La información que vamos a ofrecer hoy es bastante básica y basada principalmente en los contenidos de Wikipedia. Posiblemente muchos edafólogos no tengan noticia de ella, salvo por la prensa. De hecho, a mi también me sorprendió hace un par de años. Nuestro objetivo no es abundar, una vez más, en los tópicos de moda, sino entender la carga edafológica que llevan implícitas. Debe entenderse que, en este contexto, consideramos a los sedimentos oceánicos como suelo, propuesta que ya defendimos en post previos. Por un lado la nueva WRB contempla como suelos a los sedimentos lacustres que no soporten una lámina de agua de  más de 2 metros de profundidad. Seguidamente, la USDA Soil Taxonomy ha propuesto incluir los suelos oceánicos dentro de la misma, como ya os anunciamos hace aproximadamente un año en el siguiente post: “Los Sedimentos Marinos Sí Pueden Ser Considerados Suelos: Nueva Propuesta de la USDA Soil Taxonomy”. Tal hecho tuvo lugar durante la conferencia “Soil Classification 2008”, llevada a cabo en Santiago de Chile en Noviembre de 2008. Tras la exposición del conferenciante, en el turno de preguntas, le felicité a cerca de la misma, aunque exponiendo mis dudas. La principal de ellas resultó del hecho de que personalmente entendía que habían proyectado tanto los conceptos taxonómicos como los concernientes a los factores formadores del suelo “muy a la ligera” sobre los suelos o sedimentos oceánicos. Tras escuchar muy atentamente la disertación y, a falta de más noticias, entendí que tan solo se habían tenido en cuenta los cuerpos sedimentarios (o edafológicos, si finalmente tal iniciativa llega a buen puerto) muy someros, próximos al litoral e incluidos en la zona fótica. Pero ¿Qué pasaba en el resto? ¿Se incluían los materiales de los fondos oceánicos o no? Aun sigo albergando dudas, a falta de más información. En mi opinión, se trata de una aventura en la que los edafólogos deberíamos adentrarnos, sin abundar en disquisiciones bizantinas. Pero de ser así, no veía nada clara la validez idoneidad de algunos de los criterios que empleaban. Evidentemente que todo cuerpo natural, “en algún sentido” atesora sus propios factores formadores. La cuestión estriba, ¿Podemos aplicar con los que jugamos en los edafotaxa terrestre a los sumergidos a gran profundidad?. Pues bien, los denominados hidratos de metano o clatratos de metano nos ofrecen una evidencia palmaria de que no puede llevarse a cabo a la ligera una extrapolación de los criterios usados para los suelos terrestres a los sumergidos.   

 

 

 

Burbujas de metano ascendiendo de los fondos marinos, o eso dicen.

Fuente: The dragon’s Tale

 

Los Hidratos de metano, de acuerdo a Wikipedia, según sus artículos clatratos e hipótesis del fusil de clatratos vendrían a ser:

 

Se calcula que las fuentes de este compuesto pueden igualar o ser más grandes que la de todos los combustibles fósiles que se conocen en la actualidad”. El clatrato de metano, también conocido como hidrato de metano, es una forma de hielo formada a partir de agua que contiene una gran cantidad de metano dentro de su estructura cristalina. Estos se habrían formado por el arrastre de material vegetal particulado, como aporte a ríos y luego a los océanos. Se han encontrado depósitos extremadamente grandes de clatrato de metano bajo los sedimentos de los fondos oceánicos de la Tierra

 

Del mismo modo, en el Blog Biogeo se proporcionan indicios sobre su formación y como veréis, España también atesora sus buenas reservas. En otras palabras, su génesis y presencia en los sedimentos, o suelos marinos, no depende de la latitud, sino de la profundidad (presión y temperatura), a la que se encuentran los suelos oceánicos. Vemos pues la ayuda que nos proporciona Biogeo.

 

Podríamos pensar que la vida sólo puede desarrollarse en presencia de la luz del Sol. En este contexto los organismos fotoautótrofos, que utilizan el CO2 como fuente de carbono y la energía luminosa como fuente de energía, serían la base de la cadena alimentaria. Sin embargo, existen organismos que aún utilizando el CO2 como fuente de carbono, pueden obtener la energía de la oxidación de ciertas moléculas inorgánicas (son los quimioautótrofos). Es el caso, entre otros, de las metanobacterias. Gracias a estas metanobacterias podrán sobrevivir en medios sin luz organismos heterótrofos, constituyéndose alrededor de estas bacterias un mundo paralelo al que nosotros conocemos, tal vez más ampliamente extendido en otros momentos de la historia de la Tierra, pero hoy reducido a zonas muy concretas de nuestro planeta, los fondos oceánicos.

 

En los depósitos submarinos de hidratos de metano, estas metanobacterias constituyen el alimento de, entre otras, una especie de mejillones que nadie esperaba encontrar a profundidades de más de 500 metros; además alimentándose de estos mejillones podemos encontrar toda una serie de especies que constituyen una comunidad establecida al margen de la luz. El estudio de estas zonas ha puesto en evidencia un inesperado hervidero de vida.

 

Pese a que la mayoría de la información sobre los depósitos submarinos de hidratos de metano se refieren a las costas de EEUU y Japón, en nuestro país, en el Golfo de Cádiz, se han llevado a cabo investigaciones en este campo en el marco del proyecto TASYO.

 

(…) Los depósitos submarinos de gases hidratados, congelados habitualmente a las condiciones de presión y temperatura existentes a grandes profundidades oceánicas, constituyen una fuente de recursos de primer orden, pero además, el efecto del calentamiento global del planeta puede afectar a la liberación de los gases contenidos en los hidratos (…).

 

 

 

Esquema de la ascensión de las burbujas de metano.

Fuente: Underwater times.com

 

De todo ello resulta obvio que, tales estructuras inmersas en los sedimentos oceánicos, no pueden acaecer en la superficie terrestre emergida. En base a otras lecturas, puedo señalar que la presión ejerce una mayor influencia que la temperatura, si bien ambas son importantes factores formadores de tales compuestos. Dicho de otro, conforme descendemos en profundidad, la presión de la columna de agua adquiere una gran importancia sobre los procesos biogeoquímicos que puedan acaecer, y la primera aumenta considerablemente hasta llegar a los fondos abisales. En cualquier caso, los hidratos de metano comienzan formarse en los depósitos marinos ya a pocos cientos de metros bajo el nivel del mar, obviamente alejados de la zona fótica.  Resulta palmario que los procesos que acaecen en una buena parte de los suelos marinos deben ser muy distintos a los que estamos habituados a analizar los expertos en ciencias del suelo, por lo que extrapolar nuestros saberes a la hora de elaborar una proto-clasificación de toda la superficie litosférica marina (mucho mayor que la aérea, o sujeta a la columna de aire), más que aventurada resulta incoherente. Con ello no pretendo criticar una propuesta, que en ausencia de más información “puede” resultar apropiada a la hora de categorizar los cuerpos edáficos albergados en la zona fótica y/o muy escasos metros de la superficie.

 

 

Hidratos de metano en el fondo marino. Fuente: NIWA

 

La cuestión estriba que en que dentro de los considerados “Factores Formadores” del suelo: litología, fisiografía, clima, organismos, tiempo, el tercero adquiere un significado muy distinto al que estamos acostumbrados a manejar. Recordemos, que en profundidad, al margen de la descomunal importancia de la presión, falta de luz y oxígeno, así como de las gélidas temperaturas, por no hacer mención la composición salina del medio acuoso (que puede darse en superficie y/o a escasos metros bajo una lámina de agua salada, dan lugar a un ambiente en donde las reacciones y procesos que se produzcan son enormemente distintos a los que conocemos como edafólogos. Como corolario, nos encontramos frente a un “nuevo tipo de sistemas edáficos”, si consideramos como tales a estos cuerpos naturales. Se trata de un reto fantástico aunque harto difícil de abordar por parte de nuestra comunidad científica, lo cual no implica que no podamos llevarlo a cabo, con en tiempo y la instrumentación oportuna.

 

Juan José Ibáñez

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7 comentarios

  1. Juanjo, muy interesante este post.

    Recuerdo que hace tiempo te pregunté si los sedimentos de un rio o un arroyo son considerados como suelo. Por lo que comentas al principio del texto, se podría considerar como "un sedimento lacustre que no soporten una lámina de agua de más de 2 metros de profundidad" como el lecho de un rio ¿cierto?.

    Otra cosa. No se has leido la novela “EL QUINTO DÍA” de Frank Schätzing. Es un bestseller (muy gordo pero de muy rápida lectura) que va de una trama a nivel planetario relacionada con el hidrato de metano. En el dice que sobre todo por las Islas Canarias hay una gran reserva de estos compuestos.

    Un saludo

  2. Hola Germán

    Cierto, pero tendría que revisar la WRB para ver si los consideran como tal bajo aguas correntes. Creo que sí pero ahora no estoy seguro. Desde luego para mi lo son. Los sedimentos lacustres bajo menos de 2m de agua seguro.

    No no he leido el libro aunque mi hermana habló de el. Sinceramente no sé si en Canarias pero si cerca de la costa Española en el Mediterráneo. No sé si se intenta explotar pero en principio lo veo dificil. Parace que se trata de una fuente muy dispersa y eso junto a profundidades elevadas……….. Pero no soy un experto en el tema, ni mucho menos 🙂

    Un abrazo

    Juanjo

  3. Hola, me parece muy interesante el tema, se trata de una parte de nuestro planeta inmensa y con muchas incógnitas. Me gustaría saber si es posible que al producrise una desestabilización en el hidrato se pudiese producir un efecto en cadena a gran escala, con todas las repercusiones que pudiese acarrear. No se hasta que punto hay estudios sobre este tema. Tambien me parece muy interesante el papel que juegan las metanobacterias en la estabilidad de los hidratos, ¿contribuyen a su formación?, un beso.

  4. si todo esto es muy bueno pero no esta lo q yo necesito,lo que nesecito saber es que importancia tienen los alimentos formadores y cuales son

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