Si a usted le ofrecen buen fino y le muestran una botella con un tapón de plástico o aluminio, rechácela por favor. Al margen de los beneficios del corcho para preservar un buen caldo debe usted también debe pensar que está conservando unos ecosistemas muy valiosos, las dehesas de la península Ibérica. ¡No lo dude!. Como ya vimos en un post precedente (Tauromaquia, Ecología y Medio Ambiente), uno de los ecosistemas que atesora mayor biodiversidad en la Península Ibérica resultan ser las comentadas dehesas. Son sistemas sustentables ancestrales de un enorme valor ecológico que corren un grave riesgo de desaparecer. Mientras en las más septentrionales su persistencia, hoy por hoy, depende de la cría del ganado de lidia, las meridionales dependen de la rentabilidad de otra roble peremnifolio (como dirían los anglosajones: “ever-green oak”). En este caso hablamos de alcornoques, que no de encinas (las bellotas más dulces de las últimas son más apetecidas preferido por el ganado). Pues bien, si abandonamos la buena costumbre de embotellar los vinos con tapones de corcho, ponemos en riesgo la explotación de los alcornocales y montes de alcornoque.

 

 

 Alcornocales. Fuente: NatureExplorer

 

No hace mucho tiempo, nuestro amigo Alex Fernández Muerza, publico en Consumer Eroski: el artículo titulado Porqué hay que Salvar el Corcho, buena parte del cual reproduciremos después. Del mismo modo, en el Blog Ingeniero Forestal se ha escrito un post con los mismos argumentos y que lleva el encabezamiento de ¿Corcho o Sintético?. Os recomendamos seriamente la lectura de ambos.

 

 

Alcornocales. Fuente: Estrechodegibraltar.com

 

Ya os explicaré en otro post la impresión que me generó ver en directo por primera vez la rapidez, habilidad y cuidado con la que se descorteza el árbol. Pero para ello una imagen vale más que mil palabras, por lo que acudiré al auxilio de los videos. Algún día tendremos que entrar de lleno a analizar las dehesas, cuyo modelo de gestión es digno de explicar en Latinoamérica, con independencia de los predios sean destinados mayoritariamente a la producción ganadera (vacas, ovejas, cerdos y en menor medida cabras) o a la del corcho. Estoy convencido de que allí también podrían dar como resultado agroecosistemas sustentables, con independencia de las veleidades, modas y caprichos de la economía del mercado. Digamos como detalle adicional que, por lo general, la estructura sabanoide de las dehesas se cierra (árboles más próximos) al pasar de las constituidas mayoritariamente por encinas a las de alcornoque. También he observado montes poblados o repoblados por las ultimas, sin aclareo de la foresta.

 

Costumbre de bárbaros las que nos han llegado de California, a pesar de que personalmente vi en una empresa dedicada a fabricar tapones, como hacían los que llevaban la denominación de aquella serie (culebrón del malo) de TV denominada “Falcon Crest”. Con toda seguridad fue Jr, al que se le ocurrió tal estúpida y perversa idea (no tenía una sana) de los “sintéticos”.

 

Juan José Ibáñez

 

Por qué hay que salvar el corcho

Autor: Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA: Fecha de publicación: 2 de abril de 2009

 

La desaparición del uso comercial de los alcornocales implicaría considerables impactos negativos en el medio ambiente. Los tapones de corcho podrían convertirse en una reliquia del pasado. Su progresiva sustitución por tapones sintéticos y las amenazas que sufren los alcornocales, de cuya corteza se extrae el corcho, ponen en peligro su futuro. La desaparición de estos árboles supondría una serie de impactos ambientales muy negativos. Por ello, sus defensores recomiendan diversas medidas para evitarlo, en las que los consumidores también son importantes.

 

Los tapones con materiales como el plástico o el aluminio aumentan su presencia año tras año, y las tendencias apuntan a que cada vez serán más frecuentes. La creciente demanda de grandes productores en América, como Estados Unidos, Chile o Argentina, y el hecho de que hace unos años la calidad del corcho no fuera la idónea, permitió la introducción progresiva de los tapones sintéticos. Pero no es el único motivo que amenaza la supervivencia del corcho. Según WWF, durante las últimas décadas, políticas mal orientadas, una inadecuada gestión forestal y ganadera y cambios en las estructuras sociales del mundo rural han supuesto una degradación y pérdida de los bosques de alcornoques (Quercus suber). En un alcornocal con una extensión similar a la quinta parte de un campo de fútbol se han encontrado hasta 135 especies distintas de plantas.

 

La desaparición de los alcornocales supondría una serie de efectos negativos sobre el medio ambiente. La biodiversidad, no sólo del propio árbol, endémico de Argelia, España, Francia, Italia, Marruecos, Portugal y Túnez, sino de toda la vida que albergan, quedaría muy resentida. Asimismo, especies animales amenazadas y únicas del Mediterráneo, como el águila imperial, la cigüeña, el lince ibérico, el meloncillo, el camaleón, la jineta o el ciervo de Berbería (el único ciervo africano), así como millones de aves migratorias que utilizan estos árboles para invernar, se quedarían sin refugio. Además de la biodiversidad, el entorno natural y rural también empeoraría. Por un lado, los alcornocales, al igual que otros bosques, conservan el suelo, recargan los acuíferos, controlan la erosión del suelo y reducen la desertificación. Asimismo, las singulares propiedades del corcho protegen al árbol y a su entorno de las condiciones extremas del clima mediterráneo, como la sequía, las altas temperaturas estivales y los incendios.

 

Por otro lado, la desaparición de alcornocales conllevaría un incremento aun mayor del despoblamiento rural y de los usos insostenibles de dichas extensiones. En la actualidad, España cuenta con alrededor de una cuarta parte mundial de alcornocales, ubicados principalmente en la costa mediterránea, Andalucía y Extremadura.

 

La lucha contra el cambio climático también se reduciría. El alcornocal «secuestra» el dióxido de carbono (CO2), un efecto aun mayor gracias al corcho. Según WWF, que ha puesto en marcha una campaña para salvar este material, el uso comercial del alcornoque produce cinco veces más corcho que un ejemplar intacto, lo que aumenta la absorción de CO2. Por su parte, el Instituto del Corcho de la Junta de Extremadura (Iprocor) se apoya en varios estudios «independientes» para afirmar que la fabricación de mil tapones de corcho emite menos de cinco kilos de CO2 a la atmósfera, mientras que la misma cantidad de tapones de plástico y de rosca de aluminio supone más de 16 kilos y 37 kilos de CO2, respectivamente. En este sentido, un estudio de PricewaterhouseCoopers para la empresa corchera portuguesa Amorim señala que la fabricación de un tapón de plástico y uno de aluminio suponen, respectivamente, 10 y 25 veces más gases de efecto invernadero que un tapón de corcho. Asimismo, los tapones de corcho son totalmente reciclables y biodegradables, causando un menor impacto que los de plástico y aluminio.

 

Cómo salvar el corcho y los alcornoques

Las medidas para evitar la desaparición de los alcornoques y el corcho son muy diversas: Concienciación de la industria vinícola, para que siga utilizando tapones con este material, y de la industria corchera, para que mantenga y mejore su calidad. Según WWF, la supervivencia futura de los bosques de alcornoques descansa en gran medida en el mercado del tapón de corcho.

 

Protección, restauración y mejora de la gestión de los alcornocales. Por ejemplo, el sello del Consejo de Administración Forestal (FSC) certificaría los corchos que se han producido en bosques con una gestión social y ecológica responsable. El año pasado, la productora de tapones Espadán Corks y las bodegas Dagón, que utiliza tapones de la corchera Oret Subericultura, fueron las primeras empresas del sector en recibir el certificado FSC de toda Europa. Por su parte, la industria corchera ha puesto en marcha el Sistema de Certificación del Código Internacional de Buenas Prácticas Taponeras (Systecode), para garantizar la calidad del corcho. Creación de una ecotasa para gravar los tapones más perjudiciales con el medio ambiente. Se trata de una idea de Iprocor, que lo ha solicitado a la Unión Europea (UE).

 

Elaboración de más investigaciones para mejorar la calidad de los alcornoques. Por ejemplo, investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), el Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA) y la empresa Tragsa han creado una técnica para seleccionar y conservar embriones de alcornoque de calidad, de manera que permitan regenerar los alcornocales.

 

Por su parte, los consumidores tienen también un importante papel, ya que pueden elegir botellas con estos tapones o productos con dicho material, especialmente los que lleven certificados de calidad y sostenibilidad ambiental, como el FSC o el Systecode. Asimismo, también pueden apoyar las iniciativas que tengan como objetivo conservar y mejorar estos hábitats únicos y denunciar posibles usos inadecuados de los mismos.

 

Beneficios del corcho para la economía y la salud

La utilización del corcho genera otros beneficios además de los medioambientales. Sólo en España, segundo productor de corcho tras Portugal, hay registradas unas 600 empresas dedicadas a la fabricación de productos con este material, que dan empleo a unas 3.000 personas. Sus responsables recuerdan que la producción del corcho, una vez cada 9 a 12 años, se obtiene por descortezamiento, sin cortar ni dañar al árbol, que puede vivir entre 170 y 200 años.

 

Si bien la producción de tapones ocupa mayoritariamente a este sector, con un 85% del volumen de negocio, industrias tan diversas como la naval, la de maquinaria, la vidriera y cerámica, la de la construcción, la química, la farmacéutica, la del calzado o la imprenta utilizan el corcho por sus propiedades aislantes, su ligereza o su flotabilidad. Incluso la NASA ha utilizado corcho en algunas misiones espaciales. Asimismo, los alcornoques son la base de diversas setas y plantas silvestres muy apreciadas, y su fruto, las bellotas, son el alimento de los cerdos ibéricos que dan lugar a los famosos jamones.

 

Por otra parte, los defensores de los tapones de corcho recuerdan que permiten la maduración del vino y que no son los causantes de que se pique. También aportan diversos estudios recientes que señalan la capacidad del corcho para mejorar el sabor del vino y para transmitir ciertas propiedades que contribuirían a reducir el riesgo cardiovascular y retrasar ciertas enfermedades degenerativas, aunque reconocen que sus efectos finales están aún por investigar. En cualquier caso, afirman que la gran mayoría de los consumidores prefiere el tapón de corcho frente al de plástico, según diversas encuestas internacionales.

 

Extracto del Blog Ingeniero Forestal

Juan Pablo González García y Sergio Cobrana Otero

 

¿Corcho o Sintético?.

La Península Ibérica es el mayor productor mundial de corcho con 274.000 toneladas sobre un total de 374.000. En algunas aldeas de la zona mediterránea muchas familias dependen de la recolección del corcho, y si se va reemplazando por el sintético, los bosques de Quercus suber desaparecerían, incrementando aun más el éxodo rural hacia las ciudades en busca de otros trabajos. La cosecha del corcho es uno de los mejores ejemplos de un sistema sostenible de agricultura de bosque, en donde la gente utiliza los recursos naturales que le rodea sin perturbar ni destruir la naturaleza y por supuesto sin dañar al árbol. Sobrevivirá mientras la demanda del corcho siga alta. A parte el corcho es una materia prima que bien gestionada podría resultar inagotable, aunque hay que tener en cuenta los riesgos de plagas como la Armillaria mellea, que podrían ser solucionados con inversiones en I+D.

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6 comentarios

  1. Bueno el articulo, explicativo, claro y conceptual.

    Cual es el porcentaje de difusión en el tema.

    Saludos felicitaciones.

  2. Si te refieres al post en el contexto de la bitácora más bien bajo: unas 2000 visitas. Por debajo de la media.

    Saludos

    Juanjo Ibáñez

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