres al parecer mucho más importantes (al menos desde el punto de vista del curriculum… personal)

    Es cierto que nuestros planes de estudio, por las dichosas atribuciones profesionales, están sometidos a unas rigideces más propias de otras épocas y dificilmente compatibles con el espíritu de Bolonia.

    Es cierto también que algunas, pero no todas, de nuestras escuelas se creen imbuidas de no se que soplo divino. Aunque en general, cuando uno rasca un poco, se ve que es un sentimiento cada vez más minoritario.

    Pero el problema fundamental es que el Gobierno ha tardado años en darse cuenta de que la cuestión de la ingeniería en la universidad es de difícil solución si no se ataca el problema que suponen los colegios profesionales. Y, lo que es peor, es que todavía no se ha dado cuenta de que primero deben cambiar los colegios. Pero eso no es exclusivo de los ingenieros, o es que van a cambiar la profesión de notarios, registradores, etc.

    Créeme, que la mayoría de los docentes de las escuelas de ingenieros lo que pretendemos es poder dar la mejor enseñanza posible, en la medida de nuestras posibilidades, y creemos que esta reforma de Bolonia es una oportunidad que vamos a perder en parte gracias a las presiones de los colegios.

    Bueno el tema tiene demasiados matices, y la respuesta ya es demasiado larga.

    Un cordial saludo

  4. Gracias Guillermo pot tus comentarios. Espero y deseo que comprendáis que se trata de ofrecer una visión general del problema (desde mi perspectiva) y no un ataque contra las politécnicas, porque no lo es y son necesarias.

    Respecto a las "Universidades y Politécnicas Guarderías" el vocablo no es mío, sino que se ha repetido muchjas veces en la prensa escrita. No se trata de denostarlas sino de que las CC.AA han abusado en la creación de un número excesivo de ellas, cuando no hay masa crítica de jóvenes para poderlas hacer "rentables" en términos educativos, que no ecónómicos que no lo son ninguna (tampoco las grandes).

    Lo que no puede ser es que ya en varias de ellas existan más profesores que alumnos en algunas carreras. Son pues insustentables. Otra cosa es que ciertas carreras como las de agónomos o forestales suelen estar en muchos países en ciudades pequeñas y no en las grandes, lo cual me parece muy bien dada su temática. Ahora bien, debe existir un equilibrio entre oferta y demanda y tal proliferación ha generado un desajuste imponente en un sistema general en el que ya de por si la dotación que da el Estado por alumno es escasa (de las más bajas de la UE).

    Respecto a que no son las politécnicas permíteme que señale, tras siguir el proceso durante los últimos años detenidamente discrepe de ti. Ahí uno tira de emeroteca o Internet y se corrabora fácilmente.

    Tampoco debe achacarse toda la responsabilidad al gobierno, en mi opnión, aunque no ha estado a la altura de las circunstacias, ni mucho menos. Un Colectivo afectado debe tambien no esperar a que le saquen las castañas del fuego. Y han pasado once años y uno lee comentarios lamentables a este respecto (ignorancia total). Sigue sin entenderse a a menudo que es el espíritu de Bolinia, confundiando churras con merinas

    Muchas gracias por tus comentarios. Yo no pretendo pontificar si no ofrecer mi visión personal.

    Juanjo Ibáñez

    Juanjo Ibáñez

  5. Hey, si creen que no hay nada peor que lo que pasa en España, echen un vistazo a México. Ni siquiera está en Europa, los dirigentes toman desiciones a lo estúpido, como se ha hecho a lo largo de nuestra historia: avergonzados siempre de nosotros mismos, los funcionarios imitan los programas que funcionan en otros paises, sin tomar en cuenta que, no tenemos la misma estructura económica, social, mucho menos educativa.

    Su interpretación, y supuesta adaptación de la iniciativa europea se trata de la eliminación de las materias de humanidades a nivel medio superior. Una decisión, que considero, a falta de otra palabra, estúpida, ya que la supuesta idea es que los egresados se integren al mercado laboral. Un mercado en donde el desempleo va en aumento; las únicas consecuencias serán el incremento de personas desempleadas en el país y sacar a relucir una vez mas las deficiencias de nuestro ya débil sistema educativo.

    Por otra parte, los pocos egresados serán personas con una formación incompleta, que sabiendo producir solamente, no desarrollarán conciencia de sus acciones, y carecerán por completo de una ética laboral, agravando los problemas que ya se tienen.

    Esto solo demuestra una severa epidemia de oligofrenia en la insitituciones, que al no ser capaces de tomar medidas propias y acordes a nuestro contexto, estancan el prácticamente nulo progreso del país, que es la bandera que enarbolan cada vez que se toma una "decisión".

  6. Ana,

    Que el acuerdo de Bolonia denoste las humanidades y que prime la inserción laboral sobre otros aspectos de la formación de los jóvenes es "ROTUNDAMENTE FALSO". Una cuestión es que los politicos mezclen las cosas ya sea por ignorancia ya pervbersamente, y otra bien distinta lo que "El Espírito de Bolonia" desea primar (casi lo contrario de lo que dices). Este fomenta aspectos que en nada tienen que ver con la inserción laboral "aprender a aprender, trabajo colectivo (socialización del individuo), etc., etc..

    Obviamente no se pueden mantener titulaciones sin alumnado o con uno tan minoritario que reqiera más alumnos que profesores (al menos en ciartas universidades). También cuando ciertas carreras son preferidas a otras por los "alumnos" y la sociedad (lo cual generalmente significa mayor posibilidades de encontrar trabajo) hay que cuidarlas.

    Pero lo que dices sobre Bolonia y sobre el desprecio a las humanidades es falso. hay que leer y no hablar en base a los rumores que a uno le llegan. Tal actitud no es seria y sí reprochable.

    Saludos

    Juanjo Ibáñez

  7. Perdón una errata en la nota anterior,

    "obviamente no se pueden mantener titulaciones sin alumnado o con uno tan minoritario que requiera más profesores que alumnos". Eso quería decir y no lo contrario

    Juanjo Ibáñez

  8. Educacion deficiente= pais atrasado. La cuestión es cómo de atrasados queremos seguir siendo. Atrasadillos, atrasados o superatrasados. Unos con la privatización y otros con su burocracia macabea aqui nos ahogamos en un vaso de agua.

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