Nota para los más asiduos a esta bitácora: A partir de hoy hasta la última semana de noviembre (2009), estaremos de viaje, por lo que las fechas de los post (que se inscriben cuando el artículo se introduce en la Web) no corresponderán con la del día en que se editen). Se dieron confusiones anteriores y deseamos evitarlas en esta ocasión. Las próximas diez entregas ya han sido incorporadas al sistema. Saludos.

Me guste o no, la mayor parte de las revistas en las que publicamos los edafólogos, son consideradas de ciencias agrarias. La mayoría de mis colegas son de la misma opinión. Ahora bien, se cataloguen como se cataloguen, numerosos trabajos de los que allí se publican deberían pertenecer a otra área de conocimiento que cabría denominar de recursos naturales. No obstante, ni es el tema que hoy nos ocupa, ni preocupa. Hace unas semanas, Juan Gallardo Lancho (IRNASA, CSIC, Salamanca) me envió el ranking que os voy a mostrar en este post. De acuerdo al ScienceWatch, que hace uso del sistema de valoración que también utilizan casi todos los países, es decir el Thomson Reuters (lo que coloquialmente denomino ISI papers), España tiene el honor de ser segunda potencia en el ranking mundial de la investigación agraria, tras EE.UU. ¿Es pare felicitarse? Pues esta vez ¡va a ser que sí! Sin embargo, como veremos, no es oro todo lo que reluce. Más o menos viene a ratificar la perspectiva que os ofrecí en el post ¿Es España la Décima Potencia Mundial en Investigación?, hace ya más de dos años. Pero veamos de qué hablo.

Ciencias Agrarias en España. Fuente: SINC

Resulta, que cuando observamos en la tabla del Top 20, el factor de impacto de los artículos (citations per paper), caemos de los segundos hasta el puesto decimotercero, lo cual se encuentra mucho más acorde con nuestra realidad. Tal índice, nos informa de la media en que un ISI paper español es citado por otros publicados en revistas de alto prestigio internacional, es decir, incluidas en el Thomson Reuters. Si tenemos en cuenta el número de investigadores del país, así como los rácanos presupuestos que se nos ofrece para la I + D + i en España, es muy posible que el investigador de agrarias de nuestro Estado se encuentre a la cabeza de la productividad mundial en esta materia. Es decir, que publicamos más que nadie en las revistas de impacto. Y efectivamente es para felicitarse. Pero ahora debemos comentar el lado oscuro. ¡Si!, ese que tanto irrita a mis colegas cuando lo saco a colación.

La relevancia de un “paper” en la comunidad científica internacional viene marcada por el número de veces que es citado por otros investigadores en las revistas de impacto. Visto desde este punto de vista, no podemos soslayar, una vez más, que pasaríamos del segundo puesto al decimotercero. Es decir, ¡no somos tan buenos o ¡excelentes! como pudiera parecer en primera instancia. Eso sí, si comparamos estas cifras, y en especial, el factor de impacto, resulta que la investigación agraria en España atesora mayor calidad que casi todas las restantes áreas del conocimiento, a excepción de la física. Este dato, en contraposición con el anterior, es más que preocupante. Ya habrá tiempo para analizarlo con más detalle. En cualquier caso, adelantemos que el ámbito de conocimiento que hoy tratamos, recibe muchos menos fondos económicos que otros muchos que le van a la zaga (en España, se sobreentiende). ¿Qué conclusión podemos extraer? Sencillamente que no existe correlación entre inversiones y resultados. Dicho de otro modo, que los sucesivos gobiernos (ya que estos datos se repiten desde al menos un par de décadas) llevan a cabo una de la peores políticas entre las posibles. La más nefasta sería que existiera una correlación negativa, se decir que a menores subvenciones mayor calidad. De darse este último caso (por desgracia no dispongo de tales datos, si es que existen), la comunidad científica española debiera recapacitar seriamente a cerca de su indignación por el recorte presupuestario previsto para 2010, debido a la crisis.

Impelidos por nuestros sacerdotes de la ciencia, es decir biólogos moleculares, genetistas, bioquímicos, microbiólogos, etc., nuestros gestores científicos juzgan nuestros CV en función del número de papers. Sin embargo, resulta que el impacto de los artículos de estos colectivos se encuentra muy por debajo de la media mundial. La Ministra Cristina Garmendia (que pertenece a este último ramo) ha señalado que España es la primera potencia mundial en biotecnología ¿?. Confundir la calidad con la cantidad resulta ser un más que serio error de apreciación. Si un trabajo no es citado, simplemente nos indica que no “existe” para el resto de la comunidad científica, salvo excepciones. Expondremos dos ejemplos contrapuestos:

En rarísimas pero honradísimas ocasiones, un investigador se adelanta al resto de su comunidad de intereses, por lo que esta última tarda en apreciar la creatividad de su contribución. Hablamos, por lo general de verdaderos visionarios. Sin embargo, otra estrategia formidable deviene de publicar datos falsos (es decir de realizar un clamoroso fraude científico), que a la postre, tras ser descubierto (el autor debe dar un paso al frente, ya que si no corre el riesgo de que pase desapercibido) le generará fama y una buena cosecha de citas. Toda valoración acarrea corruptelas, ¿verdad?

La política de de promoción de la I + D + i Española bascula esencialmente en el número de trabajos que publican sus investigadores y en la calidad de la revista en la que lo hacen. Una vez más fomentamos la cantidad versus a la calidad. Eso si, la palabra “excelencia” no se les cae de la boca, a nuestros políticos y sacerdotes de la ciencia. Y yo me pregunto, ¿Dónde está? ¿En que se basan para aseverar tales dislates?

En mi opinión, la política de este país debería primar la genuina calidad. Un investigador puede pasar a la historia publicando tan solo unos pocos “papers”, si estos llegan a alcanzar un alto impacto entre sus colegas. Así se logra el prestigio internacional. Por el contrario, otros pueden “colar” 500 en esas mismas revistas y no pasar de ser más que unos “Don Nadie”. Pues bien, nuestros jerifaltes parecen empecinados en primar lo que he denominado “mediocridad cualificada”. Mediocridad porque somos muy “normalitos”, y cualificada ya que alcanzamos a exponer los resultados de nuestras investigaciones en tales revistas de prestigio. Primar la mediocridad sobre la calidad no me parece de recibo. Ya he comentado en otras ocasiones que Suiza, Suecia, Dinamarca, Holanda, etc. atesoran una forma mucho más efectiva de contribuir a la ciencia. Publican menos, pero sus contribuciones son consideradas mucho más valiosas por sus colegas. Analizar otra vez la tabla que exponemos abajo y comprobaréis si mi aserto es cierto o no.

El ciudadano debería ser advertido que los rankings adolecen de este tipo de “ambigüedades”. La excelencia de un sistema de I + D + i no puede estimarse por meros rankings. En función de la variable que tenga más peso puedes estar en la cumbre o en el fondo del valle. Lo que ocurre es que cada cual barre para su casa, utilizando los que más les conviene. Reiteremos aquella frase famosa (aunque no recuerdo quien la espetó): “Hay verdades, mentiras y estadísticas”. Eso sí, tampoco seamos demasiado agrios, ya que con el escaso presupuesto que se nos otorga, y, menos aun en temas tan terrenales como las ciencias agrarias, es para sentirse “moderadamente satisfechos”. Mientras tanto, los aludidos colectivos, mostrados al ciudadano como “la crem de la crem” de le ciencia Española, por prensa y políticos, y que consumen una buena parte del presupuesto, deberían explicarnos a todos de que alardean. Como dice un refrán español: «Dime de que presumes y te diré de que careces”. Y encima nos miran al resto de los investigadores como personajes de segunda categoría. Hace falta tener cara dura.

Juan José Ibáñez

Top 20 Countries in Agricultural Sciences, 1999-April 30, 2009

ScienceWatch. This month from ScienceWatch.com, we have listed our ranking in Agricultural Sciences by citations per paper—among countries that collected 10,000 or more citations during the period—to reveal weighted impact. Read more below.

Rank

Country

Papers

Citations

Citations
Per
Paper

1

USA

40,701

340,262

8.36

2

SPAIN

11,584

81,746

7.06

3

ENGLAND

7,589

74,332

9.79

4

FRANCE

8,639

70,796

8.19

5

GERMANY

10,651

64,752

6.08

6

CANADA

7,662

59,272

7.74

7

JAPAN

11,668

54,744

4.69

8

AUSTRALIA

7,353

50,376

6.85

9

ITALY

6,719

48,434

7.21

10

NETHERLANDS

4,272

42,849

10.03

11

DENMARK

2,733

26,576

9.72

12

PEOPLES R CHINA

6,350

26,256

4.13

13

INDIA

10,306

25,658

2.49

14

BELGIUM

2,822

24,413

8.65

15

BRAZIL

8,225

21,588

2.62

16

SWEDEN

2,119

20,593

9.72

17

SWITZERLAND

2,327

20,085

8.63

18

FINLAND

1,794

19,779

11.03

19

SCOTLAND

1,762

19,546

11.09

20

NEW ZEALAND

2,838

19,338

6.81

The data above were extracted from the Essential Science Indicators SM database from Thomson Reuters. This database, currently covering the period January 1999 through April 30, 2009, surveys only journal articles (original research reports and review articles) indexed by Thomson Reuters. Articles are assigned to a category based on the journals in which they were published and Thomson Reuters’s journal-to-category field definition scheme. Both articles tabulated and citation counts to those articles are for the period indicated.

Here our ranking in Agricultural Sciences is by citations per paper—among nations that collected 10,000 or more citations during the period—to reveal weighted impact. For articles with multiple authors from different nations, each nation receives full, not fractional, citation credit. Essential Science Indicators lists nations ranked in the top 50% for a field over a given period, based on total citations. In Agricultural Sciences, 98 nations are listed, meaning 196 were surveyed. 30 nations collected at least 10,000 citations during the period. The average citation rate for field of Agricultural Sciences is 6.10.

Country Profiles : 2009 : Country Rankings in Agricultural Sciences, 1999-April 30, 2009

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2 comentarios

  1. La seleccion natural (que diría Darwin), integrada en la cultura…

    Se me escapa una sonrisa.
    Saludos, caballero.

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